martes, 25 de septiembre de 2012

7930.- ASLEY MÁRMOL



Foto del autor


Asley Mármol
Nació en Marianao, Ciudad de La Habana, Cuba en 1977. Poeta, novelista y ensayista. Cursó estudios superiores de Lengua Española y Literatura en la universidad pedagógica de La Habana Enrique José Varona. Desde 1996 trabajó como subdirector de la revista literaria Jácara editada por el Grupo de Escritores homónimo. Publicó, en ese mismo, año el cuaderno de poesía El Cuerpo Vivo (Ediciones Jácara). Trabajos suyos aparecieron en diversas revistas y periódicos cubanos como Jácara, El Caimán Barbudo, Vitral, DeLiras, Unión, etc. Impartió conferencias en las aulas de la Universidad Pedagógica como alumno ayudante de Literatura Latinoamericana y Cubana. Su poemario Por el oscuro sendero, fue finalista del premio nacional cubano "Pinos Nuevos" en la convocatoria para 1999 de poesía. Fue incluido en la antología de poetas cubanos titulada Cuerpo sobre cuerpo (Letras Cubanas, 2000). En Holanda, donde vivió desde finales de noviembre de 1999 hasta mayo del 2001, participó, como colaborador acreditado de la revista cultural bilingüe Amsterdam Sur, donde aparecieron en la edición de otoño del 2000, sus primeros poemas traducidos al holandés. Publicó también en Holandés en la revista cultural La Chispa y en otras publicaciones. Durante su estancia en este país impartió, conferencias sobre literatura cubana en la facultad de Literatura Y Cultura Latinoamericanas de la Universidad de Leiden, en la Institución Cultural La Tertulia, en Amsterdam,. en el Círculo Cervantes, de la ciudad de Maastrich y en la Asociación Hispánica de La Haya . Trabajó como Jefe de Redacción del portal noticioso cubanueva.com. En Los Estados Unidos, ha colaborado con las revistas: Encuentro (España), Ideal (Miami), Baquiana (Miami), La Nueva Cuba (Miami), los periódicos: The Political Reporter (New Jersey), La Palma (West Palm Beach), El Latino Semanal (West Palm Beach) entre otros. Actualmente trabaja en su segunda novela y en la edicion bilingüe de sus poemas bajo el título El Esplendor.




LA CALLE

La amplitud sinuosa del portento
que ha proscrito el milagro de la calma
al extirpar el barro de su alma
advirtió que cabría el hondo intento.

De socorrer la luz de la distancia
doblez y misterio de lo incierto.
Al paso se presiente el nuevo injerto
sierpe gris de líquida prestancia.

Cómo vienes al cabo de la muerte
miras en tu fuer lo divinal
acoges al viajante hipnotizado

que palpando su moderna suerte
prefiera ver en ti mayor fanal
a quedar detrás petrificado.





DOS PUPILAS AZULES

Ximenes de Sandoval, incrédulo, examina el cadáver (...) 
Tenía -escribió Sandoval- las pupilas azules.
Martí, el apóstol. Jorge Mañach.

Abiertas
Observáronse
caer
abriendo nuevo cauce.
Universo de ti
que abunda
enorme y libre.
Con los labios al cielo
has quedado
frágil Cristo de la Libertad.






LA LUZ Y LA MEMORIA

La luz y la memoria
acuden disipando
la precisa holgura de aquello
que me hace vislumbrar mis manos exactas.

Me conozco gracias a esta honda precisión;
distancia entre la luz y lo eterno
calma de la falaz esencia humana.
Como dudosa eternidad
se adscribe un silencio en mi costado
sonido quedo
cual la memoria de los muertos
hechos ya barro y luz inaprensible.

Retomo aquellas manos exactas
rescatadas del olvido.
Se consuelan al moldear
un breve huesecillo del viento,
una recia paz
divina en la penumbra.
Luego hablar de todo
del agua,
de la tierra y sus fermentos,
hablar, en fin,
hablar de Dios.






