jueves, 25 de febrero de 2016

ZHOU ZUOREN [18.161]


Zhou Zuoren

Zhou Zuoren (en mandarín 周作人; pinyin: Zhōu Zùorén) (Shaoxing, Zhejiang, 16 de enero de 1885 - 6 de mayo de 1967) fue un escritor, ensayista y traductor chino, hermano de Lu Xun (Zhou Shuren), tercero de cuatro hermanos.

Se educó en la Academia Naval de Jiangnan, donde ingresó siendo apenas un adolescente. Siguió en eso los pasos de su hermano Lu Xun, y continuó sus estudios en Japón en 1906. Allí estudió griego antiguo y tradujo los Evangelios al chino clásico, e hizo lecturas de Filología china con el estudiante revolucionario Zhang Binglin en la Universidad Rikkyo. Se licenció en arquitectura civil y volvió a China en 1911, con una esposa japonesa, y empezó a enseñar en distintas instituciones. Escribió ensayos en chino vernáculo para la influyente revista La Jeunesse, y se fue formando como figura del Movimiento Cuatro de Mayo. Abogó por la reforma literaria. En 1918 publicó un artículo llamando por una Literatura Humanista en que "ninguna costumbre o movimiento que renueve los instintos o la naturaleza humana sea rechazada o rectificada". Como ejemplos, citó los hijos sacrificados por sus propios padres y las viudas quemadas vivas para acompañar a sus maridos difuntos. El ideal literario de Zhou fue democrático e individualista. Por otro lado, Zhou distinguió entre literatura "democrática" y "popular". El pueblo no puede formarse a sí mismo, y eso supone una diferencia respecto a una élite.

Sus ensayos cortos, con un estilo muy nuevo, han sido muy leídos hasta hoy. Mis estudios misceláneos (我的雜學) es en particular interesante en cuanto a folklore, antropología e historia natural. Uno de sus escritores favoritos fue Havelock Ellis. También fue un prolífico traductor del griego clásico y la literatura clásica japonesa. Muchas de sus traducciones fueron pioneras: una de los mimos griegos, de la lírica de Safo, de las tragedias de Eurípides, de Kojiki, del Ukiyoburo de Shikitei Sanba, de Makura no Sōshi de Sei Shōnagon y de una colección de Kyōgen. Una traducción de los Diálogos de Luciano de Samosata le llevó casi toda su vida, pero tuvo un magnífico acabado literario. Igualmente fue el primero en traducir (desde el inglés) la Historia de Alí Babá y los cuarenta ladrones al chino (conocida como Xianü Nu o 俠女奴). Fue canciller de la Universidad de Pekín en 1939.

En 1945, tras la Segunda guerra sino-japonesa], Zhou fue arrestado por traición por el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek, alegando que colaboró durante la ocupación del norte de China. Fue sentenciado a 14 años en la prisión de Nankín, pero se le liberó en 1949 por parte del Partido Comunista después de un indulto, y volvió a Pekín para proseguir con sus traducciones y escritos, aunque publicó su obra bajo pseudónimos. Murió durante la Revolución Cultural.




Los dos hombres que barren la nieve

Un tiempo de perros,
La nieve blanca, polvorienta y perfumada; y bajo el cielo saturado, está en todas partes.
Sobre las calles cubiertas de blanco que hay alrededor de Tian'anmen
Hay dos hombres que barren la nieve.
Por un lado, por otro:
Ya han limpiado el lado este, y el oeste,
Han barrido la parte alta, y la baja,
Ya no queda ningún rastro de un vehículo, ni pisadas.
Con sus pesados abrigos a cuestas amontonan la nieve.
Los dos se quedan todavía barriendo lo que queda.
Cada vez cae más nieve, lo hace de mayor tamaño.
De arriba a abajo, de izquierda a derecha, la nieve blanca, polvorienta y perfumada, baila con el
          aire.
En medio de las calles esos hombres parecen dos hormigas en una ola blanca.
Los dos se quedan todavía barriendo lo que queda.
Que Dios bendiga al hombre que barre la nieve.
Desde que me levanté de buena mañana ¡voy caminando sobre la nieve, y no puedo más
Que darle las gracias!

