jueves, 20 de octubre de 2011

PHILIP LAMANTIA [4.993]


Philip Lamantia 

POETA DE LA BEAT GENERATION

(1927-2005)

Dedicado con todo respeto a su viuda, Nancy Peters

Alberto Blanco

Philip Lamantia nació en San Francisco, California, de padres emigrantes sicilianos, en 1927. Si bien se le asoció siempre con los beats -quienes tuvieron en gran aprecio su poesía-, se puede decir que Lamantia se mantuvo aparte, solitario, conservando una postura sumamente personal. "Philip fue un visionario que, como Blake, era capaz de ver el universo entero en un grano de arena", dijo hace poco Lawrence Ferlinghetti, en cuya editorial, City Lights, se publicaron cuatro de los nueve libros que Lamantia dio a conocer en los últimos treinta años.

La escritura libre, visionaria, alucinada de Lamantia influyó en mayor o menor medida en todos los beats, pero, sobretodo, en Allen Ginsberg, cuya poesía, que hasta principios de los años cincuenta se había conservado en un terreno bastante convencional, se convirtió en otra cosa tras el contacto con la poesía surrealista de Lamantia. Es imposible imaginar el célebre aullido de Ginsberg -Howl- sin la poesía libérrima de Lamantia.

Además de sus publicaciones en City Lights, Philip Lamantia compartió créditos con el terrible Charles Bukowski, y con Harold Norse -otro beat poco conocido, cómplice de correrías de Burroughs- en la antología publicada por Penguin en la serie Modern Poets. Pero más que beat, Lamantia debe ser considerado con todo derecho como un poeta surrealista; no sólo uno de los primeros en Estados Unidos, sino, en un sentido estricto, tal vez el único.

Así lo reconoció el mismo André Breton que lo "descubrió" en Nueva York, siendo Philip todavía un adolescente, para incorporarlo formalmente al movimiento surrealista en la década de los cuarenta, uniéndose así a una larga serie de artistas tan notables como Aimé Cesaire, Dorothea Tanning, Arshile Gorky, Wolfgang Paalen, Octavio Paz, Hans Bellmer y Toyen. Cabe hacer notar que fue esta última la que realizó la portada de uno de los principales libros de Lamantia: Touch of the Marvelous, publicado en San Francisco por Oyez Press.

Philip Lamantia, como tantos otros, rompió más tarde con el surrealismo y comenzó a experimentar con drogas, buscando inducir estados visionarios por distintos medios, a la vez que acechando una poesía más personal. No obstante, Lamantia apareció incluido en la sección dedicada al movimiento surrealista en Estados Unidos en la antología que City Lights editó y publicó en 1974.

El primero de los poemas de la breve muestra que presentamos aquí como un mínimo homenaje a este poeta raro, excepcional, "En el dominio de Emu", está dedicado a Franklin Rosemont, uno de los más conspicuos animadores del movimiento surrealista en Norteamérica, quien, en su ensayo "La nueva argonáutica", decía:

Proclamemos en letras de fósforo, si es necesario, que la aventura emprendida con el fin de remover los obstáculos que interfieren el libre desarrollo de la imaginación, ha sido llevada inexorablemente a cabo no sólo por una larga y continua corriente de poetas y pintores revolucionarios -de Lautréamont a Malcolm de Chazal, de Benjamín Péret a Guy Cabanel, de Samuel Greenberg a Philip Lamantia, de El Bosco a Toyen- sino también por una larga y contínua corriente de jazz
En efecto, hay mucho free jazz en la poesía de Lamantia. Pero hay con frecuencia, también, un ritmo más convencional. Porque en su poesía convive una mezcla de elementos de la tradición clásica junto con otros que emanan directamente del esoterismo, sin perder jamás esa "cierta lejana eficacia" de la que habló alguna vez André Breton, y que constituye uno de los rasgos decididamente surrealistas que la caracterizan. Como dijo de él recientemente Michael McClure: "Lamantia fue un poeta muy original (ij) el flujo de su imaginación era una belleza."

Philip Lamantia murió el lunes 7 de marzo de 2005 a los setenta y siete años de edad, de un ataque al corazón en su departamento de North Beach, en San Francisco.

Works

Erotic Poems (Berkeley: Bern Porter, 1946)
Ekstasis (San Francisco: Auerhahn Press, 1959)
Narcotica (San Francisco: Auerhahn Press, 1959)
Destroyed Works (San Francisco: Auerhahn Press, 1962)
Touch of the Marvelous ([no place] Oyez, 1966)
Selected Poems 1943-1966 (San Francisco: City Lights Books, 1967)
Charles Bukowski, Harold Norse, Philip Lamantia: Penguin Modern Poets, No. 13. (Harmondsworth: Penguin, 1969)
Blood of the Air (San Francisco: Four Seasons Foundation, 1970)
Touch of the Marvelous -- A New Edition (Bolinas: Four Seasons Foundation, 1974)
Becoming Visible (San Francisco: City Lights Books, 1981)
Meadowlark West (San Francisco: City Lights Books, 1986)
"Private Works" a collaborative book with Brian 'Giu' Jeffrey (San Francisco: Lamantia Publishing, 1991)
Bed of Sphinxes: New and Selected Poems, 1943-1993 (San Francisco: City Lights Books, 1997)
Garrett Caples (Ed.): Tau; with Journey to the End by John Hoffman (San Francisco: City Lights Books, 2008)


