martes, 15 de julio de 2014

MANUEL LLANO [12.317]


Manuel Llano

Manuel Llano Merino, también conocido como Nel Llano (23 de enero de 1898, Sopeña, Cantabria, España - 1 de enero de 1938, Santander, Cantabria, España), fue un destacado escritor cántabro de principios del siglo XX.

Pasó su infancia con sus abuelos en Cabuérniga y de niño trabajó como ayudante de pastor (sarruján) en las brañas de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, según contaba el propio escritor. Luego en su adolescencia se trasladó a Laredo donde encontró trabajo como mancebo de botica.

Muy joven aún se trasladó a Santander a vivir con sus padres y empezó estudios de marino, que abandonó enseguida. Obtuvo la capacitación de maestro y llegaría a ejercer por poco tiempo en Helguera. Empezó a colaborar en periódicos locales y en El Pueblo Cántabro. En 1922 aparecen sus primeras colaboraciones firmadas y hay constancia de que hizo una lectura de cuentos suyos en el Círculo Católico de Obreros en mayo de 1923.

El 2 de junio de 1923 contrajo matrimonio con María Lázaro, burgalesa y en 1925 nació su primer hijo, Felipe y un año después el segundo, Jesús. Su hija Mercedes nació en 1928.

Siendo también aficionado a la Canción montañesa, perteneció a los coros montañeses El Sabor de la Tierruca y en 1925 hicieron una gira con bastante éxito por Valladolid, Madrid y Andalucía. Escribió canciones corales e incluso una pieza folclórica La Gila, que estrenó con gran éxito y que le permitió conocer al gran Azorín al que acompañó en su visita a Santander en 1927, hecho que animó su vocación literaria.

En 1928 empezó a colaborar en el diario La Región donde publicaría su primera novela, poco después, el 16 de octubre, consiguió el premio literario del Ateneo de Santander por una de sus piezas de folklore montañés Tablanca. Esto le permitió entrar en contacto en las tertulias del Ateneo con otros escritores como José Hierro, Ángel Espinosa, José Luis Hidalgo, José María de Cossío, etc. Éste último le ayudó a encontrar trabajo en una imprenta como corrector de pruebas, trabajo que mantuvo hasta 1933 y que le proporcionó la estabilidad económica necesaria para permitirle desarrollar su talento literario.

En esa época escribió Las Anjanas, obra que envió a Gerardo Diego y que inició la amistad entre ambos. Más adelante abandonaría la imprenta y empezó a trabajar en el diario El Cantábrico, también como corrector. Su creciente prestigio como escritor le permitió entablar amistad con Miguel de Unamuno con quien mantenía animadas tertulias.

En junio de 1937, se cerró el diario por falta de papel y en agosto de 1937 empezó a colaborar en el diario Alerta, ese mismo año después de celebrar la nochevieja con sus compañeros de redacción falleció de un infarto de miocardio. Fue enterrado en Ciriego y en 1980 sus restos fueron trasladados al Panteón de hijos ilustres por acuerdo del Ayuntamiento de Santander.

Obras más conocidas

1928: El Sol de los Muertos. Novela publicada en La Región.
1931: Las Anjanas.
1931: Brañaflor. Colección de cuentos.
1932: Campesinos en la Ciudad.
1934: La Braña.
1934: Rabel.
1935: Retablo Infantil.
1935: Parábolas.
1937: Monteazor.
1938: Dolor de Tierra Verde. (Edición póstuma).
1938: Cuentos de Enero o Malva. (Edición póstuma).




El poeta Gerardo Diego dejó escrito: «quedará Manuel Llano en la literatura española como un poeta en prosa de primerísimo rango, autor de unos cientos de páginas de apretada síntesis humana y naturalista, magnificada, ensalzada por el prodigio de una sensibilidad para la vida y un sentido del idioma único, suyo, que nadie le pudo enseñar, que él forjó viviendo intensa, intensísimamente». 



