sábado, 22 de agosto de 2015

SILVIA BARON SUPERVIELLE [16.856]


Silvia Baron Supervielle

Silvia Baron Supervielle (*10 de abril de 1934, Buenos Aires, Argentina) es una escritora, poeta, narradora y traductora argentina residente en Francia desde 1961.

Nació en Buenos Aires de madre uruguaya (Raquel García Arocena) y padre argentino de origen francés (Andrés Baron Supervielle,1905-1999). Huérfana a los dos años, recibe de su abuela francesa, prima hermana del poeta uruguayo Jules Supervielle, su educación francesa.

Viajó a Europa en 1961, reside en París y comienza a escribir en francés.

Ha traducido al francés a Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández, Alejandra Pizarnik, Silvina Ocampo, Roberto Juarroz, Arnaldo Calveyra y al español a Marguerite Yourcenar de quien tradujo su obra poética y teatral: Les Charités d’Alcippe (Visor, Madrid 1982) y Théâtre de Marguerite Yourcenar (Tomo I, 1983 ; Tomo II, 1986. Editions Lumen, Barcelona).

En el año 2012 fue recipiente del Premio de Literatura Jean Arp.

Es Oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia.

Preside el jurado para el Gran Premio de Poesía 2012-14.

Obra principal

Les Fenêtres, Hors Commerce, 1977
Plaine blanche, Editions Carmen Martínez, 1980.
Espace de la mer, Editions Thierry Bouchard, 1981.
La Distance de sable, Editions Granit, 1983.
Le Mur transparent, Editions Thierry Bouchard, 1986.
Un été avec Geneviève Asse, entretien, L’Échoppe, 1996.
Lectures du vent, Editions José Corti, 1988.
L’Or de l’incertitude, 1990
Le Livre du retour, Editions José Corti, 1993.
L’Eau étrangère, Editions José Corti, 1993.
La Frontière, Editions José Corti, 1995.
Nouvelles Cantates, Editions José Corti, 1995.
La frontière, 1995
El cambio de lengua para un escritor. 1998, Corregidor
La Ligne et l'Ombre. 1999
El agua extraña. 2000
Después del paso. 2001
La orilla extraña (novela)
Une reconstitution passionnelle: Correspondance 1980-1987 Editions Gallimard (2009)
Journal d'une saison sans mémoire, Gallimard.
L’alphabet du feu: Petites études sur la langue, 2007

Traducciones al francés

Jorge Luis Borges, Les Conjurés, Jacques Quentin éditeur, Genève, 1989.
Macedonio Fernández, Elena Bellemort, José Corti, 1990.
Macedonio Fernández, Papiers de Nouveau venu et Continuation de rien, fragments, avec Marianne Millon, José Corti, 1992.
Roberto Juarroz, Fragments verticaux, fragments, José Corti, 1993.
Juan Rodolfo Wilcock, Les Jours heureux, poèmes, La Différence, 1994.
Macedonio Fernández, Cahiers de tout et de rien, fragments, avec Marianne Millon, José Corti, 1996.
Silvina Ocampo, Poèmes d’amour désespéré, poèmes, José Corti, 1997.
Roberto Juarroz, Quatorzième poésie verticale, poèmes, José Corti, 1997.
Silvina Ocampo, La Pluie de Feu, théâtre, Christian Bourgois, 1997.
Teresa de Ávila, Cantiques du chemin, poèmes, Arfuyen, 1999.
Arnaldo Calveyra, Le livre du miroir, poèmes, Actes Sud, 2000.
Ángel Bonomini, Tours de silence, poèmes, Arfuyen, 2004.
Alejandra Pizarnik, Œuvre poétique,con Claude Couffon Actes Sud, 2005.




entre el intervalo
del relámpago
y la explosión 
del trueno

me identifica
el instante


*


las travesías
borran el punto
de partida
y prolongan
la llegada



*


que nadie 
me cierre los 
párpados

quiero verte
perturbar
la eternidad





La palabra extranjera
BY LAIA LÓPEZ MANRIQUE

A veces me gustaría mandar a todos los escritores del mundo al extranjero, fuera de su propio idioma y fuera de todo ornamento y filigranas verbales, para comprobar qué quedará de ellos entonces.

