viernes, 26 de junio de 2015

DUŠICA NIKOLIĆ DANN [16.378] Poeta de Serbia


DUŠICA NIKOLIĆ DANN

Nació en Serbia (en la antigua Yugoslavia) el 8 de abril de 1955. Es licenciada en Economía por la universidad de Belgrado. Ha realizado cursos de pintura y cerámica en Serbia y estudios de iconografía en Grecia. Vivió diez años en Moscú y, desde hace siete, reside en Madrid. Profesionalmente se dedica a la pintura sobre seda en ropa, complementos e interiores. Ha expuesto en Belgrado, Toronto, Moscú, París y Madrid. Publicó sus primeros poemas con dieciocho años en Serbia, en la revista literaria Vidici. Publicó en versión bilingüe (en serbio y castellano) el poemario “Otro modo de tristeza” (2010) y colaboró en la obra “Tudor, textos sobre su obra” (2012) de la Editorial Niram Art.




Otro Modo de Tristeza
Dušica Nikolić Dann

Editorial Liber Factory, 2010 





Buscando pedazos de estrellas
camina descalzo por el desierto
el dragón plateado.

Desde su propio cuento
cayó en granitos de arena.

Mientras
traduzco sueños
al idioma de las plantas...
Otro modo de tristeza.



MARIPOSAS

En el tanatorio yacen mariposas muertas.
Sus ojos negros y abiertos.
Las enterraré en las cajas de seda fina.
Eran mis mariposas, hace tiempo,
y habitaban en mis pulmones.

Totalmente sola,
estoy indiferente a mi dolor.
Fuera de mi, 
flota como esfera,
casi perfecta.
En donde baten alas muertas,
bajo el alma.





Solitaria monja del fuego secreto,
pinta recuerdo, un trozo de sueño,
la fuerza del grano germinando,
hojas de té, olor de melancolía.
En la oscuridad un sable de Sol.
Punto de quietud,
calor de sangre.





EL CLUB DE LOS POETAS VIVOS: 
EN TORNO A DUŠICA NIKOLIĆ DANN

por Héctor Martínez

Hacía tiempo que no asistía a una nocturna clandestinidad poética, quiero decir, a un aquelarre de poetas para dar voz a la poesía. Como muchas veces he dicho, la poesía nació para ser cantada y recitada, no sólo para quedar escrita en un papel. Su origen fue siempre la oralidad, la voz humana y su timbre. Y el pasado viernes ahí estuve, junto a Antonio Porpetta, Manuel Quiroga, Dusica Nikolic y Diego Vadillo, dándole rienda al verso bajo el signo de la luna, las velas y el rojo cortinaje de Espacio Niram. Escogimos los poemas de Dusica y de otra querida amiga y poeta, Alba Azucena Torres, y al azar recorrimos las letras de un metro libre, sentado cada uno sobre los distintos puntos cardinales del salón, deteniendo el tiempo en el arrobo de la palabra. Antonio Porpetta al Norte, yo al Sur, Diego Vadillo al Este y Dusica al Oeste. Jugamos, así dispuestos, a una particular partida de póker poético, cada cual con sus cuartillas como naipes de una baraja lírica y con las musas por crupier. Y ya saben que la banca siempre gana, en este caso, la poesía, aunque los jugadores tampoco perdimos. Hoy, con la luz del día y en la resaca, corresponde poner en claro algunas ideas de los poemas declamados, pasar de lo clandestino a lo público.

Los versos de ambas poetisas, Dusica y Alba, expresan un recorrido vital e íntimo, una equilibrada mirada personal del entorno exterior y del vibrar interior. “Contención” sería una palabra que podría describir los poemas. Son poemas reflexivos, propios de una etapa poética y vital de madurez en la que no se busca el desahogo apasionado sino la descripción serena de un estado emocional.

