domingo, 12 de abril de 2015

J. ESTIVEN MEDINA ORTIZ [15.556] Poeta de Perú


J. Estiven Medina Ortiz 

(Chincheros, Apurimac, Perú. 1995) 

Pintor expresionista abstracto. Tiene un poemario inédito titulado “Hablemos de mí, mientras las hormigas devoran el sol” y escribe una novela que ha llamado provisionalmente “Podrido”.

Estiven Medina es un apurimeño que en sus otras vidas sólo ha sido una piedra, una guitarra de peluche, un blog sin hostig, un títere que ha viajado por el mundo, una paloma que juega playstation y un dios al que nadie ha venerado. Aunque aún no ha publicado un libro, estamos seguros de que pronto abrirá una pequeña brecha de luz en esta selva de escritores que crecen como el plancton y la ortiga.



Escribo, dejo en blanco, aparezco y desparezco, de golpe de pronto súbito e inesperado. Logro y fracaso, en ambos casos, unidos por una cuerda que es la desnudez que es la honestidad que es la más vil mentira colgada de una viga. Escribo des/escribo, voy y vuelvo y me pierdo. Espero y avanzo impaciente, temo firme, camino, paso a paso a ningún lado, a todos lados, nave oxidada y chirriante, ebrio conmovido manotea el aire, abraza allí escupe allá. Cálmese, déjese de tanta tontería, no sea absurdo. Relájese. Lluvia de dientes relámpagos de cabellos ríos con tu nombre ahogado. Escribo, tecleo y oyes el tac tac tac tac del cuerpo que construyo, un manotazo de tiempo estremece  tu tranquilidad y soy yo soy yo soy tu voz tu boca mordiendo el aire, tus dientes lloviendo dentro de la hoja, mi espalda calentándose con el sol de tu mirada. Ametrallo el cielo con las palabras que salen de mi ojo izquierdo, luego me largo a hacer pis y vuelvo y escribo y miento pero soy honesto en el fondo. Ojalá valga la pena fracasar. Estamos abajo como si nos hubieran secuestrado y abandonado en un sótano, digo sótano de luz pero nada se enciende. A veces las palabras son bombillas quemadas. Todos los escritores del mundo han venido a cumplir el rol elucubrado por un escritor supremo que esconde algo en su sótano nebuloso, todos los escritores del mundo aportan algo con sus indagaciones sobre cómo ser un buen esquizofrénico y beber un café sin llorar ni sentir nostalgia por algo que no pasó. En algún punto de la existencia la realidad se hace esa parte del cuerpo que más se adormece. Introduzco mi cabeza en una bolsa de plástico y me dispongo a pronunciar el discurso que preparé con motivo de  la premiación con la que me honran. Inesperadamente mi cuerpo se reduce a una cabeza gigantesca que habita una habitación entera, una habitación grande pero muy chica para que la cabeza logre moverse lo suficiente. Saltan dos ojos sobradamente tímidos para volverse a su lugar. Cómo se llegó aquí y qué hay más allá.
Se asfixia, se adormece, se une al plástico, se despide, teclea, escribe chau, pero no se quiebra y comprende que no es frágil, que la sensibilidad es un convenio con el tedio.  Me asfixio, me adormezco, me uno al plástico, me despido, tecleo, escribo chau, pero no me quiebro y comprendo que no soy frágil, que la sensibilidad es un convenio con el tedio y que soy sensible en el silencio quemado.

De “Podrido”.



Madre sorpréndeme cantando, cantando como un loco gozando de su cordura. No estudio cuando escapo de los deberes diciendo que lo haré, oh madre, sorpréndeme también por eso.  Canto porque mi voz ha sido arrebatada por el tiempo, tajoneada por eso que llaman madurar, como ir a un lugar mejor que quizá no es mejor. Madre, mírame el sudor que cae cuando caigo y me lastimo de ti, del viejo, del desorden de mi cuarto que es, créeme, lo que mejor me explica en la  calma. ¿Si muriera un tipo que ha corrido cansado? ¿Muere o descansa?
Madre, he sentido los dientes de mi voz clavándome en la cabeza como cuando un cachorrito es llevado por su madre a un lugar lejos de la lluvia. Pero mi voz también es la lluvia, de colores, de distintos tonos rojos, ay la sangre, un accidente del sueño, de la mañana, del sol, un accidente aéreo mi voz, atrápame cantando me emborrachaba entre sus brazos, ella nunca bebía  ni la vi llorando.
Madre quiero ser cantante precisamente porque no puedo cantar, porque mi voz es atroz pero quizá haya algo hermoso bajo esa tragedia, un gusanito de ojos conmovidos que aletea sus alas vacías e irreales. Por favor sólo quiero matarla, a punta de navajas, besándola una vez más.