MANUEL LLANO Y LAS ANJANAS


"A Manuel Llano le mató la guerra. Y más que la guerra entre hermanos, el espectáculo horrendo del odio, fermentado de torpes envidias y rencores miserables.... Su noble prosa predicó hasta el último instante la mansedumbre evangélica y el amor de los humildes y enseñó conmovedoras lecciones de tolerancia y de cultura".

GERARDO DIEGO


Escribe Manuel Llano que las Anjanas son seres de la mitología de Cantabria, reflejos de bondades, de misericordias, de mansedumbre, de virtudes muy hermosas y cabales. Hechiceras dulcisimas que alivian las penas, el hambre, la sed, y el dolor.

Perfumadas de manzanilleros, de romero, de laurel. Gratisimos olores de primavera en lo más crudo y tenebroso del invierno.


Al alba abandonan las anjanas sus grutas secretisimas que tienen el suelo de oro y las paredes de plata. Antes de amanecer aderezan su cabellera con peines de coral y lazos de seda.

Andan lentamente por los senderos del monte, y se sientan a descansar a las orillas de los arroyos, las aguas se vuelven más alegres, cristalinas, y retozonas, cuando las anjanas de los milagros y las limosnas reposan en las riberas.

A media mañana tornan a las grutas. Antes han limpiado las fuentes, han bendecido los rebaños de los pastores buenos, y han curado las desgarraduras de los robles, de los abedules y de los castaños secos de vejez.

Al anochecer vuelven a pasear por el monte. Cuando vuelven a sus palacios rezan de nuevo y se acuestan en lechos resplandecientes que parecen de luna y de luceros.





Esta es una de las leyendas sobre las anjanas recopiladas por Manuel Llano, que se contaban al calor de la lumbre en las noches de invierno, mientras se hilaba en la rueca, o se deshojaban las panojas de maíz.


-Tan, tan, tan-
¿Quien llama?
-Una probe peregrina que va de camino.
-¡Pos aquí no hay posá!
-Tener caridá. Estoy cansá.Me sangran los pies. He andau doce leguas...
-No hay posá. Que Dios la ampare.
Y la vieja, llorando de pena, siguió su caminu...
¡Tan, tan,tan!
-¿Quien llama?
-Una probe peregrina que se muere de sueñu. Está caendo la nieve y tirito de friú. Dormiré en el establu, dormiré en el pajar...
-¡No hay posá!... Siga la vieja el su caminu.
-Estoy cansá. Ya no tengo correa, ya no tengo alegria. Déjame dormir hasta que venga el día.
-¡No hay posá, no hay posá! Ampárela Dios.
Y la vieja, llorando, llorando, como una Magdalena, llama a otra puerta.
-¡Tan, tan, tan!
-¿Quién llama?
- Una vieja muy vieja sin hijos ni nietos, muerta de hambre; muerta de friu.
- Siga el camino la vieja muy vieja. ¡ Será una brujona que va a Polaciones!
- No soy bruja. Soy una anciana con la capa rota y el corazón partiu.
-No tengo establu, ni tengo pajar. Siga el senderu y déjenos descansar.
Y la anciana de la capa rota tirita de fríu. Cae la nieve y paez que llora el vientu...
-Tan,tan, tan.
-¿Quién llama?
-Una princesa que ha hecho penitencia de andar por el mundu hasta que güelva el su amante que en la guerra está.
- Entre la princesa que aquí desvcansará. La daremos borona, la daremos leche y un tarru de miel y una cama en que descansar.
-No quiero, no quiero. Tengo penitencia de nunca descansar.
-¡Entre la princesa! ¡La nieve la aterecerá!
-No quiero, no quiero. Me gusta la nieve, me gusta el andar.
La vieja sigue andando por todas las callejas del lugar.
-Tan, tan, tan!
-¿Quien llama?
-Una marquesa que en vuestra lumbre se quiere calentar.
-Que entre la marquesa. Güen favor nos hará.
-No quiero, no quiero, que ya empieza a descampar...
La viejuca temblando de friu y llorando de pena llama a toas las casas. Si es marquesa tou el mundu la deja pasar. Si es peregrina nadie, nadie la da posá.
Va caendo la nieve fria. La vieja va llorando y dijendo esti parlar:
-Que triste es la vida cuando no hay caridá. Gente maldecía que no tien compasión de los probes peregrinos. ¡La nieve y el hambre, qué mala enfermedá!...
A la güelta del caminu llama en otra puerta que está medio entorná.
-Tan, tan, tan.
¿Quién llama?
-Una probe vieja que va de camino.
-Que pase la probe vieja y aquí descansará. Un jergón de hoja no la faltará.Una manta y güen fuego la calentará.
-Gracias a Dios que encontré la caridá...
-Rasca que te rasca, rasca que te rascarás. Tos los vecinos del pueblu, rasca que te rasca, rasca que te rascarás. Se rascan los brazos, se rascan las piernas, se rascan la cara, se rascan las cabezas. Los chicos y los grandes, rasca que te rasca, rasca que te rascaras.
La ronda no puede rondar,las mozas no pueden hilar. Arrascame Juan; arrascame, Pilar. Rasca que te rasca, rasca que te rascarás.
-tan, tan, tan.
¿Quién era la que llamaba? Una Anjana bendecía que bajó al lugar pa ver si en este pueblu había caridá. Y como no la encontró sarna nos dejó que arrascar. Rasca que te rasca, rasca que te rascarás.
Fonso compró doce praos. Fonso compró doce tierras. Fué el unico que dió posá a la anjana guena. Fonso tiene caudales. Fonso tiene hacienda. Fonso no te rasca que te rascarás. Es que dió cobijo a la que pidió posá.¡¿quien lo hubiera sabíu?! ¡Envidia lu tengo!. El mu rico, mu rico. Nosotros sarna que rascar. Rasca que te rasca, rasca que te rascarás.




