viernes, 18 de julio de 2014

ISABEL MEDINA [12.385]



ISABEL MEDINA 

Isabel Medina nació en el pueblo de Hermigua (La Gomera) en 1943, aunque a los tres años su familia se trasladó a Güímar, en el sur de la Isla de Tenerife, donde transcurrió su infancia y adolescencia. Entró a trabajar como locutora de radio con apenas quince años y culminó sus estudios de Magisterio, incorporándose a la enseñanza pública poco después, oficio que la llevó a fijar su residencia en Granadilla de Abona (Tenerife). 

Su primer libro aparece en 1982 y se trata del poemario Gánigo de ausenciaprologado por el también poeta gomero Félix Casanova de Ayala. No 
obstante, es en la literatura infantil y juvenil donde Isabel Medina ha realizado su más extensa aportación a la literatura canaria, imponiéndose como la autora más leída y prolífica de nuestras letras desde que publicara en 1983 Cuentos canarios para niños, obra que será ampliada en las sucesivas ediciones de 1991 y 1994. 

El potente conjunto de títulos dedicados a los lectores más jóvenes está compuesto por cuentos, novelas, teatro y poesía. La narrativa la constituyen Viaje fantástico por las Islas Canarias (1996), reeditado en más de veinte ocasiones), Alizulh. El mundo mágico de las leyendas canarias (1997), Piel de luna (1999), De parte de don Quijote (2000), La sirenita Mary Paz (2000), El corazón de la Montaña Roja (2003), El tesoro del pirata Cabeza Perro (2007), El guardián del Malpaís (2007) y El pirata Pata de Palo (2008). Asimismo, La Canción del Alisio (1990) y La princesa vagabunda y otros poemas (2006) completan su poesía para niños. 

El teatro infantil tiene en Teatro canario para los más jóvenes (1992), El misterio de la Montaña Roja (2004), Perdidos en la Montaña Roja (2004) y Granadilla y el Caballero Tiempo (2009) sus cuatro entregas escénicas. La novela juvenil El secreto de Sofía (2010), el libro de cuentos Leyendas canarias (2011) y el manual para estudiantes Iniciación a la literatura canaria (1986, ampliada en 1989) constituyen la totalidad de su producción infantil y juvenil, un tejido literario que atraviesa casi cuarenta años de escritura ininterrumpida. 

Paralelamente a esta producción Isabel Medina ha cultivado una literatura para adultos que comprende la poesía, y en la última etapa de su trayectoria, la novela. A Gánigo de ausencia (1982) le siguieron los poemarios Chácaras de silencio (1986), Tara (1995) y Las sandalias de la luna (2009). En 1991 publicó una antología recitada por ella misma: Isabel Medina en su propia voz. En 2003 apareció su primera novela para adultos, la historia íntima y emocionante de La hija de abril, publicada en Algaida (Grupo Anaya), tras la cual aparecieron La libertad y tú (2008), basada en hechos reales acontecidos durante la represión franquista en Canarias, y Los cuadernos de Marta (2011), publicada en dos volúmenes que sobrepasan las seiscientas páginas donde Isabel Medina dibuja un retrato de la Transición en las Islas desde las anotaciones de una joven maestra. 

Algunos de sus textos han sido musicalizados por artistas del Archipiélago como Taburiente, Taller Canario, Verode o Marisa, hija de la escritora. Por su parte, Isabel Medina es autora del libreto de dos óperas, ambas con música de Francisco González Afonso: La leyenda de Guayota y Baralides, esta última fue publicada en 2000 y está basada en la novela de la autora La libertad y tú. 

VALOR Y SIGNIFICADO DE SU OBRA 

La obra literaria de Isabel Medina irrumpió en el panorama de las letras canarias para entregar la más constante y diversa aportación de la literatura infantil de las Islas. Su trayectoria se ha ido labrando en el Archipiélago hasta convertirse en un referente de las bibliotecas escolares y los centros culturales de Canarias, los cuales ha visitado en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera. Anaya comenzó a reeditar sus obras, así como a publicar el resto de títulos, convirtiéndola en una de las autoras más reclamadas de las colecciones infantiles del sello editorial. Antes de su aparición, la literatura infantil de las Islas adolecía de una responsable y atenta dedicación, que actualmente se ha visto reforzada por otros autores como Cecilia Domínguez, Pepa Aurora, Juan José Delgado, Víctor Álamo de la Rosa, Alexis Ravelo o Alberto Omar Walls, entre otros. 

