viernes, 3 de abril de 2015

FERNANDO DE LAS HERAS [15.383]


FERNANDO DE LAS HERAS

Nací en Badajoz en 1981, donde actualmente resido. Licenciado en Filología Hispánica en la Universidad de Extremadura. Viví un año en Lisboa y otro en Lieja, donde continué mis estudios. En 2002 realicé un taller de literatura con el poeta y traductor Ángel Campos Pampano.
Dirigí la revista Luar (2004), y junto a Cesare Tedesco realicé la exposición Imaginario Colectivo (2005). Algunos poemas míos aparecieron en la antología El vuelo de la Palabra (2003) o la revista lisboeta Callema (2006). Como finalista, algunas obras han aparecido en el catálogo del Premio de Poesía Experimental, (Diputación de Badajoz, 2009, 2010, 2011).
He escrito las plaquettes La luz indecible u Oporto velado, ganando algunos premios de poesía.
Entre sus libros, destaca el poemario Cerca del origen (Editora Regional de Extremadura, 2013) y Hablar en sueños (De la Luna libros, 2014).
http://fernandodelasheras.blogspot.com.es/




Cerca del origen (Editora Regional de Extremadura, 2013)     

                                              
LA LEY DEL CIELO
                                                                   
Mis antepasados inventaron la vía láctea                                                                                                                                                                                             
Juan Carlos Mestre



              Contempla el cielo como quien lee un libro antiguo.
Como quien repite la fábula nocturna
de la que está hecho el mundo.
Ver muy lejos en él es mirar hacia atrás,
retroceder en el tiempo. Observarnos
tal como éramos.

Hay palabras que se forman en la oscuridad
para hacer ilimitado el cielo
en cada uno de nosotros. Un ceremonial
que se resiste a olvidar su germinación
bajo tanta luz invadiendo a deshora.
Y ahí están las elegantes señales del pasado,
el vasto territorio como un cráneo vacío,
la humilde narración de los hechos.
La imposibilidad del cielo como lo único posible,
sin que nada nos divida aún.

Y así decimos, ya llegan las estrellas,
bajo el secreto del largo camino
que nos trajo hasta aquí
mientras se precipita sobre nosotros
como si la lluvia nos sorprendiese
hablando en la calle.   




                                                              
UN DÍA IGUAL A OTRO

            Tal vez llegará  el día
en el que los memorables triunfos literarios
se los lleve el agua,
y sean los libros gastados liquen para las piedras.
El día en el que no sabremos nombrar nada
de lo que existe ante nosotros. Y debamos esperar pacientes
el deslumbramiento de las primeras palabras.
Ya sabemos que aún hay tiempo
para que todo vuelva a girar. Para que de nuevo
el orden y el desorden coincidan,
para despertar sin el contacto con los dioses.
Bien sabéis
que los últimos ciudadanos al marcharse
no podrán mirar atrás,
que un día apenas seremos la canción entonada
por las niñas en el patio del colegio.
Para entonces,
llamaremos sacrificio
a los desamparados hijos sin padre
que continúan soñando,
y ofreceremos las últimas provisiones
a todo aquel que profane ferozmente la vida,
ese delicado minuto
donde todo parece tender a la destrucción.

Uno tras otro llegarán como la noche
en que desaparezca la oscuridad en los libros futuros,
los hombres engullidos por la sensación de lo eterno.
Y será un día igual a otro. No más especial, ni más nuestro,
en el que los recuerdos cabrán en una caja de zapatos,
de la misma manera que el día de hoy
se cierra en un poema con estas mismas palabras,
pudiéndolas olvidar para siempre.


