viernes, 21 de marzo de 2014

LUIS COLDER [11.308]


Luis Colder 

(Monforte de Lemos, 1962) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela y autor de los poemarios Gran Sol (2001) y Libro de agua.





Poema 

Siento la lluvia comercio del agua con mi pelo 
y a su patria que lleva el nombre de todos los ancianos
que vigilan el color de la yerba 
armados con paraguas de entretiempo 
con abrigos apretados a la vida
mientras el parque se abandona a la penumbra
como un negativo al que los pájaros últimos del otoño
prestan su sombra

Y me siento a esperar que tus ojos lleguen a este verso 
para enseñarles la cúpula del apocalipsis que trae forma
de encina mojada con la sangre que le dejan las estrellas
y es bonita la ducha con el brillo de las farolas
y el jabón de viento y la tierra late como siempre
para marcar el ritmo de tus pies que seminan
el silencio con el ejercicio del barro 
junto a la banda sonora de las fuentes

Y concluye el comercio del agua de la vida y de la muerte 
todo a tu disposición en el gran almacén del poema.






COMODÍN DE LA PALABRA 

     
1

Palabra, guante que te protege 
del engranaje del invierno,
y de ti.

     

2

Palabra, sedimento de memoria,
sima de lo que siento
cuando te veo desierta
esperando el autobús
de la línea
recta.

     

3

Palabra, que gira el derviche, la bailaora,
tu mano y el exprimidor de la noche;
sílaba con el peso de la sombra
que afina la realidad de las farolas
cuando llegas tarde con el último preso.


     

4

Palabra tú, y la ilusión de incorporarle color;
dada está la posesión del mantra, lo mejor de mí,
y pagada la luz del recuerdo.


     


Palabra sexo, experimento de la muerte,
invento para que la encales.





PULSO

Pulso sosegante en el astillero
de la mañana, fragmentos de ti
a la deriva de las máquinas,
esperando en el andén del viento;
quietud amable la del corazón
cuando ha hecho las paces
- y el amor - con todo los pedacitos
de tu universo.






DUELO

De espa(l)das al resplandor, siempre,
como un cuerpo que ha completado
su trabajo, dormido para nunca,
en penumbra, acompañado por 
el duelo del zumbido acondicionado
del aire, y el frío eterno.






TIERRA 

La tierra se asombra de la raíz, del segundo
que recorre el sendero de las encinas;
piensa en ti, labrador de palabras,
que siembras tinta en el vientre
de la hojarasca, en la corteza de la tradición
de sentirte Dios caprichoso fusilando
verbos en las tapias blancas de la amanecida.

La tierra juega con la gravedad de soportarte,
asume que volverás aunque te subas a las nubes
y a su codicia de atravesar fronteras; sabe esperarte
aunque llegues tarde surcado por las simas
del amor al musgo de las últimas verbenas.






MONITOR

Parpadean las vocales 
al fondo
del poema,
el mundo estático sirve
pájaros
que saltan 
de rama en rama,
y estás contento
porque
la policía no sospecha
de tu afición
a la felicidad
de estar
vivo,
y contarlo.






CUESTIÓN

Salgo de la librería, pienso en las miles
de librerías en las que he entrado,
me pregunto qué busco, qué mensaje
secreto necesito encontrar
para sentirme vivo;
hoy no ha habido suerte,
me duele la cabeza
y las páginas de un manual
de estética dicen
que soy demasiado mayor ya
para el ejercicio de la coquetería 
de la palabra.






GLOSARIO

Leo la sura abierta de tu sexo,
pasa la eternidad - ahí afuera - 
tejiendo destinos con latas
carbónicas y miradas de casta.

La materia se entretiene, levanta
el slogan de tu piel bronceada
desde un hígado que no digiere
la utilidad de amar a la vida.

El tiempo, cada vez más solo,
busca otros cuerpos 
en los que consumirse.


http://lasrazonesdelaviador.blogspot.com.es/

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