lunes, 10 de diciembre de 2012

IDA VITALE [8.761]



Ida Vitale

Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923) es una poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria uruguaya. En 2015 recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Considerada integrante de la Generación del 45 con otros escritores uruguayos como Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi o Idea Vilariño, es también madre del economista Claudio Rama Vitale, y cuarta generación de emigrantes italianos en Uruguay, donde se formó en una familia culta y cosmopolita. Lectora preferente de obras históricas, su descubrimiento de dos poetas uruguayas de entresiglos, Delmira Agustini y, en especial, un espíritu afín, María Eugenia Vaz Ferreira, la inclinó a la poesía lírica, aunque sus dos grandes referentes fueron José Bergamín, su profesor en Montevideo, y Juan Ramón Jiménez, a quien también conoció en persona.

Estudió Humanidades en Uruguay y ejerció la profesión docente. En 1950 se casó con el ensayista Ángel Rama y tuvo dos hijos, Amparo y el economista Claudio, nacidos en 1951 y 1954 respectivamente. Se separó de su primer marido y colaboró en el semanario Marcha; entre 1962 y 1964 dirigió la página literaria del diario uruguayo Época. Fue codirectora de la revista Clinamen e integró la dirección de la revista Maldoror.

Empujada por la dictadura, se exilió a México en 1974 y, tras conocer a Octavio Paz, este la introdujo en el comité asesor de la revista Vuelta. Además participó en la fundación del periódico Uno Más Uno y continuó dedicada a la enseñanza, impartiendo además un seminario en El Colegio de México. Amplió su obra cultivando el ensayo y la crítica literaria (que ejerció en El País, Marcha, Época, Jaque y, entre otras, en las revistas Clinamen, Asir, Maldoror, Crisis de Buenos Aires, Eco de Bogotá; Vuelta y Unomásuno, de México; El pez y la serpiente de Nicaragua...) Tradujo libros para el Fondo de Cultura Económica; impartió conferencias y lecturas, participó en jurados y colaboró en numerosos diarios.

Volvió a Uruguay en 1984, y dirigió la página cultural del semanario Jaque. Desde 1989 vive en Austin (Texas) junto a su segundo marido, el también poeta Enrique Fierro, aunque viaja muy frecuentemente a Montevideo. Fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de la República en 2010. Lee y traduce particularmente del francés y del italiano, y entre los autores de sus versiones se cuenta a Simone de Beauvoir, Benjamin Péret, Gaston Bachelard, Jacques Lafaye, Jean Lacouture y Luigi Pirandello.

Su poesía indaga en la alquimia del lenguaje y establece un encuentro entre una exacerbada percepción sensorial de raíz simbolista y la cristalización conceptual en su perfil más preciso.

Desde 1990 al presente es residente estadounidense.

Premios

2009, IX Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (compartido con Ramón Xirau).
2014, Premio Internacional Alfonso Reyes.
2015, XXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
2016 Premio de Poesía Federico García Lorca.

Obra

Poesía

La luz de esta memoria (Montevideo, 1949)
Palabra dada (Montevideo, 1953)
Cada uno en su noche (Montevideo, 1960)
Paso a paso (Montevideo, 1963)
Oidor andante (Montevideo, 1972)
Fieles, (México, 1976 y 1782, antología)
Jardín de sílice (Caracas, 1980)
Elegías en otoño (México, 1982)
Entresaca (México, 1984)
Sueños de la constancia (México, FCE, 1988; reúne cinco libros anteriores y el nuevo que le da título).
Procura de lo imposible, 1988.
Serie del sinsonte, (Montevideo, 1992)
Con Enrique Fierro, Paz por dos (1994)
Jardines imaginarios (1996)
De varia empresa (Caracas, 1998)
Un invierno equivocado (México, 1999)
La luz de esta memoria (Montevideo: La Galatea, 1999)
Reducción del infinito, (Barcelona: Tusquets, 2002)
Trema (Valencia: Editorial Pre-Textos, 2005)
Con Sarah Pollack, Reason enough (Austin, 2007), antología traducida al inglés.
Mella y criba (Valencia: Editorial Pre-Textos, 2010).
Sobrevida (Granada: Esdrújula Ediciones, 2016).

