viernes, 30 de diciembre de 2016

MIGUEL TORRES PEREIRA [19.808]


Miguel Torres Pereira

Nacido en 1960 en Arjona (Bolívar - Colombia). Licenciado en Ciencias de la Educación, especialidad Biología y Química de la Universidad del Atlántico. Ganador del concurso de poesía Casa Silva en Cartagena, 1993. Premio de poesía Jorge Luis Borges
(Universidad del Magdalena, 1995). Premio de poesía del Caribe Colombiano (Universidad del Magdalena, 1998). Primera mención Concurso Nacional de poesía Gustavo Ibarra Merlano, 2005.

Autor de los poemarios De luna y piel en otro Ámbito. Secretaria de Educación Distrital Cartagena (1996). Estación del Instante. Colección los conjurados. Común Presencia Editores. Bogotá (2007).  Cofundador del taller literario Encuentro con la Palabra. Antologado en la Antología de poesía colombiana Nuevas Voces de Fin de Siglo de Gustavo Revelo,1999. Antologado en la Antología de la Poesía Colombiana de Iván Beltrán Castillo. Fundación editorial el perro y la rana. Caracas Venezuela (2008). Antologado en la Antología de Poesía Colombiana “Cincuenta poetas Colombianos y una antología” ediciones caza de libros Ibagué Colombia 2010.


CANÍCULAS

Seducidos los girasoles
repiten en la anchura del patio
la órbita del ojo del cielo
y multiplican intemperies en los míos

A retazos la canícula se prolonga
y llena de proclamas legítimas
el tiempo clamoroso

La vida transita en el jardín.



EN EL FILO DEL ENIGMA

Se me antoja cantar el abandono
en la víspera del miedo
en el insoportable filo del enigma
Anunciar la primicia de un dolor legítimo
en la orilla furiosa del invierno
                                y  su relámpago terrible
cuando clama un pedazo de noche
para su naufragio en el espejo
Descubrir el abrazo de infinito
en el último grito de mi sangre
su presagio en los límites
                                  clandestinos del exilio
Deshojar la perplejidad que canta
                                  el asombro de encontrarme negado
en la soledad esférica de la muerte
                                  en la impunidad brutal del olvido.




NOTICIAS DE HUMO INAUGURAL

Leo en tu señal altanera
empinada para alcanzar el cielo
que eres grito sagrado
en el rastro que delata
el oficio purificador del fuego

Te festejo en cada nube que anticipas
en la lluvia que le engendras
en el rumbo de la brizna que revela
el milagro de los años cantados del árbol
que hoy crepitan en su danza
el destino inaplazable de ser leño

Humo inaugural de presencias ajenas
incienso en otros fuegos
que cocieron en el inicio del tiempo
un barro intimo de tinajas rebosadas
te muestras leve
en tus anuncios legítimos
en la primicia de aquellas piedras
que fueron templo y milagro
donde papá encendió el fuego de la casa
para inaugurar su día

Eres sustancia y espíritu
cuéntame de Heráclito
y su cosmos cambiante
entre ignición y enfriamiento
de su aforismo estático
en el devenir de todo lo que fluye

Muéstrame las cavernas y su incendio milenario
las erupciones y el rayo
que confiesan tu presencia fragorosa
cuéntame de prometeo y la antorcha
que encendió en la esfera del sol
del tabaco del abuelo y sus dos leguas de camino

Dame noticias de lo absoluto de tu esencia
para entender la languidez de esta llama
que vacila entre mis manos
la noche y estos versos.



PRIMICIA DE LA SOMBRA

Somos luz presentida
en la orilla del milagro
el rastro del miedo
en la primicia de la sombra
Un llanto legítimo
que apaga esta cuota de cenizas
en el esplendor del instante



LEVEDAD EN EL ASOMBRO

Somos levedad en el asombro
de una hoja desprendida
en la canción del silencio
Inicio del misterio
origen posible
de la irremediable caída




EXTRANJEROS DE LA LUZ

Somos revelación en la borrasca
extranjeros de la luz
en el fragor del relámpago
Invierno que reitera
el destino de ser hombres de río
en el exilio del diluvio
La vocación de sed
Nuestro desierto



EN MEDIO DE LA TARDE

Un largo, un oscuro salón
Tal vez la infancia
AURELIO ARTURO


En el celaje del relámpago 
hallé el camino de la infancia
un corredor apacible
un patio súbito de encantos
el escondite secreto de esos días
cantados en la algarabía de la tarde

Infancia sagrada ungida con hierbas y asombros
festejada en el filo de la luz
con una ronda de pocas voces

Sólo éramos tres 
anudando miedos en el reclamo del trueno
en la desolación de los espejos
en los baúles y su abandono
Sólo éramos tres en medio de la tarde
en el corazón de la noche




PARA OTROS VIENTOS

¿Qué haré?
Cuando la mañana ocurra lenta cuajada de palomas detenidas
cuando la brisa no sea más que un presagio aturdido
en el celofán de una libélula
y las mariposas y su danza 
sólo sean una ilusión solariega
cuando en el alar de la casa se detengan las sombras
y el tiempo se ahorque en el eco del silencio
cuando mi madre decida recoger el viento en sus faldas
y sus pasos sean niebla
en la orilla blanca de los heliotropos
cuando la lluvia no bañe mis predios
y naufrague la luna en el aljibe de siempre
cuando alejes tu vuelo de mi cielo 
y le prestes alas a otros vientos
entonces ¿qué haré?



