miércoles, 18 de febrero de 2015

ELIA ABŪ MĀḌĪ [14.943] Poeta de Estados Unidos


ELIA ABŪ MĀḌĪ

Elia Abu Madi (también conocido como Elia D. Madey; árabe : إيليا أبو ماضي Ilya Abu Madi [nota 1] ) (1889 o 1890 - 23 de noviembre 1957) fue un libanés-estadounidense poeta.

Abu Madi nació en el pueblo de Al-Muhaydithah, ahora parte de Bikfaya, Líbano, en 1889 o 1890. A la edad de 11 se trasladó a Alejandría, Egipto, donde trabajó con su tío.

En 1911, Elia Abu Madi publicó su primera colección de poemas, Tazkar al-Madi. Ese mismo año abandonó Egipto por Estados Unidos , donde se instaló en Cincinnati, Ohio . En 1916 se trasladó a Nueva York y comenzó una carrera en el periodismo. En Nueva York Abu Madi conoció y trabajó con un número de poetas árabe-estadounidenses, incluyendo Khalil Gibran . Se casó con la hija de Najib Diyab, editor de la revista en lengua árabe Mirat al-Gharb, y se convirtió en el jefe de redacción de esta publicación en 1918. Su segundo poemario, Diwan Iliya Abu Madi, fue publicado en Nueva York en 1919; su tercera y más importante colección, Al-Jadawil ("Los Arroyos"), apareció en 1927. Sus otros libros eran Al-Khama'il (1940) y Tibr wa Turab (póstuma, 1960).

En 1929 Abu Madi fundó su propio periódico, Al-Samir, en Brooklyn. Comenzó como un mes, pero después de algunos años apareció cinco veces a la semana.

Sus poemas son muy conocidos entre los árabes; periodista Gregory Orfalea escribió que "su poesía es tan común y memorizada en el mundo árabe como la de Robert Frost es en el nuestro. " 


LAS FÁBULAS BREVES DEL POETA LIBANÉS ĪLIYĀ ABŪ MĀḌĪ
Por Rosa Yolanda Berzosa Moreno
Universidad de Sevilla



3.1 “Las ranas y las estrellas” 
(Al-ḍafādi‘ wa-l-nuŷūm, pp. 21-22)

La rana gritó al ver alrededor,
en el agua, la sombra de los astros:
 — ¡Compañeras, mis tropas, concentraos!
 Los enemigos han cruzado
en la noche las fronteras.
 Expulsadlos, y expulsad con ellos a la noche,
 que también es injusta y criminal.
El eco de este grito viajó en las tinieblas.
La orilla se llenó de bultos y figuras.
Vibró la piel del agua febril con sus croares,
mientras la noche guardaba silencio.
Cuando rasgó la aurora los velos de la sombra,
y se desvanecieron sus vestigios de la faz de la tierra,
se fue pavoneándose
como un rey victorioso entre sus jefes.
 — ¡Alegraos conmigo —dijo luego—,
 ahora estamos a salvo de una trampa terrible!
 Si no hubiéramos vencido a estos luceros
 que nos han atacado, nos habrían
hecho sentir su ley inapelable;
 se habrían instalado en nuestra tierra,
 logrando un bienestar
 que entre las nubes no hallarían.
 ¡Oh, Historia: deja escrito que somos
una nación que ha vencido a las mismas estrellas!




3.2 “El asno disfrazado” 
(Al-‘ayr al-mutankar, p. 29)

Afirma el sabio que hubo una vez un asno
que estaba triste porque no lo llevaban a la plaza.
Y un día lo llevaron, le cortaron la cola con tijeras
y sus agudos filos le asaltaron las orejas.
a el domador montábase a sus lomos,
y aún sus flancos inspiraban sospechas al jinete.
Pero siguió dudando hasta que oyó
una voz que se alzaba, como la de los genios;
desenvainó el acero y cortó su cabeza,
y arrojó su cadáver a los cuervos.
Mientras a todo ser viviente le acompañe
su propia voz,
¡que no esconda al asno la piel del caballo!




