viernes, 19 de abril de 2013

MARIO RENÉ MATUTE [9644]




Mario René Matute, poeta, narrador y ensayista guatemalteco. 
Ciudad Ausente, La ciudad sin párpados, Cuentos en Carreta son algunos de sus libros.

   
Los 80 de Mario René Matute

Carlos Cáceres Ruiz

En Guatemala y otras partes del mundo lo conocen como Choco Matute, no son poco quienes en México lo llaman Matutitno, en el movimiento revolucionario guatemalteco tuvo el nombre de Orlando, y sólo cuando le mandan invitaciones le colocan su nombre verdadero: Mario René Matute García-Salas.
          Mario René es un profesional invidente, escritor y poeta que rebasa tiempo y espacio. Ser universitario de la piscología, graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala, no fue fácil para él. Luchó contra el criterio imperante en muchos sectores que ubicaban como incapacidad una capacidad diferente.   
          ¿Cuál fue la respuesta de este hombre que recibió el apoyo de familiares y amigos, especialmente como lectores? Prevaleció el espíritu matutiano para superar adversidades. Su familia y él nunca solicitaron un trato especial y logró graduarse en 1972 como psicólogo con la tesis El problema psicosocial de la ceguera. Un enfoque audaz desde la perspectiva humanística. Este estudio es un triunfo de la perseverancia y, esencialmente, un derecho asumido por Mario René para entregar un aporte de investigación con calidad académica a la sociedad guatemalteca. Esta actitud ha sido parte de su vida. Por esta razón escribió en su libro Ciudad ausente: “La vitalidad incontenible que hierve en la entraña de la selva”.
           Mario René Matute es un guatemalteco intelectual de izquierda. Sin ataduras dogmáticas y abierto al pensamiento plural. Por su actividad política fue  perseguido en Guatemala y obligado a ser parte del exilio político guatemalteco; vivió en Costa Rica y desde1984 se acogió a la tradicional política mexicana de exilio.
          Estar fuera de su patria fue difícil, pero Matutino lo convirtió en fortaleza para continuar luchando por una Guatemala democrática. Esta situación explica lo expuesto por Choco en una entrevista: “Mantengo una estabilidad aceptable en nuestra asignatura cotidiana por sobre la turbulencia de las crisis, las evocaciones y los antojos del futuro”.
          Los sectores más atrasados de la derecha guatemalteca trataron de detener su pensamiento, pero fue inútil pues continúa dejando huellas a través de una presencia siempre creadora. Este aspecto básico en su vida le ha permitido ganar concursos de ensayo social, novela, cuento y poesía. En ellos se encuentra la palabra de un hombre invidente siempre atento a la realidad socioeconómica y política y de su país, impulsando su imaginación literaria y destacando las posibilidades rítmicas de la poesía.
     Mario René no requiere de sutilezas líricas ni complicaciones retóricas o exaltaciones apologéticas. Su sensibilidad estética ha sido esencial para ser galardonado en diversas ocasiones: en 1995 su cuento El saxofonista obtuvo el primer lugar en el concurso que convocó, en Lima, Perú, la Unión Latinoamericana de Ciegos. El hecho de ser un escritor genuino se confirmó una vez más cuando ganó en dos ocasiones los Juegos Florales de Quetzaltenango con los cuentos El brujo, El gato y El suicida. En 1995 obtuvo el premio único de ensayo convocado por la Fundación Mirna Mack y AVANCSO, con el trabajo denominado Desarraigo. Estos factores permiten afirmar que cuando el lector tiene en su manos un libro de Mario René, de inmediato se establece una amplia empatía con él porque expresa vitalidad humana.
          El pensamiento de Mario René es fiel a su compromiso social, pero también se encuentra en él un fraguado carácter. Por esta razón, no es posible hacer distinciones entre acción y canto, porque en él circula la sangre apasionada de sus versos y la de quien ha hecho esfuerzos por lograr cambios sociales en su país.
          El nombre de Mario René tuvo especial impacto en España cuando volvió a estar presente en el mundo de la literatura. Sus palabras resonaron con modernidad y, una vez más, su sensibilidad se expresó a través de la novela Los alcatraces  –publicada en braille– y el libro Cuentos vivos. En años diferentes ambos obtuvieron  el premio Tiflos (ciego, en Griego) que convocó la Organización Nacional de Ciegos Españoles. En España la revista Domingo le hizo una entrevista con relación a Cuentos de un país perdido y es imposible dejar de mencionar su libro Palos de Ciego (2001) lo cual le permitió recibir el premio Quetzal de Jade, de la Asociación de Periodista de Guatemala.
          Mario René cumple 80 años el 20 de agosto. Él mismo señala que es una buena ocasión para recordar a dos personas especialmente amadas quienes lamentablemente fallecieron: su esposa, la dirigente política, ingeniera Olga Jiménez, y su hijo Mario René Matute Iriarte, ametrallado el 17 de julio de 1980 en las calles de la colonia 20 de Octubre, zona cinco, por los eternos impulsores del crimen, que prevalecieron en Guatemala durante el conflicto armado interno asesinando a miles de jóvenes.  
          La Constitución guatemalteca establece que hombres y mujeres son iguales ante la ley; sin embargo, es necesario garantizarles en la práctica a las mujeres un trato equitativo con relación a tener el derecho a oportunidades de participación y crear una nueva conciencia en la sociedad para combatir la exclusión social. Este fue un factor básico en la acción sociopolítica de Olguita en Guatemala, donde  desarrolló actividades en el movimiento sindical y popular. Su participación universitaria –al iniciar sus estudios de ingeniería– permitió que se desarrollara como líder del Frente Universitario Democrático y, posteriormente, el 9 de marzo de 1980, fue la principal fundadora de la Unión Nacional de Mujeres de Guatemala la cual se propuso ser una organización amplia “de mujeres democráticas (…) unidas para luchar por la conquista, aplicación y defensa de los derechos de la mujer y de la infancia, en la lucha por la independencia nacional y la paz mundial”.











