miércoles, 17 de diciembre de 2014

NACHO INFANTAS MOSCOSO [14.243] Poeta de Perú


José Ignacio Infantas Moscoso

Cusco, Perú (1983) Estudió Derecho y Literatura en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, ha publicado: (Piel de Arcano, Lago Sagrado Editores, 2003) (Plumas de Búho, Selección de ganadores del concurso literario El Búho, 2010)




Piel de Arcano, Nacho Infantas Moscoso. Arequipa. Lago Sagrado Editores, mayo 2003, p 47.

Una remota, contenida cadencia legendaria anima los versos de este libro, cuyo despliegue estructural se inscribe decundamente en la moderna tradición baudeleriana de obra de arte: supresión de efectismo incontinente, de la imagen episídica y del artificio sintáctico, en provecho de una solvente sugestión polisémica. En Piel de Arcano, primer libro de José Ignacio Infantas Moscoso, el principal núcleo tensional es, por un lado, la introspección paroxística, visceral, escatológica del cuerpo, que, a manera de lúcida y despiadada revisión de galera, da cuenta de órganos, miembros, humores, fluidos, sostenidos por su flebe e irreductible materialidad y por una conciencia agonistica opuesta a la recurrente tentación metafísica; y por otro, una reflexió sutil -pero no por ello menos efectiva- sobre el ejercicio escritural, fundacional y crepuscular que, como un impulso axial, atraviesa las cuatro partes en que se divide el texto, dinamizándolo en un contrapunto que lo en riquece y adensa. Y todo ello, por supuesto, expuesto en un lenguaje proteico, cuya potencia radica en su aleatorio tono lírico y épico, de matices celebratorios y revulsivos, que confirma la presencia de una voz talentosamente singular en el concierto actual de la poesía peruana. (Jimmy Marroquín)



PÁLIDA ARCA DE INSECTOS

I

Qué es sino el propio cuerpo
dentellado de silencio,
un epíteto de viento
al borde animal de la flama
al aliño blando de tus piernas
deslizándose naval sobre el tiempo,
 una pálida arca de insectos
  un infinito festín
   celebrando el espíritu
    la certera muerte
una tripulación de átomos panegíricos
entre dos orillas idénticas
                         al capricho del amor y las 
cenizas
en una chispa,casi sin más,b esando el arrecife, el final,
la orilla.


II

Y
este silencio de alabarda
desordenando todo en el alma,
como si no bastara,
amanecer entre tu piel alabastrada
                               y el inútil palafito del poema
ausente,
sólo este naufragio de venas y esloras
        esta luminosa podredumbre de ajenjo
y el alma "más allá de la aurora y el ganges"
        más allá de esta arena infinita,
donde se han quebrado los remos y las piernas
        donde sólo el amor persiste.


III

no me duele elmañana
sólo conozco este instante
esteinfinitoululardeluciérnagas
fuegos alados, perennemente
fatuos
nada es nunca lo mismo.
salvo que llegues.
incluso si beberte trae la ceguera
los denarios en las cuencas
                            el revés de los respiros
nome duele sino tu ausencia
la ausencia
las cortinas, las calles, los horarios
todo se sustrae,
nada es nunca lomismo
                           salvo que llegues...


IV

Todas las cosas sangran
y
El alma hinchada como un cadáver
Inicia su viaje de otoño
Su naufragio invisible
El genocidio de las amarras
Losmaderos abrazando lasmareas
Las pequeñas bestias diseminadoras
El liquen del olvido
La carroña
Los peces ciegos






I

No llega ligera, su paso es terrenal, tres mil años, bálsamo de brújula o de arena, no
llega leve, no acaricia, erige una hoguera, ruge, perpetua la grafía, desordena, revuelve
con deliciosa crueldad, su sinfonía es de guerra y de conquista.
Cuando la nada todavía pronunciaba un largo abrazo
sostenida en la primera gravedad
ya se había trazado la línea de los labios
la mirada\el color de la voz
Y ese oscilar dentro del pecho,
como si todo se ovillara de nuevo en otra lluvia de pleistoceno, en otra génesis de
células y astros.


II

Se plantea, en las sierpes de las palmas, la dicotomía de este encierro/ porque ahora
como nunca he abrazado esta carne/  porque todo era muelles y viento/ los pies
calados de herrumbre, de anémonas y sales de cianuro/ y la amnesia/ y los cometas en
las sienes anhelando el cielo.



III

Mórbido oleo que acongoja, cabestro que abriga lo informe, ala, hoja y anatema/
rebusque impávido, hora, hora, escarba la desierta evidencia del epitelio, de la escama
prodiga, del epíteto exacto, de blasón irreductible, de noche plena en el plexo, de tropo
transparente, de pagoda en la pleura, de bocanada incipiente, de andar mirando todo
hasta desvanecerse.


VI

Interrogo/el yo más lívido/el enjambre polifónico/la consonante azarosa/que se busca y
se busca/la coda perpetua que transmigra en microscópicas cuerdas sub dermis/y/todo
danza/ dejamos difuntas las amarras/el miocardio liberado/ el verso neonato que repta
en poluciones transhumantes/no es nada lo que toco y todo es futura ausencia/todo
lapsus, lato, imperecedero/todo euforia y brotes hipertensos/todo células, psiquis,
soliloquio…


VII

Todas las oraciones son cadalsos.
Apenas una nota en discordia/ el refugio de la ménade/ los ojos reflejando el triple
enlace molecular/ la partícula partitura/ el reclamo de la molindona/ no todo se ha
encontrado en este incesto de sigmas/ es más honesta tu pragmática de tacto/ tu hacer
callado/ tu química cerebral/ tu decir sin decir...


VIII

Phyllobates terribilis en el lóbulo frontal, una estrella colapsa, mira el espacio
desgastado sobre la cama con tristísimos ojos, los 2 milímetros dilatados, vistos desde
el Hubble, dos alas negras, floripondios sobre la almohada, lunares de una nebulosa.


IX

Es obvia esta caída/ y esta fuerza/que impide colapsar por dentro/aun así/mientras se
pudre esta vajilla inundada de percebes/ y besas el reflejo de esta huida/ en cuarto
menguante se detiene /la última campana/ el último tranvía/ la última caricia/ que podría
ser cualquiera.


X

No digo que no queden rastros, que no haya testigos, que no se repita, no digo, que a
menudo, es tan exacto, ese silencio, esa mejilla y esa bombilla que se apaga en busca 
de ternura.

Fui asaltado una vez/ despojado hasta el punto de conservar solo el nombre/ y fui feliz
en la indigencia del anhelo/ en el mar de marzo/en el aliento y los lunares/ mientras
conservaba en la azotea una maquinaria similar a un corazón o una almádena…
Sabrás?/tiempo después/de porque ha pesado tanto este paisaje/ este mirar horadando
el arlequín alado de la memoria/ sabrás entonces? cuan alto era este abismo/ cuantas
veces habíamos remendado nuestras lengua para decirnos lo mismo...



No hay comentarios:

Publicar un comentario