WITOLD GOMBROWICZ

Silvia Baron Supervielle nació en Buenos Aires en 1934 y se instaló en París en los años 60. Fue en Francia donde desarrolló su obra literaria, en una lengua impropia, en la que se ha mantenido hasta el momento: el francés. Lo declara la propia autora: “Yo escribía poemas y cuentos en español, pero no pensaba seriamente en escribir. Tardé bastante en cambiar de lenguaje. Por complacer amigos, que querían leer algo mío, traté de traducirme, pero eran poemas largos, a veces sonetos. Entonces me puse a escribir en francés. Me gustó mucho, veía las cosas de otra manera. Le temía a la nueva lengua y sospecho que por ello escribí poemas breves. Fue la revelación de un estilo y con él, de un universo. Esos poemas me devolvían mi imagen, la soledad en la que estaba. Me vino la idea que podía ser una escritora. No porque mis poemas estuvieran en francés sino porque estaban en otra lengua. Las palabras estaban lejos. La desorientación me convenía.”

Escribir en una lengua extraña debe significar algo así como morar dentro de un paréntesis que permite reinventar y, a un tiempo, comprimir, adelgazar el mundo. Eso explica, en parte, la parquedad de estilo con que muchos de los autores que han vivido entre dos aguas afrontan la escritura. Pienso, por ejemplo, en la obra de Agota Kristof, la exiliada, la “analfabeta”. A Kristof escribir en francés le permitió alcanzar un grado de precisión verbal que, en su caso, acompañaba en perfecta sincronía la materia de sus novelas y cuentos. Si el lenguaje literario ya nos es, técnicamente, extraño, en el esfuerzo por traspasar las fronteras de la lengua materna queda abierta la paradoja de una nueva libertad creativa. La exención del artificio retórico (la “filigrana” que mencionaba Gombrowicz en la cita) nos causa, a veces, como lectores, un contacto con la palabra en carne viva que a algunos les puede resultar cruento. Porque la aparente sencillez del lenguaje así rehecho revela un pulso, una forma de violencia. En el caso de las mujeres que escriben, se podría decir, con Cixous, que el grado de extranjerización vendría a ser doble por ser, además, no-herederas de un canon que las excluye.

Los poemas de Silvia Baron Supervielle son soplos ligeros y cargados de resonancias. Y es que el francés, o así me lo parece, es una lengua que sopla. Poemas-puente, contenidos y lacónicos, casi al raso, pequeñas plantas colgantes suspendidas y movidas por el viento, dejan que el blanco de la página escriba su propia devolución, su traslación a la inversa; el retorno, tal vez, a la otra orilla.



loin de moi
si un mot
pouvait lancer

l’accord
de ma poitrine
emprisonné





si sin mí
un verbo
lanzase

la nota
de mi pecho
prisionera



*



on lui prit la main
pour passer la rue
on guida son crayon
lui montra le chemin
sur l’atlas déplié
on lui apprit à prier
lui décrivit la mer
lui dévoila le fruit
mais on ne l’adopta
pas pour franchir
sa pupille figée





le hicieron cruzar
la calle de la mano
guiaron su lápiz
le enseñaron la ruta
en la vasta geografía
aprendió a rezar
le explicaron el mar
le mostraron el fruto
mas no lo adoptaron
a fin de liberar
su pupila fija



*



ils sont venus un soir
déménager les choses
sans trébuler ni dévier
la vue avec les sangles
serrées les jambes lentes
le dos infléchi de poids
inanimé ils emportaient
les cintres de l’armoire
les manches renversées
du manteau les souliers
et revenaient reprendre
le lit la table la lampe
close la règle la clé
la porte entrouverte
du jour descendant


vinieron por la tarde
a trasladar las cosas
sin tropezar ni desviar
la mirada con las ceñidas
cinchas y los pasos lentos
la espalda bajo la carga
inanimada a llevarse
las perchas del armario
las manchas recogidas
del abrigo los zapatos
y volvían por la cama
la mesa la lámpara
apagada la regla la llave
la puerta entreabierta
del día derribado



*



nous n’eûmes
pour naître
pas de nom
et fûmes elle
ou il pour
mourir




no tuvimos
un nombre
al nacer
y fuimos ella
o él para
morir

Traducción de los poemas al castellano de la autora y Eduardo Berti.










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