¿Sabes lo que soñé el viernes pasado? Que me masturbada frenéticamente y que luego, ah no, espera, eso pasó antes de estar dormido. Bueno, estaba parado en algo parecido a un escenario, todo iluminado de bombillas púrpuras. En el fondo un tipo que era el baterista dio una señal que no comprendí y de golpe de alguna sombra agonizante un guitarrista agitó su guitarra a manotazos, parecía una tontería pero oía a épico, luego el bajista tocó y yo al medio detrás de un micro que tenía pinta de antiguo y abrí la boca un poco y explotó el estadio, porque estaba en un estadio o algo parecido, algo más grande quizá y la gente enloquecía y era la peste del amor y la pasión y la fe. Y canté, para sorpresa mía, con mi voz real y nadie se espantaba, ¿me oyes? Nadie. Yo creo que fue  una revelación.

De “Podrido”.




UN POEMA DE AMOR QUE EN REALIDAD ES UN FRAGMENTO DE LA  NOVELA “PODRIDO” DEL NOVELISTA J. ESTIVEN MEDINA ORTIZ.

Hola me llamo Esteban, tengo 23 años y soy escritor. Empecé a escribir profesionalmente a los 8, estaba muy enamorado de Sandra, mi compañera de clase e hija de mi dentista, y yo era tímido. A esa edad uno se hace escritor porque la boca le tiembla, porque el amor hace añicos los nervios y las palabras son remedos vergonzantes del corazón que convirtiéndose en  una mosca se da contra el vidrio de la ventana en su intento por ser libre.
Me hice escritor porque no encontré otro modo de acercarme a ella o porque todavía no sabía lo que era la masturbación, da lo mismo.
A Sandra le robé un beso en los labios luego de mostrarle mi cuadernito azul manchado de poemas y cuentos en donde ella y yo éramos muy felices para siempre, le convenció la contundencia de mi prosa y la honestidad de mi lírica, me lo dijo con esas precisas palabras, es más, escribió un ensayo sobre mi obra en la superficie de mis labios.
Tiempo después me enteré de que Sandrita había muerto y sentí que parte de esa muerte había sido mi culpa, que la había aplastado con tanta felicidad dulzona, le había envenenado la sangre con tanto amor, ella ya estaba lejos de mí para cuando había enfermado, pero nuestro amor era una promesa vigilada por las nubes, luego ella murió sin avisarme, sin prepararme al desconsuelo de la viudez, lloré tanto que mi cuadernito azul se ahogó.
 Así como su madre me reparó los dientes, Sandrita me había reparado los labios que son, ya se sabe, una prolongación del  corazón.
De “Podrido”.