La condición diabólica

Como las mujeres que viven al alcance de cada cuerpo
descienden de las regiones polares
hacia el círculo de los demonios

Yo me preparo para ofrecerme a las suaves y rojas serpientes entrelazadas en las cabezas de los brujos

Entre los negros brazos llegan sobre la ciénega abalanzándose para abrazarme
y el sol distante en el que habitan los hombres que tienen a su alcance
prístino los Depravados Ojos
entre las tumbas y los hechos de los deshuesados mangos
que trabajaron en el secreto de las torres abandonadas
a pesar de mi cuerpo fugitivo ausente
a pesar de los lagartos arrastrados dentro de los altares en que las potencias tienen preparada la vida
a pesar del antiguo templo Dórico transportado por los amantes del arte
a pesar del nido de mendigos dementes
el canto se oye
y las palabras del canto están escritas en los oceánicos jardines
Los límpidos muros han cantado adiós
Nosotros hemos entrado en la ciudad donde el maestro muerto habla de catacumbas y la cornuda bruja del África
El sortilegio prosigue en las calles y en el cielo
Hemos ascendido hasta el ilimitado cosmos de la arquitectura
Nos hemos arrastrado de espaldas hasta los enormes corazones
aquel salto sobre la nieve hacia la subida a nuestros cuerpos
Llega mi ritual cera y círculos
mi rosa escupida de sangre

Cuando el día es iluminado por nuestros mágicos candiles
y las horas aúllan sus sádicas canciones y succionan con ahínco
en la noche cuando los gatos invaden nuestros cráneos
entonces sabremos que los destructores han surgido
en el mundo para observar nacer el cataclismo
como la ola de fuego final se derrama de sus corazones


En el dominio de Emu

Para Franklin Rosemont

Como la tumba abierta que irradia un risueño colinabo
y la zanahoria haciendo trizas la arena
algo así como un árbol estampando sus pies en un leopardo
de ojos cuadrados
las lunas y el pan compiten por el gusto entre los corazones
de diamante

Al otro lado del lago del ser el viento fuma flamas tubulares
Las cadenas están trenzando cormoranes
Las placentas refractadas en la torre desierta de la tormenta
reemplazan a la Calle de las Maravillas sumergida de nuevo en
su oculta salida
mientras la ciudad despierta como una flor de caballeros
amantes


Para empezar entonces,
no ahora

El tragaluz se anega
cuando tú entras en mi voz
llevando una caja de fuego
completamente silenciosa
te abres a la horquilla encantada
de los misterios del sueño



Vibraciòn

Hay un viento que tortura a los murciélagos
y están las plantas chamuscadas de los soles muertos
la ciudad hilada con el mar
donde los abismos de pterodáctilo me llaman
hay una espiral de terror animando mi mente
y el zumbido del esqueleto de la soledad
donde florecen cadáveres furiosos en una botella
y armas rojas se desvanecen en espejos

Miro hacia atrás por la hoja de mi doble
allí vuela -a través de su vista- El Ahorcado
donde una pirámide de agua se asoma entre las oscuras
vituallas de la vida interior


El elemento que amas

Puedo verte desde los cascos navegando en la playa bordeada de cemento, indicándome el arco caído de un cometa que colma el río de un halcón, un encuentro inaudito sumergiendo los faroles.

Un vencedor emboscado en su pirámide voladora, ocre es la ventana del espejo salutífero... y un estruendo de puertas elude a un león, por aquí y por allá, señalando displicentemente damas fugaces a punto de desvanecerse en el escudo de armas de la lluvia, donde los deseos civilizados emplumados con inanidades anti-cefálicas ruegan a sus invitados que se prendan.

Nada menos que una chava pulida ametralla la sucia luz de los predicadores que se hunden en los muelles liberados por una mujer y por el agua, peinando un vestido vítreo de donde caen zorras-en-mano y una guacamaya cuyo pico se suaviza hasta volverse su propio sello de poesía líquida.


LAS PARADOJAS POBRES

Porque todo es bendecido por Dios
agua, tierra, estrellas, almas
lo que quiere decir, todo es bendecido EN Dios
y lo que no lo es, no es
porque Dios es lo QUE ES

Yo, en Dios, te bendigo para que estés en Dios
Dios bendecido en nosotros como nosotros bendecidos en Dios
y todo es bendito en la Santidad de Dios
y lo que no lo es en Dios NO es
y este NO termina en el comienzo de lo que ES
que eres en Dios que es santidad en la nada

DE TODO LO QUE ES
y es nada comparado con DIOS
que es santidad en Su ser
COMPLETO, sin necesidad de nada

Versiones de Alberto Blanco



PÁJARO HERMÉTICO

Este cielo es para ser abierto
ese cuerpo saqueado para ser querido
esta linterna para ser atada
alrededor de los colmillos de tu corazón

