miércoles, 23 de julio de 2014

LUIS ÁNGEL LOBATO VALDÉS [12.463] Poeta de Castilla-León


LUIS ÁNGEL LOBATO VALDÉS 

(Medina de Rioseco –Valladolid -España– (1958).  Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valladolid. 

Sus inicios como escritor se remontan a finales de los años setenta del siglo XX. Y es en 1981 cuando inicia la escritura de su primer poemario.

Toda su poesía –el lugar donde se cumplen o se destruyen los sueños de los hombres–, dominada por los temas del sentido de la pérdida, del paso del tiempo, del amor, de la soledad y de los sueños, que oprimen a un nihilista y desesperado yo poético, es de base irracionalista y abstracta, aunque sin aislarse de la estricta materia autobiográfica.  

Si tuviese que elegir a un puñado de maestros de la literatura universal, entre ellos estarían, sin ninguna duda, Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, T. S. Eliot y Ray Bradbury.  

Y entre las películas –el cine es su gran pasión– que han conmovido su vida aparecerían títulos como Carta de una desconocida, La noche del cazador, El bazar de las sorpresas, Los sobornados, El increíble hombre menguante, Encadenados, Raíces profundas, Blade Runner, Collateral…

La literatura fantástica, el cine clásico americano y la música rock  son, pues, referentes  en su obra.

Fue colaborador desde 1989 a 1995 del diario El Norte de Castilla, en el suplemento cultural “Artes y Letras” como ensayista y crítico literario. 

PREMIOS

 -III Premio Nacional de Poesía  Ángel González, Oviedo, en 1987.   
 -II Premio de Ensayo Argaya, Diputación de Valladolid, en 1991. 
 -Finalista del premio nacional de poesía Ana de Valle, Avilés, en 1982. 
 -Finalista del premio internacional de poesía  Leonor, Soria, en 2007.  
 -Finalista del premio internacional de poesía Jaime Gil de Biedma, Segovia, en 2008.

ESTUDIOS

-Miguel Casado: De los ojos ajenos. Lecturas de Castilla, León y Portugal; Junta de Castilla y León, Valladolid,  1999.
-César Augusto Ayuso: Amor en blanco y gris; La sombra del ciprés, El norte de Castilla, Valladolid, 26 de febrero de 2011.
-Antonio Piedra: Introducción y nota bio-bibliográfica de la antología poética Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio, Fundación Jorge Guillén, Valladolid, 2013.
-Jorge del Arco: El peso del desamparo; Suplemento La Sombra del Ciprés, del diario El Norte de Castilla, Valladolid, 24-5-2014.
-Jorge de Arco: El trasluz de lo inmediato.  Suplemento La sombra del Ciprés. Diario El Norte de Castilla, Valladolid, 18-6-2016.

OBRA PUBLICADA 

POESÍA

-Galería de la Fiebre (1984-1990); Fundación Jorge Guillén (Colección Cortalaire), Valladolid, 1992.  I. S. B. N. 84-7852-062-7
-Pabellones de Invierno (1991-1995); Diputación Provincial de Granada (Colección Genil de Literatura), Granada, 1997. Prólogo de Jesús Torbado. I. S. B. N. 84-7807-208-X  
-Regreso al Tiempo (1996-2000); L. F. Ediciones (El Árbol Espiral), Béjar, 2002. Prólogo de Gustavo Martín Garzo. I. S. B. N. 84-95327-09-0
-Lámparas (2006-2007); Ediciones Tansonville, Valladolid, 2010. I. S. B. N. 978-84-614-3338-4
-Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio (Antología Poética); Fundación Jorge Guillén, Valladolid, 2013. I.S.B.N. 978-84-15046-17-2
-¿Dónde estabas el día del fin del mundo? (2009-2010). Editorial Cálamo, Palencia, 2014.  I. S. B. N. 978-84-96932-85-2 http://andresvara.blogspot.com.es/2014/06/luis-angel-lobato.html 
-La mirada del lobo (Antología Poética Digital)                                    
-Poesía Solidaria del Mundo (Antología Poética Digital). 
-Generación Subway (Antología Poética; Volumen II); Editorial Playa de Ákaba,   2015. I. S. B. N.: 978-84-16216-92-5.
-Generación Subway: Nada es lo que parece (Antología Poética; Volumen III). Editorial Playa de Ákaba.  Madrid. 2016. I.S.B.N.: 978-84-16216-77-2
-Brillante. Playa de Ákaba, 2016. I. S. B. N.: 978-84-945080-4-2
-Unos ojos en la travesía. Playa de Ákaba, Madrid, 2017. Prólogo de Gustavo Martín Garzo.  

