miércoles, 8 de octubre de 2014

LISANDRO CARDOZO [13.598] Poeta de Paraguay




LISANDRO CARDOZO 

Nació en Asunción, Paraguay el 26 de junio de 1954.

De profesión arquitecto, estudió en la Universidad Nacional de Asunción (1980-1985), con presentación de Tesis.

Ejerce el periodismo desde muy joven, (La Tribuna, Ultima Hora, La Tarde) y actualmente escribe en la Sección Artes y Espectáculos del Diario ABC Color de Asunción. Desde 1990 a 1992, dirigió el Suplemento Cultural del Diario ABC Color.

Forma parte de la primera promoción de Calculistas de Producción (1976 - 1977)

Estudió Ciencias Económicas en la UNA, hasta el 3er. curso (1977-1980)

Formó parte del Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero, desde 1977 hasta 1989, publicando tres libros colectivos a lo largo de esos años. Tiene publicado un libro de poesía ‘‘Poemas de fin de siglo’’, en 1992, un libro de cuentos ‘‘Noche de pesca y otros cuentos’’, e inédita la novela ‘‘Ninfa, Ninfa; olviden ese caso’’. También escribió el ‘‘Diccionario de las Artes Visuales del Paraguay’’.

Ha estudiado dibujo, realizó cursos de pintura y grabado en metal, además de xilografía. Participó en varios seminarios y talleres de actualización de técnicas, en pintura, impresión, grabado en metal y grabado alternativo, con Joao Rossi.

Estudió fotografía y laboratorio, para blanco y negro y color con Pedro Caballero en 4 x 5 Estudio, y Jorge Vidard.

Estudió Diseño Gráfico en Institutos nacionales, y seminarios de actualización en programas como Corel Draw, Photoshop, Free Hand, Page Maker, Flash, Dreamweaver y Power Point, etc. Todo para soportes Macintosh y Windows.

Como Publicista, realizó carteles camineros, diseños de logotipo, campañas publicitarias para Philips del Paraguay, Luminotecnia, y para varias firmas en ediciones de la Expo, etc.

COMO DOCENTE

Actualmente ejerce la docencia en varias instituciones de arte, como el Instituto Superior de Bellas Artes, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura. En el Instituto Superior de Arte, dependiente de la Facultad de Arquitectura de la UNA.

LAS CATEDRAS

En el Instituto Superior de Bellas artes,(Próceres de Mayo e/ R. de Francia y Ana Díaz), en el primer nivel de la carrera de licenciatura de Diseño Gráfico, tiene a su cargo las materias ‘‘Introducción al lenguaje de las Artes’’, Teoría y Medios de la Comunicación, la materia práctica de Informática. Comunicación y Diseño, del segundo curso y Campo Gráfico y Técnicas de Impresió.
- Es también encargado del cursillo de admisión en Informática.
- Cátedra de Fotodiseño en la UPAP, (Universidad Politécnica y Artística del Paraguay).
- Dio clases de Fotografía Analógica y Digital en la Galería MultiArte y en Digimage - Central de Medios, también en la Universidad Autónoma del Paraguay UAA, en el 2004.

COMO DISEÑADOR

Por su profesión de Arquitecto, ha desarrollado varios proyectos de vivienda, de un nivel, hasta un edificio de seis pisos. Además a colaborado en proyectos de zonificación urbana con algunos estudios de arquitectura.
Ha diseñado tapas de libros para la Editorial El Lector, la Editora Cabichuí, Servilibro, y otros. También ha diseñado afiches, tapas de CDs, revistas técnicas de arquitectura y otros.
Realiza trabajos de fotografía publicitaria, de productos y catálogos varios.

DISTINCIONES: COMO ARTISTA PLASTICO Y EN LITERATURA

- Selección de obras en la III Bienal de Arte Martel 1994 (Dos grabados, un dibujo y una pintura al óleo).
- Mención de Honor. Concurso del Museo Nacional de Bellas Artes (1995).
- Premio al Mejor Grabador. Feria Bosque de los Artistas (1995).
- El literatura, ha merecido varios premios en concursos de poesía, cuento, y teatro breve.
- Ganador como Mejor Letra, del Festival Universitario de la Canción. 1982.
- Su fotografía se expuso en Israel, Sudáfrica y España, formando parte de catálogos de artistas jóvenes de Paraguay.
Datos: 2007. Fuente: http://lisandrocarodozo.blogspot.com (Registro : Julio 2011)





POEMAS DE FIN DE SIGLO
Poemario de LISANDRO CARDOZO




PRÓLOGO

            El siglo XX no se resistió a las transformaciones. Revoluciones, confrontaciones bélicas, evolución social-económica-tecnológica, crisis y notables cambios explican en cierta forma la vivencia histórica de la humanidad. De ese caudal abundante la poesía nutre su propio contexto enriquecedor.

