martes, 19 de mayo de 2015

JORGE JULIO ECHEVERRI [16.019] Poeta de Colombia

...Juan Diego Lozano, Iván Restrepo, Jorge Julio Echeverri y Clara Inés Ángel



Jorge Julio Echeverri

(Salamina - Colombia, 1949)
Uno de los poetas que pueden ser de mayor aceptación dentro de la juventud quindiana, por el lenguaje sencillo y fresco que maneja este autor. Abogado de la Universidad de Caldas, se encuentra radicado en la ciudad de Calarcá, donde ha forjado su actividad literaria que le ha hecho merecedor de varias distinciones.

Su primer libro “Romero de la Sierra” (1992), esta desprovisto de elementos de la narrativa tradicional, ya que están compuestos en verso libre sin ningún tipo de rima o métrica.

Su segundo libro “Poemas para el Solar” (1997), denotan una búsqueda deliberada por la lectura de poemas de distintas épocas, algunos marcadamente de corte juvenil, testimonio palpable del rumbo de su poesía. Otra de sus obras es “Y Dejar en la Caída una Palabra” (2000), donde el poeta desarrolla una depuración más estética de la palabra, mediante la ironía y un lenguaje fabulesco.




Cazador

Entras en mis sueños
extraviada
Mi boca te sigue de cerca
pero tú no te enteras
de las lunas que se abren a racimos
ni del felino que calcula
la distancia
hasta que cierras los párpados
como una jaula.





Interior

Entre el cenit
y el nadir
de mis huesos
tu sombra de ceniza crece
mientras un ratón de olvido
roe mi antiguo corazón de queso.





Atentado en un bus de señoritas

Con estos versos
que dejé en el bus de tu colegio
y a partir de hoy
ya no serás la misma
pues habré entrado en tu voz
en tu cuaderno
y sin pedirte permiso
llenaré de palabras
el aire de tu alcoba.
Ya no serás la misma...
Tu mirada que hasta hoy fue cándida
buscará mi letra
en cada carta que a tu casa llegue;
leerás el horóscopo
cada vez con más frecuencia
y sabrás que sigo aún
rondando la esquina de tus sueños
hasta que —vencedora y vencida—
algún día
decidas unirte a mi causa clandestina.





Entre bastidores

Dónde si no en mi memoria
patinada de imágenes
y fantasmas
podré sentir de nuevo
el movimiento
felino de su cuerpo
palpar su piel
templar el arco de su espalda
sorprenderle
en el momento justo
de la exaltación.

Dónde si no en mi celda
sin sol ni luna
podré pintar su rostro
inventarle
abolir su ausencia
para disponer su muerte
una vez más.





Poema casi infantil

A Nana

Por favor, Caperucita,
no salgas esta noche.
El bosque está plagado de peligros…

Quédate
con este viejo lobo
que tanto te ama.





Fórmula de navegantes

Para que no me cubra tu sombra
ni me asombre tu recuerdo
ni tu canto de sirena me seduzca
he de clausurar las puertas de mi casa,
apagar las luces
colocar en mis oídos algodones
atarme a la quilla de mi cama
y bajo la almohada
—mientras me pienso Ulises—
dejar de respirar.





Epigrama

Aun si tu tamaño fuera
mujer
el de un grano de arroz
en Bangladesh…

bastarías para calmar
mi hambre
de cien años.





Tiempo de vendimia

(Poema del amor fugaz)

Hacerte el amor y escribir un poema
mientras golpea inclemente la lluvia en los tejados
y se asoma la noche a la ventana abierta
y me dices suplicante abrázame más fuerte
y me ensaño en tus pechos y aprisiono tus piernas
y atrapamos la vida entre la espada y la pared
y nos desmorona el miedo de no poder seguir
el mismo rumbo con la misma rumba
y ladra un perro loco en la casa desierta
y se quiebra la luna sin darnos cuenta
y se nos acaba el tiempo de tanto sueño atrasado
y se maduran las uvas que vamos a bebernos
en tiempo de vendimia, cuando suba la sangre
y se tiña la alcoba de una locura escarlata
que no cesará nunca
mientras tratas en vano de escapar a mis besos,
porque algo nos quema las entrañas
como si estuviéramos inventando el fuego
y ensayamos caricias con las manos ciegas
a tientas de pared a pared hacia el lavabo
sin que te nombre nadie
los fantasmas de la madera crujen
mientras me ofreces tu piel recién lavada
y vuelan mis dedos de tu pelo a tu sexo
buscando algún secreto
y gritan los gatos en calor sobre los techos del
vecindario
y comprendo que todo final es un comienzo y
viceversa
y enciendes una luz pero yo aún no veo
dónde termina el túnel y desando lo andado
yo, pintor de silencios, tú, pincel y arcoiris
y a veces es amable el destino
porque ni siquiera sé tu nombre pero te amaré
siempre
y todo lo demás
y nada.







Cuestiones felinas

No sé por qué, pero tu gato
sabe que lo odio.
Lo he visto
anudarse justo sobre tu vientre
cuando te deseo
y entonces
me mira,
saca su lengua obscena y se relame
y algo muy parecido
a una sonrisa burlona
se dibuja en su rostro casi humano
y me mira con sus ojos de bestia casi humanos
con un desprecio infinito
como si supiera
del daño que me hace.
Hoy que me has preguntado
francamente
¿Cuál felino? ¿Cuál gato?
He debido pensar
en lo mucho
que ignoro
de tu vientre.









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