lunes, 19 de marzo de 2012

RENATO MAZZINI [6.258]


Renato Mazzini 

(Santa Fé do Sul - SP, BRASIL 1981)
Autor del libro Aquí comienza la Antártida, Renato Mazzini nació y vive en Santa Fé do Sul, Sao Paulo. Posee un título en derecho, que trabajó con la radio, fue profesor de Inglés y escribió la crítica musical. Se ha publicado poemas en algunos medios de comunicación impresos y virtuales en Brasil ( Rumor Enemigo, El Capullo, Germina Literatura de uso y el modo Co, Zunái, Santa Catarina Diaria ), Argentina (Diario de Poesía # 77: antología de la poesía brasileña contemporánea, organizado por el poeta Cristian de Nápoles y publicado en 2008) y México (Escuela brasileña de antropofagia de la antología de la poesía brasileña con poetas nacidos entre 1980 y 1988, organizado por el poeta Sergio Ernesto Ríos, en 2011). Durante un breve período, editó el proyecto Elecciones afectivos 's , creado por el poeta Aníbal Cristobo. Su primer volumen de poemas, paisaje con los dientes, fue editado por Rachel Taller (RJ), en 2009.




Versiones: Aníbal Cristobo


álbum fotográfico, 1982

son siempre las mismas escenas
Houdini desapareciendo dentro de una caja
en el blanco y negro minúsculo de las 14"
otro de aquellos ascensores transparentes
en una aturdidora metrópolis japonesa
una mesa en un patio bajo un árbol
grande con un puzzle resuelto a medias
carteles de perros desaparecidos cubriendo rostros
de personas desaparecidas en teléfonos públicos
el decorado de anuncios de sexo y taxis,
otro perro rasurado flaco como el infierno
y miserablemente triste de ver, un ventilador de techo
quemado con las aspas llenas de polvo
un close realmente próximo del rostro de alguien
que vemos en sueños pero no conocemos


HUMANIDAD PARA AMATEURS

Hace falta la visión de un barrio que no
se parezca tanto a una jaula de costillas
con iluminación urbana; y esos pesos en la brisa
obligando a otro personaje descuidado a
dibujar el estrabismo de las ventanas, que,
si y cuando parpadean, emulan
pequeños cortes de electricidad. "de qué te acordás?"
-- la bolsa roja en una mano, los dientes golpeando
en morse -- "del clavo con óxido del adios
del taxi" y si yo hablara un poco más talvez
dijera "como si a unas instantáneas del fin les crecieran
piernas, y salieran andando" y talvez ella tuviera
algo más que decir cuando volviera



ALGUNAS MILLAS

Jackson C. Frank listo para confesar
que la muerte deja en la boca un gusto
de frambuesa. después acordes que se llevan
el smog del final de la tarde hacia alguna
isla marítima remota. el primer cielo
nocturno parece un océano empapelado
de mantarrayas. el nombre de este lugar talvez sea
ventrículo izquierdo. en el estéreo,
casualmente, cierta canción empieza entre
naranjas, soledad, cortes de uñas



LAS CORTINAS

decido resumir un arduo recorrido
entre vos y la sucesión
de una hilera de postes, de un desagravio
en el eje de gravedad de la Tierra, de una sonda
espacial, de un pez cortado en rodajas sobre una
tabla de cortar carne o de otra sonda, para administrarle alimento
a un viejo, por la garganta, muy cerca
del pomo. las manos ya saben callarse

dirigen una impresión de tacto / a
ciegas sobre una superficie pegajosa,
y eso te perturba, secuencia finísimas
líneas de identificación sobre tu cabeza,
un fruncir delicado en la piel de pez, pero
no desacelera nada:

el pulso, la respiración, permanecen.
un encuentro elemental entre dos nubes pesadas
algunas decenas de metros sobre tu ventana
induce un último (en la mañana) movimiento
de cabeza hacia arriba y durante el resto del día o
de la vida tus ojos (me parece) reposarán
(concentrados, austeros como el asfalto recapado)
sobre la página de deportes


Y?

todos quietos. un paso
equivale a una marca
de identificación aquí. con
alguien que encuentra su
propia suerte suelta en una
moneda fina, en una ceguera
rápida, en el registro de sonidos,
paisajes: colosos
rugiendo en la carretera, olor
de madera muerta, un
tiro dado dentro de un
agujero negro