            Prácticamente a finales del Siglo XX aparecen los poemas de Lisandro Cardozo, con fragor mordaz de dilatada visión hacia la escalofriante concepción del hombre de hoy que camina hacia el peligro de su propia destrucción. Lisandro no expone una manifestación política ni mucho menos una escuela filosófica inspiradora. Desarrolla sin embargo, tentativas proféticas, alucinantes, testimoniales. Define en cierta forma un estado mental, y más allá de convencionalismos innecesarios postula con honda receptividad la problemática de nuestro tiempo. Sus poemas son de poros abiertos, brumosos, descarnados, respiran frustración, denuncia, búsquedas y canto de un hombre solo.

            POEMAS DE FIN DE SIGLO, presenta un atormentado enfoque en diversas vertientes. En ellos la civilización devoradora y productora de guerras se hallan en un observatorio de férrea obsesión. Algunos poemas del libro alcanzan la formulación de Jack Kerouac "Pobres los que creen en la bomba atómica y que es preciso odiar al padre o a la madre".

            En líneas generales Lisandro expone interrogantes y respuestas letales. Sin abusar de referencias personales tiene tono de intensión requisitoria. Se trata de una lírica trashumante y coloquial. De temática pesimista; la ironía, la incertidumbre, abren pasos desde el exilio interno, después del "ayuno de palabras" que el poeta expresa textualmente: "es grande la necesidad de canto que siento en el pecho". No hay sol, sino sombras y honduras.

            El libro es un tránsito de soledad que se proyecta hacia lo apocalíptico en inserción óptica sin alternancias. Es el latir del hombre en su dimensión ancestral, paradigmática, construyendo ansias y recreando una retrospectiva histórica donde arden Babilonia y Nagasaki.

            Hay retratos de vidas en Poemas de fin de siglo. San Juan con su Apocalipsis cobra espacio reflexivo tras la contemplación de la hambruna, la corrupción, las luchas armadas y las grandes diferencias sociales en un mundo cada vez más nervioso, violento y de ecología averiada. El autor es el reflejo de los años 80 de nuestro país, pertenece a esa promoción de poetas que divorciados de sus antecesores levantaron banderas de rebeldía y experiencia urbana. Del pedernal colectivo salta la fragua del poeta que nos lleva a esta realidad: "Nuestros cantaros ya no guardan la frescura del agua, / ni la miel que juntamos antes del invierno /. Nuestra piel está envenenada de tanta piedra, / tanta falsa mirada que se escurre como el aceite de tapir".

            Victorio V. Suárez
            18-X-92







            POEMAS DE FIN DE SIGLO
            (1984 - 1985)



            (...el que estaba sentado sobre la nube metió
            la hoz en la tierra, y la tierra
            fue segada. Ap. XIV -16.)



            REFLEXIÓN

Un respiro confortante
con las manos quietas
sobre el muslo
en gesto grave de sabio,
o el consuelo enfebrecido
como enormes alas
desplegadas,
como la ira nervante
que proviene de un mar callado.

Así, tras este preámbulo
cabalgaremos por sobre
los árboles
en procura de cimas tantas
veces negadas.

Nuestra sabiduría se aproximará
a la del colérico Dios
y una vez más sentiremos
la llameante espada,
el áspero barro del diluvio.

El espeso vino agrio
quemándonos la garganta
será apenas una letanía
que se expande.

Cuando cada uno de los
hombres
y todas las razas
descubran el camino;
la esencia primera,
verán el peligro cerrándose
sobre sus hombros,
latiéndoles en la sangre
como viento tormentoso.




            MIRADAS AL CIELO

Antes,
recuerdo,
que el cielo era limpio,
las aves lo poblaban,
y estuve contento.

Luego,
el hombre,
intentó el vuelo
con cierto éxito,
y comenzaron mis preocupaciones.

Ahora,
él,
en su afán de cielo
y sus implicancias,
lo despobló de toda especie
de alas naturales.

En cambio desplegó ojos y zarpas
de silenciosas presencias;
que a su vista,
siento un ligero escozor en la espalda.






            TODAS LAS FIERAS

Todas las fieras
serán liberadas a un tiempo,
y en loca carrera
abrazarán a los hombres
con sus cálidas fauces.

Todos los hombres
buscarán abrigo
y guarecerse a un tiempo,
mas no habrá puerta
suficientemente grande
por donde pasar
en loca carrera.





            CANTO EN MEDIO DE CENIZAS

Una mariposa transparente
se reflejó en la pared
cuando el sol dejaba el mundo.

La roja escarapela, intacta,
manchó el arrugado boleto
de tren a las 5:30.

La vieja acera retuvo ecos,
lágrimas y baba de borracho
de sábado de gloria;
día que se repitió
casi dos milenios.