TÚ SÓLO ME QUIERES PORQUE APARECÍ DE PRONTO Y NO PUDISTE HACER NADA

¿En verdad crees que la ciudad es el suburbio del cielo? (me pregunto)
Soy un poeta que tiene inédito un traje azul hecho de un trozo de cielo que logré arrebatar de sus custodios en un viaje que realicé cuando estaba ebrio.
-media hora después-
Sólo es una desesperada mentira/ he podrido mi cabeza y la he lanzado contra todo/ pero no es agresión/ es búsqueda/ eclosión  de un nuevo día a partir de un día que voy muriendo/ respirar en tu pecho mientras el mundo explota eternamente/
No me quedan palabras pero sí abismos entre ellas y el papel/ No me quedan sonrisas pero siempre estoy tropezando con tus pies en este limpio baile de encontrarnos y conversar nada por el ruido por los autos que atropellan nuestros sueños por las mariposas que revientan nuestros ojos por esa curiosidad que no  perfora nuestro refugio de timidez/ y no quiero abandonar este fragmento del poema porque después no sé lo que vendrá/ tal vez lluevan ojos desde una boca hambrienta/ tal vez los ojos pueblen mi desnudez sólo para comprobar que no estoy desnudo/ y ese sea el paisaje que tenga que devastar y ofrendarme entre dudas y mis muertos de papel/ tal vez me quede suspendido en la catatonia repitiendo tal vez tal vez tal vez es otra forma de buscar de hallar un cadáver y diseccionarlo porque en realidad es un museo de manos atadas entre sí que guardan todo lo bello que alguna vez pude haber soñado.
¿En verdad crees que soy lo que más has querido?
He tropezado con tus pies después de hurgarte hasta el mínimo gesto/ he forzado el rumbo de tus manos en mi cuerpo/ he sido unos labios desangrándose entre tu piel y mi costra y aún así tu mirada es limpia/ y se agolpa con la turbidez de la mía/ somos una constelación que se engaña/ que se miente porque no hay más donde buscar que en la ficción de nuestro encuentro/ porque me quieres y me arriesgo a decir (con humor) que soy querido con la solidez de tu palpitante fósil corazón que trascendió el mar del hartazgo/ que me quieres aferrada al último significado de vivir: Estar a punto de morir/ y agrego: a mi lado.
Porque me has querido cuando yo nacía de entre mi cansancio y mi horizonte perdido/ porque me has querido desde aquella vez en donde yo solté un poema desde mi vida hasta la mía.

De “Hablemos de mí, mientras las hormigas devoran el sol”.



Algunos de estos textos pertenecen a su libro inédito “Hablemos de mí, mientras las hormigas devoran el sol“.



ES DE MALA SUERTE ESCUPIRME EN LA CARA MIENTRAS YO TE CANTO ESTA CANCIÓN

De mi guitarra eres la cuerda desafinada
Eres la lucecita roja del televisor apagado mientras intento dormir
Serás la danza moderna que dejaré de bailar cuando mis huesos sean tu vejez y mi piel esa noche en la que surca una estrella incapaz de asomarse a la realización de un deseo
Eres la lucecita roja del corazón brillando a través de la piel de un domingo/
De mi guitarra eres el pulmón oscuro que absorbe las flores nacidas de mis labios
El grito adolescente que raja el vidrio de la ventana de tu casa es también ese día que estrujamos y lanzamos al abismo de nuestro canto/
¿Cuántas habitaciones me esperarán con tu vientre abierto?/
Danza y agítate como una mariposa a quién el maquillaje se le corre como un río triste azotando las promesas/ agrietando el viento/ perdiendo el detalle de su orilla/
Es de mala suerte recordarte escupiéndome el rostro porque en seguida me aborda el llanto/
Es de mala suerte cantar pensando en ti porque de golpe la posibilidad de verte cruzando el parque crece/
Danza y agítate desesperada tras mis huesos mientras mi cuerpo gime en otro lado
Gris el cielo en la palma de tu mano/ gris corriendo bajo el cristal de tus ojos/ gris tu cuerpo que revienta en mis poros/
Desde tu pequeña memoria llueven fotogramas/ mientras desayuno feliz tarareando lo que tú y yo bien sabemos no es una buena melodía
Me has dado el súper poder de llorarte y sacar en limpio algunos poemas y te he dado el espacio en algunos de sus rincones para latir con un corazón desesperado.



Dos Poemas del Señor Cadáver

I

Decir yo lloro es quebrarse frente a una comunidad expectante. Decir yo me quiebro es confirmar la fragilidad de la que se está hecho. Decir soy frágil es estar consciente de que la muerte es una posibilidad latente, aunque la muerte siempre es eso. Decir soy consciente de mi fragilidad es admitir valientemente que se es cobarde. Decir soy cobarde despierta la sospecha de que se está enfermo. Decir estoy enfermo, no es más que confirmase vivo. Decir estoy vivo es casi lo mismo que decir estoy muerto, Sólo que en el primer caso el tiempo es como un gusano hambriento que ronda el cuerpo y en el segundo el gusano mira enternecido y saciado.