3.3 “La piedra pequeña” 
(Al-ḥaŷar al-ṣagīr, pp. 37-38)

Oyó un gemido la noche estrellada
que envolvía la blanca ciudad.
Se inclinó sobre ella, como quien conteniendo
el aliento prolonga su escucha en silencio.
Vio a sus gentes dormir como a la Gente
de la Caverna, sin ruido ni alboroto.
Y vio detrás la presa de sólida estructura,
y el agua, que un desierto parecía.
Venía aquel gemido de una de sus piedras
que se estaba quejando de su ciego destino.
 — ¿Qué hago yo en este mundo,
 si en él no soy nada, ni siquiera polvo?
 No soy mármol para hacer estatuas,
 ni roca para edificar.
No soy tierra que absorba el agua,
 ni agua que riegue los ricos jardines.
 No soy perla por la que suspire
 la bella joven, llena de hermosura y de gracia.
 No soy una lágrima, ni un ojo,
ni un lunar, ni una rosada mejilla.
 Soy una piedra gris y diminuta,
 sin belleza, sin ciencia, sin ingenio.
 Dejaré esta existencia y me iré en paz,
porque me he hartado de seguir viviendo.
Y abandonó su sitio, quejándose
a la tierra y los astros, al cielo y las tinieblas.
Pero, cuando la aurora abrió sus párpados,
la inundación cubría la blanca ciudad.




3.4 “La higuera necia” 
(Al-tīna al-ḥamqā’, pp. 46-47)

Una higuera de tiernas ramas, alta,
dijo a sus compañeras al llegar el verano:
 — Maldito sea el destino que en la tierra me puso,
 que me dio a mí belleza para que otros la miren.
A mí misma concederé mis dones
 y los demás no verán ni rastro.
 ¡Es más de lo que puedo soportar,
 que sean para otros,
 no para mí, la sombra y el fruto!
Soy la meta de aves y de bestias,
 pero no veo qué meta tengo yo en la vida.
 Recortada mi sombra a la medida de mi cuerpo
sin que sobre ni falte,
 no tendré fruto si no estoy segura
de que no se me acerque ni pájaro ni hombre.
Volvió la primavera, con su cortejo, al mundo,
se ornaron y vistieron de brocado los árboles.
Y siguió desnuda la higuera ignorante,
como piedra o estaca en la tierra.
El dueño del huerto no soportó verla
y la arrancó, y fue a consumirse en el fuego.
Quien no es generoso con lo que la vida le otorga
es un ignorante que por codicia se pierde.




3.5 “La hija de la noche” 
(Ibn al-layl, pp. 96-98)

La luna llena se erguía sobre el bosque una noche
y vio al zorro pasar furtivo entre las viñas;
cada vez que una sombra aparecía, temeroso de ella
estremecíase.
Y vio un feroz león junto al estanque,
llenando de rugidos el valle, cada vez que advertía un murmullo,
mientras corría el agua entre las piedras, temerosa
y sombría.
Y un chacal vio a la luna columpiarse en el espacio,
como un rey rodeado de luceros, sus soldados y esclavas
y dijo: — Si fuera compañero de la luna, o la luna del cielo ,
 o su sombra,
 no me preocuparía la irrupción del pastor, ni el perro experto
 y sus ataques.
Pero el león, al ver a la luna burlona, le dijo:
— ¡Hija de la noche , sea lo que sea
lo que me apetezca, no me apeteces tú;
eres brillante pero seca, no hay caza en ti
 ni junto a ti!
Tuyo es este horizonte, pero es también de las estrellas.
Si fueses un león con colmillos y garras
no dañarían tu blanco rostro las miradas de los zorros.
 ¡Preserva tu belleza!





