miércoles, 6 de mayo de 2015

CARIDAD JIMÉNEZ PARRALEJO [15.874]


Caridad Jiménez Parralejo 

Extremeña residente en Badajoz, Licenciada en Documentación y Suficiencia Investigadora en la Universidad de Extremadura. Como poeta, obtuvo el premio Nacional de Poesía del X Certamen Literario “Antonia Cerrato” de Santa Amalia (Badajoz). Pertenece a la Asociación de Escritores Extremeños. Sus versos se recogen en varias Antologías como “Artistas con Haití” y “Por la Paz y la Justicia social en el Mundo”. Sus poemas se pueden encontrar en varios números de Revistas Literarias y en los Cuadernillos de Los poetas del Jueves. Ha participado en varios recitales poéticos como Imágenes para una Voz en El Manzano (Salamanca).




LA PUERTA CON BISAGRAS POR FUERA 

Una puerta de casa que se abre hacia afuera
sinónimo del poco espacio,
las bisagras aunque quisieran
no podrán al destornillador detener su paso.
Ahora, quién impide penetrar
al frío, al viento, a la escarcha,
a las patatas cocidas y al perro
con su congoja cuando vuela bajo el pájaro
y las cenefas en las cortinas volanderas
de la estancia abierta bocabajo
del poco y maravillado suceso
del espejo que refleja
la lechera en las manos de un niño
y un bigote blanco sobre su labio,
llegará la primavera con sus verdes campos
y la estancia tan pequeña 
será entre los árboles, en el tiempo, solo pasto.




NOS MECÍAMOS EN UN MAR
DE BAMBÚ, SUAVEMENTE...

Me giró las caderas suavemente,
hermosamente,
con tal ternura
que no fui capaz de no obedecer…
y le tuve a mi espalda.
Me mecía, me mecía, me dejaba mecer.
Cerré los ojos al mundo,
puso al aire mi espina dorsal y todo lo que hay más abajo,
me dejé llevar... 
y nadábamos, 
la mar estaba dentro de mí,
agitándome, 
y le sentía a él.
Miraba su cara en el espejo,
su deseo, 
el mío, 
en el mismo bote,
con el mismo ahogo…
con el mismo arrojo,
y le hablé a jirones de plegaria…
¡no te vayas, no te vayas!
Y las sirenas contestaban... no, no, no…




MI HIJA ES COIMBRA Y COIMBRA 
MI SUSPIRO

Hoy que te marchas otra vez,
ando dando vueltas en la cocina
lavando la fruta que te llevarás
y se me enreda la bolsa en la silla
la desengancho y va a otro palillo
presa la bolsa y mi cuerpo de la congoja
ahora que te vas, me vuelve el dolor de cabeza
y mis ojos se empeñan en no ver con nitidez
creo que se me paró el corazón a las 12
y pensé con dolor en Coimbra,
la Ciudad que he intentado querer —a mi modo—
pues te me roba,
incluso la versé tal que así:
“Cari, prima portuguesa.
Esbozas líneas ingenieras
en las calles de la bella Coimbra, 
entristecida indiana, guiño de celosías
en sus artesonados balcones
rivales negros de tus ojos negros
elevan aún más la gracia de tu mirar,
ojos del puente arqueado sobre el Mondeo,
que se bebe a “tragalladas” hasta el agua de tu boca,
y tu larga cabellera se derrama en calles pintorescas
por el barrio antiguo, adoquinado, todo tu bello tallo
hasta tu amplia frente altiva,
indianas tú y Coimbra.”
A las 13 salen de mi casa dos maletas, 
no van solas, se llevan mi nombre de madre
y mi corazón, por eso pesan tanto,
tu beso me dice que volverás en unos meses,
arrimo la silla separada a la mesa de la cocina
—que tanto la echaba de menos— a las 13 y cinco.




LA FACHADA MORTECINA

Una cariátide de angelote
sostiene un hogar sobre su fontanela
sin desear hundirse bajo la tapia salpicada
de ladrillos desconchados que la enmarcan
saca la barriga y se hace pedestal 
con sus brazos triunfantes entre dos viejas ventanas 
heridas, donde asquean sus cristales
que otro tiempo limpiaran con vinagre
por los que resbala gota a gota, su esfuerzo de titán,
precipitada sobre la piedra negra
-nacencia albina de virtuoso cincel-
engulle su equilibrio pétreo que prende moretones
por olvido de mantenerse vivo y a salvo.



¿QUÉ MIRAS, PÁRAMO, 
TÚ QUÉ ME MIRAS?

Abandonada en el páramo:
como la pisada se desprende de su huella
la exhalación de su calor, 
el árbol de su hoja,
la ventana de su reja, 
y tu boca de mi nombre.