II

Una herida, una sonrisa de chorreados bordes rojos, una sonrisa de ironía, de problema, de verse atrapado indefenso en la sombra del llanto. Una herida color llanto, qué trazo ordinario se hiende en mi cuerpo, como venido de un largo viaje.
Una herida, qué mal te hace. Y perdona por mirarla con desconfianza y pena, me duele tanto como a ti, ya no quiero apretar los párpados conteniendo el derramamiento, ni ascender como burbuja y expandirme en el preciso momento en que comprendo que desaparezco. Soñar es una manía sobrevalorada.
Prefiero la inmovilidad, la inmunidad del que se trepa en lo alto del vacío cuando la inundación es inminente, también prefiero la inmunidad al tiempo, detesto la reiterativa confirmación de estar vivo.
Tiempo dócil, desmedido y violento, tiempo de bolsillo, de caramelo partido en pedazos para endulzar la boca y disimular el tufo de la desesperación.
Prefiero la inmaterialidad, la mala memoria, el oportunísimo desvío de la realidad, el estar echado pensando en el dolor de cabeza. Prefiero la mosca atrapada en mi mirada, atadas sus alas a mi mediocre vuelo a ras del suelo.
Prefiero sacudir mi perforado cerebro, atiborrado de esos gusanos que sobreviven con aire maligno, que no se esconden por tenerme pena. Preferiría ser un insecto imperceptible a tener que odiar a dios. Inventar un dios para odiarlo.
Creo que partirán sin mí.
Porque no están para recoger cadáveres (o heridas colmadas o heridas colmenas). Sólo heridas, sólo espasmo.
Y avanzar.




BIOGRAFÍA DEL SEÑOR PIEDRA

Quiero cantar y ser tan dulce como un árbol,
Destruirlo todo y recibir el aplauso complacido de los que me rodean
De los que me atan a sus labios y a sus despeinados estilos.
Quiero ser un trozo de hueso de aquél
Que me lee mientras prepara su revolver en busca de mi yo parecido al suyo/ sólo con un poco de lágrima surcando la piel/ sólo con un poco de (des)control o eso que a veces es llamado (in)decencia.
He preparado el concierto de mi vida con los maullidos de un gato / de un señor gato muy respetable.
Tu guitarra es un río de viento que se atasca en mi tórax
Tus manos han bailado el suicidio de las hojas (ser tan dulce como un árbol)
Han redactado mi biografía a falta de otra vida/ han re-inventado una vida porque es lo que se hace con una muerte que besa el atardecer y rinde tributo al tiempo sin conocerlo.
He preparado el concierto de mi vida y me he muerto en los ensayos (me he muerto de a poco, de a poquito)
He asistido a la prueba de sonido a representar la performance del reloj ahogado en su certeza/ del atardecer que es ya tarde para ser/ del sol que se hace piedra y cae// del canto herido del navío bosque polvo/ he venido a no morir mientras canto
la muerte no existe oh sí/ no existe/ oh la muerte es estar un poco loco nada más y la locura es una galaxia alojada en alguna parte del cerebro/ oh la muerte sólo es un espejo con la que nos ayudamos a cartografiar la piel mental/ oh la muerte es amarte baby es amarte mientras el guitarrista me atraviesa la guitarra/ porque todo lo que has dicho sobre la muerte nadie te lo cree sólo yo/ y yo he apagado el incendio de mi cuerpo apagando mi cuerpo.
Oh dulce
Oh árbol
Oh ser
Pínchame la piel con tu deseo/ escríbeme “todo está bien” aunque todo esté terriblemente mal/y dime no te he mentido/ eres dueño del hielo en el refrigerador con la que apaciguas tus miedos de piel púrpura/
Necesito que todo lo que me hayas dicho sobre la muerte
Sea verdad
De otro modo me niego a morir.
Oh baby
Te amo de verdad/ temo de verdad la muerte/
Déjame ser una herida tuya/
Un gusano que perfora tu soledad/
Tu pequeño infierno en una caja de zapatos/
Tu tímido ser que finge ser un sol narcisista asesinando el paisaje/ un sol que es una burbuja que ha ascendido con suerte por tu cuidados/
He preparado el concierto de mi vida con los maullidos de un gato/Pero ese gato se ha hecho árbol



