jueves, 9 de abril de 2015

IBN AL-ABBAR [15.527]


Ibn al-Abbar

Abū Abd Allāh Muhammad ibn Al-Abbār o Abdallah ben Abderrahmán Ebn Alabar Alcodai (Valencia, al-Ándalus, 1199 - Túnez, 6 de enero de 1260) fue un poeta, historiador, diplomático, político y erudito valenciano de al-Ándalus, de la época árabe.

Era originario de una influyente familia yemenita de Onda, ciudad de la Taifa de Valencia.

Durante su vida en Valencia fue un destacado poeta y brilló profesionalmente en la secretaría de los gobernadores de Valencia, hasta que, sitiada la ciudad por Jaime I, fue enviado a Túnez a pedir socorro al emir de los hafsíes de Túnez, Abu Zakariya, ante quien recitó una qasida famosa:



Abierto está el camino. A tus guerreros guía,
¡oh de los oprimidos constante valedor!
Auxilio te demanda la bella Andalucía;
la libertad espera de tu heroico valor...

Abū Abd Allāh Muhammad ibn Al-Abbār (traducción al castellano de Juan Valera)


Tras la conquista de Valencia por Jaime I, Ibn al-Abbar se instaló en Túnez, y siguió trabajando de forma destacada como secretario de cancillería, pero el emir al-Mustansir ordenó ejecutarle en 1260, quemando más tarde su cadáver junto a todos sus escritos.

Sus obras

Es considerado como uno de los escritores mas ilustres del siglo VI de la hégira.

Sus obras literarias más importantes, al Hulla al Siyara (La túnica recamada) y la Takmila, son una colección de biografías de los príncipes y magnates norteafricanos y andaluces, unas magníficas crónicas que documentan la historia medieval del islam occidental. Se distinguió también como poeta, especialmente por sus qasidas o poesías dedicadas a la pérdida de Balansiyya (Valencia) o la que describe las trágicas circunstancias por las que está pasando al-Ándalus en el siglo XIII.

Publicó: Historia de los poetas insignes españoles, insertando en ella sus selectas poesías. Le dio el título de Mannus Hospitii y está comprendida en códice 354 que menciona Casiri, tomo I, página 93

Habla también de este autor Conde en Historia de los árabes, tomo II, página 174 y tomo III, página 35.




Ibn Al-Abbâr, un intelectual y político de origen ondense
Por Vicent Aguilella Felis



Obra poética

Qita’-ar-riyàd (Recogido en el parque), antología poética de Ibn Al-Abbár. Según algunos expertos, es de un altísimo sentido estético y claramente un testimonio para considerarlo un maestro entre los clásicos de la literatura árabe.

Diwan16 (palabra de origen persa, que significa: reunió). Son poesías y escritos variados, entre ellos se encuentra la famosa casida que recita ante el rey de Túnez sobre la situación de Balansiya ante Jaume el Barcelonés: «Veniu
cap a València amb els vostres genets…». No se ha podido recuperar totalmente. Un manuscrito se encuentra en la Biblioteca Real de Marruecos.

El Dr. Cheikha, catedrático de literatura de la Universidad de Túnez, en su trabajo El valor documental del Diwân de Ibn Añl-Abbâr, dice: nos muestra que estamos ante un autor de una extensa cultura, que abarca muchas áreas de conocimiento y al que no le tiembla la pluma, teniendo además las ocupaciones políticas e intelec-tuales, siendo uno de los más grandes poetas
del norte de Áfiqiya y del Al-Ándalus del s. XIII.

El Diwan tiene dos partes: una de su vida en Sharq-Ándalus y la otra en el destierro. Ibn Al-Abbâr va describiendo lo que sucedía a su alrededor, tanto a nivel personal como social. Narra la historia de la época, las batallas, su estancia en tierras cristianas, el posterior reproche de sus conciudadanos, y la caída de Valencia, sobre la que escribe que «está perdida, con su terror y violencia, que fue como un huracán que soplase sobre las almas y las dejase profiriendo ayees de dolor y sufrimiento».

Sharq-Andalus era para el poeta el jardín del paraíso. Después de la conquista cristiana, pasa a ser terreno de contradicciones, de lugar de agua a sedienta, de morada del amor al odio, de la civilización a barbará.

En su viaje hacia el exilio, con el dolor de la separación de su tierra amada, las molestias del viaje, con una familia numerosa y su equipaje, él padece por los sufrimientos de sus hijos. Son temas que va desgranando en sus escritos. 

También en su estancia en Túnez escribe sobre la familia Hafsi, cantando su glorias y cualidades. Posteriormente, cae en desgracia varias veces, de las cuales también comenta en sus escritos, cambiando su aprecio hacia la dinastía reinante.

Como ensayista
Durar as-simt fi jabar as-sibt. (La sarta de perlas: noticias sobre la casta del Profeta o las cuentas del collar de la historia del nieto del Profeta). Se conservan cinco manuscritos, uno en la Biblioteca Nacional de Madrid. Habla de su propio linaje, que es el del profeta Mahoma.

También del primo y yerno de este, Alí, y de su hija Fátima, y de los descendientes de estos.

Del enfrentamiento entre chiítas y sunnitas, las dos tendencias religiosas más importantes del islam.

Escrito en prosa rimada, como es el estilo del Corán. Abundan las rimas externas e internas, hipérboles y metáforas.18 Describe a los descendientes del Profeta como los astros del buen camino, datileras o un árbol bendito; a Alí y sus descendientes en metáforas como águila o halcón, aves nobles y significativas del bien en la cultura musulmana. Argumenta la legitimidad de los chiitas, como ejemplo hablando de Fátima (hija de Mahoma y esposa de Alí): «Ese es el favor de Dios, que Él da a quien quiere. El árbol bendito no tiene otra rama que ella, mas  ¿hay fruto más copioso que el de esta rama?».