Se sabe que se existe
solo que no se tienen ganas, ni fuerzas
de demostrarlo día a día que se es
y el canto del pájaro inexistente sobrevuela 
en la cabeza, incomodando el sentirse.

Nada se mueve, 
ni la hojarasca,
ni el reflejo en el agua,
ni el tronco torcido y seco
con cara mortecina como fachada caliza.

¿Qué miras, Páramo, tú qué me miras?

Se fue mi verano nadando en el tuyo,
y se cierne la oscuridad -otrora animosa y furtiva-
cuando el cielo amenaza con desprenderse de sí
y empaparse en nos, que caigan sus chaparrones,
a ti, te borrarán tu existencia de ciénaga devolviéndote el brío
y a mí, me ablandarán lo reseco y entraré en mi letargo.




SIEMPRE FALLO EN EL DOS

Siempre fallo en el dos.
Antes de señalarlo
se diluye entre mis dedos,
me falta coraje para soltar el uno asido
y coger el siguiente, dos,
salto precipitada al acantilado de mi metacarpiano.

Siempre fallo en el dos.
Antes de decirlo
choca contra mis dientes superiores
mi lengua temblorosa 
y se contiene, dos,
no franqueo la frontera entreabierta de mis labios.

Siempre fallo en el dos.
Antes de quererlo
mi corazón late a toda máquina,
en su sístole y diástole autómatas
que suben a mi garganta, dos,
agitando y ahogando las letras de tu nombre.



CAJA DE HERRAMIENTAS

Tengo una colección de clavos
con su herrumbre de antaño
y sus puntas botas y embotadas
con cabezas mochas y chatas,
alguna púa tuerta y retuerta,
tachuela roma y macha,
un sacabocados sin dientes,
una lezna que no clava,
agujas sin ojo y sin camello
madeja de hilo que perdió el bramante
y el bramante que quedó sin sebo.

Todo remienda de viejo,
todo herencia de mi padre.  



EL RASTRO EN MI ESPESURA

Voy soltando el hilo sobre el camino
alegremente lo envuelvo al tronco
del árbol borracho que en él entra
dando tumbos desde la cuneta,
o lo engancho a matorrales, a pequeñas piedras.

Levanto la cabeza y solo veo ramas cruzadas
apretadas como dientes en la cremallera del cielo,
debe haber cielo —solo veo el amarillo—

Tenso la madeja de hilo cerrando los puños
miro hacia atrás, con miedo, sí, está el rastro de su fibra
respiro hondo y se me caen las pupilas a los pies
huérfanos de zapatos, por calcetines la hojarasca
se clava, pincha, me apura el paso,
hacia adelante —me digo— hacia adelante.

Me dispongo, aprieto el ovillo fuertemente entre las manos,
no quiero perder el hilo, la senda, la memoria,
se clavan los dedos como garras al presente
impidiendo soltar el lastre para la retaguardia
—presente,tan necesario a veces, tan circunstancial de lugar—
porque no es un camino, es mi sitio en la vida
ella, la que me lleva y me trae por donde quiere
a pesar de ir dejando —intentando— la presencia de este rastro
—menos vulnerable que las migas de pan—
no me muevo, es la vida que se desplaza.

Siento el terror de no saber si envolveré otra señal,
otro tronco, otra piedra, otro matorral 
en donde prender el hilo de mi vida
al que poder volver, si me pierdo,
retomar un sitio vivido, anclado, seguro
cómodo, conocido, que me dé el valor
para salvar la curva que se aproxima a toda velocidad
y salir de la espesura presente.



HASTA EL RABO “TO” ES TORO

Tú tan paciente pastas la dehesa extremeña
con su aire azul y limpio, sus tibias mañanitas
posas con mucho orgullo, fuerte testuz levitas,
tus belfos olfatean, braman y mandan seña.

Correteas tan libre, como rey en la breña,
comes los verdes mantos, retozas y palpitas
entre retamas, jaras, vas fogoso a tus citas
cuidadas hembras mansas, servil tu instinto preña.

Los bramidos por hembras te van a dejar ronco
atenciones reclamas exhibiendo tus dones
cornamenta y empuje con ese trotar bronco.

Miras al alcornoque, fiereza por razones,
refregando tus cuernos, de tentadero el tronco,
marcas tu territorio, tuyo es, hierro le pones.




