miércoles, 26 de septiembre de 2012

7936.- IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO





IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO
"Gnóstico y heterodoxo. Así se podría ver a Ignacio Gómez de Liaño (Madrid, 1946). Gnóstico y heterodoxo en el más noble y culto de los sentidos. Gnóstico y heterodoxo en el actual panorama cultural español. Gnóstico: es decir, buscador incansable de sabidurías no comunes en nuestra tradición tanto filosófica como religiosa. Heterodoxo: es decir, yendo por caminos muy suyos y en una dirección poco o nada transitada en nuestro ámbito editorial y universitario.
Profesor de Estética en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, su abundante obra abarca cuatro distintos géneros, todos en una misma orientación de búsqueda y encuentro: poesía, filosofía, ensayo y narrativa. En este libro se recoge su creación poética entera, 'toda la poesía que he escrito en mi vida o, al menos, la que he estimado digna de publicación' -escribe el autor en el prólogo-. La narrativa comprende tres novelas: Arcadia  (1981), Musapol (1999) y Extravíos (2007). A la filosofía y el ensayo ha dedicado muchas obras. Destacamos: El círculo de la sabiduría (1988), El círculo de la sabiduría II: Los mandalas del budismo tántrico (1998), Filósofos griegos, videntes judíos (2000), Iluminaciones filosóficas (2001), El camino de Dalí (diario personal 1978-1989) (2004) y La variedad del mundo (2009)."   










PAISAJES

Manos que rozan los racimos.
Aprietan dedos el jugo que destilan.
Líquidos hilos rezuman en los labios.
Después, a la caída de la tarde,
piden con risas que el recién llegado
cuente sus viajes a remotos continentes.
Es el calor de estío quien concede este murmullo,
este puente, tan frágil, de los sueños.
Las cosas, lentamente, afilan sus azules sombras.
Estríanse, incrústanse jaspes en las nubes.
Entonces el latido de los corazones
aguarda la salida inminente de la luna.
¡Qué salto en lo lejano cada frase!
¡Qué paisajes de levedad y de misterio
se posan en el balcón, el mármol y la yedra!
Cae, mientras laten, el plateado velo.
Tiende sobre los árboles su cúpula,
red impalpable, mas cautiva
en la faz indiferente del estanque.
Más tarde, cuando el silencio
aplauda los relatos mágicos oídos,
y los miembros se abandonen a las leyes del cansancio,
y los ojos, entornados, descubran
el íntimo diamante,
el ruiseñor despertará con su canto
la espesura.

Carro de noche (Poesía 1972-2005) 

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