domingo, 17 de agosto de 2014

ELBA ELENA JIMÉNEZ [12.881]


Elba Elena Jiménez

Nació en Santiago de Chile en 1958.
Pseudónimo Elena Jiménez. Poeta chilena, su primera publicación es el libro objeto” “Ojo Facetado” en 1993. Ha obtenido en dos oportunidades, los años 1999 y  2011 el Premio a la Creación Literaria del Consejo Nacional  del Libro y  la Lectura con los libros “Piedras de Trueno”, (presentado por el Poeta Raúl Zurita, (Premio Nacional 2000 y Premio Iberoamericano de Poesía 2016),   y catalogado enla Biblioteca Cervantes, de Moscú:
http://catalogobibliotecas.cervantes.es/general/abnetcl.exe/O7168/ID3fc47278/NT). Y “Luces en  el bosque” (inédito aún). El  año 2012 publicó “Fósiles” y obtuvo el Premio Fondo Editorial Manuel  Concha, de la I. Municipalidad de La Serena. En  1993  dicta Conferencia sobre nuestra Premio Nobel, Gabriela  Mistral,  en la  Embajada de Chile en Paraguay: La Voz Americana de  Gabriela Mistral, un  Eslabón  hacia la Modernidad”. Actualmente es  Vice Presidenta de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), Filial Región de Coquimbo.Antologada   Antología mundial de Poetas del siglo XXI, de Fernando Sabido Sánchez: 
https://poetassigloveintiuno.blogspot.cl/2014/08/elba-elena-jimenez-12881.html



LOS DESIERTOS FLORECEN

¿Es este el Paraíso que soñamos: piedras en el abismo? 
Se despeja el cielo después de una gran lluvia. Así la mente de los hombres se renueva para crear otras realidades materiales, tecnológicas; son ciertos signos de la vida y la muerte, pero estos signos veloces no son una estampida de potros. ¿No revelan acaso un vacío donde no pueden refugiarse los peregrinos, ni hallan eco las voces desnudas de todos los seres vivientes?. Un sonido todavía late en el centro de esta oscuridad alumbrada por neones y encandilantes luces. Y ese sonido de Paraíso - Desierto, nos hace sentir aún, grata la respiración de la raíz que germina donde parece haber sólo tierra, removida de cuando en cuando por pájaros feroces. 
También es real nuestro pelo flotando en el viento y el horror de ver que las caras no pueden enseñarnos ya ningún secreto; sino sólo nuevas formas de desvanecernos en el tiempo. 
Erráticos hemos olvidado ese sonido: sístole y diástole que alumbró por vez primera al mundo, y el gran espejo del universo reflejándose en nuestras aguas. Desde allí en la inconmensurable distancia, entendámoslo bien, que no nos pertenece, nos miran las estrellas y es su promesa esta tierra compartida durante milenios por piedras, rocas, bosques, sueños. Aquí los desiertos florecen con el vuelo de los pájaros, en el viento que ha esparcido por los llanos, riscos y montañas de América, el polvo de marchitas generaciones. Y no hay ni una gota de agua en el mar que no haya sido gota de sangre o lágrima de pena o alegría. 
La Poesía, norte sagrado, nos invita siempre a celebrar la vida, nuestra generación la historia. Aparecen los ojos del desierto, la sal, rostro de mujer camanchaca, pura tibieza de Primavera, en estas flores silvestres que son su alimento. Añañucas por aquí, más allá lirios, topa-topas, flores de las quebradas, garra de león en el cielo. 
A veces nos encontramos cara a cara con los desiertos floridos, nuestro paisaje habitable, pero que por sobre todo nos habita. Ellos nos salen al paso y dicen: somos ese primer hogar secreto donde arden los leños.
Soledad cósmica, grandeza y pequeñez del hombre y la mujer, puestos por Dios a soñar, vivir, cantar, amar sobre la tierra.

Publicado en Punitaqui y el Desierto Florido (Lectura de poesía y Video, Sala de las Américas - Biblioteca Nacional) 
Santiago, viernes 19 de junio de 1998.