Prosa, Crítica y Ensayo

Arte simple (1937).
El ejemplo de Antonio Machado (1940).
Cervantes en nuestro tiempo (1947).
La poesía de Basso Maglio (1959).
Manuel Bandeira, Cecilia Meireles y Carlos Drummond de Andrade. Tres edades en la poesía brasileña actual (1963).
La poesía de Jorge de Lima (1963).
La poesía de Cecilia Meireles (1965).
Juana de Ibarbourou. Vida y obra Capítulo Oriental núm. 20, Montevideo, CEDAL, 1968.
José Santos González Vera o El humor serenísimo, San Juan de Puerto Rico, 1974.
Enrique Casaravilla Lemos, México, Universidad Autónoma de México, 1984.
Léxico de afinidades (Vuelta, 1994).
Donde vuela el camaleón (1996)
De plantas y animales: acercamientos literarios (Paidós, 2003).
El abc de Byobu, (México, 2004)




                             De "Palabra dada" 1953

ESTAR SOLO

Un desventurado estar solo,
un venturoso al borde de uno mismo.
¿Qué menos? ¿Qué más sufres?
¿Qué rosa pides, sólo olor y rosa,
sólo tacto sutil, color y rosa,
sin ardua espina?



SOBREVIDA

Dame noche
las convenidas esperanzas,
dame no ya tu paz,
dame milagro,
dame al fin tu parcela,
porción del paraíso,
tu azul jardín cerrado,
tus pájaros sin canto.
Dame, en cuanto cierre
los ojos de la cara,
tus dos manos de sueño
que encaminan y hielan,
dame con qué encontrarme
dame, como una espada,
el camino que pasa
por el filo del miedo,
una luna sin sombra,
una música apenas oída
y ya aprendida,
dame, noche, verdad
para mí sola
tiempo para mí sola,
sobrevida.



                            De Cada uno en su noche, 1960



ESTE MUNDO

Sólo acepto este mundo iluminado
cierto, inconstante, mío.
Sólo exalto su eterno laberinto
y su segura luz, aunque se esconda.
Despierta o entre sueños,
su grave tierra piso
y es su paciencia en mí
la que florece.
Tiene un círculo sordo,
limbo acaso,
donde a ciegas aguardo
la lluvia, el fuego
desencadenados.
A veces su luz cambia,
es el infierno;
a veces, rara vez,
el paraíso.
Alguien podrá quizás
entreabrir puertas,
ver más allá
promesas, sucesiones.
Yo sólo en él habito,
de él espero,
y hay suficiente asombro.
En él estoy,
me quede,
renaciera.



FINAL DE FÉNIX

No era verdad
el fabuloso vuelo
pero fingíamos creerlo
por casi hermoso.
Le miramos llegar
a un cielo falso
subiendo su proclama
de oro en oro
en rosa sombría de teatro,
en inerte crepúsculo.
Seguíamos su vuelo
con ácida paciencia.
Pronto,
roído del día
por sus mismos vapores
fue cediendo
ante la noche limpia.
Aguardábamos
el fruto del incendio,
lo imprevisible
figurado en gloria.
Al cabo fue cayendo
hacia la tierra,
entre sombras
de vuelos de ceniza.
y no vimos batir
ala ninguna.


                            De Oidor andante:, 1972


ESFINGE REINA

De pie sobre la caja de la culebra,
la reina, subida por ángeles
o demonios, va tras el sortilegio.
Se le ha abierto un camino de alfileres
para que baile sobre sus puntas
y hacia atrás una espada la protege o la mata.
Este siglo le incendia bosques diarios
de pájaros prohibidos
y le cierra el escándalo de los viajes sin rumbo.
¿Ofrecerá morir, un alacrán
rodeado de oscuros enemigos,
o cubrirse tan sólo de espinas,
de aguijones?
Fío en que mantenga su cetro de locura,
la pólvora capaz de volar
la suficiente imagen del mundo.



REUNIÓN

Érase un bosque de palabras,
una emboscada lluvia de palabras,
una vociferante o tácita
convención de palabras,
un musgo delicioso susurrante,
un estrépito tenue,
un oral arcoiris
de posibles oh leves leves disidencias leves,
érase el pro y el contra,
el sí y el no,
multiplicados árboles
con voz en cada una de sus hojas.

Ya nunca más, diríase,
el silencio.




