domingo, 5 de abril de 2015

MARÍA ASUNCIÓN CABALLERO -MASCAB- [15.397]


María Asunción Caballero Muñoz-Reja (MASCAB)

Extremeña afincada en Madrid. Es una profesional de la Educación Infantil  y ése mundo, entre la realidad y la magia de las niñas/os, le hacen intentar cambiar la realidad social que nos envuelve. Como escritora, es autora de narraciones infantiles, poemas y relatos. Ha participado con sus versos en recitales como el IV y V Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer (Cehegín-2014 y 2015); II Recital de Poesía Erótica de Bullas (Bullas); I Recital de Poesía por el día Internacional de Palestina celebrado en el Ateneo de Madrid (Noviembre-2014). Ha organizado, co-presentado y participado en el  I y II certamen del V Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer en Madrid (2015), celebrados en la Universidad Rey Juan Carlos y en la Biblioteca Pública de Retiro. 
Ha coordinado junto con Chelo de la Torre la Antología poética virtual “Voces contra la violencia y por la igualdad de género”, editada por la Biblioteca de las Grandes Naciones y publicada en Calameo.es por el editor Xabier Susperregui.  Sus trabajos han sido publicados en 8 antologías impresas tanto de poesía como de narrativa,  así como en numerosas antologías virtuales en apoyo a la causa Palestina, la violencia de género, el pueblo saharaui y los feminicios de Ciudad Juarez; editadas por La Biblioteca de las Grandes Naciones. Parte de su obra ha sido traducida al Inglés y al Portugués. 
https://www.facebook.com/larebeldiademascab?ref=hl


ESCRIBO

A veces, cuando no sé lo que me pasa, 
escribo. Sin saber qué es lo que voy a contar 
ni si me saldrá un relato o un mal poema. 
Por eso, yo los llamo pretextos. 
nunca sé lo que mi mente trama, 
incluso creo, que son mis dedos 
quienes se adelantan al pensamiento 
y bailan sobre un teclado que no crea música, 
aunque a veces lo parezca. 
Lo cierto es que escribo, 
para acunar el abismo de mi estómago 
o simplemente, para templar los nervios. 
Escribo y hay quien dice que hago poesía, 
también, existe quien piensa 
que mis renglones son torcidos versos. 
Y yo, escribo. Sin intención de molestar a nadie 
con el deseo de realizar un vuelo, 
aunque solo sea bajo la arena del profundo mar. 



OTRA VEZ EL INVIERNO

Cuando las nubes están guerreras
el cielo se cubre de asfalto
lágrimas de hielo mojan la ciudad
y el ocre de las hojas, 
cubren los adoquines de la plaza.

La vida es un reflejo en grisnegro
asomada a mí balcón,
me mira con ojos de águila
y las alas de una ardilla.

Debo limpiar mi estancia,
desempolvar la sonrisa 
cosida de telarañas,
desenmohecer los corredores,
cicatrizar los rancajos de los cristales,
podar el árbol de Navidad…

Algo me atrae a la ventana
me distrae, me llena de vacío.
Observo sin ver, mientras trenzo los hilos
que se desmadejaron en la cama.
Nadie pasea por las calles ni la plaza,
sólo la soledad avanza sin paraguas.
Se vuelve despacio, 
con los pies en las nubes
y en un cofre, el corazón.

Hasta que de pronto, 
vuelve todo a su sitio
y en la piel
y en la mirada, 
se fijan las ausencias.



TALIBANES

Animales de las profundas cavernas
monstruos ciegos y sordos 
sádicos hambrientos de sufrimiento
sanguinarios disfrazados
con túnicas y turbantes…
Los hay peores y sin disfraz
se sientan en mesas de caoba
sobre sillones de piel de ganso.
Visten sin salero, trajes de  Armani
se anudan sedas al cuello
y se calzan a las ovejas.
No sienten por lo ajeno
se apoderan de ello,
da igual si es una vida 
o son sus riquezas 
da igual si son dos 
o doscientos mil.
Viven para llenar sus arcas
no importa el color del botín,
estrujan a quienes les votan
sin compasión les amordazan
y algo más lejos de donde viven,
mueven los hilos 
que ajustician cabezas.



EGODIOSA

El aire se hace astillas,
sus partículas pincharon las palabras
y se desangran por sus púas las calles.
Una diosa anda suelta,
con vestido de inocente amapola
sus tacones hollaron las nubes.
Se baña en el lago de las alabanzas
y acrecenta con saliva rancia
su reinado altísimo.
Consiente beneplácita,
que los mosquitos laman su ego.
Cuando  la noche estalla,
copula con la sangre rastrera de las orugas
y  pare escombros al amanecer.