Tuve la oportunidad de conocer los poemas de Dusica, prácticamente hace un año, en la tertulia a que me invitaron para hablar sobre el poemario “Otro modo de tristeza” en febrero de 2011, cuya versión española es, precisamente, de Alba Azucena Torres. Por entonces destaqué de sus versos el acento simbolista, aunque lejano del hermetismo francés. Son poemas más próximos al simbolismo ruso de Aleksandr Blok, pero con mayor concisión en la expresión y mayor fugacidad del verso. Por ejemplo, podríamos ver esta comparación con el poema de Blok que dice:

Qué difícil es caminar entre la gente
Y simular que no se ha muerto
Y en este juego de trágica pasión
Confesar que aún no se ha vivido.

Y escrutando en la nocturna pesadilla,
Encontrar el orden como un desordenado torbellino
Para que en el inexpresivo resplandor del arte
Descubramos el mortal incendio de la vida.

Y leer en Dusica:

Morir de tristeza
es igual a cualquier otra muerte.
Se te descompondrá el alma,
como se descompone
el cuerpo...
Sólo
que nadie se enterará,
y no te sepultarán en la tierra,
ni traerán las flores,
ni llorarán.
Seguirás andando,
sonriendo,
y quizás,
asistiendo al funeral
de alguien que murió
de corazón.

En Dusica, la reflexión sobre la existencia no tiene tanta presencia con la fugacidad del tiempo, como cabría esperar, sino con su insignificancia frente al mundo. El tiempo, ciertamente, tiene sus símbolos habituales en el otoño y el invierno, el frío, la nieve, el atardecer, el crepúsculo, la medianoche y el viento, resaltando esa fase de madurez que comentaba, pero la pequeñez contra el universo cobra un protagonismo mayor en poemas como "Huella":

Como cualquier otro polvo.
Tu corazón deja la huella
cual caracol.
Húmeda y brillante
en el principio,
se está secando,
y el viento la dispersa
como cualquier otro polvo.

Uno de los poemas de marcado simbolismo, y que particularmente quiero entresacar, es Fin. En él, el poema muere como un hombre y la escena a que asistimos es a la descripción de su descomposición hasta quedar cual esqueleto sobre la tierra. La alegoría es una personificación mortuoria de la poesía. Al perder la carne, que es el poema completo, sólo quedan la calavera y los huesos, que son las letras, por entre las que corre el viento y a los que se acercan predadores carroñeros a alimentarse de la palabra amorosa, ya muerta, y desangrada -recuérdese que la sangre, relacionada con la vena y el corazón, es símbolo también de los impulsos amorosos-.

Cuando acaben los poemas,
carne tierna de tus versos,
¿qué queda?
Calavera triste,
huesos secos de las letras,
en donde, eternamente frío, aúlla el viento.
Invisible lobo
lamiendo las últimas gotas
de amorosas palabras,
como sangre.

La muerte está muy presente en los poemas que he subrayado. Una muerte con conciencia siempre de su completa soledad. Todos morimos solos, ya la muerte en vida que es la tristeza, ya la muerte reducida al polvo que se lleva el viento, ya el único resto óseo, hueco y abandonado que seremos.

http://www.madridenmarco.webege.com/documents/blog_1.php?entry_id=1334412694


Versiones en Português, English, Romana


Mariposas

Na morgue, jazem mariposas mortas.
Os seus olhos pretos e abertos.
Enterrarei-as nas caixas de seda fina.
Eram as minhas mariposas, há algúm tempo atrás
E habitavam nos meus pulmões.
Totalmente sozinha
Estou indiferente à minha dôr.
Fora de mim,
Flota como esfera
Quase perfeita
Aí, aonde batem asas mortas,
Debaixo da alma.
Pássaros nocturnos
Com unhas de obsidiana…
E ouvia-se como crescia a planta
Que curraria
O meu coração desgarrado.




