lunes, 20 de febrero de 2017

ANDRÉS HERMANN A. [19.951]


HERMANN A.

Andres Hermann A. (Quito, Ecuador  1983) Poeta, ensayista y catedrático universitario. Realizo sus estudios en comunicación social, posee algunos postgrados en el campo de la educación y nuevas tecnologías. Tiene formación de doctorado en educación y gestión del cocimiento, estudiaos realizados en Ecuador, Argentina y España.

Ha sido profesor en algunas universidades del país y extranjeras, y escrito varios artículos académicos. Es articulista y parte de la revista SOPHIA de Abya – Ayala.

Actualmente es catedrático en la Universidad Nacional de Educación y profesor invitado en los post grados de la Universidad Andina Simón Bolívar. “De la levedad” es su primer libro.




De la levedad, en los tiempos de Andrés Hermann

Recorro los versos de Andrés Hermann, avenida de grafías transmutando del fuego poético al crisol existencial que la humanidad ha buscado desde el principio de su memoria. Su Ópera Prima parte de la levedad en la deconstrucción del amor, el erotismo y los demonios internos, en la no entendida tarea de ponerle nuevos nombres a las cosas. Quizá hay mucho más en la poesía, en su capacidad de signar, de dar calor, de dejarnos temblando e indefensos en los dos ritos fundamentales de su existencia: Crear, que es dejar una impronta del mismo dolor que todos sienten, vencer la levedad que cuestiona a todo autor que la busque con honestidad; y, el ceremonial maravilloso, leerla, adivinar el desgarramiento o la felicidad que la hicieron susurro sobre el tiempo y la tierra.

Hermann inicia el texto con un título escondido en las dialécticas filosóficas de los ancestros de Occidente. ‘Anamnesis’ plantea la hipótesis de que es irrenunciable volver al pasado para enfrentar y sobrevivir a un presente-futuro donde lo efímero se vuelve tan común que asusta. El poeta lo sabe y en su primer ensayo público se resiste, marca las pistas de un ser que está dispuesto a sobrevivir en el oficio de escribir.

A partir de la primera declaratoria, las palabras son arrastradas con ternura, en unos casos, y con violencia, en otros, a la furia del amor, al manto doloroso de la carne próxima lloviendo dentro y fuera del ser, cruces donde cada caricia tiene su propio calvario, como las que se siembran en una mujer muerta que se la disputa al barquero del tártaro, Caronte. Siento la muerte como una tormenta, en la que también ha naufragado en su breve existencia, quien hoy pretende ungirse como poeta. Es necesario decir que en ninguna manifestación creativa de la humanidad ha sido posible trascender sin el dolor y la muerte como mazo y cincel del alma humana, en medio de ellas el eros como bálsamo o como horca, porque a veces flotamos en el cuerpo del ser amado o veces morimos en él.

La lectura me va llevando a un destino que si bien no siempre logra el equilibrio en el pulimento de la obra, da claras señas de un obrero que si persiste en sus esfuerzos será capaz de levantar catedrales, tal vez como aquellas de la edad media que perviven con un espectro de misterio, contando historias que no siempre llegan al mismo final. Andrés, hoy oficiamos en la iniciación de tu ser poeta. Lo hacemos en la seguridad de que en ti hay la metáfora que hace del hombre poeta y del poeta esperanza.

Gabriel Cisneros Abedrabbo




Es en la nostalgia

Es en la nostalgia
que pude hallarte.

Que logré ser feliz.

Que supe asilarme en tu mirada.

Que sintiéndome muerto
regresé por ti.

Que comprendí tu ausencia.

Que descubrí que amaba mi soledad.

Que hallé la trascendencia.
que sin buscarte te encontré.



He contado a las estrellas de nuestro querer

Me duele la vida
necesito embriagarme en ti
recorrer con mi lengua tu cuerpo.

Invoco a mi dolor
tu silencio me rompe
fragmenta mi corazón.



Detengo el tiempo y acaricio la soledad

Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir pero soy duro con él
le digo quédate ahí, no voy a permitir
que nadie te vea.
Charles Bukowski


Por un momento me detengo en el tiempo:
miro a mi alrededor
la gente apresura el paso,
no se detiene.

Sumido en la rutina
me pregunto:
¿A dónde irán aquellas personas?
¿A sus hogares?
¿A los burdeles?
o ¿al encuentro con sus amantes?

Me siento más solo
abrazo el vacío
acaricio la soledad.

Siento el deseo
de asilar la agonía del tiempo.



Sentidos

Llegaste
entre incertidumbres,
para trastocar el significado
que tenía mi existencia.

Llegaste para cambiar el sentido
de mis utopías y mis luchas.



Entre lo corpóreo y lo espiritual

¿Dónde el sentido?
¿Dónde reside el límite
entre lo corpóreo y lo espiritual?
¿Amor o levedad?



Anamnesis

Sumido en la nostalgia,
preso de mis miedos
ahogado en la angustia.

Impotente de
no poder redimir
el daño causado.

quiero que sepas
que son tuyos mis besos.



La dame qui vient de mes rêves

Tú que como cuchillada
entraste a mi triste corazón.
Charles Baudelaire

La que un día fue mía
acaba de partir a su encuentro con Caronte.

Rezo una letanía
para que ilumine el tránsito de su alma.

Despojo sus prendas
para profanar su libido inerte.

En un acto resucital
se aferra a mi sexo intenso,
siento el sopor de su cuerpo
que moja mi deseo.

Vigoroso entro en su pubis
mordisqueo sus frágiles senos,
bebo la sangre que emerge de sus poros.

Me despierto agitado
Afuera la lluvia cobija
aquel manto oscuro que es la noche.




De la levedad

Tu cuerpo pecaminoso se proyecta
ante el cristal de mis ojos.

Irrumpes mi lapso etéreo
tus manos se internan en cada uno de mis poros.

Tu respiración
se confunde con mi aliento agitado.

Nuestros cuerpos
conciben una sola unidad
la lluvia cae y armoniza,
el deseo se evapora entre lo efímero
y lo complaciente.

El goce de tu libido
ha dejado de ser solamente placentero.

Busco asilo en tu mirada.



Sólo queda el aroma a tu recuerdo

A papá

Viña ciudad de mar
olor a marisco añejo,
arena la nieve que cubre la cordillera.

Costa apoteósica
la brisa había acariciado tu rostro
la tibia espuma del mar humedeció tus pies.

Exilio, desarraigo, nostalgia
la tiranía arrancó tu tierra
obligó a internarte en la sierra

La voz de la quinta región se apagó
el mar y las montañas,
testigos del ser humano,
a la estrella solitaria amó.




Luciana

Las estrellas no temen
parecer luciérnagas.
Rabindranath Tagore

Hace tiempo que no logro hallar camino,
La noche me acoge, elevo una oración
que retribuya el milagro.

Luciana
primera luz de la mañana
las estrellas no temen parecer luciérnagas.






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