Una vez quise escribir algo sobre un perro que vi morir atropellado

Pero no me salió nada/ me pesó un poco no poder hacerlo/ o no haberlo intentado siquiera/ fue como una promesa que había roto/ Boby, vengaré tu muerte/ claro, era muy posible que no se llamara Boby y aún menos probable que yo fuera capaz de vengar una muerte/ así que traté de resolver el asunto escribiendo, como hacen los cobardes o los valientes (según sea el caso).
El relato situaba a Boby en su funeral.
El cadáver de Boby crecía descomunalmente y ni los vigilantes del cementerio ni los dolientes habrían previsto tal acontecimiento/ Total, Boby siguió creciendo/ como si fuera a reventar y los (as) viejos (as) de mierda olvidaron el luto y el sentido de decencia que toda muerte induce y echaron unos gritos espantosos.
Dejé a Boby creciendo más y más hasta un imposible infinito y me limpiaba el sudor de la frente realmente emocionado.
Al diablo la otra realidad en donde no puedo cambiar nada con la velocidad de mis dedos (de mis sueños)/ al diablo ese mundo que hace que me sonroje hasta los huesos cuando profiero una grosería.
He llegado aquí por pura asociación libre.
Cómo me gustaría llegar a algún lado así. Tomar un auto sin preocuparme adónde va. Sólo que no vaya a atropellar a un perro que a lo mejor se llama Boby. Hay que ver.
Lo esencial es ser incomprendido o lo esencial es ser comprendido desde la locura o lo esencial es estar loco o la locura es esencial, sólo Boby lo supo. Que en paz descanse.



He escrito un poema muy triste

Porque estaba solo & prendí la Tv sólo por apagar el silencio
Opté por susurrar canciones mientras pasaban tontos comerciales.
No pude dejar de sentir un poco de culpa
Al pensar que el grito y el desenfado sólo eran expresados en ese gemido encorvado/ lo demás era apatía y espera.
Y volvían a poner el programa que poco me interesaba
Y me enfundaba entre las frazadas en la cama
Pensaba en estrellas que podrían caer súbitamente aquí
Y ensuciarme el desorden/ Me levanté/ cogí un libro al azar y no lo leí/
Sólo lo tuve como una piedra lista a ser lanzada/ a violentar el aire o el vuelo de las moscas/y resumir la frustración que vagaba como viento cansado.
Y escribí el poema triste/muy triste.
Busqué el celular y pensé en llamar a alguien
Pero no tenía palabras para nadie/ o a lo mejor las tenía pero todas sumidas en un mutismo que hacía de sus formas torpes ilusiones/huesitos rotos, pensé.
Deslicé el dedo por los botones/ fui leyendo uno a uno los nombres y emparentándolos con difusos recuerdos colgados en la memoria
Así, poco a poco, fui entendiendo que ninguna llamada sería posible/
Que era la última tarde de este rincón somnoliento/
El poema terminó estrujado debajo de mi cama
Seguro ha de ser muy muy triste porque no me atrevo a leerlo,
Porque si lo leyera, lloraría
Y no de tristeza.




MUERTE DE J (ESTOY MUERTO/ ESTOY MUERTO)

Oh dulce amarillo cielo tierra hueso derrotero
Tibio aliento frágil que te abriga
Oh alivio/ oh miradas
Despedida abrazo fuego lento llanto enciende/
No me esperes no me esperes
He andado el camino de tu lengua
Tu garganta es mi hogar/
Sube la voz la montaña del sonido
Y le pinta burbujas al vacío
He querido retenerte
Con qué cuerpo/ con qué cuerpo
Si he venido solo sólo ebrio y aterido si he descendido ha sido por conocer la niebla de tu aliento
El mundo me ha abrazado y yo he abrazado al mundo y el final nos abrazó a ambos
Mi corazón mi cerebro mi ojo y mi otro ojo
Mis alas mi pulsión contrita tendida al cielo
La fragancia del universo en un bolsillo corriendo tras de sí
Llorando el viaje del adiós
Sangrando el volcán de tus ojos
He querido quedarme en este lado
Pero he muerto
                    Estoy muerto
                                         Estoy muerto
                                                                 Estoy muerto
                                Estoy muerto
Estoy muerto
                                Estoy muerto
                                                                  Estoy muerto
                                Estoy muerto
Estoy muerto
                                Estoy muerto/
Oh árboles en tu espalda que se mecen con el viento escupido por el señor relojero atrapa tiempos
Hormiga muerte negra regañando su blanco vivo corazón humeante
El calor te piensa
Se enamora lentamente de tus huesos poemas
No corras como el que tiene miedo
Canta como el que teme
La danza rota del misterio
La oscuridad guardada en el cabello de las nubes/
Mira el horizonte podrido en las tetillas de la soledad
Tu hogar es este minuto que se nubla
Con su sombrerito y sus mocos saliéndole de la nariz
Con su frío de hielo hueco
Con su antigua guitarra de flama
Estoy muerto
                     Estoy muerto
                                          Estoy muerto
                                                                Estoy muerto
                              Estoy muerto
Estoy muerto
                             Estoy muerto
                                                                 Estoy muerto
Y las hilachas de mi polvo han cruzado el azul de nuestros recuerdos montando la bicicleta del libro roto que escribimos mientras todo era el principio de nuestros movimientos.
Las hormigas han devorado el sol
O el sol ha caído en los estómagos de las hormigas/
He tocado la guitarra porque no he sabido escribirte la carta explicándote mi vida como un trazo de la vida.
Estoy muerto
                     Estoy muerto
                                          Estoy muerto
                                                               Estoy muerto
                             Estoy muerto
Estoy muerto
                             Estoy muerto





