miércoles, 12 de diciembre de 2012

JOSÉ TEIGUEL [8777]





José Teiguel
José Diógenes Teiguel Teiguel (Nercón, Chile, 1960) es un profesor, escritor y poeta chileno de origen huilliche vinculado al movimiento cultural Aumen de Chiloé.
Es Profesor de Castellano y Filosofía de la Universidad Austral de Chile y dentro de su obra ha incursionado en varios géneros, entre los que se encuentran la poesía, cuento y novela.
De acuerdo a la descripción que hace Iván Carrasco de la poesía etnocultural chilena, la obra poética de Teiguel se enmarcaría en el grupo de escritores «poetas chilotes»,1 cuya poesía «se ha nutrido de las preocupaciones que han tenido como objeto poético a un sur de Chile multicultural y diverso».

Obras

La heredad del pasto y el agua (1991, 2006).
Claridad de lobo (cuentos, 1995).
Casa de madera (novela, 2003-4).
Puerto Avanestra (cuentos Infantiles, 2005).
Las puntas del agua (cuentos, 2009).

Como editor

Quince poetas desde el agua-lluvia (1993).
Primeras cosechas: segunda antología poética escolar, talleres literarios Décima Región (1994), en coautoría con Nelson Navarro.





Los vecinos de los pastizales de enfrente
ya no gritan.

Los tambores de sus gargantas
que anunciaban las lluvias,
las guerras y las pariciones,
han enmudecido
frente a este espacio de vida
que les llega como un tajo de cuchillo,
o como el ruido preferido
por este gigantesco Coigüe
que se derrumba
luego de disparar
sus primeros pájaros contra la mañana.

Los vecinos de los pastizales de enfrente
que alguna vez transcurrieron
entre las piernas del agua
ya no cuentan con la anuencia de la voz
y ellos mismos comprenden que es hora
de eclipsarse bajo el humus 
que dibuja
los primeros sucesos y las horas
de un amanecer inexplicable,
preñado de muerte, gritos y palabras
y orines y semen
venidos de otras historias:

Dieciocho varas de ancho tiene la sombra
de la estatua de Manuel Montt,
cagada por las palomas de una plaza pública
en el sur de Chile.





LOS PASOS DEL SOL

I

El sol baja en puntas de pie
hacia el mar
buscando un poco de agua fresca
para tomar.
En la orilla del mar azul
el sol baila disfrazado
de sargazo, de collofe,
hasta que al caer la tarde
se regresa al bosque
muerto de cansancio
        y de sed.


II

A Juanito Ancapán Mascareño
el profesor de dibujo le ha pedido
que llene una página con los medios de locomoción
existentes en el mundo moderno.
Juanito Ancapán pasa una tarde entera
pensando en trenes que no ha visto
y en camionetas 4X4 que no conoce.
Entonces dibuja un caballo de hermosa grupa
y pelaje hermoso,
con un sol en las espaldas.
Al día siguiente la clase entera
es una estampida, un galope alzado
de caballos sanos, de relámpagos niños.

Ragengey ti dungun. Pichikeche ñi mapuche kumwirin. 
La palabra es la flor. Poesía Mapuche para Niños. Mineduc, 2011.





LA PRIMERA PÉRDIDA

Una vez que se patentizan
el pasto
el agua
y el paisaje es letra muerta
cada uno arregla la soledad
a su manera.

A golpes de hacha y machete
sucumben los territorios
en estado de gracia.
A golpes de fuego los fusiles
apuntan sus binoculares
hacia la noche.

Que no se te olvide, Pérez Rosales.
Que no se te olviden los Cuncos
huyendo hacia el sur
con su cielo a rastras
y la esperanza llena de hematomas.

Dieciocho varas de ancho tiene la suerte
De los fugitivos nonatos.

En:La heredad del pasto y el agua. 
Paginadura Ediciones, 2ª edición, octubre 2006.






EL TESTAMENTO DE MANUEL MONTT

“Como poseedores del capital
tan necesario para procrear fortuna.
Como poseedores de la cultura,
el esfuerzo
y un saludable idioma nuevo –reitero-.
Los hago acreedores a la tenencia de esta tierra
de estos poblados quilantales,
de estos ñilhues, de estos líquenes”.

Mientras tanto es preciso
certificar la presencia de Dios
en esta empresa maravillosa.

Entonces Melwing desabrocha la bragueta
de la cruz
y la clava en medio de los deshabitados ojos.
Y en nuestros pechos desnudos
sentimos el viento gélido de Pérez Rosales
que nos arrincona
hasta hacernos saltar
de nuestros propios huesos:

Y nosotros le pusimos llave
a nuestras bocas.
Y bajo cerrojo
escondimos
la escasa claridad
que nos pedía la historia.

En: Teiguel, José; La heredad del pasto y del agua. 2ª edición, 
Paginadura Ediciones, 2006.





No hay comentarios:

Publicar un comentario