miércoles, 9 de septiembre de 2015

FREDDY ALAN GONZÁLEZ [17.018] Poeta de Colombia


Freddy Alan González

Freddy Alan Gonzáles. Pereira, Risaralda, Colombia 1987. Poeta, novelista, actor y dramaturgo. Cofundador de la revista Polifonía y del Premio Nacional de Poesía Universitaria El Quijote de Acero. Actualmente culmina sus estudios universitarios en la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha publicado poemas en la antología Tocando el viento (Corporación Cultural Luna de Locos, 2012); Poetas del Gran Caldas (Revista Santo y Seña, Musa Levis, 2013) cuentos y ensayos en las revistas Agenda Cultural, Las Artes, suplemento literario del Diario del Otún, Polifonía y Luna de Locos. Premio Nacional de Novela Ciudad Pereira 2012, con la obra Anónimos. 




I

El amor
ese hijo de la muerte
busca un cuerpo
azahar y violetas
viento para arder su gran noche

joven corazón
su voz eleva al canto
confunde ¡ah, la soledad!
Y ya no se quiere volver.

Con la vida se paga
la vida humillada por el placer
arrojada a la infancia.

¡Ah, el amor
esa sal del tormento
para deleite de la muerte!



II

Reclinada la deja adivinar
el teatro en penumbras
suspendida en una esfera de luz.
Al elevar el pecho,
contiene el aire
y la seda se desliza en los muslos.

Descubierto
el rostro pálido
y en él sus labios
(mi herida).

Un loto para el lotófago.

Cabellera de fuego en abanico.

Ahora todo ´parece dormir en su silencio,
incluso yo,
al caer el telón...



III

El recuerdo
dibuja un semblante
que transparento en lágrimas.



IV

Eres color azul
yo rojo y negro
a veces amarillo
de hambre.
Ven blanca mía
hemos de fundirnos 
en violeta.





En la orilla del río

en sus aguas que guardan la vanidad de los dioses
veo en mis ojos fijos
tus ojos fijos
y me sumerjo
tibio                      palpitante
¡ebrio de luz!
Mírame y ámame dicen
al reflejar los míos
en los que eres otra
en los tuyos
en los que soy otro
y los dos
que no somos
sino la muerte.





LA RAMERA BABILÓNICA 

Cómo se desplaza en patineta sin manos ni pies,
se vende el carro, el matarratas, la niña.
Estamos en contratación.
¡OOOOeeeeee! ¡OOOOeeeeeeeeee!
fue hallado descuartizado en un costal en la madrugada del pasado…

¡Salte, salte! La joven los mira aterrada. Pitos y sirenas. ¡Salte, salte!
¡Aquí, defendiendo la democracia, maestro!
¡Tinto, tinto, pintadito, tinto! 
Nietzsche ha muerto, atte. Dios. Magdalenas por el Cauca. 
Juventud M-19.
No siento nada mi amor.
El congresista pretendía ingresar tres toneladas de cocaína en su interior.
¡Muere, puto sudaca!
El Papa renuncia al trono de San Pedro por escándalo de pederastia y corrupción.
Mírame, le suplica, eres un mentiroso.
Encallan 100 ballenas en Sudáfrica, se culpa a las sirenas.   
¡Noooo, si eso no duele!
El oxígeno se cotiza hoy en la bolsa a 2 dólares con 50.
Aquí, una carita feliz.
Don Ebrio, el nuevo ídolo del pueblo.
Perdón Vicerreptil.
Esa es la vida, comer, cagar y dormir
pero si no hay para comer, no se puede cagar y menos dormir
hay que matar entonces para ganarse el pan.
El hombre se desplaza en patineta sin manos ni pies, ríe, habla en jerigonza.




II

Gato de patas apianadas sobre el tejado 
Afila la noche en tus pupilas
¡Estará dormida, huesos de luna!
Un eco ausente acompaña su voz,
veo el cristal que rasga la luz 
Las ventanas de la casa que retienen las gotas
¡Ha pasado ya tanto tiempo¡
La araña afina su arpa fúnebre.




III

Estridencia , risas
música que agudiza el dolor
Sí, desperdigué  mi vida
volví a ser niño 
  todo lo que había conquistado 
todo lo inmole en el altar de Eros.
La noches de dilató al igual que las pupilas
nos unimos, abandonados en el canto 
los tres, trémulos 
No quise despertar 
¡Ah   fragilidad 
inmovilidad dulce de las horas!
¿Quién me juzga?
Yo, que todo lo entregué
yo, que era fruto fermentado
de infatigables días,
fuego de labios que se consumen
y he aquí mi castigo :
estas cenizas
de tu nombre y el mío 












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