I. EL DIA

Nuevamente el día al pie de la ventana,
con sus hebras de sol,
sus nubes altas.
Otra vez las nostalgias oscilando
colgadas de las interrogantes infinitas.
Aún no llegan los caminos,
el manantial se retarda en su escondite,
las manos no lo alcanzan todavía.
El día está así,
sentado a la diestra
de los sueños carcomidos;
algunos nimbos peregrinos
rodean la inmensa soledad
y callan como plumones de ángeles enfermos.
Habría que transcurrir por el silencio,
con sonámbulos sigilos,
pasar por debajo de este día
- o de cualquiera -
devolverle el saludo a la muerte
que espera con paciencia
que vadeemos el torrente de ignominia
para alcanzar su ribera
y besarnos la frente;
hay que devolverle el saludo
y decirle que aguarde
con su calendario abierto,
que ahora hay un día de sol en la ventana
y aún no ha caído la última gota
del tiempo que repleta la esperanza.








II. A MITAD DE LA LUZ

A mitad de la luz me detengo,
un signo de interrogación en cada flanco;
suspenso en la angustia
que busca inútilmente la palabra,
el motivo ,la razón,
la semilla original
y el bocado de eternidad
en que un dios desconocido
nos tragará , borracho
o rencoroso,
envidiando la soledad de nuestra ruta
o con piedad por nuestras alegrías...
Aquí, de pie frente al vacío,
a mitad de la luz
y con una interrogante en cada flaco ,
la espera se escure
por túneles futuros
que desembocan necesariamente
en el pasado.
Los vocablos se preludian
en su tesitura finita e inperfecta;
al repasar los mútiples registros
se quema el tacto en su impotencia absurda
y no se alcanza
la palabra ausente.
¡Ah! si tornaran los viejos ademanes,
y pudiésemos entrar sin permiso
en los ensueños;
volver a beber
con mis querubes recién resucitados,
el agua de las horas verdaderas
a mitad de la sombra
en tus pestañas.







III. ESPERANZA

El tren volará a las doce,
a las once, a las diez, a las nueve...
el nombre del propio terrorista,
con su investidura atómica en el pecho,
andará descalzo por los siglos
equilibrando en el filo infinito
de la perpetua muerte nuclear.
Dios vomitara infernales insultos
y el tren volará a las doce,
a las once, a las diez, a las nueve...
el cero cóncavo y absurdo
lo envolverá todo
en el abrazo sin fondo de la nada,
¿y ese niño que sonríe
dialogando con la luz?
Y la muchacha que guarda
siete lunas de espera palpitante
en el vientre que se curva
hacia el futuro?;
y los adolencentes que escondieron su beso
en el murmullo de la fuente?;
y el olor de los huertos encendidos;
la vitalidad incontenible
que hierve en la entraña de la selva?;
la ciudad ajustando sus relojes
al movimiendo incesante de la vida;
las ruedas del trabajo colectivo
que transforman el esfuerzo en bienestar
y en alimento.
Con permiso, sombríos augurios ,
que el insulto a lo humano
se haga añicos;
que de par en par
se abran los vientos;
allá en el horizonte ,
donde el esperma primordial
crea el mañana
despunta la esperanza del futuro.
El tren en el que viaja toda la especie
volará a las doce, a las once, a las diez...
alado de razón ,ciencia y justicia,
burlará la soberbia y la ingnominia
y se alzará hasta la paz
en un viaje solar sin retroceso.


Los poemas fueron tomados del Libro Ciudad Ausente, editado por Editorial Praxis en México D.F.






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