El Romancero Tradicional en la obra literaria de Manuel Llano

GOMARIN GUIRADO, Fernando

Revista número: 007     Año: 1981     Páginas en la revista: 3-6    

Nuestro propósito, al presentar estas notas, no es otro que el de llamar la atención de los estudiosos del Romancero sobre algunos fragmentos y muestras de la poesía de tradición oral que M. Llano (1889-1938), incorporó a su obra; conscientes de las dificultades con que el investigador se encuentra para Localizar en publicaciones regionales de asuntos varios, materiales concretos como los que nos ocupan, a la hora de emprender cualquier labor de conjunto. Por estos y otros motivos, hemos creído oportuno entresacar de las obras del escritor costumbrista estas muestras de romance.

Es curioso en extremo que D. José María de Cossío (1893-1977) y D. Tomás Maza Solano (1891-1975), en su Romancero popular de la Montaña (1), no incluyeran ninguna de estas versiones recogidas por Llano a la hora de reunir materiales para su obra, como lo hicieran incluso con temas aparecidos en periódicos. No deja de sorprendernos, si tenemos en cuenta que las versiones y fragmentos se encuentran en las obras: El sol de los muertos y Brañaflor, que datan de 1929 y 1931, respectivamente; mientras que los dos volúmenes del Romancero popular de la Montaña, están publicados en 1933 y 1934.

Los temas que contiene la obra de M. Llano -aderezada junto con cuentos, mitos y leyendas tradicionales, hermosas canciones de romería, siega y boda- (2), son seis: El arriero y los siete ladrones(3), Gerineldo (4), Marinero al agua (5), La flor del agua (6), Buscando novia (7) y La cabrera y la Virgen (8).