Por este libro se le acusa como partidario del chiismo frente al dogma sunita.
Este argumento también fue uno de los motivos de su condena. En el fondo, solo quería criticar a los omeyas, ya que manifestaba que la ortodoxia de estos desvirtuaba el mensaje del Profeta. Aunque algunos autores como Santiago Martínez de Francisco19 abogan por su evolución verdadera hacia el chiismo.

Tuhfat al-qâdim (Regalo del que llega), crítica sobre la literatura andalusí y biografía de sus poetas.
Ma’adin al-luyain fi maràtì al Husayn (Filón de plata), estudio sobre las elegías dedicadas a Husayn.
Hidâya al-mu’tarif fi-l-mu’talif wa-I-mujtalif (Guía provechosa para el inquieto en la armonía y la disensión).

Otras obras: El Vendaval. Recuerdos de la patria amada. El verde brocado. El guiño al relámpago. En torno a los poetas de Oriente. En torno a los poetas de Al-Ándalus.

El epitafio a Al Mu’tamid (rey de Sevilla y poeta) fue unos versos de nuestro escritor: 

«Se ganó el amor y la compasión de las gentes: aún hoy le lloran».



Adjunto una serie de casidas de su Diwan que me parecen significativas.


Poesías de temas variados


 La noria

¡Oh Dios! ¡Qué bella es la noria que gira
como una esfera celeste,
aunque no haya en ella ningún lucero!
La colocaron sobre el río unas manos que
decretaron, que regocijara a las almas
mientras trabajaba penosamente.
Parece un hombre libre encadenado, o mejor,
un prisionero que marcha libremente.
Como el agua sube en ella para luego bajar,
parece la nube que toma su provisión de los
mares y luego la derrama.
Los ojos la aman porque el jardín es su
comensal,
y ella como un copero que no bebe.




Espectáculo circense (núm. 39) sobre la vejez

Cuidado, la juventud ya pasó,
confórmate con tus canas.
¿Cómo ofreces a los ojos hermosos
y anhelas la hermosa boca?
La pasión en la vejez
es culpa grave: ¡arrepiéntete!
Tras agotarse la savia juvenil
y secarse la fértil madurez…




Amor de juventud (núm. 100)

Frescura de la vista, mis ojos te desean
y no descansan si no es con tu visión.
Por Dios, mi mirada sólo anhela tu claridad
 y el aroma que exhalas…




Poesía en sus destierros


Nostalgia de Valencia

Cada vez que hablan de Levante,
gimo como una tórtola,
y cada vez que brilla el relámpago,
lloro como las nubes.
La lluvia envidia las lágrimas que derramo,
y la tórtola mis gemidos por mi tierra.



Recuerdo de la Ruzafa (núm.194)

¡Que hermosos días los de la Ruzafa,
que representan el esplendor de la mocedad!
Mas han dejado tal ardor en mi corazón
que si no lo regase con mi llanto,
 se habría derretido en sus llamas.
¿Cómo añoran mis pupilas los jardines
a cuyos estanques corren los arroyos,
como madres que van a sus niños
a echarles la comida que llevan bajo su camisa!




En tierras cristianas (núm. 9)

Han dicho: Emigrar a tierras cristianas es
una falta,
Y yo digo: En absoluto, más bien es un mérito.
Salí por lealtad, luego volví por devoción,
 y elogiaron mi acto enemigos y amigos.
En Quraysh tengo un ejemplo, y es suficiente
que los sagaces se entendieran con el Negús.


Casidas dedicadas a los mandatarios de varios reinos:
Zayyân Mardânish (Diwan núm. 168): «Luchas defendiendo la recta religión como tu padre Mudafi en la guerra y resistes firme…».
Salvad al-Ándalus (casida en sin, núm. 185) y Socorre al-Ándalus (núm. 1): A los Hafsíes  (reyes de Túnez) depende de las épocas igual los alaba como los demoniza (casida núm. 178) «No sabían que estoy bajo la protección de un califa, en cuya diestra están la muerte y el sustento…23 En Túnez oprime un tirano al que necia-mente llaman califa».
También les exalta (núm. 120): «La muerte se llevo al defensor del Islam. Su estrella llamó a la sustitución de su estancia en la tierra por aquella del Paraíso…».

Algunas obras de Ibn-Al-Abbâr han sido musicadas por el grupo Capella de Ministrers, como su poesía La senía.


Poesía erótica


La cita nocturna

Recatándose medrosa de la gente que la espía,
con andar tácito y ágil llegó mi prenda querida.
Su hermosura por adorno en vez de joyas lucía.
Al ofrecerle yo un vaso y darle la bienvenida,
el vino en su fresca boca se puso rojo de envidia.
Con el beber y el reír cayó en mi poder rendida.
por almohada amorosa le presenté mi mejilla,
y ella me dijo: «en tus brazos dormir
anhelo tranquila»
Durante su dulce sueño a robar mil besos iba;
mas ¿quién sacia el apetito robando su
propia finca
Mientras esta bella luna sobre mi pecho yacía,
se oscureció la otra luna, que los cielos
iluminan.
Pasmada dijo la noche: «¿Quién su resplandor
me quita?»
¡Ignoraba que en mis brazos la luna estaba
dormida!









.

No hay comentarios:

Publicar un comentario