Perdido por un puente
moviéndome a través de mares de
tragedia
por entre islas de mujeres inflamables
me detengo
con mis plumas enredadas en tu ombligo
con mis alas opalinas en la noche
y pronuncio palabras que se oirán mañana
en una pequeña carreta campesina
del siglo diez y siete

Aliento a aliento
el vaso se rompe en el sepulcro
para dar nacimiento a un temblor
ambulante
de Esfinge, dulce pájaro, fiera dulce
hambrienta de ti
hambrienta de tu madre

Los niños en las lámparas
juegan con nuestros cabellos
oscilando en la nada

He aquí un paisaje de fuego
He aquí caballos húmedos por los agrios
fluidos de mujeres

En los pilares de nicotina
la palabra placer es borrada por la lengua
de un perro
en los pilares los cuerpos
abiertos son con llaves
las llaves están sujetas a mi cama
para tocarlas en la aurora

para ser utilizadas en un sueño

Si un sólo sonido más es escuchado
los niños llegarán para matar
en el fondo del lago
en el fondo del lago

Si los niños asesinan
los búhos sangrarán
humanos caprichosos
que desfilan en los sótanos del sol

Cuando se hundan las columnas en el mar
envolviendo en el estrépito profecías y
dementes
juntos en una pequeña cuna
alzados en la túnica del deseo
y con las bocas abiertas hacia las estrellas
aullando para que los castillos se fundan
a nuestros pies
tú y yo
cabalgaremos sobre los pechos de nuestra
madre
que no conoce a nadie
que nació de pájaros desconocidos
para siempre en el silencio
para siempre entre los sueños
para siempre en el sudor del fuego.


HAY ESTA DISTANCIA ENTRE
LO QUE VEO Y YO

Hay esta distancia entre lo que veo y yo
la inmanencia en todas partes de la
presencia de Dios
no más éxtasis
una cabeza fría
acecha acecha acecha
Yo estoy aquí
El está allá... Es un océano...
a veces no puedo pensar en ello, fracaso,
caigo
Hay esta mirada de amor
hay la torre de David
hay el trono de la sabiduría
hay la mirada silenciosa del amor
Constante vuelo en el aire del Espíritu
Santo
yo suspiro por la luminosa oscuridad de
Dios
yo suspiro por la superesencial luz de esta
oscuridad
otra oscuridad suspiro por el fin de suspirar
suspiro por el...
es innombrable por lo que suspiro
una palabra dicha atrapada en su propia
carne diciendo nada
Esta nada embelesa más allá del embeleso
Hay esta mirada de amor Trono
Silencioso mirada de amor


CAPRICORNIO ES UNA RODILLA HERIDA

Claro que la noche está manchada
de ectoplasma
la sangre del águila fluye sobre los
planetas
y nosotros echamos un hechizo por siete
halcones para volar hacia la luna
aquel silencio puede ser que prevalezca
para sobrecoger a los ruidosos pobladores
y nosotros escuchar las canciones cuando
irrumpen
de los labios del aire


VOY

La estoy siguiendo hasta la luna vacilante
hasta un puente por el largo litoral
hasta valles de bella piromanía
hasta flores muertas en un espejo de amor
hasta hombres consumiendo minutos
salvajes de un reloj
hasta manos jugando en bolsillos
celestiales
y hasta aquel salón oscuro al lado de un
castillo
de jóvenes voces cantándole a la luna.

Cuando salga el sol ella vivirá en un cielo
cubierto con sangre de gorrión
y envuelto en telares de perdida
decadencia.

Pero yo estoy yendo hacia la luna,
y ella estará allí en una noche musical,
en una noche de risas encendidas
ardiendo como un camino de mi cerebro
mojando el brazo en el lago de la luna.


DESPUÉS DEL VIRUS

¿Estoy feliz? ¡Fui feliz!
Los zoológicos de la felicidad convergen
en horrores que son la zarpa extensa
de quien llama primero
del labio subrayado
La felicidad no es un estado constante
El campo cubierto de sangre humana
hace brillar los huesos más allá
de la máquina de suicidio
Abonamos el árbol de los sacrificios
por sus precisas levaduras
bruñidas con la estática sonrisa
del dolor –escalan las oscilaciones–
no un momento de felicidad
mas contradicho por la resaca negra
Entonces ¿qué vendrá
rapidísimo de los subterráneos
en plumaje brilloso azotando nuestras testas
con la cuchillada del nacer?
Algo almacenando isletas mercuriales
y hongos de ser...
¡y vendido por altares
lanzados a los astros!


