lunes, 15 de septiembre de 2014

OMAR FABIÁN [13.312]


Omar Fabián 

(Oaxaca, México). 1978.  Ha sido antologado en Espiral de los latidos. Poesía Joven del centro del país (2002). Oaxaca, Siete poetas (Almadía, 2006). Cartografía de la literatura oaxaqueña actual (Almadía, 2007). Becario del FOESCA en 2007, participando en el taller de la Biblioteca Pública Central “Cantera Verde”. Algunos de sus versos están publicados en antologías iberoamericanas, nacionales, virtuales, formales e irresponsables. Ha sido director de las bibliotecas del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y del Centro de las Artes de San Agustín Etla. En sus publicaciones personales se encuentran “Despierto me olvido” y “El Oficio de Armar”.




El actor del relámpago
deslumbra la noche de fe,
baja su mano para  sacar la paz de ti.

El mar de los cielos hace la brizna de la fe,
la brillante lluvia de la tierra.

Echa el mundo a la basura,
echa todo el saber al fuego,
termina con la generación de la vida
y seguirás bombeando sangre como ahora. 

Es hora de perder el tiempo,
de avanzar.







El agua negra no ha tocado el viento
Ni ha visto la luz.
Corre desde el hombre antiguo
que posee las cosas,
que siembra la semilla
y ataja a sus rebaños.

El agua derrama sangre.
Así el corazón se llena,
y el mar y la tierra y los cielos se llenan por fin
con agua que no ha visto la luz,
ni el viento la ha tocado.

Agua de la vena del hombre,
despierta.






Deriva en víspera del fin.
Cómo será el fin?

Escucho y entiendo.
es lógico y coherente,
majestuoso e inspirador de temor.

Pero, ¿no es el futuro lo que estamos esperando?,
lo que somos desde siempre






Esta es la historia del amor quebrado,
de agrios jugos y penosas llamas.
Quebrado en su nombre,
quebrado en la superficie del mundo.

No se detenga en mí
hasta una eternidad.






Llegado el tiempo abre su mano.
Feroz negrura araña de sus piernas.

Alfiles del amor ardiente,
traen sus virulentas vergas.

Vírgenes de auxilio 
jadean sus piernas.

Delicadas flores desisten 
bajo animales robustos.

Quiere florecer,
florear un tierno culo de amor.






El amor cierra sus ojos
si un puño ve en su contra,
y deja caer descalzo
el traje de su historia.

Cierta la oscuridad donde se tiende
cara-abajo-sollozante y pueblerino, 
ha perdido todo veneno en su caricia.

Tal cuerpo blando y entrado en años
el amor camina su habitación decrépita.
Negado en fuerzas y perdido,
recién bañado para nada.
Hirviente, lleno de vejez,
el amor abre sus ojos negros a la oscuridad.
Sus manos sin orillas de su cuarto,
van atrás, buscantes de venir y ser venidas.







El amor raja de su puerta leña
sin hallar consuelo de su fuego,
vigila su infinidad de rostros.
Árboles y pájaros
lo cagan de su propia sombra.

La puerta
escribe de humo negro.

Un arrullo cantarle
cuando calla.

De tu espalda a tus nalgas,
a una fiebre nocturna
de sudores y de sueños nuestros, 
separados.

Me das la vista,
mi rostro de tu uña dibujado,
y tu diestra flor que abre sobre mí.

Cántame en tu lengua
y di para el mundo su descanso:
en  mis palabras tu humedad,
de mis manos su cuerpo.






Un esbozo de luz el mundo
para el amor guardado.
Inútil tiempo amado.









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