AQUI EMPIEZA LA ANTÁRTIDA

Este dolor está basado en un piano Fender Rhodes.
A propósito del tiempo y de ciertas propiedades
convenientes al olvido solamente recuerdo
dos o tres circunstancias: una puerta
trabada por montones de cuentas a pagar y catálogos
que se acumulaban como aglomeraciones de polvo con algo
que decir; iluminación diagonal de la sala de ensayos
que tanto se parecía a un estudio de revelado
fotográfico; la visión de casa a diez metros de
distancia y su impresión desolada y bidimensional.
Ahora el piano necesita cinco personas para
que se lo lleven. Antes: una franela, alcohol
o detergente. Este es el sitio al que
siempre vuelvo: posición cabizbaja, un reloj de pulsera.



RAISON D'ÊTRE

es decir, a veces parece realmente un mar de imágenes
o un gran acuario reproduciendo dobles nuestros
en varias fases, entre los peces y las piedras artificiales, es
decir, parecemos contenidos en ese acuario, o a veces
expelidos por eyectores discretos como picos de
teteras o respiraciones de animales domésticos (nuestros
gatos, por ej.) a veces, parecemos una suma de
notas musicales incoherentes, en escalas repetitivas, o
combinaciones de teclas apretadas al azar y volcando
sobre la pantalla nombres aleatorios o cifras para una canción
realmente menor. es decir, ese pasto ahí adelante
representa bien nuestro aislamiento en lugares abiertos,
que me parece ser un súper poder de los desafortunados o
rara habilidad ancestral. a veces dibujamos, y las
personas o los seres antropomórficos de nuestros trazos
son siempre flacos, profundamente inadecuados y
con una tendencia innegable a la miopía. es decir, tal vez
le demos mucha importancia a eso, o le demos
demasiada importancia a eso, o le demos la importancia justa;
a veces querría que no te sonrojaras con ese tipo
de cosas; es decir, nuestros hijos también pasarán y cuando
nosotros estemos muertos tal vez ya tengan sus propios
negocios y sean exitosos y sus esposos y esposas
siempre les hagan acordar de traernos algunas flores,
gesto al que si no le damos importancia ahora,
imaginate luego. es decir, el espacio sideral es de una continencia
absurda y comportaría no sé cuántos navíos.-





RENATO MAZZINI. HISTORIA INCONCLUSA DE LA VELOCIDAD

Aquí comienza la Antártida

este dolor está basado en un piano Fender Rhodes,
a propósito del tiempo y de ciertas propiedades
convenientes al olvido solamente recordamos
algunas circunstancias, una puerta
atascada por pilas de folletos que
se acumulan como montañas informativas
de polvo, iluminación blanca exagerada en
todos los domicilios cercanos, la visión externa
de casa a diez metros de distancia y su impresión
taciturna y bidimensional. ahora el piano necesita
cinco personas para llevarlo afuera.
antes una franela, alcohol o detergente,

Este es el lugar hacia donde siempre regreso:
ojos hacia el suelo, reloj pulsera




Cañones

es decir, a veces hasta parece un mar de imágenes
o un gran acuario reproduciendo dobles nuestros en
varias fases, entre los peces y las piedras artificiales, es
decir, parecemos contenidos en ese acuario, o a veces
expelidos en eyectores discretos, como picos de
teteras o respiraciones de animales domésticos (nuestros
gatos, por ej.) a veces, parecemos una suma de
notas musicales incoherentes, en escalas repetitivas, o
combinaciones de teclas apretadas al azar y volcando
sobre la pantalla nombres aleatorios o cifras para una canción
realmente menor. es decir, ese pasto ahí adelante
representa bien nuestro aislamiento en lugares abiertos,
que creo es el súper poder de los desafortunados o una
rara habilidad ancestral. a veces dibujamos, y las
personas o los seres antropomórficos de nuestros garabatos
son siempre endebles y profundamente inadecuados.
es decir, tal vez nos interesemos mucho por eso, o
nos interesemos demasiado por eso o nos interesemos
por eso en la justa medida; a veces querría que no
te sonrojaras con ese tipo de cosas; es decir, nuestros
hijos también pasarán y cuando estemos bien
muertos tal vez ya tengan sus propios negocios y
sean exitosos y sus esposos (as) les
recuerden siempre que nos traigan algunas flores,
gesto que si ahora ya nada nos importa,
qué significará después. es decir, el espacio sideral es de una
capacidad absurda y comportaría no sé cuántos navíos.