RENACENTISTA

Aún sigue siendo así: icáricos,
caedizos y respectivo mar uno del otro.
Desde las barcas y las plantaciones
transmiten partes de rescoldo último,
doblan señales de pasión y muerte
los exentos, y fervorosamente
huyen del aire altivo de la quema.
Los que allá siguen gravitando aducen
sus propias leyes, su sagrado fuego,
tocan intactos su certeza y ríen.



TRASTIENDA

Cielos veloces de Montevideo,
estratos de oro y de laurel,
halados por la más alta red,
tibios lilas lentísimos
cocientes de su luz multiplicada,
pasan y nos envuelven
y nos entretenemos con su gracia,
como una mano juega
entre arenas que guardan
la eternidad en la que no pensamos.
Entretanto, el pegaso peligro
relincha ferozmente.



TRAMPAS

Las arpas de la óptica alegría...!
Juan Ramón Jiménez

El azar, ese dios extraviado
que libra su batalla, fuego a fuego,
no está sólo escondido en la catástrofe:
a veces un gorjeo lo delata
y sobornado, entonces
admite durar un poco en la alegría.



MES DE MAYO

Escribo, escribo, escribo
y no conduzco a nada, a nadie.
Las palabras se espantan de mí
como palomas, sordamente crepitan,
arraigan en su terrón oscuro,
se prevalecen con escrúpulo fino
del innegable escándalo:
por sobre la imprecisa escrita sombra
me importa mas amarte.



                          De Jardín de sílice, 1980


EL CUADRADO DE LA DISTANCIA

No importa que estés
en el escenario del verano,
en el centro de sus desafíos.
Distante de sus fuegos
vas caminando a solas,
entre estatuas nevadas,
por las piedras
del puente de Carlos,
infinito.

Te miras caminar,
te ves mirando como el hielo
cuaja en islas efímeras,
corre río abajo,
se unce en un punto
lejos de aquí
—¿qué aquí?—
entre nuevas orillas.

El relámpago es indecible.
Regresa entonces en sentido contrario,
Recupera usos y costumbres,
el mar,
la arena muerta,
esta claridad,
mientras puedas.

Pero guarda en la sangre, como un pez,
El dulce fragor de lo distante.



VERANO

Todo es azul,
lo que no es verde
y arde,
I.N.R.I.
—igne natura renovatur integra—
en este aceite grave del verano,
cae el que pesa el vuelo de los pájaros
y blasfema del pájaro sin vuelo,
cae la excrecencia verbal =
la agorería = el trofeo,
la joya sobre la vieja piel de siempre.

Quien se sienta a la orilla de las cosas
Resplandece de cosas sin orillas.




EN QUEVEDO

Un día
    se sube del polo al ecuador
                                se baja
    de los plumones de paraíso
    a la artesa de sangre donde cae
    la cuenta más certera 

por quedarse excavando en Quevedo
    querube de odios nítidos
    luciferinos bríos
cómodo en las cuatro postrimerías del hombre
    muerte juicio infierno gloria.



SALMO

Alaba lo que no conoces
por tu esperanza
y aun por tu mirada de hoy,
           creyente
de la hermosura que muchos desdeñan;
alábalo por inconcebible,
por la constancia de sus absurdas disposiciones.
El itinerario de tu viaje
           brevemente infinito
traza un dibujo que sólo tú no entiendes,
pero no te amotines.
En el ruidoso vacío de su centro
caerás,
            trasmutable semilla,
cuando la hermosura y la esperanza
ensimismadas
                    finen.



PASAJE DE LA ESTRELLA FUGAZ

Si el pasado
volando desde distintos puntos de partida
llegase a serenísimo vals
                             si pudieran
acordarse la fascinación del fragmento
el golpe de la montaña mágica
las fulminantes azoteas
en el triunfo de las tribulaciones
la gota de laúd
                 y luego
noches descubrimientos fines
todo el torrente de las desposadas metamorfosis
cuando juntos recogiéramos el azoro
que numera los años
uncidas las felices ocasiones
acaso el miedo
                el duelo
hasta un eterno crepúsculo
flores finales.



