sábado, 17 de enero de 2015

FRANCISCO JIMÉNEZ CARRETERO [14.513]


FRANCISCO JIMÉNEZ CARRETERO

Barrax (Albacete), 1948. Maestro y Licenciado en Humanidades por la UCLM. Es miembro de la AGHA (Gente del haiku de Albacete). Forma parte del grupo literario Alcandora. Es colaborador de revistas del género como:
Barcarola, Calicanto, La hoja Azul en blanco, La Siesta del lobo, Piedra del Molino. 
Escribe únicamente poesía y en los últimos años ha hecho su incursión en el mundo del haiku, figurando en distintas antología del género. Ha participado en recitales poéticos y ha sido pregonero y mantenedor de diversos eventos culturales.

Tiene publicados los poemarios: 

-Con la Tierra de por medio. (Col. Cervantino). 1988.
-Veinte Oraciones de Amor y una Canción de Esperanza. 1997
-Aún se forjan navajas... (1ª y  2ª edición Diputación de Albacete). 2001.
-Plaquette: El Lenguaje del acero. Colección de APRECU. 2011.
-Cuántas veces seremos el Otoño.  Ed. QVE - I Premio Elías López Roldán. 2012.  
-Más allá del instante. Cánticos de Navidad. Ed. QVE. 2012.
-Espacio Interior.  XVIII Premio Aurelio Guirao de Cieza (Murcia)

Ganador de numerosos premios poéticos por toda la geografía española:

“Amantes de Teruel”, “Ciudad de Ponferrada”, “Juegos Florales de la Vera Cruz (Sevilla), “Fiestas de la Vendimia” (Requena), “Certamen Nacional de Poesía y del Soneto de la Roda”, “Corpus Christi de Villacarrillo”, “Poesía Mística de Malagón”, “Premio Internacional Francisco de Quevedo” (Infantes), “Premio Guadiana”, “Juegos Florales Jacobeos de Cartagena”, “Villa de Iniesta”, “Cencibel de Valdepeñas”, entre otros.    
Es Gran Comendador de la Orden Literaria FRANCISCO DE QUEVEDO de Infantes (Ciudad Real).Cuervera de Oro de Barrax. Cuchillero Mayor del Año 2014 Albacete. Albacetense distinguido 2011 por la Peña de Albacete en Madrid.



OBRA:




RECUERDOS

Cuando el tiempo madure eternidades,
oreadas al soplo de otros vientos,
será el momento justo, amigos míos,
en que alzando la copa del recuerdo
me embriague con el néctar generoso
que puso en mi camino vuestro aliento,
Así, destilaré nostalgia y pena
en el umbroso cáliz de mi cuerpo.

(Con la tierra de por medio) 







ACRÓSTICO

(APRECIO a esta hora los símbolos menores)
                                           RAMÓN BELLO BAÑÓN

Nada como un atardecer de agosto en mi tierra.
Aprecio a esta hora los símbolos cercanos:
Vencejos que revuelan serenas catedrales,
Amarillo rastrojos de simienzas inciertas,
Jalbegadas paredes de cales luminosas,
Ardientes solespones y silencio…,
Silencio serenísimo de yunques en las fraguas.

(Aún se forjan navajas…)




ASÍ ES UNA NAVAJA

Hoja bruñida, de acero,
cachas de ciervo o de nácar,
talón, rebajo, “carraca”,
corazón del cuchillero.
Pestaña, vitola, esmero
y filo de luna llena.
Noches de yunque que suena
a ritmo de martinete.
Templa su acero Albacete
para escapar de la pena.

(Aún se forjan navajas…)






MENDIGO EN RECOLETOS

“En el pico de un banco está sentada.”
     SAGRARIO TORRES.


VOLVÍ a Recoletos y no estaba 
la anciana del soneto más sincero.
En el pico del banco que yo quiero
solamente un mendigo dormitaba.

Vestía un traje gris que se rasgaba
con tan sólo mirarlo. Helaba enero.
Desesperanza y frío en el sestero.
La tarde en Recoletos declinaba.

Caprichos del azar, tras ardua espera,
dos ancianos cruzando la frontera
desde el pico de un banco, lentamente.

Cuánta soledad, Dios, de pena en pena,
dos destinos sobre la misma arena
y Cibeles que sigue indiferente.

(Cuántas veces seremos el otoño)






ADA YA SABE DECIR ABUELO

TIENEN sus ojos brillos de lucero
esta tarde de otoño que declina
y su luz, tan de sol, nos ilumina
oscuros recovecos del sendero.

Es hermosa además. Su zalamero
mirar borda, con hilos de muy fina
gracia, encajes de amor en cada esquina
de mi vida y mi casa. El mundo entero

se rinde a sus encantos, se recrea.
Con gracejo especial ya balbucea:
papá, mamá, patatas, agua, cielo,

pan, búho, pío, dos, caca, pez, risa,…
con esa voz que tiene son de brisa, 
cada vez que me llama y dice abuelo. 