Dojo

Bajo la enagua espesa de la oscuridad
casi sofocando la lámpara
de luz amarilla, manos, brazos,
puños, piernas discuten, físicos,
la tarde de lluvia, robando del
desgaste en la alfombra el modo,
acentuando el enrojecimiento de los ojos
el ocre del sudor en segunda
capa la solidez de manos brazos
puños piernas, su danza, los
desniveles del tronco, la lámpara
casi sofocada bajo aquella
espesa enagua de oscuridad.




Club de desfibrilación

ves perder como
una cierta contraposición de
distancias
la fuga en el dorso de un insecto
(alas abandonadas al día
siguiente, el garaje un
campo de batalla amanecido,
silencioso)
alguien tocando un vibráfono
alguien tocando una mandolina

ves la pérdida como
una persona fumando en la oscuridad
un agujero encendido en un panel negro
preguntándote si esa sería
la perfecta antítesis de la luz





Mojave

el ocaso cuando todo se cansa en la
poca luz -- los olores domésticos
prescinden de circular y la ventana
registra el pasaje forzado de
bicicletas y cuatro docenas de pájaros
bien encerados en tonos de amarillo
se posan en un cable telefónico
trampolín para la profundidad
bidimensional del cielo —

la madera de los muebles más antiguos
cruje, sabemos que podrían ser
voces en frecuencias ininteligibles
informando alguna cosa grave:

apoyamos las bolsas sobre cualquier

mueble y giramos la llave dos veces


Traducción María Rosa Maldonado 





Cumplir con 04 poemas del libro Aquí comienza la Antártida, Renato Mazzini:

fractura 1981

usted sabe acerca estrictamente por vía subcutánea 
diversas salas de espera, 
un gato o post rápido a cabo 
cuatro o cinco extranjeros preguntaron por 
el camino más corto para llegar hasta aquí. 
acerca a la pared de tinte pelado, 
blanco hospitalaria, neblina alrededor de 
alguna imaginaria de montaña, los auriculares, el hogar. 
el lugar hueco de un santuario, un 
modelo de santuario, objetos 
santuario - sin ni siquiera una intención 
tranquila, junto al contrario, mantener una 
cosa que vino a su garganta. 
antes de que el autobús un chico encapuchado 
pidiendo la bolsa de una señora da 
demacrada y el pelo afable, 
abuela circunstancialmente eterna, 
y que estaban allí, con los tonos preferidos menos 
de una paleta a la mitad.


*

Cine-biografía

si estábamos en una minería de coche 
a través de las arterias de piedra 
con los cascos-linterna 
o dentro de una caja de vidrio 
sellado por los cuatro lados de las cerraduras gruesas 
y llenas de agua nudosa televisado 
o anclados en una ladera del puerto en la niebla 
cuando escuchan ganchos agudos 
que no vienen buques o 
dulces que compraron un viejo almacén 
y su pelo soprassem suavemente 
o nuestras huellas nunca se desprendessem 
o contadores de carretera nunca se abrieron 
todavía habría versiones de las mismas cosas 
(horas + lugares combinados con trastornos 
de todos los días) y yo diría "mi tiempo es hacia arriba, 
y no estoy triste".


*

incumplimiento

las brechas entre 
la puerta de madera 
respiran una 
antigua tamiz 
pasaje inicial 
exacta a la ciudad 
(entre las densidades 
oscuros y alegres 
en el interior) de su 
aire del corazón)


*

La humanidad para aficionados

Carece de la vista 
de un distrito que no 
se parecía tanto 
una jaula de costillas 
con la iluminación urbana; 
y estos pesos en la brisa 
nuestros personajes acostumbrados 
a las canciones y el desequilibrio 
de dibujo estrabismo 
de ventanas que se pueden y 
cuando parpadean, emulando 
pequeños apagones. 
"? ¿Qué recuerda" 
bolsa de color rojo en la mano, 
rechinar de dientes morse - 
"clavos, óxido, Taxi" 
y si he dicho un poco 
más tal vez incluso hablar 
", como si instantáneas de final 
crearían las piernas y se fue"



