sábado, 17 de noviembre de 2012

ÓSCAR SANTOS PAYÁN [8.420]


Óscar Santos Payán 

(Salamanca, 1969). Novelista y poeta. Reside en Madrid desde los diez años. Guionista y codirector del cortometraje Doce o trece veces, fue finalista del concurso Planeta Agostini de teatro-guión con la obra 2100: la profecía y ganador del Premio de Poesía Gloria Fuertes de Alcalá de Henares. Ha colaborado en diferentes revistas de arte y literatura como Barataria, Fierabrás, Cervantalia, Los Deseos o Salamandria.

Ha publicado la obra de Teatro 2100:La Profecía, la novela “Un libro que podría titularse el baile de la berenjena” Ed. Baladí y el poemario “Infierno Sostenido” Ed. El Gaviero Ediciones. Guionista y Codirector del cortometraje “Doce o trece veces”. Es colaborador habitual de la revista internacional “Qué Leer”. Actualmente imparte cursos de creación literaria en el Área Cultural del Banco de España y en la Escuela de Arte “La Posada de Hojalata”. Es guionista y copresentador del programa de humor radiofónico “Mentes Peligrosas” en Libertad FM y director y presentador del programa cultural radiofónico “La Noche a Tientas” en Cadena Ibérica.



SUCIO

Necesito lavarme entero,
despiojarme los posos de la gente,
rascarme hasta el dolor,
que las llagas supuren los excesos,
los contactos,
y que salte la sangre mezclada
con los recuerdos.

Necesito sentirme limpio,
esconderme en la espesura
de un bosque virgen
y arroparme con la hojarasca muerta.

La maldita soledad secará mis lágrimas,
la nostalgia perfumará mi cuerpo
y el olvido me dará su siniestra bienvenida.

Necesito escuchar música desnudo
y que mi alma se evapore entre las cosas
dejando el recuerdo
de un esqueleto sucio.



CHATARRA

Los domingos despertaban 
con la voz de un hombre:
¡Chatarrero! ¡Chatarrero!
No sabía entonces
que hablaba de los huesos,
de la piel que se abandona,
no sabía nada
de ese augurio,
grito profético anunciando
que la vida se va
dejando un proyector de dudas
y un vehículo para el desguace.




MI MADRE

No conoce París,
es su asignatura pendiente.
La vieja ciudad visita sus sueños
y mi madre la recorre con su muleta
de norte a sur, de este a oeste.
No se cansa como en Madrid.
Mi madre es el Pompidou,
rodeada de tubos y llena de arte.




LLUVIA

Hay algo en esta lluvia
cuando paseamos
y sonreímos
y los huesos se pudren.

Pasear a cielo herido
y ensuciar nuestros besos.

Hay algo en esta ciudad
cuando respiramos
y mentimos
y las encías escuecen.

No se permite cantar bajo la lluvia,
pero nos dejan al menos pasear 
bajo su incoloro silencio de uranio.




HAITÍ

Tiembla la tierra
para que la vergüenza
escupa muertos.




Óscar Santos Payán (El Gaviero Ediciones)
Prólogo: Salvador Maldonado
Ilustración: Ágatha Ruiz de la Prada
Edición numerada de 666 ejemplares



Siempre queda un viaje por hacer,
besarte en un espejo,
pasear bajo la lluvia sin paraguas,
esconderme con un libro en ningún sitio,
tomar una caña y un verano,
dormir despierto y no soñarme,
cazar un instante con los dedos…

(de La vie… c’est une bonne idée)


Conocí a Óscar Santos un claro día de sol. Todo fue a raíz de la publicación de su novela, esas páginas que tenía olvidadas en un cajón, dedicadas a su hija, y que un buen día mostró a su amigo David Vicente, que por aquel entonces buscaba originales para su recién creada editorial Baladí. El azar hizo todo lo demás. La novela del baile de la berenjena llegó a mis manos y ese mismo azar hizo que me cayera en gracia y empezara a leerla al momento. Dos días después ya la tenía acabada. A la mañana del día siguiente ya estaba pidiendo una buena remesa para recomendarla a todos los amigos en la librería. Mi muy favorable comentario -no podía ser menos- escrito en esta misma página llegó a oídos del autor y, un claro día de sol, apareció por la librería, acompañado de su editor. Felicité a David por la edición tan cuidada de la obra de Óscar y al autor por su preciosa obra, una novela que me recordaba los primeros escritos que llegaron a mis manos de Miguel Delibes. Eso sí, con un poquito más de humor y menos amargura.
El tiempo hizo lo restante. Su berenjena se colocó entre las mayores ventas de la librería del año pasado y tuvimos la suerte de disfrutar de su presencia -y de su inconfundible y divertido temperamento- en la tertulia que montamos en su honor. Al poco le pudimos ver en la presentación de la obra de María Ruisánchez y, en este momento, es un asiduo de la librería. No hay vez que no aparezca que no firme algún ejemplar de su obra.
Y como varios de mis clientes me han preguntado por algo más de obra del autor, os presento en este post el otro libro que existe de él en este momento. Es un poemario social titulado Infierno sostenido, como su blog, editado por El Gaviero con una presentación muy peculiar y en el que se nos explaya con lo más profundo de su pensamiento. Infierno sostenido es un poemario dividido en dos estamentos: Teología de la hibernación y Laberinto de espejos. Cada uno de ellos con 9 poemas, discurre a través de temas sociales y existenciales y nos saca a la luz la otra personalidad del escritor, lo más íntimo de su existencia, lo que no aparece en su novela y mucho menos en esas presentaciones tan divertidas a las que nos tiene acostumbrados. Otra faceta de este brillante poeta es la declamación de sus poemas y que, por desgracia, no podemos apreciar con la lectura de esta obra, pero que recomiendo a todo aquel que tenga ocasión. [Publicado por LA LIBRERÍA DE JAVIER]



Fotografía de Calcuta

Sé de dónde eres
pero no distingo el suelo que pisas.
Sé que hay sueños en la madeja de tu pelo,
que no es suciedad lo que te arropa
sino nuestras inoportunas sombras.
Sé que no pides con tu mirada,
enseñas tu futuro,
los pliegues duros de tu infancia,
tus diminutas manos que esconden
un poderoso secreto en cada pulsera.
No sé tu nombre,
en realidad sólo sé que no
te abrocha el vestido de la vida
y que al mirarme has encogido mis tallas
para soñarte en un pijama todas mis noches.
No sé tu nombre







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