miércoles, 17 de junio de 2015

CHRISTIAN RIVERA ROJAS [16.283]


Christian Rivera Rojas 

Lima, Perú  1989. Cursa estudios en la Universidad nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La cantuta”. Obtuvo el primer puesto en poesía y segundo en cuento en los juegos florales de la Cantuta 2015. Ha sido publicado en la revista hispanoamericana El Parnaso del Nuevo Mundo. Es miembro fundador del grupo Espergesia. Editor de la antología de poesía cantuteña “Qantusión”. Está próximo a publicar su primer poemario “Hostias del Mal”.



POEMAS:


                                              
IV

He visto arrastrarse a los hombres ante los espectros del crack: catástrofes, aspirando tuberculosis en los cigarrillos. Aquellas niñas se convirtieron en fantasmas drogados que parieron a sus hijos en las calles, crecieron  sin descubrir que eran sus padres los que murieron asfixiados en las alcantarillas del alquitrán. Las avenidas son cuarteles controlados por el smog de los vehículos que fumigan a los transeúntes en sus inodoros de Neón. En los engranajes del tráfico. He visto suicidarse a los semáforos; los lustrabotas y los ambulantes son desgajados por los policías.
La negra transpiración de la ciudad serán industrias que se comercializarán en el mundo. Se dispone cada vez de menos esperanzas, los eremitas y mendigos serán un peligro para las traducciones de la evolución. Los relojes de las iglesias se teñirán de sangre cuando caigan sobre ellas todas las almas condenadas a la hoguera por causa de su estoicismo.
Cuantos pecados han sido falsificados en los templos para luego ser traficados por veinte monedas de plata. El poeta debe ser la voz de los sueños que planifican las conspiraciones del universo.


         
XVIII

“Un mandamiento nuevo os doy: que os  améis los unos a los otros.”
                          ( Jesucristo )

Celebremos el amor entre hoteles,
conciertos de jazz,
teatros y fuera de los teatros,
club de literatos,
taquillas de cabaret,
la caída de los preservativos
entre las butacas de los cines. 
Las habitaciones de las citas a ciegas,
las reformas del sexo,
exhibiciones clandestinas del libertinaje,

Habitación 666

hace un segundo
vengo esperando la impaciencia de las moscas.

                                               (Break)

De la terraza voló un cisne amarillo.

Hace dos segundos,
de los sets de televisión huyeron los ojos del amor.
Se pronuncia la lluvia mintiendo sobre su paradero
deje su mensaje en la casilla de voz.
          


          
                                       1.- El amor nos es amarse los unos a los otros
                                                  sino los unos sobre los otros y viceversa.
                                                                                                         Carlos Oliva

Celebremos el amor entre los parqueos del mar,
con los vahídos de tu cuerpo,
ensuciándonos con nuestro barro,
con la mirada de nuestros náufragos en 3D
en las puertas de los tocadores del metro,
                                                         los affaires
de los automóviles convertibles del red Bull”
tu piel abrigando el sofá,
gatos huyendo de tu sombra.
La ciudad es detenida por las llamas
rojas de los semáforos,
los casinos, los claustros, manicomios,
los cajeros automáticos, prostíbulos al paso,
de las putas entrando en las catedrales
confesando a los cardenales en el seno de Abraham,
que ellos bendecirán con la simiente de cristo,
arrojando su semen sobre ellas,
purificando las hostias del mal
que exhibirán en sus vientres libres de culpas,
y sus marginales hijos heredarán el reino de los cielos
estableciendo en la tierra su reinado
renovando la compra de un seguro de vida para la muerte.

Ventanas convertidas en pájaros entre las cuerdas de una guitarra,
contemplando el amor en tus ojos
como la obra inédita de Dios.



                       
XIII

Los puntos negros navegan entre espirales del cosmos,
las latitudes, ondulaciones, los hoyos que sirven
de túneles a otras civilizaciones que atraviesan
el diván como espeleólogos para encender el televisor a ver
programas telehomicidas que transmiten sobre nuestra preexistencia.
Cuando regresen, encontrarán a los hombres
sin recuerdos obedeciendo a sus mascotas.
La ciencia médica dejará de ser ciencia, y vivirá
en la clandestinidad hipotecando órganos humanos.
Otros seres vivientes venidos de otras culturas
se apoderarán de nuestro planeta, crearán otro igual
al nuestro, y seremos echados como del paraíso.



   
XI     
   
Habrían deseado no seguir representando la obra de sus vidas,
las caricias son guardadas en el refrigerador.
El océano es una araña enternecida por la muerte.
El desierto es implacable ante las súplicas de los dromedarios.
La luna tiene un caleidoscopio entre los solsticios.
Los ruiseñores han salido a refinar sus gargantas entre las llenas.
La luz duerme en las aguas de los ríos, despierta antes de
que el sol nazca entre los dedos de los ahorcados.
La mañana recoge sus cadáveres durante la explosión de la noche.
No puedo cerrar los ojos por miedo a quedarme sin sueños.



                       
 XIX

                           
                            “Esta noche iremos a casa de Magdalena. Avisad
                             a Judas, Juan el Bautista que preparen el camino”.
                                            EL ÚLTIMO MANDAMIENTO
                                                                       C.R.

Azul de miedo gritan las estrellas
en el huracán de tu mirada.
No puedo resistir los manicomios de Nueva York
lleno de gente como nosotros.
El cielo muere de pie sobre el mar.
Lentamente nace tu voz en el crepúsculo
estrellándose entre los despeñaderos
donde las piedras lavan su rostro al despertar.
Miro con tus ojos los espejos de la noche
de la buhardilla que idolatra tu cuerpo.
Los caracoles nocturnos caminan sobre la torre Eiffel,
cerca de las ventanas que sufren nuestros insomnios.
Olvidar es el sueño que el río recuerda.
El puente cruzaba tus ojos como un llanto.
Árboles que se convertían en arcángeles en la lluvia.
Moría por verte llegar, pequeña luna.
Mi cuerpo se descomponía en los ojos de los perros
que vomitaban mis huesos desgastados
en los burdeles de Lima.
Si los árboles hablaran, preguntó
una niña que fue estrella por una noche.
Los árboles comenzaron a cantar
y ella fue estrella eternamente entre sus brazos.

Poemas del poemario ''Hostias del mal'' 
http://urbanotopia.blogspot.com.es/2015/06/christian-rivera.html


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