E - mail para Rilke 

A Raúl Zurita 


Acuclillada junto a ti 
leo tus cartas 
las leo una por una 
El mar embravecido 
de la noche 
besa violentamente 
mis pies 
y mi alma 
flota en el viento 
mientras tu voz 
construye una catedral 
"Ser artista 
quiere decir 
madurar 
como madura 
el árbol 
que no tiene prisa, 
con la sola paciencia." 
Las olas 
se encabritan 
y me envuelven 
en tu atmósfera 
y escribo: 
Amo tu sentido 
de delicadeza 
tan lejano 
Amo "los vestidos 
de las mujeres 
que resplandecieron 
largamente 
sobre lo verde" 

“Todo está claro, 
pero no es de día. 
Todo está sonoro, 
pero no hay 
voces de pájaros. 
Son las vigas 
las que brillan 
son las ventanas 
las que gritan”. 


SEÑALES DEL MUNDO ARBÓREO

Mucho antes 
que indios , negros
blancos y mestizos
viniéramos aquí.
Antes de nuestro asombro 
y cansancio
estaban los Galápagos
las curubas, el zompopo;
Danibacuza en Oaxaca
Paihuano en el Valle de Elqui.
Anterior al guillatún 
fue la luz solar.
Las voces del viento, 
la lluvia, los pájaros, el mar
fueron antes 
del sonido de quenas
tunes y kultrun.
En los llampos
crecían nisperales, hilitos
subida de las aguas
surcos en las piedras, 
en la tierra.
La noche era 
de los astros entonces
revelaciones para quién, 
para quiénes, 
sino para los ojos
de los pájaros
donde mece su cuna
la eternidad.



PIEDRAS DE TRUENO

¿Cómo encontrar las piedras de trueno?
escondidas acaso
en la inmensidad
de los caminos
bajo las rocosidades
ásperas del tiempo.
Ellas traían la tormenta
Leche de montaña
para los hijos despiertos
mientras la paz del mundo
era una guerra incipiente.
Silbaban en esos santuarios
del silencio
tierra fértil 
eran nuestros alientos.
Salvajes nos llamábamos entonces
Piel de Lagarto 
Victoriosos
¿Cómo encontrar las piedras de trueno?
¿Entre las arenas del desierto?
¿En las rutas de los aviones perdidos?
¿En la mirada verdusca de los muertos?
O quizás 
en el dormido corazón 
de los hombres.



CABALGATA DE LAS  WALKIRIAS

Escucho a Wagner
en imágenes 
relucientes amazonas
cruzan las selvas de América.
Walquirias cabalgando, 
verdean sus mentes 
bajo la lluvia.
Humus y sol
sus pechos cobrizos
música en las fraguas
música las piedras y plantas
arrastradas por los ríos
las veo en las cimas 
de bosques y montañas
construir puentes de cimbra
desde allí 
avistan el territorio
y las salvajes bestias
de su destino.
Cunde un rumor de mosquitos, 
Iguanas, pájaros-sombras
vienen hacia mí, 
cabalgan
míticas criaturas
despiertas cada día
en las selvas de cemento
donde hoy 
vivimos
sin saber si mañana
seremos también leyenda.



DEL PÁJARO TRUENO AL PÁJARO QUETZAL

Morenos pezones
y un ombligo de hembra
al final del firmamento.
Miro por la puerta 
del ombligo
y veo al pájaro Trueno
lo veo girar cíclicamente
sobre los árboles sedientos
sus alas rozan
las volutas de los volcanes.
En medio del fuego
prende el maizal.
América parturienta
entre espasmos y soledad
sueña
con las grandes patas del cangrejo
y el grito del puma
se oye venir.
Silban los rayos
materias ígneas
plumas de los pájaros
de la tempestad.
América enmudece
con la potencia del sol
surge en los bosques 
“girando y girando
en una órbita
siempre más amplia”
-invocado por Quetzalcoatl-
el más precioso
de los pájaros del cielo
el Quetzal; 
su aleteo recoge el aire
lo aspira
por los cuatro puntos
irriga la tierra.
La noche y el día
se absorben
confluyen los pájaros, 
desde las altas montañas
socavan mis ojos
elevan el mito y descienden
revelando lo que hemos sido
lo que soñamos 
y lo que hemos de despertar.