Es apreciable el interés de Isabel Medina por la divulgación de la cultura popular canaria, y por ello, ha basado numerosas de sus narraciones en leyendas y mitos de Canarias como Guayota, el pirata Cabeza de Perro, la Isla de San Borondón, el árbol Garoé o elementos de la idiosincrasia de las Islas como las tabaibas, la Violeta del Teide, el timple, al tiempo que se ha servido de este imaginario para su poesía adulta, que tiene en Gánico de ausencia y Chácaras de silencio su más evidente influencia. El resto de su poesía ha transitado otros puntos, derivando la atención hacia imágenes menos tasadas en el espacio insular, pero igualmente sitiadas en el ámbito del amor y la soledad. No obstante, reside en su poesía cierto lenguaje didáctico, un diálogo con el lector que hace del poemario una lección de vida, un recorrido por los sentimientos a modo de dulce advertencia. 

La novela para adultos protagoniza actualmente la principal atención de Isabel Medina a la escritura. Ha centrado sus esfuerzos en conformar una novelística madura y sensible que ya suma tres títulos en los últimos diez años. En 2003 Algaida publicó La hija de abril, una narración de fortísima hondura personal que indaga en la vida de Maribel, quien articula un monólogo a corazón abierto y ofrece el testimonio de su durísima experiencia. 

La libertad y tú es la historia de un penado de la represión franquista en Tenerife que habita durante meses la prisión de Fyffes. Isabel Medina se basó en hechos reales recopilados en largas horas de conversación con los protagonistas de la historia. Su tercera novela es el generoso retrato de la Transición en Canarias que ofrecen las seiscientas páginas de Los cuadernos de Marta, un ejercicio que combina primera y tercera persona con interesantes bloques dialogados y una suerte de novela epistolar incrustada en la trama cardinal del relato. 

BIBLIOGRAFÍA 

Gánigo de ausencia (1982) 
Cuentos canarios para niños (1983, 1991 y 1994) 
Iniciación a la literatura canaria (1986, ampliada en 1989) 
Chácaras de silencio (1986) 
La Canción del Alisio (1990) 
Isabel Medina en su propia voz (1991) 
Teatro canario para los más jóvenes (1992) 
Tara (1995) 
Viaje fantástico por las Islas Canarias (1996) 
Alizulh. El mundo mágico de las leyendas canarias (1997) 
Piel de luna (1999) 
De parte de don Quijote (2000) 
La sirenita Mary Paz (2000) 
Baralides (2000) 
El corazón de la Montaña Roja (2003) 
La hija del abril (2003) 
El misterio de la Montaña Roja (2004) 
Perdidos en la Montaña Roja (2004) 
La princesa vagabunda y otros poemas (2006) 
El tesoro del pirata Cabeza Perro (2007) 
El guardián del Malpaís (2007) 
El pirata Pata de Palo (2008) 
La libertad y tú (2008) 
Granadilla y el Caballero Tiempo (2009) 
Las sandalias de la luna (2009) 
El secreto de Sofía (2010) 
Leyendas canarias (2011) 
Los cuadernos de Marta (2011) 

Próximamente aparecerán su novela sobre la vida de “Olympe de Gouges”, 
revolucionaria francesa y el poemario “Los ojos de la lluvia” 
Le han dado el premio “Almendro de las Artes y las Letras 2012” 

 Daniel María, escritor. 



La especie 

Nacemos desnudos y frágiles 
Y a pesar de nuestra innegable soberbia 
Somos el animal más desvalido 
Del planeta. 

Tardamos siglos en bajar de los árboles 
Abrir un hueco a la semilla 
Caminar erguidos 
O mirar de tú a tú al otro que nos mira. 

Pergeñar una caricia 
Amamantar un deseo más allá del 
Instinto primigenio fue un avance 
Que conmovió los leños de la hoguera 

Regalar un suspiro al viento 
De la tarde 
O acariciar con la mirada 
Seguramente hizo cambiar el curso de los ríos. 

Hoy como ayer 
Como antes de que midiéramos el tiempo 
El amor nos desnuda frágiles 
E indefensos. 

Tengo miedo de que me pueda caer 
Del abismo de tus manos 
Yo, tan desnuda, amor, tan indefensa 
Como el primer día. 


 Del libro Los ojos de la lluvia 
 (De próxima aparición) 
  



Me crece el aire 

 En la concavidad hueca de las manos. 
Me subo al árbol de la infancia 
 -La higuera, ya lo sabes- 
 Y observo la vida como un lento naufragio 
 Que nos lleva a los misterios del silencio. 
 Solo el envés de una hoja bate insistentemente 
 La oquedad del aire, la voz trémula 
 De las palabras que nunca nos dijimos. 

 Nuestra vida es la leche de las olas 
 Disuelta en la espuma del mar 
 Que nos acerca a la nada bienhechora, 
 Al principio del tiempo, 
 Cuando aún no era nuestro, sino 
Soñado tal vez por nuestros padres. 