ZOON POLITIKON 

Il n’y a de paix qu’au-dessus des
serpents de la terre.
Max Jacob


Quisieras escribir al margen de combustiones        
                             y escalofríos,
malezas que ametrallan
y testimonios del fracaso de toda magia,
remediando azogues roídos para que del otro lado
                             del espejo se llegue
            a los jardines sin tormenta ni astucia,
                  donde el té circular y los amigos íntimos
                             lejanos.
Quisieras convertir los pantanos en manantiales
                             de limpio berro,
           izar la historia,
           red reptante donde tropiezas
           y te cubres de presagios amoratados.
Pero sigues por arenales de sofocación hasta ningún fin,
           a vararte en el horror prometido.
           La espalda, triste signo,
           acata tablas dictadas entre
           truenos y violencia.

Quisieras estar naciendo en edad de razón.



                              De "Parvo Reino" 1984


ACLIMATACIÓN

Primero te retraes,
te agostas,
pierdes alma en lo seco,
en lo que no comprendes,
intentas llegar al agua de la vida,
alumbrar una membrana mínima,
una hoja pequeña.
No soñar flores.
El aire te sofoca.
Sientes la arena
reinar en la mañana,
morir lo verde,
subir árido oro.

Pero, aún sin ella saberlo,
desde algún borde
una voz compadece, te moja
breve, dichosamente,
como cuando rozas
una rama de pino baja
ya concluida la lluvia.



JUSTICIA

Duerme el aldeano en un colchón de heno.
El pescador de esponjas descansa
sobre su mullidísima cosecha.
¿dormirás tú, en lenta flotación,
sobre pael escrito?



RESIDUA

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.

De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.

De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?




            De Procura de lo imposible, 1998


RESIDUA

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.

De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.

De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?



EXILIOS

...tras tanto acá y allá yendo y viniendo.
Francisco de Aldana

Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.

Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los Vuelve reales,
que los haría de solidez y pasto.

La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.

Se disuelve, tan solo.




ABUELA

En una luz verdosa, entre olores verdosos,
en un vestido negro como papel quemado,
la abuela se refleja desde la mecedora,
al fondo del espejo.
Allí sentada no se hamaca. Cruje.
Se le evaporan casamiento y casas,
ocasiones de cuita, los narrados,
secos jirones que de a poco dieron
gusto a sangre en la boca a la familia:
las guerras y los muertos pequeñitos,
y los que luego luto le vistieron.
Y también el amor del que no hablaba,
la aridez de los años, la gota de molicie
que murió inútil en su piel reseca.
Todo tal la merienda sorbida tarde a tarde,
de inmediato olvidada.
Fue inmune a la viruela.
Ignoró la codicia.
No vio la conyugal Sicilia
ni muchas calles de Montevideo.
Durante décadas le bastó una amiga
y los recuerdos de su pueblo mínimo.
Sólo insistía en recordar el nombre
en italiano del durazno.
Como el sabor, se le olvidaba.
Sé que sobre sus faldas tibias,
tibia dormía otra Verdad secreta
que acunó su quietud.
La luz bajo cortinas de filé melancólico,
por años la enfrenté desde otra mecedora,
sin lograr alcanzarla.




                             De "Nuevas arenas I" 2002


CULTURA DEL PALIMPSESTO

Todo aquí es palimpsesto,
pasión del palimpsesto:

a la deriva,
borrar lo poco hecho,
empezar de la nada,
afirmar la deriva,
mirarse entre la nada acrecentada,
velar lo venenoso,
matar lo saludable,
escribir delirantes historias para náufragos.

Cuidado:
no se pierde sin castigo el pasado,
no se pisa en el aire.


                            De "Nuevas arenas II" 2002


DE UN FULGOR A OTRO

Quizás no se deba ir más lejos.
Aventurarse quizás apenas sea
desventurarse más,
alejarse un atroz infinito
del sueño al que accedemos
para irisar la vida,
como el juego de luces que encendía,
en la infancia,
el prisma de cristal,
el lago de tristeza, ciertas islas.
Sí, entre biseles citados los colores,
un fulgor anidaba sobre otro
-seda y deslumbramiento
el margen del espejo-
y aquello también era un espectro,
sabido, exacto. Centelleos ajenos
en un mundo apagado.
Como un canto sin un cuerpo visible,
un reflejo del sol creaba
una cascada un río una floresta
entre paredes áridas.
Sí, no vayamos más lejos,
quedemos junto al pájaro humilde
que tiene nido entre la buganvilia
y de cerca vigila.
Más allá sé que empieza lo sórdido,
la codicia, el estrago.