                                                          
                                                                 
CELEBRACIÓN

No pesa el mundo más que la palabra.
Que su peso invisible. Y no contiene más luz
que su misma luz de hoy.
Vino desde el tiempo del sueño. Antenatal e informe.
Para mostrarnos su vibración en el vacío,
su doblez
en el origen de las cosas.
De algún modo que no logro comprender,
ella es igual a la belleza indiscriminada
del aire, igual a la desgastada suma de sumas
sin resultado alguno.
No habrá teoría que la muestre como una ínsula
procurando su tiempo, ni teórico que la compare
con el fuego inédito que nos envuelve
y empuja a su centro,
para dormir en él, abstraídos
mirando su llama.
Sus términos aún sobreviven a los seis mil millones
que exceden con nosotros el mundo.
A los miles de años que laten bajo el cosmos.
Camina sola y distraída.
Debemos celebrarlo.


                             

                                                        
EL DON DE HABITAR

                                                                                 
Si el espacio es infinito                                                              
estamos en cualquier punto del espacio.
                                                                                                                                                                               J.L. Borges

             

Las estrellas se alejan de nosotros. No cabe duda. 
Los astrofísicos dedicaron la fuerza de mil hombres  
a constatar que el universo 
se quiebra como una botella vacía. 
Que su violencia es elemental, 
armoniosa. Ineludible. 
De este modo, formulo 
que existe un don difícil de comprender  
cuando busca el pájaro ocupar 
su término exacto 
entre la tierra y aquella distancia inasible, 
cuando el hombre establece, sin drama alguno,  
su demérita medida. Un don 
al margen del designio de cálculos y dioses  
aún por llegar. 
Mientras, nos vamos deshaciendo  
en esta dulce incertidumbre de avanzar en la nada. 
Frágiles, sin importancia alguna. 
El viaje será largo. 
Tenemos el único propósito  
de aprender a ser mortales.



Hablar en sueños (De la Luna libros, 2014)



ÚLTIMOS DÍAS DE LLUVIA

Crecen en secreto los niños.
Eugenio de Andrade.

Cruza en manada la tormenta.
Lo que no hemos atado a la tierra
será coceado por el viento,
la ropa henchida en los balcones, las antenas de televisión,
la basura como el vestido de las novias en domingo.

Cae en cascada la electricidad
que alumbra los retratos de familia,
el pecho de los niños que ya no corren a esconderse
sin tropezar con los muebles, sin pegar sus ojos al cristal
mientras imaginan al relámpago como la crin
de un potro que enloquece con la lluvia.

Cuando termine de chasquear sus dedos el tiempo
cesará para ellos el suceso extraordinario,
se estirará por última vez
la tierra que rodea a la ciudad, las historias
que rodean a la tierra.
Dejarán de crecerles los brazos
bajo la ropa del invierno.

Pudieran ser sus últimos días de lluvia.
Lo que no hemos anudado siquiera al corazón
se lo llevará el futuro del frío.




2 comentarios:

  1. Estimado, Fernando.
    Me encuentro ahora con su blog y su dedicado esfuerzo por contener a todos los obreros posibles de este oficio que seguro debe conocer usted bien.
    Le saludo afectuosamente aún sin conocerle, feliz de ser el número X de este libro de arena que está construyendo.
    Un saludo!

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  2. Hola le acabo de conocer mirando y recordando a mi hijo Christian Fidalgo Heras. Mi abuelo nace en Badajoz Puebla del Maestre; mas se que provenian de la provincia de Valladolid. Fueron llegando hasta Cadiz. Donde se casa con una guapa gaditana; rubia de ojos...como el Mar. Me gusta la Poesia desde nina. A mis hijos los eduque` en la Poesia . Por eso mi hijo fue` tan querido y un ser muy especial . Lo daba todo...a cambio de nada . He leido sus poesias; me gusta y llenas de sensibilidad;me va enredando, es mi mundo y, no puedo vivir sin ella . A veces, son lagrimas de mis ojos; a veces son...palomas que vuelan y, beben de todas las aguas y...siempre sutilmente a mi vuelve . Gracias por leerme y, permitirme...entrarcen su blogs .Atte. Juana Maria Heras Sevillano . Saludos a mi bella Extremadura .

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