lunes, 19 de mayo de 2014

BENIGNO ÁVALOS [11.734]


Benigno Ávalos

Benigno Ávalos Ansieta (Oficina Salitrera Santa Luisa, CHILE  10 de septiembre de 1909 - Vallenar, mayo 2002), fue un poeta, escritor, ensayista y músico; uno de los más fecundos y destacados literatos de Atacama, cuya obra ha trascendido a todo Chile, luego del importante premio logrado en 1981 en los Juegos Literarios "Gabriela Mistral", con su novela "Los devaneos de don Jerónimo".

Hijo de la profesora, doña Carmela Ansieta Miranda y del agricultor y minero don Benigno Avalos Páez. Su temprana residencia en Vallenar, le llevó a amar a esa ciudad como la propia y es allí donde gestó su trayectoria familiar, laboral y artística. Su primer libro, "Exaltación al júbilo", ensayo, fue publicado en 1956 por la Editorial Lautaro.

Profesor normalista, por más de 40 años donde además de entregar la educación formal, motivó a sus pupilos hacia las artes y las letras y la música. Desde que jubiló continuó en la senda literaria y musical.

Como escritor, poeta y ensayista, fue unos de los principales impulsores del movimiento literario de la Provincia del Huasco. Producto de sus investigaciones, ha divulgado en sus libros la trayectoria literaria de los escritores de la Provincia del Huasco. En algunos casos a muchas figuras las ha rescatado del olvido, o ha mantenido latente su recuerdo, especialmente las figuras del pasado.

De gran sensibilidad, se ha ganado la admiración de los atacameños y por la importancia de su obra ha dignificado la literatura de Atacama. Una calle de la ciudad de Vallenar lleva su nombre.

El poeta Jorge Muñoz Salgado le dedica un poema en que expresa:

RECONOCIMIENTO DE CIERTAS PERSONAS QUE ESTIMAMOS REALMENTE DE VALOR

“En ese recio norte verde en donde/ un sol reconcentrado, tostador/ propicia pajaretes, vinos, piscos…” dedico este poema a Benigno Ávalos Ansieta (1909-2002). Él nació en plena pampa salitrera, se acrisoló en su hogar y en la Escuela Normal de Copiapó. Fue paciente educador por décadas en la ciudad de Vallenar, dedicado escritor y músico de naturales dotes, difusor entusiasta de la cultura atacameña, cabal idealista que propugnó un mundo mejor, y, sobre todo -y lo que creemos más notable- diligente hombre bueno.

La suerte en el camino cierta veces nos da a conocer gentes valiosas.
Tranquilas y sencillas como el aire, sentimos que son agua o la textura del pan recién salido con promesas de un horno con fragancia en pleno campo.
Por más que estas personas son rocío que pronto se evapora, permanecen con rastros indelebles, recordándonos que existe la acogida en este mundo.
Son cunas, son oasis, son abrazos.
Son grata bienvenida sorprendente.
Son súbitas llegadas del desierto florido, volandero y milagroso.
Están en minoría, pero existen.
Y ayudan a formarnos con su ejemplo.
Sin par son perlas finas por hallazgo halladas en océanos hondísimos.
Diamantes con color de soles vivos en las entrañas ricas de la tierra.
Son siempre como son, contra los vientos y contra las mareas sublevadas.
Promueven con sus hechos, sin fanfarrias, un mundo más humano y disponible.
De un niño tienen algo en sus decires que sale de su centro que palpita.
Encarnan de verdad y cada día al buen samaritano, y así actúan, y dejan ver sin más, pues no profieren vanas palabrerías sin respaldos.
Amables, con prudencia cotidiana, enfrentan desafíos sin huirles; las fiestas estimulan y comparten tranquilos, disponibles, desprendidos.
¡Qué suerte es encontrar a estas personas que exaltan jubilosas bienvenidas! ¡Propician paz! ¡Un vaso de mañana bebido en el espacio de la ordeña! (Jorge Muñoz Salgado)




Benigno Ávalos Ansieta, fue gestor del Grupo Literario Paitanás junto al poeta Hugo E. Ramírez. Al constituirse este se sumó con entusiasmo el poeta Erasmo Bernales, quien ejerció como presidente con gran dedicación. Vallenar vivía entonces -segundo quinquenio de la década del 60- su mayor, múltiple y consistente época de desarrollo cultural hasta ahora. El grupo sumó varios otros integrantes: Jorge Zambra, Kadur Flores, René Castro, Lionel Olivares, Luis Hormazábal, Enrique Olivares, Jorge Espinoza-Román, Juan Jelincic, Herman Montaña, Osvaldo González Britez, María Véliz Alcayaga, Luis Cortés Ovalle, Juan Córdova y otros. La institución fue muy activa en sus pocos años de vida: efectuó charlas, obsequió bibliotecas populares, convocó a concursos literarios, colaboró en la realización de escuelas de temporadas. La tensión política del comienzo de la década de 1970 también llegó a la entidad. Ello y una conducción no afortunada y finalmente el Golpe de Estado de 1973 hizo insostenible la existencia del grupo.

Libros

"Exaltación al Júbilo", ensayo, 1956.
"El arte popular en América Latina", ensayo, 1962.
"Panorama Espiritual de una Provincia", ensayo, 1974.
"Los devaneos de don Jerónimo", novela, 1981.
"Figuras estelares del Huasco", ensayo, 1990.

Premios

Hijo Ilustre de la Comuna Alto del Carmen, 1983.
Premio Regional de Literatura (La Serena), 1986.
Premio Regional de Literatura (Copiapó), 2000.
Ganador Concurso Juegos Literarios "Gabriela Mistral", Santiago de Chile, con "Panorama Espiritual de una Provincia", 1974.
Ganador Juegos Literarios "Gabriela Mistral", Santiago de Chile, con "Los devaneos de don Jerónimo", 1981.
Declarado Material Didáctico para la Educación Chilena, ensayo "Figuras estelares del Huasco", 1990.

Homenaje en vida

La biblioteca municipal de Alto del Carmen, lleva su nombre. Fue inaugurada en junio del año 1996 y se abrió al público en agosto del mismo año.



VIGILIA EN ACECHO

Has llegado hasta mí, blandiendo dardos
y removiendo mis sueños,
para deshojar la flor angustiosa de la vigilia.
Has llegado hasta mí
con tu transparencia de aguas ligeras.
Sobre nosotros, la noche
con su reguero de estrellas inasibles.
Sobre nosotros, el misterio
con sus fanales inmensos.
Arriba, constelaciones de astros.
Abajo, constelación de afectos,
en el mapa sideral de las intimidades profundas.
Y muy luego te alejas,
con las perspectivas de los espejos
que se proyectan al infinito.
Te persigo. Con el atalaya de mis besos,
te protejo como a un pétalo,
o a un ala frágil de paloma herida.
Y mientras la noche pasa
con su tonelaje de sombras angustiadas,
vas dejándome un sabor indefinido,
una agridulce mixtura
de besos y reproches.





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