Los llantenes flotaron
nerviosamente en el crepúsculo,
mientras extendimos las manos
para alcanzar el brocal
de filosa piedra.

Sumergimos la cabeza
en el lago de inmoralidades,
pisoteamos las inmediaciones terrenales,
alabamos las imágenes
que de las guerras tenemos.

Y nada sabemos,
sino de asuntos vanos;
agotamos recursos de toda laya,
y no encontramos el momento venerado
ni el camino limpio de zarzas
ni la misión aliviada del hombre.

Sino su rostro contrahecho
de calamidades
y sus manos quemadas
de hurgar en las cenizas.




            HOLOCAUSTO

Imagino un gran espiral
hacia las luces del universo.

Mi mano en la roca desnuda
quemándome las venas,
y dispongo pacientemente
la mesa de sacrificio
lustrosa de musgos.

Hurgo en los recuerdos
de borrosas imágenes
de donde traer almas,
y preguntarles,
y demostrarme
cuán ignorante soy
en las gestiones de apaciguar iras.

Busco la ruta cierta,
el punto justo de las invocaciones;
aprender la melodía secreta,
y satisfacer las emanaciones perpetuas,
que como naipes desplegadas
apuntan al horizonte,
al grave y profundo pozo
que mis ojos no ven,
que me niego tocar
y que está en mí mismo.



            FIN DE LA SOLEDAD

             I

Puerta del laberinto


Puedo dibujar intrincadas sendas
en la pared de roca viva,
detener el aroma que viene del norte,
sortear innumerables objetivos naturales
y marcar otras que signifiquen
almas vacías.

Puedo doblar el frío acero
en aristas y vértices tan resistentes,
como los naipes del vaticinio
que arrojo al fuego.

Puedo forzar los goznes tres veces,
los mismos, siete veces siete,
y cuando cansados los brazos,
la puerta cederá a mi pulgar
dándome paso a un paisaje
de mentiras calculadas,
a las conocidas vías que recorrí
tantas veces,
y miles de veces traté de olvidar.


            II

Conflagraciones

Cada hombre busca la manera
más perfecta de socavar al hombre.

No sufrir con las consecuencias,
ni empaparse las manos de sangre.

Recurre a la infinita
potencia del universo,
renuncia a las insignificancias
y en arrebato de locura,
haciendo alarde de grandeza;
como un águila lanza al cordero en ofrenda
y cae a un acantilado y se pierde.

Después vendrán otros hombres,
y formarán ejércitos;
los últimos de los que tendremos noticias.

Y la historia tendrá un largo paréntesis:
obligado silencio de escombros.

Vendrán después otras formas,
otras mentes a retomar las ideas,
las muchas teorías inconclusas;
la de los orígenes,
de las destrucciones,
que serán pretextos,
casi inmediatamente,
para otras conflagraciones.




            POEMA DE FIN DE SIGLO

Cuando llegue el momento
de recoger la savia,
el rocío cotidiano,
la señal será clara.

Cuando el camino
se abra entre lomadas
con su canto verde
de hojas inquietas,
los signos serán reconocibles.

Así serán vistos
y distinguibles los colmillos,
las garras dispuestas
a zaherir nuestra carne.

La afilada espada
describirá círculos perfectos
en el sendero que recorremos,
y seremos tentados varias veces
antes de la aurora.

Seremos llamados
a claudicar al azar,
a dejar de lado los pretextos,
las redenciones.

En contrapunto
y fuera de toda costumbre,
las reclamaciones de justo
reparo al odio,
el sermón de domingo,
será la avenida que no se bifurca.

Vanas tantearán nuestra carne,
la fruta descolgada
o la amapola calcinada.

Tan solo el sol en su dominio
mantendrá la serenidad de siglos,
(Su cielo, quizás, disminuido)
ante la desordenada marcha
de la tierra a los confines.




            BOLETÍN DE NOTICIAS

Lánguidas notas
vendrán de algún rincón,
arrastrándose entre los libros regados
en el piso; abiertos, hojas sueltas.

La música traerá recuerdos de avenidas,
mesitas ordenadas de cafetín,
o quizás, las manos blancas
y frías del invierno.

Caminaré mentalmente
esas callecitas grabadas
en mi nostalgia de melodías,
alfombras gastadas de umbral
y agrias de tiempo.

El viejo colectivo me esperará en la esquina
que no doblaré nunca; esa cuadra de vidrieras
ciernas, sonrisas quietas,
y crespones polvorientos.

La música seguirá un rato más
desgranando inquietos segundos,
sinuosos matices, como timón de barco a la deriva.

En la lejana estación una mano nerviosa
retirará el disco,
lo reemplazará una voz,
que entre muchas cosas dirá...
..este fue, definitivamente, el último
boletín de noticias,
y los últimos fragmentos
de la Obertura 1812...