Poemas

de repente quando o granizo

revoada invertida dos mesmos pássaros
que haviam seguido por ali antes
eu pude identificar gaivotas,
tinham a pena por couro, uma pele
espessa
e o granizo punha pedregulhos
como jóias cravejadas em seus
dorsos mínimos: havia,
de outro modo, uma
pelúcia glacial que podíamos ver
ou tocar mas jamais saber
a dor de ter sido incrustada ali

de repente quando o granizo,
silêncios tecidos
e uma outra ave convergiam,
desenhavam no ar, embaralhavam
as letras de nossos nomes



buraco negro

as obsessões certas.
cartas de baralho e
de palavras. pessoas.
lã. lugares. geometria.
presunções equivocadas
tão orgânicas que até
perfeitas. o exame
radiográfico deste
tipo subsidiário de
solidão. coletivos de
nomes. as grandes
mandíbulas das cidades.
as alegações. as negações.
vícios e atrasos.
carne no freezer. vazio.
etiópia. luminárias.
o abandono dos cadernos
escolares. o sexo dos
cheiros. a doutrina
sacramental do absoluto
nada dizer. a soma
de termos aleatórios
pinçados de provérbios.
o viço dos cavalos. as
lâminas potencialmente
mortais dos ventiladores.
conversa tola. um quadro.
um abraço. um camelo.
uma pose de mártir. uma
sonda espacial. gravuras.
porcos. síntese. um
restaurante com estalactites.
museu. barcos. uma balsa
morta dos mortos para os
mortos. falar mal de vivos.
um pensamento. canela. ar.
golas. placas tectônicas.
a umidade assumida nas
bochechas e retinas.
o receptáculo para um
coração quente pulsante.
plástico. ovos. flanela para
a poeira dos abajures.
pássaros. a circunferência
irregular de um buraco negro
que engole cada minúcia
disso tudo e com arrojo
arrota.


*


o anil adolescente deste céu
debaixo do qual respiramos
as nuvens para dentro de
nossos corpos

melodia fina e quase-quieta
de papéis sendo compressos
em envelopes retangulares
ao infinito

infusão nos copos de chá
bebidos às pressas de tarde
em dias demasiado curtos
para amar

novas e maravilhosas coisas
papel de parede para a vida
a escola nos transformando
em comunistas



Quatro saídas de emergência


1: além

ser cigarro tatuando (leve)
ínfimos cílios de luz dentro
do tórax atrofiado da sombra

ser a vastidão que não
chamam de nome algum quando
de olhos (bem) abertos e

para o frio o couro felpudo para
a água as guelras os tubos a
traquéia uma luneta óssea um

pedido de informação no
seco da estrada (devaneando
elefantes) alguns

poemas (leveza do insalubre)

anotados na dobra assimétrica
do mapa rodoviário


2: trítono

espera condensar toda a insolência
do sexo dos cães sua cópula lúdica e
inoculá-la através de pequenas
notas-poema vida adentro nas

pessoas

prefere a destreza dos rastejantes na
borda do tanque ou o inapelável
do esmagamento pelos corpos
absolutos das baleias o fôlego transformado
em nada

ainda

rascunha outra coisa uma carta
a antena arrojada de um inseto o medo
do desmoronamento de um casebre mesmo
a avalanche de nuvens ou ondas sentida
na pele de noite até
o desmanche da manhã



3: nos vitrais

de repente tudo se enche de pura convulsão estelar;

a treva sido recortada em retalhos de escuridão
árida - ártica e

a luminescência, seus feixes extraordinários modelando
todas as matérias do quarto, um quarteto de cordas que

se regem de silêncio e só
quando sentam -- eu falo


dos insetos -- é que podemos avistar bem o deixado entre
os escombros: duas

melodias absolutamente
esquecíveis, um comichão no peito, rápido o som estreito

dos fagotes
que vai abrindo caminho



4: doppelgänger

não era bem desprender
as emendas e conectivos
da própria alma os encaixes
o piso molduras tranca

mas arrefecer outro
pequeno engano produto
de desfeitas do amargo
dos caquis, peso

(entre
uma fresta e outra sempre
as mesmas presenças
incompletas que ingressam
e regressam), no fim


tudo se trata de aceitar
a atmosfera encorpada
da noite. Flexionar o abismo
perder ou confundir
as direções






-

No hay comentarios:

Publicar un comentario