HE SIDO RAZONABLE 

He sido razonable
Chicago New York Los Angeles se han derrumbado
He partido a Ciudad Swan donde vaga todavía el fantasma
de Maldoror
El sur es muy civilizado
He comido rabo de rinoceronte
Es la última noche entre caimanes
Albión abre su puño en la palma de un boscaje
Observaré crecer la alhaja moteada en los lomos de caballos
desbocados
La exultación cabalga
Un pedacito del sol sobre mi cráneo
He sido razonable
en tiempo de cadáveres y nubes puedo hacer el amor aquí y
en todas partes


TORRES DEL ALBA EMERGIDA

Habiendo vivido
durante mucho tiempo a ambos lados del
puente bajo el campo de visión de 3 torres
fue sólo cuando el puente hubo cedido
atronadoramente sobre el agua
que emergió una enorme ola

para llevar a salvo
ante las cuatro puertas del castillo
y escupió en mis manos una llave gigante
inscrita con la forma-pescado de la cabeza y los ojos
de una bestia hermosa y verde. 

Versiones: LEÓN FÉLIX BATISTA


Blue Grace

                             crashes thru air 
where Lady LSD hangs up all the floors of life for the last time 
Blue Grace leans on white slime
Blue Grace weaves in & out of Lüneburg and ‘My Burial Vault’ undulates 
from first hour peyote turnon 
Diderot hand in hand with the Marquis de Sade 
wraps himself up in a mexican serapé 
at Constitution Hall, Philadelphia, 1930

Blue Grace turns into the Count of Saint-Germain 
      who lives forever
            cutting up George Washington 
dream of pyramid liquefactions from thighs of Versailles

Blue Grace intimidates Nevil Chamberlain
feels up Fillippo Marinetti
and other hysterics of the phallic rose

Blue Grace dressed up as automobile sperm
      My Claw of the future
      and the almond rose Rich the Vampire wears 
                                            over the US Army 
— flags !
    american flags !

                           flying like bats 
           out of ‘ My Burial Vault ’ ! 
flood museums
                   where Robespierre’s murder is plotted 
                                     — floated from Texcoco, 
the Prince of Bogota caught redhanded 
sniffing forty cans of Berlin ether !

                                      Hydrek ice blue teeth 
                    impersonates, psycho-kinetically, 
the resurrection of Blue Grace as prophetess of the anti-planet system

Blue Grace under dark glasses 
getting out of one hundred white cars at once ! 
Cars of ectoplasmic tin-types 
go to the juncture where Blue Grace Glass is raped 
            at the Court of Miracles, Mexico City, 1959

Blue Grace undressed
reveals tattoo marks of Hamburg, sea & storm of 
                                        Neptune-Pluto conjunction 
Rumors of war
strafe the automation monster 
walking to universal assassination 
K & K and the russian poets 
suck Blue Grace’s opulent morsels, back & front 
The nicotine heaven of Bosch’s painting 
emanates the thousand beauties of
            Christopher Maclaine’s tool box 
of mechanical brass jewels
                                                  Man,
                                                  the marvel 
                                                  of masturbation arts, 
                                     intersects Blue Grace 
              at World’s Finale Orgasm Electro-Physic Apocalypse !

I sing the beauty of bodily touch 
with my muse, Blue Grace

Spring 1963



The Islands of Africa 

to Rimbaud

Two pages to a grape fable
dangles the swan of samite blood
shaping sand from thistle covered fog
Over sacred lakes of fever
(polished mouths of the vegetable frog
rolling to my iron venus)
I drop the chiseled pear
Standing in smoke filled valleys
(great domains of wingless flight
and the angel’s fleshy gun)
I stamp the houses of withering wax
Bells of siren-teeth (singing to our tomb
refusal’s last becoming)
await the approach of the incendiary children
lighting the moon-shaped beast

Every twisted river pulls down my torn-out hair
to ratless columns by the pyramid’s ghost
(watered basin of the temple stink)
and all the mud clocks in haste
draw their mermaid-feather swords
(wrapped by Dust) to nail them
into the tears of the sea-gull child
The winter web minute
flutters beneath the spider’s goblet
and the whores of all the fathers
bleed for my delight


A Little Washington DC Dream 

The Due D’Aumal’s cannonballs
Are being marshmellowed 370 years from their masonic inception
Now lie on the Potomac
The Due D’Aumal’s balls cannonaded
Split
Through mirror teeth Washington D.C.
Black City of white rectangular bits of fear
Blown fluff of fear
O the Duke of Aumal’s balls are raging
Yellow vermin white houses of fear
And beautiful funky people
Diamond heart D’Afrique
Human blood human need
Black booming emotional vibes of life
White geometry of abstract cerebral death
I really saw at Fort McNair
In front of American General’s mansion
A fir-tree tied down to a black coffiny box
Jefferson’s phantom always rides tonight
There’s a solar splendor burst from Eighteenth-Century Cannon of the Due D’Aumal
I’m sure Citizen Lafayette was no dixiecrat



Meadowlark West 

Choppers in the night husk the brilliants of thought
Beyond the cities of patina grow caves of thought
Coyote Hummingbird Owl are rivers of thought
The lumens the pumpkins dance: pits of correspondence over the land
Birds the dream tongues warble Iroquois Mojavé Ohlone
Market Street of “The Mad Doctor” via the occult centers
A gang of fox spirits at the crossroads
Bandoleros set between the obliteration of grizzly bears painted by an Arcimboldist and the monstrance of bleeding chains 
Montezuma’s feathery headdress torn up in the boondocks of the Rosy Cross

