martes, 19 de agosto de 2014

VÍCTOR TORRES ARCE [12.941]



Víctor Torres Arce

Víctor Torres Arce nació en Santiago de Chile el 28 de julio de 1847 y estudió las
humanidades en el Instituto Nacional. Fue taquígrafo del Congreso nacional. En 1877 reunió en volumen sus composiciones con el título de Poesías liricas. Fue director fundador de Lo Lectura, revista literaria. Como autor teatral llevó a la escena las obras tituladas El falso honor y El sacrifido inútil.
Murió en Santiago el 18 de septiembre de 1883.




VERSOS PERDIDOS

¡Yo la amaba! .. Es verdad que aún era niño
y el alma prodigaba su cariño
como la luz el sol.
¡Qué queréis!, los amargos desengaños
vienen después: ¡en los primeros años
hay fe en el corazón!

Como un loco la amaba: mi desvelo
era por darle en este mundo un cielo
de ventura y de amor.
Afanoso buscaba algún tesoro
que poder ofrecerle, ¡porque el oro ...
humilla al corazón!

¡Así entonces creía!... Las riquezas,
las glorias de este mundo y sus grandezas
miraba con desdén:
¡yo vivía soñando y en mi sueño
todo era puro, celestial, risueño,
era todo un Edén!

Mas no es posible en este mundo odioso
de ilusiones vivir; ¡siempre es forzoso
tocar la realidad!
¡La realidad!, ¡palabra aterradora!,
¡todo un mundo de dicha se evapora
a su eco funeral!

Pero yo, aún inocente, no pensaba
sino en mis ilusiones, y la amaba ...
como a una ilusión.
y por eso los bienes mundanales
miraba con desdén .. ; todos mis males
provienen de ese error!

Queriendo darle de mi amor sincero
una prueba eficaz, tomo el tintero,
y la pluma, y papel;
pido a las musas su celeste fuego,
y a mi mente a acudir empiezan luego
los versos en tropel.

¡Escribo! . .. De mi alma el sentimiento
todo entero, vaciado en un momento
en los versos quedó.
¡Jamás mi inspiración fue más fecunda!
¡Jamás pasión volcánica y profunda
así se describió!

¡Qué feliz era yo!, ¡cómo gozaba
cuando lleno de orgullo repasaba uno y otro renglón!
¡Si este canto de amor, yo me decía,
no la llegara a conmover, tendría
de hielo el corazón!

Vuelo a su lado ..., conmovido inquieto
mudo de incertidumbre y de respeto 
los versos le entregué.
¡Ella me mira con extremo asombro,
el ceño arruga, levantando el hombro,
y desdobla el papel!

¡Jamás probé una angustia semejante!
¡No sé si aquel fue un siglo o fue un instante!
¡Cuánto sufrí, no sé!
Yo la miraba, respirando apenas,
y ella ... , estaba glacial, muda, serena ...
¡No sabía leer!






LO QUE VA DE TIEMPO A TIEMPO

Ayer no más, postrado de rodillas,
en extática y muda adoración,
loco, aturdido y trémulo
te pedía tu amor.

Tú comprendías ese amor, ¿no es cierto?,
¡y me mirabas a tus pies morir!
¡Indiferente, helada,
¿qué hacías? .. , ¡sonreir!

¡Tu sonrisa en mi alma penetraba
como la aguda punta de un puñal!
¡y tú viendo mi llanto
no aprendías a amar!

¡Y mientras yo lloraba, tú reías
y estaba tu placer en mi dolor!
¿Dónde estaba tu alma?
¿Tenías corazón?

¡Al mirarme a tus pies, humilde esclavo,
necio tal vez tu orgullo me encontró! ...
¡Mi amor era muy grande
para llamarse amor!

¡Llegar a comprenderlo no pudiste,
alma mezquina, corazón vulgar!
¡Tus ojos de la tierra
no osaste levantar!

Mas tu mano, al herirme, descorría
el velo que ofuscaba mi razón:
¡Desperté! .. , ¡cuán horrible
es perder la ilusión!

Desde entonces mi amor como una nube,
desvanecido por el aire fue;
¡necesitaba un ángel
y tú eras mujer!

¡Y hoy tú me acusas, y al llamarme ingrato
me echas en cara mi primer pasión! ...
Ahora dices que me amas;
pero .. ¡no te amo yo!

El día que trascurre ya no vuelve:
¡así tampoco volverá el amor!
¡Qué importa!, ¡ahora podemos
sonreírnos los dos!







AL MAR

¡Sólo aquí, en tu ribera abandonada,
atónito te miro! ¡De tus olas
el eterno rugido
turba mi corazón, mi alma anonada
y ensordece mi oído!
¡Qué pequeño me siento en tu presencia!
¡Bastaría una sola de tus ondas
para extinguir por siempre mi existencia!
¡Y sin embargo, gigantesco océano,
yo valgo más que tú!, ¡tengo conciencia!
Yo puedo en un instante
recorrer tus inmensas soledades,
bajar a tus abismos,
provocar tus tremendas tempestades
o detener tu eterno movimiento ..
al impulso veloz del pensamiento.
Todo el hombre lo vence y lo domina:
sereno cruza tus movibles aguas,
para al través del áspera colina,
sube al espacio, vuela suspendido
en las alas del viento.
¡Sus secretos arranca al firmamento,
todo lo puede! ,¡y sin embargo, ¡oh suerte!,
con su poder y su saber profundo
no evitará una lágrima en el mundo!

¡Una lágrima! ¡Cuántas han caído
sobre tu inquieto, formidable seno!
¡Cuántas quejas tus vientos han oído,
quejas, ¡ay!, que sin eco se perdieron
en el ronco clamor de tu rugido!

¡Si pudieras hablar!, ¡si tus murmullos, 
los hombres comprendieran,
cuanta mlseria
y cuanta desventura
tus negras olas referir pudieran!
Quizá estás mismas que jugando llegan
mis pies a humedecer, quizá arrastraron
algún ser infeliz y su existencia
implacables troncharon, o quizá, traicionaras,
lanzándose de pronto con violencia
inhumana robaron
del seno de la madre acongojada
la tierna creatura descuidada.
¡Quizá estas mismas fueron
las que, viniendo de lejanas playas,
la nave de Colón raudas trajeron; o quizá, enrojecidas
con sangre humana en hórridas batallas,
en medio del estruendo
arrastraron las víctimas caídas y aquí 
y allá las fueron esparciendo!.

¡Terrible mar!, ¿quién puede
calcular los estragos,
los crueles males que te debe el mundo?
¡Todo pasó!, ¡perdido
quedó en tu seno colosal, profundo!,
¡profundo y colosal como el olvido!
¡Y ahora ..., cuán tranquilo
con manso susurrar vas imitando
los ecos de una cántiga hechicera.
mientras vas lentamente
a la ribera
tus trémulas espumas arrastrando!

¡Qué bello estás así!, ¡cómo se riza
tu inmensa superficie al suave impulso
de la nocturna brisa!,
¡cómo bulle gozosa y se estremece
la ola cristalina
en que sus alas lánguida humedece,
hada invisible, misteriosa ondina.

¡Qué bello estás, oh mar!, ¡con tu rumores,
con tus olas, tus vientos
y tus brumas!
¡y eres, ¡ay!, un abismo de terror!
¡y engañadoras flotan
sobre un nido de monstruos tus espumas!
¡Oh mar!, ¡cuán impotente,
cuán mezquino ante ti se encuentra el hombre!
Obra inmortal de un ser omnipotente,
¿quién, al mirarte, negará su nombre?


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