domingo, 16 de octubre de 2016

ALEJANDRO VELÁSQUEZ LEÓN [19.292]


Alejandro Velásquez León

Alejandro Velásquez León. Santa Rosa de Cabal, Colombia, 1985. Licenciado en Español y Literatura. Ha sido merecedor a diferentes reconocimientos en crónica, poesía y cuento. Con su primer libro “Orilla”, próximo a publicarse, recibió el segundo puesto en el VI Premio Nacional de Poesía Obra Inédita. Actualmente trabaja como docente.


MARIPOSAS

Nacen de todo, 
por esa necesidad 
que le impide a la vida 
quedarse quieta; 
Y en ese ir y venir 
por las cosas, 
mueven los colores en el aire 
sin hacer ruido. 


ESPEJISMOS

Para Andrea

Me cansé de buscarme 
en las huellas 
que no ha escrito la tierra, 
en el olor de la noche, 
en el sonido del cielo. 
Me cansé de cargar. 



ÁMBAR

El sol se espesa entre los árboles 
y se mueve a través de ellos 
como un gusano de luz. 
Antes de ser piedra 
reconoce las formas del color y el tacto, 
transformando la madera 
en un vómito dulce. 
Y atento a cada movimiento del espacio 
absorbe los lentos aleteos del insecto 
para dejarlos quietos, 
como un ojo que parpadea 
antes de morir. 





Estos poemas pertenecen al libro “Orilla”,  segundo puesto del VI Premio Nacional Obra Inédita 2016.


Orilla

Allí termina el mundo…
y lo que empieza,
carece de tendencias y definiciones.

Es más bien
un paisaje de nubes
como un guadual bajo la lluvia
como un pájaro redondo,
como un tapir.

Y en el fondo
un azul que no puede irse,
una prisión que ya no huye,
un darle la espalda a todo.

Allí termina el mundo…
lo que sigue,
basta nombrarlo para que exista.


Jaula

Los pájaros
a través de las ventanas,
nunca se detienen
a contemplar al hombre
que los mira
detrás de los cristales.


Golondrina en vuelo

Una mancha oscura
que se esparce
en el fondo del cielo
sin dejar huella.

Un agujero móvil
que le hicieran
a la mañana
para encontrar en ella
otra vez la noche.

Una ligera sombra
que la luz nunca pudo domar
y ahora,
de día en día…
se esconde en el aire,
como un pájaro.


Abismos

Las sombras se abren desde las cosas
como vacíos sin fondo
que la luz nunca puede tocar,
por eso,
cuando es mediodía
todos nos sostenemos
sobre nuestro propio abismo.



El amanuense

Cansado de la tinta
y los papeles
que desaparecen tras los años…
unió el índice, el pulgar y el corazón
de su mano derecha
y ensayó sus primeras palabras
en el aire.




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