Coyote girls in myth-time 
At the central dream of edenic treasures
The irrevocable annihilation of christian civilization is taking shape with carnivorous flowers of volcanic thought


Witness 

Because the dark suit is worn it is worn warm 
    with a black tie 
and a kiss at the head of the stairs

When you hear the dark suit rip 
on the heart’s curb the hurt is big 
     rose flesh caught on the orange woman’s buttons

As you talk metropole monotone
                  antique intelligence 
as you dress wounds by peyotl looming the boulevards 
women hunt their children from you 
who look out
                  lit still inside of a dark suit



Philip Lamantia: el poeta beatífico


Por Homero Aridjis


México ejerció una profunda huella en los poetas de la generación beat. Jack Kerouac, William Burroughs y Allen Ginsberg, entre otros, vieron en nuestro país una mezcla de utopía y de preservación de culturas y costumbres ancestrales. Homero Aridjis rescata al poeta Philip Lamantia, maestro de la generación beat, durante su estancia en el Distrito Federal, y sus problemas con la justicia relacionados con el consumo de la mariguana.

Hacia 1959 conocí en la Ciudad de México al poeta Philip Lamantia, un poeta de San Francisco que desde ese momento para mí representó la Beat Generation, pues había estado presente en la Six Gallery aquel legendario 7 de octubre de 1955 cuando el poeta Allen Ginsberg leyó “Howl” (“Aullido”). Me lo presentó el poeta Juan Martínez, autor de “Prendas de la palabra inaudita”, un poema que el poeta jalisciense solía recitar de memoria en El Gato Rojo, El Acuario, a las meseras de los Sanborns y en el Centro Mexicano de Escritores en el taller de Juan José Arreola.

Años después de habérmelo presentado, Juan sería arrestado por la policía acusado de haber secuestrado a su amante Lily, la esposa de un diplomático austriaco que trabajaba en el DF. La ató en una cama durante dos semanas, una vecina la oyó pedir auxilio a pesar de que tenía una mordaza en la boca, la policía llegó y lo metieron a la cárcel. En la foto publicada en la primera plana del periódico La Prensa, él, alto y apolíneo, aparecía entre dos policías chaparros y rechonchos, diciendo: “¿Detenerme a mí que soy el poeta más grande del mundo?”.

La siguiente vez que vi a Philip fue en Oslo 3, Zona Rosa. Allí vivía con una mujer francesa de nombre Lucille Dejardin que trabajaba en el Palacio de Bellas Artes haciendo vestuarios para obras de teatro —como para la comedia La mandrágora de Nicolás Maquiavelo— y actuando en papeles pequeños. Lucille Dejardin, casada en 1950 con el arquitecto y diseñador industrial Horacio Durán Navarro (1923-2009), con quien procreó un hijo llamado Paul Luis, se separó de él en 1956. Cuando vivía con Philip a Lucille solía vérsele llegar a las fiestas con un traje tejido color azul y un collar de perlas falsas.

Esa tarde en el departamento de Oslo, recuerdo a Philip en el balcón, desde el que se veía la calle de Niza, hablándome de poesía y del movimiento beat de San Francisco. Yo le mostré unos poemas míos de Los ojos desdoblados (1960) y él me dio su libro Ekstasis, publicado en 1959 por The Auerhahn Press: San Francisco. Aún lo escucho leerme las primeras frases de su libro:



These poems follow chronologically in reverse. The exterior interior and personal vision —erotic, magical and devotional— I have hoped to make clear by placing the distance between each in a continuous time sense and-or when the elastic breakthrough occurs as the metaphysical whole.

La dedicatoria decía:

a Homero Aridjis
en las manos de
la poesía. 
—Con amistad— 

Philip Lamantia

La primera deportación de Philip Nunzio Lamantia por parte de las autoridades mexicanas tuvo lugar el 30 de junio de 1959, cuando el poeta tenía treinta y un años de edad.

Según se lee en el oficio 6484/186 del Departamento Jurídico de Averiguaciones y Consignaciones, ocurrió así:

Los agentes de la Policía Federal de Narcóticos: Fernando Pérez Álvarez, originario de Villahermosa, Tabasco, y Moisés Maslin Leal, originario de Torreón, Coahuila, que “estando en funciones del servicio a ellos encomendadas, al transitar por la Avenida Juárez a la altura del número ocho, como a las doce horas treinta minutos del día de hoy (veintinueve del mes de junio de mil novecientos cincuenta y nueve) vieron a dos individuos de apariencia extranjera que estaban parados fumando y al pasar junto de ellos percibieron el olor peculiar de la mariguana, motivo por el cual procedieron a interrogarlos, momentos que apro vecharon dichos individuos para arrojar en una coladera los cigarrillos que estaban fumando. Que al registrarlos por su actitud sospechosa, le encontraron al que dijo llamarse Philip Lamantia una cajita de metal color roja, en la que se envasan los cigarrillos Virginia, marca Graven, ‘A’, ingleses, en cuyo interior había un papel color azul, tamaño carta que contiene en su interior mariguana ya preparada para fumar; que en vista de lo anterior procedieron a presentar al citado Philip Lamantia y a su acompañante que saben ahora responde al nombre de Manuel Azevedo, presentándolos ante el Jefe de la Policía Federal de Narcóticos de donde dependen los declarantes, para ser turnados a este Jurídico para lo que tenga a bien resolver”.

