miércoles, 5 de septiembre de 2012

7718.- VERÓNICA DELGADO MAYORDOMO



Verónica Delgado Mayordomo nació en la ciudad de Madrid (España) el 20 de mayo de 1984. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Desde hace cinco años, compagina la enseñanza de lengua y literatura española con la coordinación de distintos talleres de literatura en centros e instituciones de la Comunidad de Madrid. Codirige el ciclo de recitales de poesía El ovillo de Ariadna y coordina la tertulia de narradores jóvenes El libro del mes en los colegios mayores de la Fundación MAEC-AECID.

Ha intervenido en conferencias sobre literatura, cine y teatro en diversos espacios regionales; y ha dado a conocer su obra en numerosos recitales de poesía.
Algunos de sus poemas han sido publicados en la antología de poesía gay y lésbica última Blanco nuclear de la editorial Sial / Contrapunto.
En el ámbito de la crítica literaria ha publicado el artículo “Lean, es el momento” en la Revista cultural Platea de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de las Rozas.
Su blog personal es: http://www.estotampocoespoesia.blogspot.com
Actualmente vive en Lima, donde codirige el ciclo de recitales de poesía “Por el pez en la pecera” y trabaja como autora de contendidos freelance para la editorial Santillana.



RELACIÓN A DISTANCIA

He encontrado una sortija entre los cojines de mi sillón.
Yo también me acostumbraría a vivir sin ti
si viviera en Turquía.                                                   
¿Hay fotos mías en Estambul?
Yo hoy tuyas he visto tres.
Te he pintado un bigote rojo.
Y me he reído.
Me he reído un rato
en alto y desde dentro.
Después he sacado alguna carta.
He doblado una hoja creando un rectángulo,
y he recortado pequeñas semiesferas en el doblaje
y triángulos por los bordes
y al abrirlo,
parecía un pequeño mantel para el desayuno.
He rescatado algunas sílabas para crear
un poema vanguardista:
Si- mie- co- di- ma
Pero me he aburrido.
He invitado al té a un chico rubio
que conocí en la calle,
hemos untado el pan de mantequilla encima de tu carta,
y luego hemos puesto mermelada de fresa.
Hemos hecho el amor en todos los rincones.
En la cocina,
en el lavabo,
en la mesa del salón,
en la habitación de los niños
y en tu cama.

Aquí ya no hay huellas tuyas,
ni un poco de olor,
nada.
Y allí, en Estambul
¿hay fotos mías?




I

El espacio se camufla. Yo lo sé.
Pero distingo irremediablemente
lo que tapa el cuadro de mi salón
y lo que aún permanece debajo de mis postales.


II

Tres veces limpié mi hule de cuadros con cerezas.
Llené mi nevera de fotos de Ceesepe.
No sabían los gusanos de mis lechugas, lo azaroso de nuestro encuentro.







No discierno entre el blanco y sus discípulos.
No me refiero a las madres
Ni a sus senos.
Ni a la atroz vigilancia de una lápida.

Nada sé de las manos y los hijos.
Ni de la arruga espectral que espanta mi mirada en un espejo.
Me asusta el blanco y punto:
Y esa posibilidad de jaque mate
como de hielo azul frente a un disparo.






LA FONÉTICA MANDA

Hoy tengo ganas de hacer algo malo.
No es por mí es por esta habitación.
¿Sabes cómo se dice huérfano en italiano?
ORFANO
El diptongo we evoluciona a o,
como en nuestro sustantivo "orfandad".
Ojalá la f evolucionara a g.
Así orfano sería un instrumento musical.
A mí me gustaría tener un órgano.
Sería un verdadero false friend.

Hoy tengo ganas de hacer algo malo,
De quemar algo y acostarme con un hombre casado.
De envenenar a un perro, tengo ganas.
De abrir un coche con una horquilla y conducirlo a un canal.

Al principio me daba miedo Venezia.
Tenía una sensación extraña, como una fobia, como si me ahogara de belleza y agua. Las calles de Venezia son demasiado estrechas.

Allí en el canal grande quiero ver un coche, un coche largo y oscuro, fúnebre, un coche de muertos. Eso es malo y feo. Y yo hoy tengo ganas de hacer algo malo.
Y feo.






Huelo el libro.
Y retengo un perfume
como una vocal de apoyo inadvertida que previene la cacofonía.
El libro lo sabe y yo lo sé.
Él es el soporte invencible. Yo soy la carne.
Busco una mota de polvo o de saliva que me espere sumergida entre la tinta.
Saliva satinada en un tú con acento diacrítico.
En un tu posesivo. 
En un tu que me nombre y que me escupa.





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