3.6 “La ermitaña” 
(Al-nāsika, pp. 124-126)

Vi en el campo, cerca del ocaso,
una espiga que, al pie de la colina,
se cimbreaba inclinando la cabeza, como adorando al sol,
o como recitando la oración de la tarde.
Me aburrí de la ermitaña del campo
y, sin esperar a mi sombra,
me puse a recoger y aventar el grano, a echarlo luego al fuego,
sacando de él para mi cuerpo alimento.
El sol se ocultaba detrás de las cimas,
callaron los pájaros que aún no dormían,
pero mi hoguera siguió creciendo, y seguí comiendo lo que se cocía.
¡Qué bueno el fuego, qué sabroso el asado!
Yo hacía mi gusto y me divertía.
Y hete aquí que una voz no esperada me grita:
— ¡No es grano ni espiga lo que el fuego consume, lo que consumes tú,
 sino tus ilustres antepasados!
Ni hombre ni pájaro había.
¡Cosa extraña: una voz y nadie hablaba!
¿De dónde llegaría la voz? No lo sé, pero la ermitaña del campo
levantó la cabeza hacia lo alto.




3.7 “El riachuelo ambicioso”
 (Al-gadīr al-ṭamūḥ, p. 138)

Decíase el riachuelo:
 — ¡Ojalá fuese un caudaloso río,
 como el Éufrates dulce
 o el Nilo, que abundante se desborda,
que los barcos navegan abrumados
de copiosas provisiones!
 Sólo quien es vulgar
 con los deseos vulgares se conforma.
Y hacía el río fluyó rápidamente,
sin entretenerse en el verde prado.
Mas, cuando allá llegó,
el bramido acalló su murmullo.




3.8 “El cuervo y el ruiseñor” 
(Al-gurāb wa-l-bulbul, pp. 201-202)

Dijo el cuervo al ver el afecto apasionado
de los hombres por el ruiseñor canoro:
 — ¿Por qué no me adoran a mí los oídos como a él,
 qué diferencia hay entre mis alas y las suyas?
Yo soy más fuerte y tengo las garras más agudas,
 ¿por qué la gente se olvida de alabarme?
 — ¿Es que separo a los que se aman
 o enturbio las delicias y alegrías?
 Hay muchos líquidos semejantes al vino,
¿por qué no se les venera como al vino?
 La suerte no es de los cuerpos y sus formas.
 Todo el misterio está en los espíritus.
 La voz es un don del cielo, y el cielo
 no se complace más que en el cantor.
El destino sentencia, y si criticas al destino
 te corta el cuello el cuchillo del ejecutor.




4. las fábulas breves de oro y polvo

En esta recopilación encontramos tres ejemplos más de fábula breve, con las mismas características que los aparecidos en Los arroyos mucho antes y quizá rescatados por el editor de la colección de entre los descartes del autor.



4.1 “Visión” 
(Ru’yā, pp. 512-513)

Visiones en el sueño... ¡Cuántas veces en sueños
se muestra la verdad de las cosas!
Yo soñé que pasaba
por un jardín de seductora opulencia.
Una alfombra de luz en sus senderos,
el perfume en las brisas y las sombras.
La hierba era un brocado ondulante;
el aire, luz y luz.
Y resonó una voz como un gañido en mis oídos,
y tras mí unos colmillos rechinaron.
Volví la vista, sorprendido, en busca
del sonido que escuchaba. No estaba en un desierto.
Detrás de mí, en el huerto, había un perro,
ávidos los ojos, resecas las entrañas,
a punto de asomar las venas en su piel,
y con ellas su ansia de mi sangre.
Temiendo que clavara sus colmillos en mi traje,
le di una patada, y voló mi zapato.
En él hincó los dientes
como si los hincara en el fénix,
se lo llevó a sus compañeros
y se lo repartieron, jubilosos,
pues era buena cena.
Nadie se extrañe si me ve descalzo:
me han roto los zapatos las lenguas de los necios.