Buenas Noches o el Principio de mi Cuerpo

Buenas noches. Estuve escuchando canciones de amor y vengo a su puerta a encontrarme con usted y ver si puede recibir esto que se me sale del cuerpo, no he podido contenerlo, mire como se desparrama.
El principio del amor es también el de la soledad la incertidumbre y los cosquilleos en todo el cuerpo. El principio del amor es también el de la noche y del final.
Buenas noches, he tocado su timbre incansablemente durante 2 días, pensé que estaba muerta, muerta de amor, pensé que se agitaba en la noche y en sus sábanas y de vez en cuando se acercaba al espejo a reconocerse la última chica de una especie muy extraña que no atiende a los timbrazos desesperados porque la reconcilian con los sonidos que vienen de calles sucias y viejas y vivas y corazones.
¿Alguna vez pensó en mí?, digo, ¿alguna vez me mordió en la soledad de su habitación?, ¿llenó una libreta intentando adivinarme el nombre?, mi nombre no importa en este sudor, mi nombre sólo me aproxima a usted en la medida en que lo permita, mi nombre es un acantilado de rabia y timbrazos, mi nombre es un pretexto para estar aquí en su puerta con un par de gotas surcándome la frente como un reloj o un mes de indigencia aplastándome.
¿Alguna vez me mordió en la soledad de su habitación?, me buscó como a las cosas que se pierden en los rincones impensados, en el lugar donde el sol cae con tanta furia como un río de fuego o insistencias o como un atardecer oxidado o un animalito a quién nadie quiere por no tener amor que dar. ¿Alguna vez me mordió en la soledad  de su rencor? No me conoce porque estoy al otro lado de su puerta, pulsando el timbre que hiede como un órgano que no ha terminado de formase, un bicho a medio camino, sin dientes para defenderse, sin lágrimas para sufrir.
No me conoce porque se entretiene con la duda entre sus piernas, piernas que he deseado hasta enloquecer, no me conoce porque mi voz ha sido camuflada por insectos que no son más que luz dormida en mis manos. Si me conociera. Si me conociera. Buenas noches, vengo a decirle que si me conociera la decepción caería como un manto atrapándonos indefensos y haría gala de sus más variadas palabrotas aprendidas en casas de nostalgia y juguetes prohibidos, que si me conociera sus dientes vendrían a mi pecho a llevarse todo, que nuestras manos se atraparían como mariposas con leve esquizofrenia tejiendo el cielo, seríamos la misma versión de una mentira, el distinto rumbo de una misma intención.
Si se decepciona de mí, encienda las luces de su auto, partiremos a mi olvido.
Tráteme  como a un chiquillo, por  allí empieza mi fijación. Es mi dolor la que hiede, es su puerta mi hueso supremo, este edificio ha sido construido implícitamente pensado para ambos, para protegernos de nosotros mismos hasta llegar al momento del destruirnos, este edificio, si quiere, se hará puente entre usted y yo.
Estuve escuchando canciones de amor. Y bueno, pensé en usted, porque me sentí sólo y luego pensé pero hay una chica que vive al lado y también pensé en su sonrisa y se me clavó en el cerebro, hubiera visto la marca que me dejó, parecía un mapa jaja.
Hay mapas que llevan a algún lado (a estar solo a estar sin mí a estar sólo conmigo a estar sólo sin mí)  y hay mapas que me llevan a usted. Hoy corrí desnudo en mi pensamiento crucé una suerte de ríos o charcos en realidad no entiendo los paisajes ajenos y llegué a su casa tuve que preguntar mucho suplicar pero la gente pensó que enloquecía a algunos les pareció una cosa linda ir a buscar al amor de su vida en la nave de la desesperación que es la desnudez algunos intentaron abrigarme con edredones que eran su propia piel con la que alguna vez también buscaron sin éxito yo escapé de ellos y estando lejos les dije eso no importa mientras estemos vivos eso no importa mientras estemos dispuestos a morir defendiendo nuestra vida eso no importa putos tristes eso no importa mientras el mapa te surque el corazón como un arañazo de premonitoria despedida que alguien te dejó mientras llovía oscuridad frotando una promesa en los labios y en el cerebro.