*

As esperanças

Doentes os presságios
Acabada a esperança.
Sem importar agora o fasto e o brilho,
Sinos surgidos da minha almohada verde.
Vazios os dedos.
Somente nos pôres-de-sol
Repite-se
Um tremor amoroso.
E ainda sem tacto,
Todo faz-mo recordar.


*


O Gravado

Em alguma parte, no fim do mundo,
Os olhos grandes de um rapaz solitario
Flotam por entre as plumas.
Indiferente frente à uma porta: um cão pequeno.
Dormo debaixo do canal gélido
A noite acaricia-me com a sua mão assustadora.
Os cavaleiros no horizonte metálico.
As torres de Turgun sobre a colina
Apagaram as velas nas suas janelas.
O vento folheia um libro antiguo,
Sonho com letras estranhas.
Os santos descalzos andam sem voz,
As auréolas tras deles como cadeia flotante.
Um raio parte o céu em pedaços para alguiém
Sozinha.
Estou a dormir ao lado da pared de pedra.
Dentro de mim, acristalado, o silêncio.


*


Butterflies

In the morgue dead butterflies are lying.
Their eyes, black and open.
I will bury them in boxes of fine silk.
They were my butterflies, some time ago,
And they used to live inside my lungs.
Completely alone,
I am indifferent to my pain.
Outside myself,
It is floating like an almost perfect sphere.
There, where dead wings are beating,
Underneath the soul.
Nocturnal birds
With obsidian nails…
And one could hear the growing of the plant
That would cure
My broken heart.


*


The Hopes

Ill misgivings
Finished hope.
The opulence and the brightness are of no use now.
Bells coming from my green pillow.
Empty fingers.
Only at dusk
A tender trembling keeps on repeating itself.
Still without a touch
Everything reminds me of it.


*


The Engraving

Somewhere, towards the end of the world,
The big eyes of a lonely boy
Are floating between feathers.
Indifferent, in front of a door: a little dog.
I am sleeping below the frozen canal
The night is caressing me with its terrifying hand.
Horsemen in the metallic horizon.
The Towers of Turgun on top of a hill
Are putting out the candles of their windows.
The wind is browsing through an old book,
I dream of strange letters.
Bare-footed saints are walking without a voice,
The halos behind them like floating chains.
A ray breaks the sky into pieces for someone
Alone.
I am sleeping beside the stone wall.
Within me, crystal-like, the silence.


*


Fluturi

La morga, zac fluturi morti
Ochii lor sunt negri si deschisi.
Ii voi ingropa in cutii de matase fina.
Erau fluturii mei, odinioara
Si locuiau in plamanii mei.
Complet singura
Sunt indiferenta la durerea mea.
In afara mea,
Pluteste ca o sfera
Aproape perfecta
Acolo, unde se zbat aripi moarte
Sub suflet.
Pasari nocturne
Cu unghii de obsidiana…
Si se auzea crescand planta
Care imi va vindeca
Inima zdrobita


*


Sperantele

Presentimente bolnave
Speranta sfarsita.
Fara sa mai aiba importanta fastul si stralucirea,
Clopotei veniti din perna mea verde.
Degete goale.
Doar la asfintituri
Se repete
Un tremurat tandru.
Si inca fara vreo atingere
Totul mi-l aduce aminte.


*


Gravura

Undeva, catre sfarsitul lumii,
Ochii mari ai unui baiat singuratic
Plutesc printre pene
Indiferent in fata unei porti: un catel
Dorm sub canalul inghetat.
Noaptea ma mangaie cu mana sa ingrozitoare.
Calareti in orizontul metalic.
Turnurile din Turgun in varful colinei
Isi sting lumanarile din geamuri
Vantul rasfoieste o carte veche.
Visez litere ciudate
Sfinti desculti umbla fara voce
Cu aurelolele dupa ei ca niste lanturi plutitoare
Un fulger imparte cerul in bucati pentru cineva.
Singura.
Dorm langa peretele de piatra.
Inauntrul meu, cristalina, tacerea







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