domingo, 26 de mayo de 2013

HUGO CHAPARRO VALDERRAMA [9890]



Hugo Chaparro Valderrama
Nació en Bogotá, COLOMBIA en 1961. Es escritor, historiador, crítico cinematográfico y literario. Ha publicado las novelas El capítulo de Ferneli (1992) y Si los sueños me llevaran hacia ella (1999); los libros de ensayos Lo viejo es nuevo y lo nuevo es viejo y todo el jazz de New Orleans es bueno (1992); Alfred Hitchcock. El miedo hecho cine (2005) y Del realismo mágico al realismo trágico (2005); dos libros de poemas que han merecido el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Ministerio de Cultura de Colombia: Imágenes de un viaje (1993) y Para un fantasma lejano (1998); un cuento infantil, El amor de una jirafa (2004), y una antología de testimonios cinematográficos, El evangelio según Hollywood(2005). Fue becario del International Writing Program de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) durante el otoño de 2002. En la actualidad prepara la publicación de una novela sobre el México rural de los años veinte y es director de los Laboratorios Frankenstein.







Retrato en el desierto

La imagen me presenta
la corteza calcinada de la tierra.
Las vetas sombreadas que reposan en las rocas
dibujándose en los pliegues de la luz,
anuncian un crepúsculo cercano.
Adherido a una montaña
bajo el sol del verano permanente,
un arbusto solitario
se transforma en yerba quebradiza.
Imagino en tal desierto
el rumor enronquecido de un viento pasajero
soplando tenuemente.

Apenas se vislumbra algo más
que la sed y la aridez y la apatía de una
nube 
rozando con su cuerpo las arenas.

Un arroyo o el más delgado hilo de agua
serían allí una ironía.
No hay bestias ni animales
ni la sombra de una fiera moribunda
resignada a su destino.
El paisaje podría parecer sin vida
pero un detalle, conmovedor, lo protege.
La sombra que proyecta tu presencia en la
arena de la imagen,
en la foto permanente de un instante del
pasado,
observando aquel paraje cuya muerte es
conjurada,
derrotada y vana,
cuando el mundo y su bondad
festejan y celebran
por la obra y por la gracia de tu vida.
El fragmento de ese mundo
se convierte así en santuario
porque sé
que estás en él.







Sobre el insomnio y sus fantasmas

Imagino 
que en cualquier momento
cuando abra los ojos
tras el sueño
te veré allí.
Aunque no sea cierto.







Los ojos o el espejo del alma

Aun si fueras un vampiro
y jamás viera mi rostro
por toda la eternidad
siempre tendría tus ojos
para contemplarme en ellos.







FANTASMAS EN LA SOMBRA

Si cayera otra vez la lluvia generosa
vería en este bosque
la imagen secreta de mi infancia;
a mi padre caminando entre los árboles,
recorriendo -con la guía entrañable de su mano-
el paisaje, los senderos que ahora cruza la memoria,
avanzando en el tiempo y el pasado;
rescatando lo que fue quendando atrás,
cuando el cuerpo y el aliento trabajan sin dolor.








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