Firmada el acta por el licenciado Ricardo Villagómez, acto continuo, Philip Lamantia manifestó: Llamarse como queda escrito, ser de treinta y un años de edad, soltero, con instrucción, originario de San Francisco, California, Estados Unidos de Norte América, escritor, y acreditó su estancia legal en el país como TURISTA con la tarjeta # 1947882 que con fecha 4 de marzo del año en curso le fue expedida por la Secretaría de Gobernación por 120 días, quien es instado para que se conduzca con verdad sobre los hechos que se investigan.


DECLARÓ: Que en la primera semana del mes de marzo del año en curso llegó al país alojándose en la casa número 5 de la calle de Oslo en el departamento tres de la Colonia Juárez; que en esta ciudad se ha dedicado a escribir pues el deponente es escritor y poeta, que envía los artículos que escribe a la casa denominada New Directions ubicada en New York; que el día de hoy como a las doce horas aproximadamente se encontraba fuera de la oficina de Wells Fargo ubicada en Avenida Juárez número 8, estando acompañado del señor Manuel Azevedo que es su amigo y compatriota; que hace como cuatro meses que conoce al señor Azevedo habiéndose conocido por medio del amigo del declarante de nombre ROBERT RUTHMAN que tiene su domicilio en la casa número 290, departamento 10, se dice Hamburgo 292 departamento 6; que como ha dicho se encontraban parados afuera de la oficina de Wells Fargo cuando de pronto se les acercaron dos individuos, que les (pidieron) les dijeran su domicilio, luego que de dónde venían, que les invitaron a pasar a sus oficinas con objeto de investigarlos, que una vez en presencia del Jefe de la Policía de Narcóticos le fue encontrada la caja metálica que en este acto tiene a la vista la cual reconoce como de su propiedad, pues la traía consigo por su afecto a fumar la mariguana, que tiene como diez años de fumarla y que en todos los países que ha visitado lo ha hecho. Que la mariguana la conseguía por las calles de Niño Perdido vendiéndola un individuo cuyo nombre no sabe, pero su media filiación es como sigue: 1.65 metros de estatura, moreno obscuro, pelo negro, tipo indígena, complexión regular, como de treinta años de edad, viste chamarra y pantalón. Que la provisión de la mariguana se la hicieron hace como dos semanas y más o menos como a las 21 horas, por el mismo individuo cuya filiación tiene proporcionada, sin poder añadir otros datos dado que esto ocurría en un callejón cercano al cabaret denominado El Siglo Veinte, que se encuentra precisamente en las mencionadas calles de Niño Perdido, que es todo lo que tiene que declarar, y previa lectura de lo asentado, se ratifica y firma al margen para constancia. Demos fe. T. de A. T. de A.

Fechado en México, D.F., a 30 de junio de 1959, la Procuraduría General de la República dirigió el Expediente 5/05276 al C. SECRETARIO DE GOBERNACIÓN.

SERVICIO DE INSPECCIÓN
PRESENTE

Me permito poner en su conocimiento que los que dijeron llamarse PHILIP LAMANTIA y MANUEL AZEVEDO DUARTE, de nacionalidad norteamericana, fueron sorprendidos fumando mariguana por las Autoridades Sanitarias, según actas cuyas copias anexo. Por los efectos legales que correspondan, me permito poner a su disposición en los Separos de esta Procuraduría, a las personas que se mencionan, acompañando al presente el certificado de nacimiento expedido por las autoridades de San Francisco, California, por lo que hace al primero de los nombrados y de Connecticut State Department of Health en lo que toca al segundo así como las formas FM-5 números 1947882 y 1867533, expedidas pro las Autoridades de Migración de San Francisco California, y Reynosa, Tamaulipas.

ATENTAMENTE
SUFRAGIO EFECTIVO NO REELECCIÓN,
EL SUBDIRECTOR

Lic. Ángel Ignacio García Trejo

c.c.p. El C. Jefe de la Pol. Fed., para que se sirva ordenar como corresponda se entregue a los detenidos a los Agentes dependientes del Serv. de Inspección de la Sría. de Gobernación que sean comisionados. Presente.