Sobre la procedencia real de las versiones, nada precisa, sólo nos resta conjeturar que se trata de los valles de Cabuérniga (Santander), centrando la acción de los personajes que cantan en dos lugares ideales: Brañaflor y LIendejosó. Por otro lado, hemos intentado, mediante el empleo de un método comparativo, establecer un acercamiento y posible aproximación geográfica al estudiar los motivos y elementos existentes, nucleares o marginales; entre estas versiones y las contenidas en Romancero popular de la Montaña. Unicamente el tema de Gerineldo, con amplio número de versiones, nos permite encontrar una total aproximación a nuestra muestra, estrechamente relacionada con la de, Pido (Camaleño), La Lastra (Tudanca), Obeso (Rionansa) y Bielba (Herrerías); siendo la de Selores (Cabuérniga), la que más identidad guarda (9).

EL MOZO ARRIERO y LOS SIETE 
LADRONES (e..o)

Por las calles de Sevilla,
paseaba un mozo arriero,
buen zapato, buena media,
buen bolsillo de dinero.
Siete machos le seguían,
ocho con el delantero;
nueve se pueden contar
con el de la silla y freno.
Por las calles de Sevilla,
paseaba un mozo arriero

Nelón, el pastor de LIendejosó, caminando hacia la braña de la Cruz: "echó a andar cuesta arriba, perezosamente, tarareando el viejo romance de los arrieros".

GERINELDO (i.o)

-Gerineldo, Gerineldo,
mi camarero leal,
si fueras rico en hacienda
como eres galán pulido,
dichosa fuera la dama
que se casara contigo.
-Como soy vuestro criado,
señora, os burlais conmigo
-No me burlo, Gerineldo,
yo de veras te lo digo.

En Brañaflor lo cantan los hijos del tío Santos, el muñidor, mientras labran los aperos que luego se transportarán en carros con destino a Castilla: "Al compás de los golpes, cantan el viejo romance de Gerineldo, lenta, reposadamente, con cadencias de profunda melancolía".

MARINERO AL AGUA (a.a)

-Mañanita de San Juan
cayó un marinero al agua.
¿Cuánto me das, marinero,
porque te saque del agua?
-Dóite todos mis navíos,
todo mi oro y mi plata,
y a mi mujer que te sirva
y a mis hijas por esclavas.
-Yo no quiero tus navíos,
ni tu oro ni tu plata;
quiero que cuando te mueras
a mí me entregues el alma.
-El alma la entrego a Dios,
el cuerpo a la mar salada
y el corazón que me queda
a la Virgen Soberana.

M. Llano pone el canto de este romance en boca de las hijas pequeñas de los marinos y pescadores de una villa marinera montañesa, San Vicente de la Barquera, posiblemente.

LA FLOR DEL AGUA (a.a)

Mañanita de San..Juan
cuando el árbol floreaba,
iba la Virgen gloriosa
por una fuente sagrada;
más hermosa que una estrella,
más que una estrella galana,
lavando sus pies y manos
y su pulidita cara;
con un libro en las sus manos
dio la bendición al agua.
-Bien venida la doncella
que viniera aquí a por agua;
que si del agua bebiera,
muy pronto será casada.

Oyólo la hija del rey
en la celda donde estaba;
muy de prisa se vestía,
muy de prisa se calzaba;
bajóse sin piel (?) ni pena,
bajóse de sala en sala,
cogió su jarrita de oro
y a la fuente fue por agua.
En el medio del camino
con la Virgen se encontraba.
-Has de decirme, Señora,
si tengo de ser casada.
-Casadita, si por cierto,
serás bienaventurada;
has de tener siete hijos,
doncellita venerada,
uno será cardenal,
otro ceñirá la espada
y has de tener una hijita
monjita de Santa Clara.

En Brañaflor: "Una zagala, pastorcilla de recentales, canta allá arriba en otro otero, el viejo romance".

BUSCANDO NOVIA

-Los anillos de un marqués,
que me ha dicho una señora
qué lindas hijas tenéis.
-Si las tengo o no las tengo
para mí las guardaré.
-Ay, qué alegre yo me vine;
ay, qué triste yo me voy,
que las hijas del rey moro
no me las quieren dar, no.
-No esté triste, caballero;
no vaya tan triste, no;
de las hijas del rey moro
se llevará la mejor.
-No quiero ésta por sosa
ni ésta por lo tiñosa;
quiero a ésta por hermosa,
por humilde y por mujer.
-Yo le pido, caballero,
que me la trate muy bien.
-Ella será bien tratada,
en sillas de oro sentada,
hilando lana pa el rey.
Si no hace lo que mande,
azotucos con vinagre
pa que la resquemen bien.