LO QUE OFREZCO AL FINAL DE ESTA NOCHE

Señor
Me daría igual un trino
el canto del gallo 
el grito empedrado de una carreta
para romper el hilo de esta noche
que tiene sabor a miedo y a orígenes
permíteme encontrar un puñado de cenizas
que me revelen para que esta errancia
de orillas inciertas
sin rincones probables para soñar 
sin estaciones para la risa y la cosecha 
sin rutas para que la soledad cabalgue
y arrase a este ejército ciego de ángeles que somos

Señor
en la terquedad de mi rastro     
te ofrezco lo que hallé al final de esta noche
un manojo de olores moribundos 
un desvelo alucinado por la lluvia
que hiere su cuenco infinito 
y esta espera larga y confesada
al ángel que ha de colocar en mis manos 
un poco de aquella ceniza 
que siéndome conocida
insiste en negarme



ATRAPANDO UN POCO DE LUZ

Bastó la orilla vacilante de las seis de la tarde
para entender que aún quedaba luz 
entre mis manos
Bastó el corredor apretado de penumbras
para saber que mi madre me pediría prestada 
la luz que atrapé para encender su lámpara
y convocar una legión de sombras 
la sombra del tinajero y su milagro cóncavo
destilando secretos lentos en el rincón
la silueta sepia de los abuelos y sus miradas vacías
la mística sombra de la repisa
y la mecedora como una sombra 
de recuerdos trenzados  
Ahora comprendo por qué la ventana 
permanece cerrada 
Mamá cree que la noche apagará su lámpara
teme que la poca luz que aún queda en mis manos 
la gasten las luciérnagas para pintar su abdomen
y la noche nos devore.  



PAISAJE DE MAR 

Antes que el tiempo se acuñara en días
El mar, el siempre mar, ya estaba y era
                                                      Jorge Luis Borges

El milagro de este asombro 
festeja signos y presencias 
Yo descubro 
en tu vientre el temblor de un yodo antiguo
un beso reiterado que esculpe la roca
en una orilla sin tiempo

Un canto de algas
traduce el reclamo de tus abismos   
armoniza el misterio de tus voces
Un silencio de anémonas ofrece tu sangre
las noticias del primer diluvio

En el galope de cada noche
te reinventas una luna que canta 
a las primicias de tu sal en el rito ciego 
de espumas confesadas 
Los alcatraces danzan 
como fantasmas ajenos del viento
sin más espacio que tú mismo

La oquedad de un caracol
te prolonga y te confirma



CUANDO UNA CONSTELACIÓN 
DE LUCIÉRNAGAS

El día nace en ti con decisión reverdecida
con tórtolas y bromelias
los matarratones florecen veranos
para cantar la canción de tu sombrero
Tu día se vuelve un potro de caminos infinitos
que anticipan tus huellas 
Te he visto envejecer bajo canículas
que abrasan tu regreso
te he visto morir arrepentido de no morir del todo
porque cada trazo de luna que te baña 
es la advertencia de otro sol que se erguirá en tu 
                                                                   /frente
hasta el día en que tus pájaros y asombros
y tus girasoles y su intemperie
se abrevien en la última noche de tus ojos
Entonces la luna será un parto blanco
Una constelación como turpiales de luz
viajará con tu canción a un sitio impreciso 
en la anchura del silencio.

(A Julio Torres, mi padre)



DE LOS ÁNGELES QUE SUEÑO

Hoy encontré la razón que asistió mi osadía 
cuando en una noche de paso lento
cacé ángeles en el patio
bajaron a morder el silencio
en las almendras maduras
y a cambiar el incienso del cielo
por el aroma de mis albahacas desveladas
los contemplé y descubrí
que eran de cristal y de niebla  
y sus alas de luna.

¡Nunca debí atraparlos!
Sólo ellos podían revelar el misterio
que gravita en mis noches.
¿Por qué este origen de mis sueños?
¿Para qué le invento alas al viento?
–Tus sueños nacen porque toman prestada
la porción etérea de tu carne.
–Le inventas alas al viento
para que sean lazarillos de tus cenizas

Fueron sus únicas respuestas
emprendieron el vuelo
En el patio aún reposan
sus huellas desplumadas



RECUERDOS CAMINADOS

En la advertencia de este sábado
repito cada huella
cada paso andado

Llueve…
la humedad enmohece el pan recién horneado
Un aroma de hierbas frescas
trae tu imagen grandiosa
y bebo en el último sorbo de lluvia
ese trazo de luna
que tejió la aurora en tu trenza

Dueña y señora de un ritual cada mañana
frente al humo erguido de la hornilla
renovándote con el aroma de una taza de café

Frente a ti
como en todos sus días 
mi padre
delineando en el alar un día más
un día como los otros
con penumbra de sombrero en la frente
y un camino estrecho de sol y de polvo
un día como los otros
con hojas secas en el patio
y un olor a heliotropos 
que bebe el manantial de la tinaja
donde aún resuena el eco
de tu risa
y de de mis cantos.

(A Cecilia, mí madre)







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