Me duele 
La vida, tan fugaz, tan frágil, 
Tan visita de médico como dijo el poeta, 
Tan sombra de aire en la concavidad 
Hueca de las manos. 

Del libro Las sandalias de la luna 
 Ediciones IDEA-2009 




  

Siempre nos quedará París 

Lloviznaba dulcemente sobre Orly 
 Cuando el avión aterrizó sin estridencias. 
Un otoño suave acariciaba 
La piel de la ciudad y tú acariciabas mis manos 
 Mientras me mirabas 
 Como si fuese la última vez que el mundo 
 Daba vueltas sobre sí mismo. 
 Las hojas de los árboles amarilleaban el suelo 
Después de que la brisa besara tu rostro 
Y las manos del tiempo rodearan mi cintura 
Y acariciaran tu pelo sin importarle nada 
La seriedad de monasterio que tenía la Gioconda, 
Envidiosa, seguramente, de tanto amor desmesurado, 
De tanta risa a deshora y de tantas canciones en francés. 
A ti te sorprendió, lo recuerdo, 
 El inesperado concierto que nos regaló Cortazar 
 En la última esquina de los Campos Elíseos. 
 Sabíamos que Julio se había quedado 
 Una eternidad entre París y tú. 
Nos hizo gracia que el Sena estuviese 
Harto de tanta desmesura a flor de agua, 
De tanto beso apresurado deleitado degustado 
Por los amantes anónimos o reconocidos 
O maltrechos que bajo los puentes del río 
Levantaban las faldas a la noche 
Y hacían el amor en sus orillas. 
Siempre nos quedará París, dijiste, 
Como en la vieja película. 
Siempre nos quedará París, te dije, 
Mientras me ovillaba a tu cuerpo 
Y el Árbol de los Suspiros recogía anhelante 
El último beso de la noche. 
Qué maravilla… qué maravilla… 
Es una lástima que nunca hayamos estado en París. 

 Del libro Los ojos de la lluvia 
 (Próxima aparición) 
  




La patera de los sueños 

La mujer sostuvo entre sus manos 
El vientre abultado que 
Se movía en una cuna de agua. 
Sus ojos miraron por última vez 
El horizonte de tierra. 
(Qué lejos ya la tierra. Puntito oscuro sobre la línea azul 
que seguramente daba alas a los peces) 

Como a ella, que no era un pez y se había embarcado 
En la patera de los sueños después de haber soñado tanto 
Con los terribles monstruos que la devorarían sin piedad. 
Por eso se apretaban los hombros solidarios 
Y se abrazaban las manos abiertas del miedo. 

De repente sintió sola la soledad. El puntito oscuro 
Que le hablaba de certidumbres se perdió en el país de la infancia y ella y 
los otros supieron que solo el mar era testigo. 
 Y el sol también que les torturaba inmisericorde. 

Y la luna… (Cómplice secreto del amor 
 Que preñó la esperanza) 

Y que ofrecía ahora su rostro metálico y frío 
Como la noche que le trajeron su cuerpo envuelto 
En una sábana grande y ella supo que el amor había muerto 
Antes de que florecieran las alondras. 
(Modu nacería donde la libertad no fuera 
 Un cuervo al acecho, le juró) 

 La mujer sostuvo entre sus manos 
Su vientre abultado 
Mientras el desierto de agua se abría 
Ante las fauces de las olas. 

 (Tú y yo, en la playa, bronceábamos al sol 
 Nuestra patética insolvencia) 

 De Las sandalias de la luna 
 Ediciones IDEA-2009 
  



Enciendes la luz 

 Cuando apareces 
 Y despiertas el aire 
 Si te mueves 
 Y eclipsas el sol 
 Si te distancias 
 Y ocultas el sueño 
 Si no vienes. 

 Y detienes el mundo 
 Si te paras 
 Y se cierran los libros 
 Si no lees 
 Y se borran los caminos 
 Si no llegas 
 Y el tiempo se eterniza 
 Si no vuelves. 

 Si apareces, te mueves y te acercas 
 Y te paras y lees y te llegas 
 Es solo para que yo, arena del deseo, 
 Me haga estrella, amor, cuando me amas. 