Buenas  noches, escondo el sol en mis bolsillos, lo he separado como una naranja por la mitad, y su jugo ardiente me ha perforado la piel, pero soy optimista y me entretengo adivinando las formas que me ha dejado, es un rojo muy amarillo un rojo muy anaranjado me duele a veces cuando me pierdo en las grietas de mi pierna perforada y ardiente e iridiscente todo refulge como una fiesta de disfraces y desnudos como una fiesta en un sepulcro como despedida eterna como el conocimiento absoluto llenando nuestros vasos de cervezas. Estoy hablando solo otra vez. Buenas Noches. Mi nombre es//Buenas noches, he venido a enamorarme de usted. He caído del cielo soy un ángel que se suicidó escuchando canciones de amor. ¿Su timbre funciona? Buenas noches. Soy yo, su cuerpo. Su viernes su horario corrompido su amnesia detestable su insomnio desesperante su estrella fugaz el terrible vagabundo de su corazón su pequeño patético su te amo desgastado su escritor en ciernes y derrotado soy yo sus 18 años en la espalda soy su olvido el estudio del vacío entre las cosas que trae en su cartera. Buenas noches, soy un ciego que adivina su rostro en los alaridos de mi sangre, soy mis ojos suspendidos en su caligrafía soy mis párpados calientes atravesando su habitación.  Soy mi delirio con usted soy mi noche sostenida en su vientre. Buenas noches. Eso no importa mientras estemos vivos. Pero yo estoy muerto. Un tema manido en mi escritura es la muerte y me he preguntado por qué pero los muertos no se preguntan por qué sólo buscan en los resquicios de sus venas algo de vida para engañar este sepulcro. Estoy muerto en el último asiento del cine donde pasan mi vida como un suceso cómico y trivial y la gente ríe se desternilla de risa y desconcierto porque esa vida extrañamente se parece a la de ellos entonces no saben si seguir riendo o ya ponerse a llorar y formar un lago de lágrimas en medio del cine y ponerse a cantar canciones de amor alrededor. Me dan palmaditas en la espalda y yo sonrío como diciéndome buen trabajo jaja luego el cine queda vacío y mojado y entonces extiendo las manos y abarco todo como un dios caprichoso y juguetón y lo comprimo con mucho esfuerzo y me lo coloco allí donde debieron estar mis pulmones. A usted la soñé sobrevolando el cielo morado sentada a horcajadas en un cigarrillo gigante. A usted la soñé sobre mí sobrevolando el cielo morado agitando los brazos y bamboleando cuidadosamente el cuerpo yo dije esto debe ser un sueño porque aún sigo tocando el timbre de esta chica testaruda que no me abre la puerta y usted se agitaba ferozmente y gritaba mi nombre y su voz pintaba mi rostro en cada estrella yo estaba orgulloso de mi pero era un sueño y los sueños dejan muy gastado mi cerebro pero yo venía de escuchar canciones de amor y me lo merecía. Y usted calló tan súbitamente que descolgó mi felicidad de su corazón y mis ojos se fijaron como espadas en los suyos y no entendí a qué jugaba luego sus deditos danzaron en mi pecho el pretexto de estar en esta situación traté de ayudarla a bajar de mí y calmarla iba a decirle yo tampoco sé lo que pasó pero usted me abofeteó antes de poder hacerlo y cogió su vestido hecho de hebras de tabaco y cubrió su cuerpo y ascendí no sé adónde  como humo sin  entender nada.





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