PROSA

-Páginas de Humo -Ensayos y relatos- (1989-1995) Suplemento  “Artes y Letras” del diario El Norte de Castilla.  

Poemas, ensayos y relatos suyos han aparecido en distintas revistas literarias nacionales e internacionales como Los Infolios, Cuadernos del Matemático, El Signo del Gorrión, La Torre del Virrey, Veneno, Caracteres Literarios, Milenrama, Llanuras… así como en catálogos pictóricos (del pintor Jesús Capa), en libros colectivos (Cuadernos del Sornabique, Libro del Premio Ángel González de poesía, Libro del Premio Ana de Valle de poesía) y en las antologías de poesía española actual Píntalo de Verde o las ya mencionadas Sentados o de Pie, 9 Poetas en su Sitio y La mirada del lobo. 

OBRA INÉDITA

-Ritual de Náufragos (1981-1983).     
-Cambio Disperso -Colección de poemas- (1983-2010).   
-Insólitos Recuerdos (2007-2009) –Novela-





ANTOLOGÍA DE LIBROS PUBLICADOS



DE GALERÍA DE LA FIEBRE


Detrás de todo esto llegan pata ti
los azules copos de la fiebre, el sueño
de lo que nunca fue
seguro 
en tu mirada,
la gratitud de la nieve intensa y el verdor
del aire,
el viento oeste que tendido entre las nubes
abre todo aquello que nos trajo la locura.





Una horca incandescente, un trozo de cielo varado
desgastando matorrales. Aún había bronce en la campiña
y en mis manos se segaba
un remolino inconsciente de libélulas: gavilán, trasluz de presa,
cóncavo plumaje para disfrazar los símbolos. Una lágrima
ampollaba los espejos, una lágrima de azufre,
un panteón de sal. 








DE PABELLONES DE INVIERNO

Aquel invierno usurpado, el enfermizo panorama del humo, algo
como la alergia de un arañazo en el yeso
o un mapa de humedad al sur de las grietas. Las lámparas.
El desván aún con el olor
de las uvas pasas y los granos de trigo. El sol momificado de diciembre
rojizo en los ventanales. La persistencia del polvo. El marco de un espejo
decorado con tinta venenosa. Los disuasivos sudarios
de los muebles más antiguos. Aquello que mis ojos estancados buscaban
donde una vez imaginé la silueta del mar: la nieve atardecida 
que quemaba las manos, esa invasión de confusos aguijones
que se arquean lejanos en la inconsciencia.






Como la temperatura de un sueño hecho para recordar: la luz mestiza del amanecer, el volumen 
rayado de un cerro, el silencio de otro tiempo que habitaba 
estancado a mi alrededor. Ascendía con miedo la prolongada ondulación de los campos 
sin conocer el destino que colgaba 
tras aquella ilusoria frontera. Detenido en la ansiedad de aquel límite, al otro lado 
de un confuso panorama, los ojos abiertos de la duda, el vértigo del pulsante vacío.




DE REGRESO AL TIEMPO

Burbujas azules, regreso de cristal. Cielo mellado sobre una galería donde una vez se remansó el trigo, cobre y negro en el fluido de la calle al atardecer.
Reconstruía el retorno cuando los primeros copos se oxidaban en la hierba y la palabra lumbre crecía silenciosa en el interior de los comercios.
Soplo de vapor en el párpado de los balcones, esquirlas pegajosas junto al murmullo de los escaparates. Anochecía.
Una materia indestructible paralizaba mis ojos y arrojaba fragmentos de un letargo hacia el zumbido final de la memoria.
Pisaba el dolor de la nieve, las siluetas de un resplandor calcinado.