 (Viejo códice de cuando el amor 
 Se subía a las almenas de la luna) 

 De Las sandalias de la luna 
 Ediciones IDEA-2009 





No soy hija de Eva

Ni me concibieron en lejanos paraísos. 
Yo, mujer, 
 Recuerdo aún el segundo cósmico 
En que me puse en pie y miré de tú a tú 
La casa sin techo de la noche. 
En el ir y venir de estaciones indolentes 
La primavera trajo redondeces a mi cuerpo 
Y sin saberlo recité los antiguos misterios 
Que recorrían el ADN de mi sangre. 
Por eso amé de pie la luz blanquecina 
De un astro de opereta 
Sin saber que mi vientre ocupado 
Crecía como una flor regada por la lluvia. 
Lo supe más tarde 
 El misterio se abrió paso entre las frondas 
Del bosque dejando un rastro de sangre. 
Llena estaba la luna cuando abierta de piernas 
Un grito nuevo suspendió en vilo la tierra 
Que se detuvo maravillada ante el prodigio de la vida. 
Yo, mujer, 
 Útero, pecho, barro donde los hombres 
Amasaron la forma. 
Fuera del refugio de las cuevas 
La multitud atravesó barrancos y desiertos 
Llegó descalza a las villas y ciudades 
Y subió sin permiso a los rascacielos del aire. 
Y yo, mujer, 
Cargué con el pesado fardo de un burka 
Me arrastré por caminos de ignominia 
Y parí hijos cuando los falos en tormenta 
Violentaron mi carne y lapidaron mis sueños. 
Y aprendí a olvidarme, a hacerme cosa 
Mientras los siglos parían revoluciones 
Que desviaban el curso de los ríos 
Y torturaban el color inocente de una rosa. 
Tal vez ahora 
Que tu voz me llama por mi nombre 
Seré capaz de amar mientras se enciende al fin 
La casa sin techo de la noche. 

Del libro Los ojos de la lluvia (Próxima aparición)  





Incendio en la Biblioteca Nacional de Sarajevo 

Mueren los libros: 
 La vida ha desertado torpemente 


Brama el fuego 
Lamiendo sensualmente 
Las esquinas de piedra 
Y los pechos arbotantes. 
Cristaleras de sangre 
Se incendian 
En la vetusta soledad 
De las paredes. 
 (En Sarajevo 
 Los dioses juegan a la guerra) 
Visión impertérrita 
De virginales hojas 
Y milenarios códices 
Penetrados impunemente 
Por el ronco viento 
Que ulula 
En los chasquidos del odio. 

La catedral del saber 
Es un imposible 
Orgasmo 
Del infierno. 

 Del libro TARA, Poemas y Canciones 
 Centro de la Cultura Popular Canaria-1995 
  




Cita con la muerte (II) 

El corazón del sueño 
Se ha partido en dos 
Roturando salvajemente 
Hasta la piel del mar 
Las raíces del olivo 
Y las alas tristes 
De una paloma obsoleta. 

La maquinaria 
A punto por los amos del miedo, 
De la vida y de la muerte 
Se ha puesto los ojos de buitre 
Y se ha subido al carrusel del espanto. 

Lo único cierto 
Son estas alas de plástico 
Que solo me sirven 
Para morirme de impotencia. 

 Del libro TARA Poemas y Canciones 
 Centro de la Cultura Popular Canaria-1995 





Rizos de aulaga 

Toda erizada de picos 
Duros, llenos de tiempo, 
Con sabor a tierra yerma, 
Con sabor a boca seca. 

Aulaga de tierra pobre, 
Con sed de justicia y agua, 
Aulaga de malpaíses 
Que tristemente se clava. 

Dicen 

Que mi pelo negro 
Es una aulaga africana. 
Me alegro. 
Es bueno que se parezca 
Mi pelo, 
Como la aulaga, 
A mi tierra triste y seca 
De sed de justicia y agua. 

Del libro Gánigo de ausencia 
Centro de la Cultura Popular Canaria-1982 



Quiero decirte una cosa 

Aunque sé que no me escuchas 
Y no sabes nada de las palabras 
Que se esconden como un pecado 
En la buhardilla secreta de la infancia, 
Allí donde los sintagmas descatalogados 
Por los últimos manuales de estilo 
 Se rebelan en una bacanal inacabable 
Donde la vida y la muerte 
Hacen el amor a la hora de la siesta. 

Porque no puedes escucharme 
Me he convertido en aprendiz de bruja 
Que poniendo al mar por testigo 
Te canta canciones a la hora en que las sirenas 
Seducen a los viajeros de los trópicos 
Y convertida en amanuense del amor 
Me atrevo a vigilar la huella de tus pasos. 

Cumpliendo a rajatabla las normas revisadas 
En el último cónclave de Brujas de la Noche, 
He hecho para ti conjuro de versos y de besos 
Y sin pedirte permiso 
Te he amado bajo el árbol de la higuera 
En la cama de piedras del barranco 
Y sobre el mar de nubes donde nace 
El anticiclón de las estrellas. 

Y aunque sé que no me escuchas 
Quiero decirte una cosa: 
¡Huye de mi conjuro de versos y de besos 
Porque la telaraña de mi nombre 
Te unirá a mí como el hierro al imán 
Y como la vida a la muerte! 

Te aviso para que nunca digas que traiciono tu silencio. 

Del libro Los ojos de la lluvia (Próxima aparición) 

  








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