PERFIDIA

Que me llene la noche de escarcha
y la mañana de cuchillos.
Que me olviden en el monte de tu hueco
y me lleven pan de ángel al talud.
Que me encierren en el aire de tu boca
y me pongan alas en la lengua.
¡Qué más me da todo ello!
Si presiento que en tu mano la perfidia
ciñe severos nudos en mi cuello.



GAZAPO

Esta noche quiero gritar
necesito echar fuera el ardor
que hierve en mis adentros.
No es la televisión, ni las cosas
de ama de casa -que tanto aburren-,
las que me tienen así.
Es una sombra que se apodera
de los muros de la habitación
hasta teñir de hiel el zagúan
donde esperan los enojos.
 Si cruzamos la tortuosa jamba 
esta rabia que nace a golpes
se convierte  en amarillenta bilis 
y escupimos a los cristales
desgarrados gazapos
que llenan sin quererlo
la oscuridad de luz
y despertamos por la mañana
sin haber dormido.



LABIOS DE NUBE

A ras de la arena
sobrevuelo lágrimas.
Los susurros de las gaviotas
me prenden en los cordeles
de un columpio
sostenido por el epicentro rey
-cuando en ocaso-,
se sumerge en el ángulo 
exacto del cielo,
donde las olas danzantes
se levantan en  su magnitud
para besar con pico de espuma,
los labios abiertos de una nube.



ALGA

Me he quedado viviendo a la orilla de tu nombre,
colgadas mis entrañas al vértice de tu sonrisa
pendiente de ser descubierta un solo instante, por tus palabras
y como la noche se entrega a la mar,
soy alga y habito enredada, en las olas de tu melena.



LOS ARCONES

A veces, una se pierde entre bambalinas,
quiere desocupar los armarios
y llenarlos a la vez, ¡aunque sea de trastos!.
A veces, el viaje se debe hacer hacia dentro
y antes de tirar nada,
revivir lo que guardan los arcones
de todo aquello que ya, parece muerto.



EL SILENCIO

Cuando el silencio vista sus cicatrices
y la luna calce de luto.
Cuando el sol fallezca sobre el asfalto
y la oscuridad clave espuelas en los rebeldes.
Cuando los relámpagos irradien cubos de hielo,
ya no habrá ladridos que preocupen a los villanos.
En el corral, nadie protege a los corderos.



VENAS

El estío arde en la brisa,
espirales de sofocos
con frenesí galopan al palpito,
rasgan la piel de mercurio
y muestran el desconcho
en el blanco de los huesos.
Levanta su manto la noche,
para descubrir bajo el asfalto
la arena de los vidrios.
El teléfono desgarra las entrañas,
a timbrazos cruje los latidos,
y las voces, boicotean las venas.



ABRIL

Hoy llega con estallido de aromas
a dibujar los largos días de luz
y pintar de sonrisas la noche.
Ha llegado para que el mar,
vierta vida en el asfalto
y el nácar de las caracolas
tomen el sol en la gran vía.
Ha venido al fin,
le esperaba impaciente
para que el runrún de su arrullo
habite –con permiso-, mi cintura
y con la habilidad del buen maestro,
resucite mi pasión del coma
y enmarañe con su aire
las hélices de mi melena.
Ha llegado Abril,
para tachar la oscuridad.



CARIÑO APÓSTATA

Es posible que el tiempo,
haya expandido el barniz 
que cubre la herrumbre.
Es posible.
Sólo recuerdo haber sido
una niña triste,
que lloraba cada noche
abrazada a las ruinas
y soñando que una madrugada
podría escapar  del  escombro.
Nunca tuve reproches,
intenté comprender motivos
hasta que, de nuevo el tiempo,
cubrió mi infancia con asfalto.
Y me quedé con tu sonrisa
y este cariño apóstata,
con que velo tu eternidad.





2 comentarios:

  1. Gracias Fernando, por éste 15.397. Un número que me llena de orgullo y que es un honor para mí, una mujer que está iniciándose en el mundo de la poesía, gracias al impulso de mujeres como mis amigas: Chelo de la Torre, Elvira Daudet, Ana Rossetti, que creyeron en mí antes de que yo misma me viera como poeta.
    También agradeceré siempre, los ánimos en esta primera etapa, de mis amigas Silvia Cuevas-Morales e Isabel Miguel y por supuesto, el reconocimiento de Fernando Sabido Sánchez, incluyéndome en su Antología Poetas Siglo XXI.

    Mi dorsal es el 15.397 y lo luciré siempre con orgullo y honor. Gracias a todxs quienes me ayudaron a zurcírmelo en la espalda.

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