En Brañaflor: "Otras niñas, enlazadas las manos dan vueltas alrededor del corro. Una niña es la madre y otra niña el marqués. El marqués canta y la madre responde".


LA CABRERA y LA VIRGEN (a.a)

Zagala, que por el monte,
por el monte guarda cabras,
junto a una peñita oscura
se ha sentado una mañana.

Con el rosario en la mano
a la Virgen la rezaba.

-Aquel que a la Virgen reza
la santa Virgen le ampara.

En el medio del camino
vio venir una borrasca.
toda cubierta de luces,
n'el medio unas tres damas,
una vestida de azul
que las dos de verde estaban.

-¿Dime tú, zagala hermosa,
de quién son estas tus cabras?

-Suyas, suyas son, Señora,
que es usted la que me ampara.

-Pues tú, niña ¿me conoces,
que tan amorosa me hablas?

-Sí, señora; la conozco,
es usted la Madre Santa.

-Pues tú, niña, ven conmigo
a la celestial morada.

-Eso sí que no, Señora;
¿a quién dejo yo mis cabras?

-Déjalas en el sendero,
que ellas irán para casa.

El padre de aquella niña
triste y afligido se halla.

-¿Cómo es de noche y no viene
mi zagala con las cabras?

Se fuera hacia un Santo Cristo
que le tenía allí en casa,
y se pone de rodillas
y de esta manera le habla:

-Dime tú, manso Cordero
Hijo de la madre Santa
¿cómo es de noche y no viene,
mi zagala con las cabras?

-Tu zagala ya no viene,
está en la celestial morada,
las cabras en el corral,
en el corral de tu casa.

¡Válgame la Virgen pura,
la bendita Madre Santa!

En Brañaflor lo titula Un romance, sin otra indicación.
_______________________________

(1) Cossio, J. Mª y Maza Solano, T., Romancero popular de la Montaña, Santander, 1933-1934. 2 vols.

(2) "Manuel Llano ha estudiado y conoce los trabajos fundamentales modernos de folklore; pero en su manera de tratarlo está más cerca de los románticos que de los especialistas y científicos; si bien en sus copias y transcripciones suele ajustarse a los métodos más exactos y exigentes". Del prólogo de Miguel Artigas para la edición de Brañaflor.

(3) Llano, M.; Obras Completas, Santander, 1968. 2 vols. Pág. 110.

(4) Llano, M.; Obras Completas, págs.: 505-506. Este mismo fragmento se incluye con dos versos menos en la pág.190.

(5) Mitos del mar. Los espumaderos. La Voz de Cantabria, ll-IV-1931. M. Llano. (Se reproduce en "Artículos en la prensa montañesa, vol. II, recopilación e introducción de Ignacio Aguilera. Santander, 1972. Págs.: 624 y 626).

(6) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 569-570.

(7) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 589-590.

(8) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 603-604.

(9) Curiosamenre, los versos iniciales de esta versión, evidencian la utilización de un motivo del romance del Conde Niño: Una mañana de Julio se levantó Gerineldo // a dar agua a los caballos / a las orillas del Ebro; // mientras los caballos beben / Gerineldo echa un cantar // y la infanta que lo oyó / pronto le empezó a llamar. // -Gerineldo, Gerineldo, mi camarero leal, // si fueras rico en hacienda / como eres galán pulido, // dichosa sería la dama /que se casara contigo-. // -Como soy vuestro criado, /señora, burláis conmigo. // -No me burlo, Gerineldo, /que de veras te lo digo; // quién te pescara esta noche / tres horas a mi albedrío-. En Cossío, J. Mª y Maza Solano, T., op. cit., vol. I, págs. : 140-141.










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