                                                                                                         1919

Zhou Zuoren, incluido El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949  (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).




El riachuelo

Un riachuelo que va avanzando a su ritmo.
Lo mires por donde lo mires: los lugares por los que pasa son los de la tierra que pertenece al
          cuervo negro.
Han crecido las flores rojas, las hojas verde oscuro y los frutos amarillos.
Un campesino viene con la pala en las manos para construir una zanja en el riachuelo.
El agua ha sido canalizada por la zanja para que no se escape una gota.
El agua de la zanja ya no puede avanzar más, y tampoco puede retroceder.
El agua se agolpa en la zanja arrebujadamente.
El agua quiere proteger su vida, fluir siempre por la corriente, pero continúa agolpándose
Delante de la zanja arrebujadamente.
La tierra va desapareciendo gradualmente y el surco en el canal ha aparecido.
El agua ya no puede culpar a la zanja, pero todavía piensa en fluir y fluir por la corriente.
Quiere avanzar como antes, sin que la molesten, fluir hacia adelante.
El campesino vuelve otro día, piensa empedrar la zanja que ha cavado en la tierra
Porque la zanja se ha embozado.
El agua choca con las piedras del dique, y sigue agolpándose contra la zanja arrebujadamente.
Junto a la zanja están los arrozales que oyen cómo fluyen las aguas, fruncen el ceño y dicen...
"Yo soy el arrozal y mis tallos son dignos de tu piedad.
Me encanta cuando tus aguas vienen a socorrerme, pero temo que pasen sin fijarse.
Las aguas del riachuelo son mis buenas amigas,
Su corriente es estable y pasa frente a mí, y yo estoy ante ellas,
Y ellas se ponen a reír cuando se acercan.
Espero que puedan liberarse de la zanja,
Que todavía puedan fluir por la corriente del riachuelo,
Esa corriente estable que se dirige hacia nosotros
Y nos sonríe, con el cauce a trompicones que fluye,
Y que pasa por las dos caras de la brecha para transformarse en ese momento de belleza.
Es mi buena amiga,
Solo temo que con los tiempos que corren no sepa quién soy yo.
Ella es la humedad de la tierra,
Que escuchará las sonrisas por sutiles que sean, pero que nos tienen aterrorizados.
No, estas no son las voces de tu amigo, ni del mío, las voces de todos los días,
Y... que han sido transportadas por el viento ligero hasta caer en los arenales,
Las voces felices.
Solo temo el momento en el que el riachuelo desaparezca
Y ya no reconozca al que fue mi antiguo amigo,
El que marchó sobre mi cuerpo,
Y ello me preocupa aquí, en este lugar".
La morera que todavía está en los campos, también habla:
"He crecido alta y puedo ver al riachuelo.
Él es mi buen amigo,
Acompaña a las aguas y a mí me da de beber.
Por él mis hojas son verdes y mis frutos de un rojo púrpura.
El riachuelo avanza con tonalidad clara,
Que ahora se vuelve negra.
Es la lucha del año entero, y en su cara se reflejan mil arrugas por tanto sobresalto.
El riachuelo solo desciende para perforar la mañana que no tiene nada que hacer contra mi sonrisa.
La profundidad de la zanja ha llegado hasta lo más hondo de mis raíces.
Nací en una de las márgenes del río,
Y los días de verano no secaron mis hojas.
Y los días de invierno no helaron mis raíces.
Al día de hoy solo temo por mi buen amigo
Que me llevará a los arenales
Y que arrastrará con él las hierbas y las aguas.
Me da pena mi buen amigo,
Y ello, honestamente, me preocupa muchísimo".
Las hierbas y los sapos de los campos oyen las palabras de los dos lados de la zanja
Y suspiran, cada cual con sus preocupaciones.
El agua solo se agolpa delante de la zanja.
El dique de piedra ni se inmuta.
El hombre que cava la zanja, vete a saber a dónde irá.

1919
                                                                                                        
Zhou Zuoren, incluido El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949  (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).







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