RECETA DE PIGMENTOS PARA DIBUJAR 
UNA MADONNA

La tez tan blanca como la aurora sin plomo, sin cinc, titanio o bario,
molido el caolín y un pellizco de tierra de Francia, natural amarilla, 
no como la de Nápoles, o del arsénico, cadmio y cromo 
que asesinan la belleza.
Los ojos, mezclando el verde, rayando con cuidado el cobre, 
porque puede ser agonía y tristeza la tierra verde de Chipre, 
o el óxido de cromo que cierran ojos para siempre.
Los labios, no tan rojos como el cinabrio, 
ni espesos como el vino tinto, 
mejor más rosa, con la laca Solferina.
Los cabellos, no serán marrón de manganeso sino simple tierra,
óxido de hierro natural. 
El manto, de azules celestiales, pintar con lapislázuli y la traviesa azurita;
para los pliegues, de la India el índigo, y el tono más fuerte 
se hace rallando un poquito de cobalto y aluminio, 
con cuidado, que al igual que el cobre y el bario, 
azules dan, pero para campo santo.
Blusa carmesí o por molienda de cochinilla, 
sin usar óxido de hierro ni el sulfuro de mercurio,
y hará falta matizar, con naranja de pigmentos de cadmio
o de púrpura beato, quizás púrpura de cobalto.
El fondo será negro de carbón, 
que siempre sobra de los Reyes Magos y la anilina mata. 
Y para todas las sombras quemar la tierra de Siena 
así relucirá en la corona el pan de oro.
Fin de esta receta.



RESISTIR PARA NO SER BORRADA…

Si vas errante por la vida
lleva dos pedazos de pan, uno para el hambriento
otro para evitar tu desmayo
y algo de valor para engañar a la muerte.

Si vas errante por los caminos
lleva ligero el equipaje y el corazón henchido
silva o canturrea así no estarás sola
y podrás ahuyentar a la muerte.

Si tienes que adentrarte en el desierto
lleva contigo un pellejo con agua, para no ver espejismos
riega alguna pequeña planta que tenga sentencia
y muestra lo que eres como visado a la muerte.

((------Tienes derecho a vivir en la Tierra y a transitar sus caminos, a respirar su aire, a acariciar la espiga, a mirar la puesta del Sol y a recibir la lluvia en tu cara…




SIRENAS DE AIRE 

(para ti que siempre estás, con cariño)

Hay sirenas de aire que nadan entre nubes
y resbalan con las gotas de agua
llevan por escamas cosidas perlas blancas,
sus fuertes cabellos, al viento, negros
como el color de sus ojos entre pestañas,
y no tienen alas, sino cola con telarañas.
Hay sirenas de aire que en días de tormenta
juegan con látigos de rayos 
y no entonan cánticos en los oídos de marineros
solo gritan y escupen a los astronautas 
que se atreven a poner un pie en la Luna.

-SERIE ÍNTIMA-




EL GRITO DE NORMA

Tus lujos y arrogancias estériles,
otorgados por otros
que daban carrete a tu cuerpo y a tu vida,
 te subían en zapatos de tacón
y rasgaban tus ojos con lápiz azul.

Mujer perfecta, en justa desigual,
llevabas el ritmo guardado en tu bolso
junto a una pitillera con mechero a juego,
pico de oro, sonrisa fácil
¿Por qué has metido tu corazón en el bolso?

No es un anuncio, no vendo nada
y tú, buscas lo que nadie vende,
mientras la música lleva un conocido compás,
pasando tu tiempo como una american express por taquilla
que termina ajada en el fondo del bolso, sin saldo.

¿Qué más llevas ahí? ¡Déjame mirar!
Cacheo tu alma de mujer que grita desesperada,
déjame tu bolso, no te lo lleves de ancla
que las llaves, no deben estar en el fondo del mar,
ni la sal de tus lágrimas , ni tu carta de despedida.





4 comentarios:

  1. Hola
    No sé de donde sacáis la selección,pero os dejáis a muchos que no somos nuevos precisamente. Fran I.Mendoza

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querido Fran, niño, que dicen que no me quieres... por este comentario, anda, dime tú lo que me quieres como me lo dijiste ayer y antes de ayer por no ir más lejos, ;-) ... No te enfades, que hoy es mi cumpleaños, mándame besos... o me enfado!!!

      Eliminar
  2. para Fransilvania

    puedes ponerte en contacto conmigo

    sabido49@gmail.com

    ResponderEliminar
  3. En primer lugar, perdonad mi despiste, por creer que era una selección. Mi querida amiga Caridad Jimenez Parralejo, me aclaró que no era así. Y por supuesto que estoy orgulloso de que todo lo que se haga por ella. Yo le estoy insistiendo en que publique sus poemas, que no lo deje. Amigas de Cari, podéis estar tranquilas, que la conexión que tenemos es más que maravillosa desde la primera frase que nos cruzamos. La adoro! Y perdón a Fernando Sabido Sánchez, por crear polémica por mi malentendido. Ahora sé que son colaboraciones de gente que escribe y que lo demuestra con su poesía. Reitero mis disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos!
    Fran I.Mendoza

    ResponderEliminar