                           De "Reducción del infinito" 2002



GATOS

Como tras los mullidos ves tres gatos
a su trisagio erótico ceñidos,
saltar por los tejados, aguerridos
como otros d ' Artagnan, Porthos y Athos,

pasas a depender, no de insensatos
pensamientos ajenos repetidos
ni de tu larga deuda de descuidos
sino del paso de estos gatos gratos.

El primero te quita de lo humano
sin llevarte por eso a lo divino;
el segundo te anima la sonrisa;

con el tercero, piensas, de la mano,
más cabal, de la cola del felino:
¿a qué, no siendo humanos, tanta prisa?



GOTAS

¿Se hieren y se funden?
Acaban de dejar de ser la lluvia.
Traviesas en recreo,
gatitos de un reino transparente,
corren libres por vidrios y barandas,
umbrales de su limbo,
se siguen, se persiguen,
quizá van, de soledad a bodas,
a fundirse y amarse.
Trasueñan otra muerte.



LLAMADA VIDA

Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno

menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos

acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tomado

ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre

ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche

volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse

estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.



LOS COMPASES HEREDADOS

                      A Adolfo Nigro

No te amargues el mar,
acompásate con la hora que,
involuntario y cruel, nadie trasmuta;
ríete de los antológicos traspiés
del mínimo común nominador,
de todo el trafalgar
en que un traidor se anega.
Prémiate con recordar que siempre
huiste de él como de un eufonium.



OBSTÁCULOS LENTOS

Si el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;

si fuese un fruto necesario
para el hambre de alguien,
y maduraran puntuales
el hambre y el poema;

si fuese el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;

si a los helechos de hoy
-no los que guarda fósiles el tiempo--
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable...

Pero los itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómades,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.



OTOÑO

Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde
al oro al rojo al púrpura.

Como en la distracción,
la palabra precisa
que pierdes para siempre.



PALOMA

Posada la paloma
en la pared blanquísima
blanca es y reverbera,
es de veras,
es verbo,
nos venga.
Blanca posada pide,
pasajera.

De pronto es negra.
Vuela.



PATRIMONIO

Sólo tendremos lo que hayamos dado.
¿Y qué con lo ofrecido y no aceptado,
qué con aquello que el desdén reduce
a vana voz, sin más,
ardiente ántrax que crece,
desatendido, adentro?

La villanía del tiempo,
el hábito sinuoso
del tolerar paciente,
difiere frágiles derechos,
ofrece minas, socavones, grutas:
oscuridad apenas para apartar
vagos errores-

El clamor, letra a letra,
del discurso agorero
no disipa ninguna duda;
hace mucho que sabes:
ninguna duda te protege.



PENITENCIA

¿Mirar atrás será pasar
a ser de sal precaria estatua,
un perecer petrificado
preso en sí mismo, parte
del roto encanto de un paisaje
cuya música no logro más oír?

¿Debo matar lo que miré,
el mito que minuciosa
pliego y despliego,
grava para mi paso solo?
¿ Ciega borrar lugares,
playas, vientos, el tiempo?

Sobre todas las cosas,
anular horas que se han vuelto inútiles
como lluvia que cae
sobre el mar implacable,
como mis propios pasos
si no son penitencia.



SUMAS

caballo y caballero son ya dos animales
Uno más uno, decimos. Y pensamos:
una manzana más una manzana,
un vaso más un vaso,
siempre cosas iguales.
Qué cambio cuando
uno más uno sea un puritano
más un gamelán,
un jazmín más un árabe,
una monja y un acantilado,
un canto y una máscara,
otra vez una guarnición y una doncella,
la esperanza de alguien
más el sueño de otro.


                              De Trema, 2005



TAREA

Abrir palabra por palabra el páramo,
abrirnos y mirar hacia la significante abertura,
sufrir para labrar el sitio de la brasa,
luego extinguirla y mitigar la queja del quemado.




EN EL DORSO DEL CIELO

No es casual
lo que ocurre por azar:
un fragmento de nada se protege
del no ser, se entrecruza
de signos, impulsos,
síes y noes, atrasos y adelantos,
trazos de geometría celeste,
coordenadas veloces en el tiempo
y algo ocurre.
Lazos para nosotros pálidos,
son obvios para lo que no vemos,
y nosotros la ventana abierta
desde donde la tela blanca vuela
cubierta de diseños.
Pero uno llama azar
a su imaginación insuficiente.