            RETRATO DE DOS HOMBRES SONRIENTES

Un hombre sonriente
mira de soslayo;
el otro está
en idéntica actitud.

Por fin, juntos,
se dan la mano
fraternalmente.

Si no fuera por las dos banderas
al fondo del grabado,
se diría
que son amigos.

Presumo que luego
levantaron sus copas
de dulce y agradable licor
y brindaron por una paz duradera.

Ese gesto,
esa imagen,
es tan inquietante,
tanto,
como estar al borde
del abismo más profundo.




            HUÉRFANO

Como una sombra,
tiritando en la misteriosa
soledad,
acurrucado en la clara visión
que se expande como abatido leño,
estaba él, mirando, extranjero
en estas tierras,
de estos fuegos solanos.

Así, como el lienzo, hijo de llanto
y rodante cristal; su raudo pecho
fue muro conteniendo sales,
flor nocturna en suelo estrecho
y filoso río.

Llegó arrojando
canto de piedra en la fina arena que baja;
oscuro aceite que se escurre fue su voz
en la pavorosa llama
que lo consume y lo ata,
que lo ciega y nos ciega;
artero paisaje que recorremos,
con sus manos que se aferran
a nuestra piel,
y esa mente culpada por los comienzos
del zarzal,
mente que no olvida,
y rememora fuegos.




            ÚLTIMA LLUVIA

Así como en muchos círculos,
como en vastedades increíbles
buscamos un principio
a todas las cosas.

Desde Heráclito
las mismas preocupaciones
no han cesado todavía.

Ahora como un reloj de arena,
giramos sobre un eje invisible
y nos ubicamos mirando arriba;
socorridos por una ciencia,
a nuestro perfecto alcance,
buscando el omega,
que signifique, por demás,
o mucho antes
el fin del enigma.

La alternativa ineludible,
indescifrable,
un silencio atroz
o un recuerdo vacío en la arena.




            DESCUBRIMIENTOS

Los cartógrafos facilitaron
nuestra tarea al seccionar
al mundo en meridianos y paralelos.
(Un ornitólogo identificó y clasificó
varias especies en el Amazona)

Los grados y segundos
son calculables
en infinitos decimales,
y por ello no fracasaron
las expediciones.
Ahora,
mientras miro el mapa,
las líneas que van de norte a sur,
de oriente a occidente;
puedo imaginar
un paisaje, un río
que se extiende largamente
entre rocas y pinos altos,
y confluye,
ahí donde las líneas se intersectan,
donde será, tal vez,
el comienzo de algo
que no veremos.




            CAMINO DEL INFIERNO

Sábado
y rugiente, se abre una puerta
y un profundo silencio se desliza
en las rocas.

La humedad recorre gritos viejos
y la amapola dorada
es un canto de duras flores.

Una fuente al final
del corredor bajo
es la acechante sombra,
que cabalga edades indefinibles.

Ahora.
Un paso,
-Duro camino, casi impracticable-,
un segundo instante de soledad,
de cruel lección que no asimilo,
mientras ando vanamente.

¡Aúllo ahora!,
espanto moscardones
y traduzco el miedo en violentos sobresaltos.
¡Oh, sinceridad sin escrúpulos!

Senda vieja conocida, palpada,
azotada a mano abierta
como en rostro enfermizo de prostituta
en una esquina silente.

Y sostengo de sus extremos dos nudos:
Un mundo,
escamoso y rodante,
carne leprosa.

Un infierno,
hermoso,
y llameante juego final,
de consolaciones impensadas.





            HIROSHIMA

Hubo un amanecer,
solo uno,
que tuvo sabor amargo,
hiel quemante,
sin reparos.

Mañana en que vibrantes,
los cuatro jinetes
no dejaron resquicios
al viento calmo.

Fue una flor violenta que surgió
con la celeridad
del pensamiento sorprendido.

Y fue el motivo rugiente
en gargantas,
piel quemada
y corazones detenidos.

Fue extrañamente silencioso,
como se callan las vergüenzas,
las cuestiones aborrecibles.

Y fue difícil reemplazar aquella flor
por una rosa en esos páramos.

-Lastimosa oquedad desde ese día-.
¡Hiroshima, Hiroshima!





            HIROSHIMA 2º

Fue la voz en los aires.
La confluencia de interminables horas
de meditaciones y vigilias,
de aquellos que vieron en ese acto
el final de la guerra,
la lección de fuerza
en la intimidad del átomo.

Hiroshima en la mañana
fue un incontrolable mal,
desgarrarte viento.

Fue la huida vana,
la angustiante mirada
y el apretujamiento de cuerpos calcinados.

Fue un diluvio de fuego
que duró segundos
infinitamente multiplicados en el tiempo,
y que serán siglos de vergüenza,
de espantosas pesadillas.





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