Del libro El Esplendor:

los ropajes del Ser

Vivo tras la augural nueva
constante arquetipo de un ser
acaso lo palpo y se esfuma
creyéndome espejismo
incapaz de encarnar mi destino final

Soy la carga insoluble
de un centro luminoso
que no alcanzo a descubrir
mas el conjuro es simple
y el devenir se rehace
cuando paso el umbral
y deshago las escamas de mis hombros


Coloco las dudas en el plexo
me siento a quemar unos maderos
aromática lumbre revive el misterio
la luminosidad llama a la calma
las diez cortinas atávicas
comienzan a ceder el paso
indomeñable de la Luz
una chispa tenue revive el tiempo
y destroza la tiniebla.






la Luz no es demasiada

Fluye ante todo
el compás alcanza un tono
superficialmente intenso
mas solo los hombres
dispuestos a revertir los sonidos
alcanzan a palpar el entusiasmo

Nadie imagina por qué
zumba ese insecto que es pieza clave
y conoce más del mundo
que el civilizadísimo homo sapiente zapatudo
cruento rapaz
incierto indecible
ese homo incipiente no es capaz
de aunarse a lo Sumo
distinto y unísono
la Luz escasea en las mentes
el alma fugaz se disolverá
en sombras.







los lugares del mundo

Tal vez he comenzado a beber la tarde
en nuevas jarras de tarro límpido
he venido a beber a un sitio
donde el plectro suena gris
pero gris del alma

Quizá las palabras comienzan
a vivir la exaltación de un nuevo espacio
donde acudo a la redención de mi silencio
ahora soy capaz del torrente
de la escapada alígera

He llegado acaso a la ventana
de un continental traspatio
presiento que he arribado a la imagen
que es impronta primigenia
arcaica y fugaz
temprana, densa
la luz
la luz del mundo
el santo aroma de la libertad.

                                                             Leiden, Holanda 1999.





el mundo al revés

A mis doncellas Ericca y Emile


Te acercas con la mirada tersa
ojos encendidos
labios derramando
Ilusorios proyectos
relatando historias solo comprensibles
por aquellos que conocen sus claves
guardadas tan celosamente
para que jamás abandonen el cuarto de juegos
es decir, el escenario de tantas travesías
la selva, el mar, el desbordado galopar
de tantos insospechados parajes.






filosofía

Eso eres, Yeni.

Otra vez encuentro una paz
atada a lo enorme
que eres tú
inmensurable al sesgo humano

Como las cosas que no mueren
cifras la boca del silente devenir
y entre semillas de ábaco
recuentas hojas displicentes

Reescribiría el trasiego
la abundancia
en la rara palma que provees;
hasta que seas tú el sendero de la muerte
en que yo viva la postrera dicha.







heráldica

El mar se engendra en mis espaldas
clámide esbelta
reducto de alguna estancia anterior
donde tuve que estar a la diestra del altísimo
entre iluminados arcángeles
y mi voz debió inundar los campos
de túrgidas naranjas
los brazos solo se dignaban
a trenzar las canastas
segregadoras del tiempo

Hoy permanezco
entre los que domeñan las aguas
y el destilar de ruinosas explanadas
donde el pasto de los hombres
es el polvo, la luz

Aún permanezco entre las sombras
de la ancha tez de los misterios
redimido a la angostura
de una voz elaborada de antemano
por otros
que como yo
soplan las lívidas cenizas
del pasado esplendor.







por el oscuro sendero

A nuestra Jácara

Torna la luz
ante lo inmenso
un doráceo hilillo
la marea ensombrecida
teje

Bate sobre el tiempo
el haz
la bocanada innombrable
quietud
que reverbera
ante la muerte

Como tálamo del miedo
ante la luz
se alzan
las terribles visiones del olvido
mas la luz burla la tiniebla
y se deja pasar
estremecida

Al cabo del silencio
el regocijo de la sombra
volverá a ser
breve penumbra…

Elevaráse la luz
desconcertante
hacia raras imágenes eternas

Mientras
por el oscuro sendero
marcha la luz
hacia la inexpugnable calma.







acto primero

Despojado ya
del susurrante tufo del pasado
abro una leve brecha
en las cortinas
y ha de verse tu abismo
inundando
mi boca como cuenco
Tu figura
en
una danza
que lenta
disimula mi espanto ante el silencio.







en la penumbra

El jarrón olvidado en la penumbra
oculto tras las alas del broncíneo Hermes
me hunde en su boca
donde una larga estirpe de silencio clama

El jarrón olvidado
ante un soplo apenas deambulante
corre hacia mí
cual eras añicas en el tiempo

No es su cuerpo abotellado
ni su circunferente labio
la rapacidad del polvo

Es
asombroso cauce hacia la muerte
brecha por donde todo
el fasto y todo
se diluye
en inmarcesible paz.







asomado al misterio

Estando en lo cimero
de este anhelar
entrañable cerviz de la palabra
acaso oscura
vida transversal
a la débil sensación
al ascuo miedo

La diadema es cítara en la voz
una suave luz
ensanchante
eterna
luz en el haz
y en el tuétano del néctar.


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