Departamento Jurídico,
Averiguaciones y Consignaciones
Segunda
6/484/186

Por último, y cuando ya se habían dado por terminadas las declaraciones de los detenidos, el señor PHILIP LAMANTIA a preguntas especiales que se le formularon, manifestó estar dispuesto a ampliar su declaración y al efecto dijo: Que como lo manifestó anteriormente, es adicto a la mariguana, pero mostrando su brazo hizo saber que es adicto a las drogas desde hace más de diez años, que se inyecta morfina y heroína, pero lo que más le gusta es el opio y por esa razón al saber que en el estado de Sinaloa lo podía adquirir, se trasladó a Culiacán, y en dicha capital del estado un chofer del sitio Tecate, Tomás Echeverría, cuya tarjeta entrega, le vendió un kilo de mariguana hace aproximadamente unos cuatro meses en la suma de ciento cincuenta o doscientos pesos; aclaró que no se la vendió el chofer, sino que lo llevó con otras personas para que se la vendieran, pues al ir a Culiacán de paso, pues venía a esta capital de Nogales lo hacía con el interés de comprar opio que es lo que a él le gusta y como no lo logró adquirir, por eso compró la mariguana, y para que se viera que era cierto lo que estaba diciendo, solicitó que se le llevara a su domicilio en las calles de Oslo número cinco, donde hizo entrega a los agentes de la Policía que lo acompañaron, de lo que le había sobrado como residuos de la mariguana que había comprado en Culiacán, una cajita metálica de cinta de máquina con un poco de mariguana molida, nueve cajetillas vacías de cerillos, conteniendo numerosas colillas y un papel blanco en el que están envueltas también varias colillas de la misma hierba; una caja de ampolletas de los Laboratorios Queralt Mir, S. A. Que es todo lo que tiene que decir y previa lectura de lo asentado, se ratifica y firma al margen para constancia, damos fe. T. de A. T. de A.




Dos años después me encontré a Philip en su nuevo domicilio, en la Calle de Río Hudson, colonia Cuauhtémoc. No sabía cuándo había vuelto a México, y ninguno de los dos hizo comentario alguno sobre su deportación ni sobre cómo había entrado al país. La noche de mi visita, Philip y Lucille me hablaron con entusiasmo de “L’Avventura”, la película en que Michelangelo Antonioni plasmaba el amor de dos personas solitarias y melancólicas, que de alguna manera reflejaba el caso de Philip y Lucille, dos expatriados, dos outsiders, viviendo en la Ciudad de México.

Esa noche, Philip me mostró el libro que estaba leyendo, Trésor de la Poésie Universelle, compilado por Roger Caillois y Jean-Clarence Lambert (Gallimard, 1958). Le gustaba particularmente el poema que abría la antología en la sección de “Chants Magiques”, y me leyó en voz alta esos: “Sons liturgiques chantés avec accompagnement de boomerangs entrechoqués”:

Dad a da da
Da a da da
Dad a dad da
Da kata kai.

En 1961 Philip y Lucille se casaron en la iglesia de Santa María del pueblito de Ahuacatitlán, Morelos, no en la iglesia del Monasterio Benedictino de Santa María de la Resurrección que había fundado en 1946 Gregorio Lemercier (1912-1987), y donde años antes, con autorización papal, el sacerdote belga había sometido a psicoanálisis a un grupo de monjes benedictinos que aspiraban al sacerdocio, con el resultado de que todos los candidatos desistieron de sus pretensiones manifestando sentimientos de odio hacia las mujeres, perversiones sexuales ocultas, ambiciones de poder y problemas de alcoholismo y drogas. En la boda, a la que asistieron amigos cercanos como Sergio Mondragón, todavía recuerdo a Philip y Lucille yendo del monasterio benedictino hacia la iglesia, y regresando al monasterio, con un paraguas negro para protegerse del sol a través de los campos.


Philip Lamantia, 1999

Por ese tiempo, una noche que visité a Philip acompañado por mi amigo Horacio Caballero, un escritor estudiante de filosofía que solía proferir monólogos interminables, estando los tres en un cuarto espacioso de su departamento en Río Hudson, recuerdo al poeta de Ekstasis enfrente de mí mirándome con extraña fijeza, mientras Horacio hablaba y hablaba, hasta que Lucille lo llamó desde la habitación contigua y él regresó para decirnos: “Por favor, hablen en voz baja porque Lucille tomó opio y no siente la mitad del cuerpo”.

Por ese tiempo, una noche que visité a Philip acompañado por mi amigo Horacio Caballero, un escritor estudiante de filosofía que solía proferir monólogos interminables, estando los tres en un cuarto espacioso de su departamento en Río Hudson, recuerdo al poeta de Ekstasis enfrente de mí mirándome con extraña fijeza, mientras Horacio hablaba y hablaba, hasta que Lucille lo llamó desde la habitación contigua y él regresó para decirnos: “Por favor, hablen en voz baja porque Lucille tomó opio y no siente la mitad del cuerpo”.

Otra noche en que yendo yo con Juan José Arreola rumbo a su casa para jugar una partida de ajedrez y en la calle de Río Hudson, nos topamos con Philip Lamantia, quien como salido de ninguna parte vino a saludarnos, Arreola lo miró con horror. Y al proseguir nuestro camino, Arreola me dijo agresivamente: “Homero, le voy a pedir una cosa, nunca jamás vuelva a presentarme a gente como ese poeta americano”.

La actitud hostil de Arreola hacia Philip era de esperarse, pues el medio literario mexicano de esa época concentrado en la Ciudad de México era muy conservador, parroquial y antiamericano. Entre sus pocos amigos escritores de entonces se encontraban, además de mí, Carlos Payán, el poeta Sergio Mondragón, director de El Corno Emplumado, y el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, quien vivía en el monasterio de Santa María de la Resurrección, cerca de Cuernavaca.