4.2 “Segunda visión” 
(Ru’yā ṯāniya, pp. 514-516)

Volví a soñar, cuando aún no se habían marchado
del mundo las tinieblas.
Vi una langosta, con los miembros exhaustos,
echada en una ciénaga, mirar embelesada el horizonte
con pupilas heridas, insultando a las estrellas de Géminis.
— ¿Qué te ha pasado?, dije. Pero no respondió.
Pregunté a sus amigos y ellos me contestaron:
— Nuestra compañera es testimonio
de lo que es burlarse de los buenos consejos.
Cuando tenía hambre, un grano de mostaza le bastaba,
y una gota de agua cuando tenía sed.
Oyó hablar de un río en el cielo y de un paraíso
que no se secaba, que no perecía,
cuyos frutos tenían perfume,
sus ríos miel, y su rocío hechizo.
Y no quiso ya vivir en la tierra,
yaciendo en el polvo.
Echó a volar por el espacio,
hasta que se cansó y cayó a la tierra.
Volvió al mundo para el que fue creada,
pues no fueron creados los insectos para el aire.
Ésta es su historia: en ella hay un aviso
para los insensatos que son como esta necia.




4.3 “Un gusano y un ruiseñor” 
(Dūda wa-bulbul, p. 559)

Un gusano, que por la tierra andaba deslizándose,
miró hacia un ruiseñor que volaba cantando,
y se puso a quejarse, a las hojas caídas
en el campo, de que no tenía alas.
Una hormiga llegose a él y dijo:
 — Confórmate y calla, mejor es para ti.
 Si deseas ser pájaro, sólo deseas ser
 pájaro al que dan caza y sacrifican.
 Aférrate a la tierra, que ampara a los gusanos,
y deja las palabras, que el silencio es más grato.







Egypt and Syria

You were patience but O` it does not have a benefit after you,
Had it been beneficial, which other soul would need to be patience.
Weeping as for men is abhorred,
Except that, abstainess from it in your case is ingratitude.
Generosity is in captivity with your illness and it will soon, be terminated by poverty
Coupled with misfortune and hopelessness
They buried you in the same earth in which,
The long-buried ones before you were equally stored.
When they all saw your eminence in the tomb they,
All wished and hoped they were buried in your place.
Nothing has so befallen us in this era like his death,
Though he himself used to be one of those who have feelings for lost.

translated by Murtada Adegboyega 






I do not know

l came ,l don't know from where or how l came to be l am, or why l came ?l don't know!
l saw a path in front of me l began to walk,l must keep on walking willingly or unwillingly ,whether l agree or not.
How did l came to be? How did l sighted my way? l can't perceive the matter ,l don't know!
Am l new or am l old in this existence ?
Am l free or am l a captive in confinement?
Do l lead myself or l am being lead ?
l wish l knew ,but l don't know,l don't know!
l must coincide , but why ? l don't know!
III - Is my journey a rough one? Is it a long one?
Is it a short unpredictable one?
Am l walking or time is doing the walking for me ?
l don't know,l don't know!
IV- l saw stars ,but l don't know why they are irradiate ?
l saw the clouds ,but l don't know why they are sending out the rain?
l saw the forest with the trees ,but l don't know why they bear fruit after they bloom?
Are they like me ?they don't know why they came to be?l don't know!
l remember nothing of my past life,l can't predict my coming years.
l know l have a self ,but l don't know what it is?
So when would myself knows itself ,l don't know!
VI- l see a struggle going on within me .
l see myself as the devil then as an angel.
Bad and good battling inside my mind.
Why they keep on fighting ? Why they can't get along ?
l don't know ,l don't know!
Where are my cries and my laughter ?
Where are my sadness and my joy?
Am l sane or am l insane ?
Did l loss every thing ,but how it happened?
l don't know l don't know!
Am l going to be send back after my death?
Old or young,am l going to know myself?
Or am l to be no more? l don't know ,l don't know! 





War Poem

The enemy's war ship enclosed them in such way,
That you would think they were surrounded by a friend.
The blaze and smoke of their firing filled space,
Until it covered it to the extent that the day did not appear like the day.
The air turned darkness, a prolonged one indeed,
Until it appeared as if the curtain was drawn on the sky. 





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