(Cuántas veces seremos el otoño)







VILLANCICO DE 
LA NIEVE BLANCA

La nieve blanca,
la blanca nieve,
Cuaja, no cuaja,
serenamente.
-Dónde los hombres
que van y vienen
por el camino
de sus vaivenes,
pasan de largo, 
no se detienen.

(Qué viene el Niño,
el Niño viene.)

-Bajo este cielo
de mi presente,
la noche fría
tiembla indolente.
Lejana y vieja
la luna vierte
su luz más blanca
Ccn blanca nieve.

(Qué viene el Niño,
el Niño viene
lleno de gracia,
gracia celeste.)

La nieve blanca, 
la blanca nieve
sobre el alero
de mi pesebre.

(Más allá del instante-Cánticos de Navidad)





PUENTE A LA LUZ

MÁS allá, todavía más allá
de las últimas nubes 
que matizan el cielo,
un silencio de siglos se cobija.
Unívoca estación de amaneceres
fúlgidos bajo un sol que destiñe la niebla.

Y allí fuiste a parar,
al vértigo abrazado de un aire más limpio,
en busca de la luz, 
hacia la luz que anida
por los altos linderos del pulso de los astros
donde basta tan sólo un parpadeo
para atisbar la cósmica razón:
cómo nació la luz por vez primera.

Allí te fuiste, padre,
al reino imaginado de intacta primavera
y hacia allí tiendo un puente desde el alma
con pretiles de amor y de querencia,
que estoy en ti cuando tu voz escucho,
que estás en mí cuando tu luz me asombra.

(Espacio Interior)





EL VALOR DE LAS COSAS
(El fondo de las cosas no es la muerte o la vida.
El fondo es otra cosa. R. JUARROZ)


EL valor de las cosas no es su peso en oro.
Lo observo cada día en la luz que las muestra
al cruzar por la sombra que verdea en los árboles.

El valor de las cosas no es su peso en oro.
Es más bien el aprecio que se pone al tasarlas
procurando que nunca se disparen al alza.

El valor de las cosas no es su peso en oro.
Otra cosa es el fondo del valor de las cosas,
precipitado afán por poseerlas
hasta hacer que rebose el cuerno de la abundancia.

El fondo, el fondo es otra cosa bien distinta
que alguna vez se asoma al borde.
Y precipita.
(Espacio Interior)





INTRANSPARENCIA 

CASI el viento se dobla
al vaivén de las hojas
de las flores del tilo solitario del parque.
No quisiera rozarlas 
con sus labios clarísimos
de evanescente brisa
y callada ternura.

En esta soledad que el aire orea
surge una luz errante
que acrisola y depura el perfil de las cosas 
y las hace más ciertas
a los ojos de todos.
Pero está lo invisible, 
la razón de lo etéreo
que no se trasparece 
y calla para siempre
olvidando su eco
en la inhabitable hora del silencio.

(Espacio Interior)




SEGADORES

Parecían tan hechos de acero,
como juncos doblándose
a la perseverancia de la espiga
bajo el arisco corte de la hoces.
Con sus manos callosas y raspudas 
hacinaban las mieses
sobre el ardiente labio del rastrojo.
Altares eran de dorada ofrendas,
de frutos y sudores hacia un dios
que, todavía, desde lo más alto 
parecía mirarles.





FUGA DE LA LUZ

En este amanecer de luz dispersa, 
como blanco de angustia,
aparto de mis ojos la neblina
que no me deja ver
tu sueño de alabastro.
¿En dónde el gozo ahora?
El alba limpia, madre,
que libere las sombras
y muestre, permanente, su caricia 
sobre el rostro del campo y de mi frente.
Aquella luz primera
de blanca amanecida,
si tú te la llevaste, madre,
y hoy ya se me hizo hielo 
la poca luz que tengo entre las manos. 





PAISAJE AL ATARDECER

Mayor es la belleza al atardecer.
Dádiva generosa que otro cielo
oculto en la penumbra nos ofrece.
La luz de atardecida se diluye
oportuna en el lienzo del instante.
Rezuma Dios su amor sobre la tierra
en medio del paisaje que los dedos del aire,
sobre todas las cosas, van palpando.

Arden bajo el farol del sol que ya declina,
los romeros, lentiscos 
y silvestres enebros. 
Mientras la tarde calla hacia el ocaso,
nuevos ocres y sienas se eternizan.

Sobre un limpio horizonte que conmueve
se yergue este paisaje aún tan mío.





EL POEMA

La paz que se respira
no es aún el poema
JOSÉ CORREDOR-MATHEOS

Hoy elegí el terreno
donde sembré el poema.
¿Sabes?, 
 la tierra es generosa
para con lo sencillo.

Unos versos de nada
germinan en silencio
y se vuelven palabras
-no es aún el poema-.

Crecen y crecen, se alzan
hacia la luz unánime
para dar su ala al aire.

He aquí el poema. La voz
apenas escuchada
en el lento pasar
de las horas sin dueño.









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