Poco después tuvo lugar la segunda expulsión de Philip Lamantia del país, el 8 de junio de 1962, por el Puerto Central Aéreo de la Ciudad de México, por parte de la Dirección General de Población.

Un amigo me avisó de su detención, explicándome que Philip (y un acompañante americano al que le en contraron droga encima) habían sido arrestados por la Policía de Narcóticos y que se encontraban ambos de tenidos en la “estación migratoria” o cárcel privada de la Secretaría de Gobernación en la calle de Miguel Schultz 136, colonia San Rafael, donde el 24 de junio de 1956 habían estado presos también Fidel Castro y el Che Guevara.

Mi amigo y yo nos apresuramos a ir a visitar a Philip buscando hacer algo por él, pero al llegar a la cárcel los policías nos informaron que ya había sido deportado. Su expulsión había sido casi inmediata.

Curiosamente, después del asesinato de John F. Kennedy, el 23 de noviembre de 1963, Sylvia Durán, con quien Horacio Durán Navarro se había casado el 5 de noviembre de 1958, como trabajaba en la sección consular de la embajada de Cuba en la Ciudad de México, fue arrestada e interrogada por Fernando Gutiérrez Barrios, de la Dirección Federal de Seguridad, sobre sus contactos con Lee Harvey Oswald, ya que se sospechaba que ella conseguía pasaportes falsos mexicanos para los agentes cubanos. Por su parte la policía mexicana interrogó a Horacio Durán.

The State Department suggested that the Mexican Government delete the results of the Sylvia Durán interrogation from the documents it was turning over to the Warren Commission. The Mexicans went along, but eventually published the document (CIA 559-243); (Duran interview rel. by DOJ-12.3.63).

Durante años no supe nada más de Philip, y no fue hasta 1967 que él me envió por correo Selected Poems 1943-1966, publicado por City Lights, que tuve noticias de él. Su dedicatoria me recordó al Philip poeta que había conocido en 1959 en la calle de Oslo: “To Homero Aridjis, the great Gat-poet of Michoacán”.

En 1982, Lawrence Ferlinghetti, invitado por mí a un Festival Internacional de Poesía, me entregó personalmente una carta suya:

Philip Lamantia
485 Filbert Street
San Francisco, California 94133
Estados Unidos de Norte América
phones: XX
415 -981-1015.

August 13, 1982

Homero, dear Homero

What are my chances of returning legalmente to Mexico? Here it is almost twenty (20) years after I was “booted” out… …

I have enjoyed reading your poems in Spanish and in certain English translations over the years. Lawrence kindly offered to mediate this exchange of notes and I am sending along a copy of newest book. …

Give my regards to Bañuelos who was here in San Francisco one afternoon a year or two ago.

Write and/or phone if you are ever in this area.

Salud! 
Buena suerte.
Philip. 
Fraternal greetings.


En 1987


Meses más tarde, Philip me habló por teléfono para manifestarme otra vez su deseo de volver a México, pero también su temor de la policía mexicana, de ser detenido y deportado de nuevo, ya que, me dijo, seguramente su nombre se encontraba en una lista negra. Le expliqué que cuando yo estaba en la embajada de México en La Haya, Países Bajos, al recibir las listas de personas indeseables que enviaba la Secretaría de Gobernación a las embajadas no había visto su nombre y que seguramente su caso había sido olvidado. Pero como él no confiaba en la policía mexicana, me dijo que prefería no cruzar la frontera.

Pasaron los años y un día Philip me habló por teléfono para preguntarme si había sabido algo de Lucille Dejardin, si estaba viva o muerta, y si aún residía en la Ciudad de México. Le prometí investigar, pero no logré saber nada sobre ella, como si desde la segunda deportación de Philip a Lucille se la hubiera tragado la tierra.

Cuando años después viajé a San Francisco, Philip, quien casi no salía de su domicilio por estar enfermo, cuando se enteró por Nancy Peters, su segunda esposa, y el poeta Lawrence Ferlinghetti, de que yo había visitado City Lights, hizo una cita conmigo para vernos en un café cercano a la librería. Con el mismo amor por la poesía y la misma expresión de sus años en México, aunque poco más ajado, platicamos del pasado y de los amigos de entonces. Para el poeta de “Revelations of a Surreal Youth” y de “Secret Freedom” México todavía era un país paradisiaco, un país de visiones, pero también un infierno, una pesadilla de policías y jueces corruptos, los cuales no sólo le habían cambiado la vida, sino también le habían causado un terrible trauma.

Philip Lamantia, nacido el 23 de octubre de 1927 en San Francisco, de padres sicilianos inmigrantes, murió el 7 de marzo de 2005. Nancy Peters, editora de City Lights, dijo certeramente de él: “Encontró en el mundo de la noche narcótica una especie de contraparte moderna del castillo gótico —una zona de peligro que debe ser simbólicamente o existencialmente cruzada”. Pues Philip Lamantia cruzó la zona de peligro en la noche narcótica de la Ciudad de México a fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta del siglo pasado.


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