(Del libro “Piedras de trueno” 1999)




RUIDOS FÓSILES DEL UNIVERSO

Cada partícula
de vida intrauterina
recrea la explosión primera
cuando las galaxias y constelaciones 
de millones y millones de años
se anudaron a nuestro cerebro 
y en las estrellas
cupo todo el sonido de la luz. 
Hubo  de pasar mucho tiempo
y la vía láctea
fue esa sola epifanía 
maravillando al primer hombre
a la primera mujer
que dobló su cuello y la contempló.
Orión, luces predilecta
en la cúpula celeste
tal vez no sea preciso
ir de planeta en planeta
desafiando la finitud humana
para escuchar silenciosamente
los ruidos fósiles del universo;
bastaría con detenerse un instante 
aguzar el oído recóndito
y sentir,sentir profundo
el latido de nuestro corazón.



ESTAMPIDA

Los caballos
ya casi llegan al mar, 
veloces  sus patas hoyan la yerba;
se arrastra todo reptil, 
sucede  en un parpadeo de los ojos de Dios.
Lejanas bullen  las ciudades 
aproximan  en ritmos delirantes internos  caballos  de fuerza
sus ojos: naves que jamás retornarán.
Arcoiris difuminados  por el humo del tabaco salen de los spot;
los objetos con marcas pierden  su identidad.
 Tú y yo cerca del pasto 
poetas parapetados
en la noche de los edificios de Bradbury
desolados y felices miramos pasar las estrellas 
parecen estar quietas.
Pensamos: todas las almas son eternas…
ese ruido, sabemos:
los cascos de los caballos en el mar.



AL BORDE  DEL RÍO

Extiendo mi mano 
mi brazo tiembla. 
Movimiento  del tallo
entre mis dedos
y las flores y las plantas
respiran el mismo aire de campo. 
Vamos con mis hermanos
recogiendo zarzamora
el abuelo  nos espera
con el sol de la infancia
al final del camino  Las Pataguas
el río pasa
transcurre  la vida.
En el cuenco de bronce 
me escondo
en espesos bosques
la niebla baja por el Danubio,
el río de Hitler
depósito  de cadáveres;
tal vez estuve allí 
y no lo recuerdo.
Mientras tus ojos estén cerrados
otras cosas estarán  despertando. 
Tantos ríos han pasado
no los olvidemos
¿acaso Lázaro era un fantasma?
Recuerdo  el rostro de mi abuelo
la silueta alta de mi padre
en su batalla.
A mi hermano Manuel Salvador, muerto;
las caras infernales
de nuestros enemigos 
perros que ladran 
mientras oramos,
un llanto mudo
brota de la tierra ciega.


NUESTROS FÓSILES

¿Domesticar  el dolor 
es acaso  eso posible?
con inequívocos huesos
atragantados en nuestras gargantas
con un sol que se fugó hace tanto 
de nuestras vidas.
Las manos vacías esperan 
el cencerro del cielo
para recoger huesos y polvode la tierra
que creíamos  nuestra
bajo las fauces de qué guerra. 
Un oloroso retamo  crece
donde  debiste  estar plantando los árboles
¿Cristo eres tú un fósil
más viviente que el resto?
Tu cuerpo  tampoco está en el sepulcro, 
y esos otros fósiles
llenos de mar, llenos del llanto 
que hemos vertido
¿dónde están?
Dolor en este atardecer
de comienzos de siglo XXI
dolor que no es de metal 
ni desechable sustancia.
Dolor que sigue siendo humano
tan humano como  nuestros latidos. 
Pero esos fósiles son voces
reivindicando el amor que  hemos sentido, 
pero esos fósiles son la lluvia del sur
los árboles en crecimiento,
el desierto  pidiendo agua en su corteza;
el mar y las montañas  
abrazando latitudes. 
Esos fósiles no saben callar
no callarán  nunca.
Quisiéramos haberte  coronado 
Príncipe de nuestra fiesta; sabes
gajos de uva cuelgan
de las viñas predilectas. 
Seguirán esperando
y aunque aquí no haya castillo
y Dinamarca esté tan lejos
hay aquí tierra asolada
y sus estampas
son también  el fantasma del rey Hamlet
vagando  sin descanso.
Véanlos allí, espíritus vivientes
fósiles apuntando
directo  al corazón  de su asesino.

(Del libro “Fósiles” 2012)










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