Por la electricidad de mis ojos, la corriente de una ciudad malva, el trayecto de su cielo agujereado de instantes movedizos.
Observaba la médula del pasto, la carbonería imantada bajo el transmitir de los puentes, una consigna invertida por ti junto al luminoso ritmo más allá de este río.
De mutuo acuerdo, la marcha flotante hacia la combinatoria nocturna.
Un efecto en azul sobre el curso del pensamiento, levitación umbilical entre toneladas de existencia.




DE LÁMPARAS


“Si muero, piensa tan solo en mí”.
Se carbonizaron 
hace tiempo las trincheras.
No es una ficción.
Ayer imaginé  
que tú nunca exististe 
pero al término
de la palabra 
diciembre 
el lacre de la escritura 
continuaba anexionándote. 
Pienso tan solo en ti.
Parece que el frío
repercute
en el latente metal 
de estas tardes.
Los ascensores
y las grúas se fraccionan.
Como en un trozo 
de descanso, 
pienso tan solo en ti.







Viene hacia nosotros
el oxidado amanecer.
El resplandor es opaco.
Se posa 
como resina en el reguero.
Tú sueñas.
Ha dejado de nevar.
Es triste
ese silencio comprimido
entre el enfoque
de dos pendientes 
y el enigma
de una pulsera.
Se han roto 
unos sabores.
Otros traspasan
su dicción.
Uno
a uno.
Son arenas movedizas.






DE DÓNDE ESTABAS EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO
Editorial Cálamo, Palencia, 2014. 


Es abandono: estanque
de la fobia,
techumbre.
Pero ¿a quién pedir auxilio 
si la arritmia
bautismal
se ha desplomado
sobre el mundo?
Mi amor: el polvo  
desgastó las fotografías 
esparciendo tu belleza 
a través de los meses.  
Y no hace falta sentirse
irremediablemente 
loco
para entender 
que en estas fábricas 
de insomnio
se forjan
incensarios
donde trasladar
las osamentas de los dioses, 
sus limaduras.
Voltaje de estrellas polares  
para dormir
sin ti.  
Alucinación de laca.
Filamento 
norte
hacia la Osa Menor.







Resolver
con términos abstractos 
las esquirlas de tu causa, su depredación
colateral, las tachaduras.
Sin embargo, en mi mirada 
solo crece
la parálisis 
de las avenidas zombis,  
la propiedad
confusa
de idearte cerca de mí. 
“Ven, amor, y acuéstate
a mi lado” me digo 
mientras cae 
de nuevo la nieve 
y por el daño
de la carretera,
entre máscaras nómadas
y candiles
de mercurio,
tenebrosos
arcángeles psíquicos
acarrean 
el espíritu de Dios
al crematorio.
Y su esqueleto
reinará sobre los desagües.






De Brillante. Playa de Ákaba, 2016. 


DE BRILLANTE

En esa disposición 
del anochecer
se alimentaban las fábricas,
sus rincones adosados 
al temor.
En serie,
sobre cables sin esperanza,
los suburbios disueltos 
de un mensaje:
interferir la inercia adelgazada
de  la lluvia,
sus dioptrías de humo.
Tras la verde electricidad
de las cornisas,
buscando activos ojos
internos,
gestuales infrecuencias,
opacas realidades.
Más allá
era tu párpado necesario.





Fraguar hoy
lo que no logramos aplicar
a la tristeza.
El llanto impermeable
que recorre 
el colapso del pasillo 
y dispara
un vector sin origen 
ni extremo 
donde se retuercen 
esmaltes oxidados.
El casi blanco y negro 
de su módulo.
La intromisión
que ilumina
esta inexplorada mañana.
Vienes junto a mí
para diagnosticar
la mentira que resquebraja 
el corazón de una puerta.
Tras él,  
el secreto de un hombre
y el irresistible rótulo
de aquella mujer
hechos pedazos.
Queda entonces 
la náusea 
que nos aísla,
esa fascinación que se adjunta
a uno de tus sueños. 