FORTUNA

Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.

No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.

Ser humano y mujer, ni más ni menos.





DESPUÉS DE UNA NOCHE ESTRELLADA

No sabía la curruca de Maryland
que la muerte compraría aquí su largo viaje,
su vuelo demasiado veloz hacia el calor.
Macho —lo dice el negro collarín—,
tuvo un corazón débil. Hoy descansa
el afilado pico sobre la mano que lo alzó.

Pesa apenas. El ojo diminuto,
que midió las distancias, los riesgos,
aún brilla negro mientras
lo más oscuro que enfrentó lo envuelve,
después de las estrellas de su última altura,
en la astrosa mañana que le brinda la tierra.

Lo que en ella cae, dicen,
pertenece a los muertos.
Debe esperar entonces en justicia
donde la tarde no lo asure,
bajo algún verde, el paso
de la misma especie que lo nutrió,
la hormiga enterradora,
cada astil de sus plumas sutiles,
ofrecido quizás a un alma astricta, sola,
que otros soles buscó y ya no espera.




DE LA POCA MEMORIA

¿Cómo perdí el desmenuzado caballo
en las provincias sueltas?

La palpitante vaca, ciudadana escanciada,
cola festiva y moscas, toda su espuma blanca
febril y con perfume, resistiéndome ingrata,
¿se fue por los caminos?

La moneda de bronce del breve rey de Italia,
¿volvió a la tierra en años de luces discontinuas?

¿Cuándo el mar, el primero, acumuló color
y me lo trajo, llagado del clamor de las gaviotas,
al pie del tren de paja y viento y oro
y palidez de invierno derrotada?

Pasaban cerca flechas de lo asombroso, al blanco.
¿Quién me tensaba el arco?

¿Aquél turquesa azul, dónde dejó
su caja rústica, su mariposa abierta? Sin color,
sin dulzura, sin viento, un derrotado gris
adelanta banderas de estado de tiniebla.

Cuentas al tiempo, cuántas, tan inútiles
y qué inservibles ábacos manejo.



CALESITA

El carrusel, el tiovivo, el cómo
se llamaba, la calesita, llama
que me ofrecía un ciervo, una calesa
un cisne y un caballo encabritado,
el prodigio que giraba tan quieto,
que tan quieto trotaba por un aire
con organillo y campanillas, aire
que no movía la cola del caballo
dorado y blanco, pero de peligro,
peligro de caerme en pleno vuelo,
de caerme y quedar así olvidada
del padre, de bajar en otro punto
del punto de subida y verme sola,
sin nubes, sin ya viento en el pelo,
perdida sin el miedo delicioso
de volar con las manos aferradas
a crines que me sueltan y yo arcilla
que en el horno del aire recupera
su forma quieta, forma del principio,
de ser sola y sin alas.




NUEVAS OBLIGACIONES

Tendré que hacer una nevada montaña
de este montón de harina,

un bosque de estas tres enfiladas encinas
que miro y están solas,

una cascada del chorro de agua fría
que mi mano intercepta

y de la concesión, un géiser.

Desconectada, como erizo sin su cueva entre el pasto,
tendré que prevenirme de tanta ímproba realidad,

alta en el árbol del malestar,
como mono que va perdiendo su selva.




EN EL AIRE

Un jardín de geranios y su aire.
Junto a su cerca dejo a que paste
el buey que pesa sobre mi lengua
y digo: Aquí te quedas, come
en verde dehesa, pero terrena,
y canta, luego, si puedes,
si nadie escucha,
lo que te queda por no decir.




MILAGROS NATURALES

En la Noche Holland Park,
un fantasma blanquísimo
—arterías de las últimas artes—
danza sin huesos
contra un fondo violento,
acorde con sonidos que no escucho.
Y nada extraña
si abres ojos de aceptación
a lo que venga.

¿Acaso no es milagro
que en el día, en este mismo sitio,
vengan los petirrojos
a comer en las manos?
¿Qué éstas mismas existan,
bien dispuestas?

¿O la cola con que se pavonea
el pavo real narciso
ante nosotros que, al estarlo mirando,
milagreamos?








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1 comentario:

  1. El jurado del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca ha concedido por unanimidad la decimotercera edición del galardón a la poeta uruguaya Ida Vitale

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