DE  UNOS OJOS EN LA TRAVESÍA
Playa de Ákaba, Madrid, 2017. Prólogo de Gustavo Martín Garzo.  


Unos ojos en la travesía es un libro desolado y triste, que busca y encuentra la belleza. Burbujas de carmín / sobre sus pómulos, / sudor de rímel. / Son las 7:04 / En la úlcera del hielo. / Comienza un nuevo día.

En la poesía de Luis Ángel Lobato la belleza siempre es uncpeligro, una amenaza para los seres que la poseen: un don y unccastigo a la vez. Sus poemas están llenos de hermosas y perturbadorascrarezas, por eso suelen provocar una sensación de vértigo, como si leerlos fuera andar por senderos inciertos que no sabemos adónde nos pueden llevar. Senderos en que candor y perversidad, santidad y degradación se dan misteriosamente la mano. [Gustavo Martín Garzo].  




I

Comienza
ese derrumbe
que bloquea el corazón: 
la ciudad sin ti. 
Abro este libro
que me regalaste
y leo
mi propia tortura. 
Pero de nada sirve
después
arrugar sus páginas
y escupir
que solo persiste
el asco de las tuberías, 
que la vida no conserva
sustento espiritual
ni protecciones
celestes. 
Oprimo
con fuerza las manos, 
igual que en algunos sueños. 
Recuerdo entonces
el sacrificio de un animal herido
y cómo su sangre
se colaba
aceitosa
por los sumideros. 
Aún gotea con lentitud
sobre los escombros. 
Y mis ojos siguen cansados.



DÍA PRIMERO

Me despierto
de madrugada. 
He prometido avanzar con este libro 
de supervivencia
donde continúas tú. Afuera
el termómetro marca -7º C 
y el polvo de la nieve
flota
detrás de la cornisa. Cruzo
la mudez del pasillo, su densidad
oscura, casi insalvable. 
Me siento ante el monitor
y escribo cinco versos
que acaso luego borraré:
«Lumbre:
tu calidez se cobije
en los desvanes más hendidos, 
los harapos de otros seres
arroparán nuestro futuro». 
Pero no hay escapatoria
ni redención
a través de mis palabras. 
Entre el gas de las noticias
una mujer es forzada
a suicidarse
desde la desvalida sequedad
de su alcoba. 
Burbujas de carmín
sobre sus pómulos, 
sudor de rímel. 
Son las 7:04
en la úlcera del hielo. 
Comienza un nuevo día.



DÍA SEXTO

Este
es un sábado cualquiera.
Los edificios
dejan entrever
su automatismo interior.
Diviso
a las familias, la luz
biselada
de los comedores
que cimenta
sus biografías,
los dormitorios
empapelados,
en los que no ocurrirá
el amor,
todavía desiertos.
Su falsedad.
Aplasto
la endurecida
textura de la nieve
y destrozo su desorden.
Digiero
un verso de Eliot
–«tiempo para ti y tiempo para mí»–
y entro,
con los zapatos blanquecinos
en estos bares de siempre.
Aquí encuentro
los ademanes
que me permiten convivir
por unas horas,
ya sin la costumbre
de estar latiendo
a tu lado, unido
a tu boca
por sílabas coaguladas y la fiebre
de tu sed.
«No bebas tan rápido, que luego
nos cuentas tonterías» –me dicen
las camareras
insinuándose–. Yo
me fijo en la negrura
de sus pupilas, en los chispazos
que desde ellas
se descargan.
Su dulce calambre
me hiere
muy despacio. 



DÍA SÉPTIMO

Hoy,
sin saber por qué,
vuelvo a estar contigo.
Pero tú
ya no eres tú
ni son tuyas
estas palabras.
Voy caminando
junto a ti
y te desconozco:
como desconozco
la razón,
como ignoro
la fe.
Aquella vida
ya no relumbra en tu rostro
y la nieve
no tiembla en tus labios
en esta extraña madrugada.
Herencia,
arruga,
acre
herida del tiempo
que nos empuja.
Tus ojos
cruzando por la amnesia
de aquella travesía.







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