miércoles, 10 de febrero de 2016

MILAN RICHTER [18.109] Poeta de Eslovaquia


Milan Richter 

(Bratislava, Eslovaquia 1948). Estudió filología alemana, inglesa y nórdica en la Universidad Comeniana en Bratislava (1967-1972). A lo largo de su vida ha trabajado como redactor editorial (1972-1981), traductor y autor freelance (1982-1992), diplomático (encargado de negocios de la Embajada de Eslovaquia en Noruega e Islandia, 1993-1995) y director de la sección de Difusión de la Literatura Eslovaca en el Extranjero en el Centro Nacional de Literatura, así como director de su revista Slovak Literary Review/Review der slowakischen Literatur (1995 -2002). Des de noviembre de 2002 dirige su propia editorial (MilaniuM).
     
Como autor, Richter ha publicado nueve libros de poemas en eslovaco: Los espejos de la noche (1973), Látigos (1975), Polen (1976); tras una pausa forzosa, Lugar seguro (1987), Las raíces en el aire (1992), Del otro lado del telón de terciopelo (1997), El angel con plumas negras (2000), El templo derruido en mi interior (2002) y Secretos de par en par (2008). Se han publicado antologías de su poesía en alemán, noruego, búlgaro, checo, árabe, francés, hebreo, chino y macedonio, así como en revistas en más de 25 idiomas. Richter ha escrito tres obras teatrales y ha traducido al eslovaco más de 70 libros –de poesía, prosa, teatro y ensayo– de ocho idiomas diferentes. Por su cantidad y relevancia destacan sus traducciones del alemán (E. Jandl, R. M. Rilke, J. W. Goethe /Fausto/, E. Canetti, R. Hochhuth, F. Kafka y otros) y sueco (A. Lundkvist, H. Martinson, T. Tranströmer, K. Espmark, L. Gustafsson, P. O. Enquist y otros). Es miembro de diversas asociaciones y academias nacionales e internacionales de escritores, y dirige el Festival Literario Internacional Ján Smrek 2000-2011. Desde 2013 es presidente del Club de Escritores Independientes en Eslovaquia. Ha editado la primera antología de literatura eslovaca sobre el holocausto, titulada La callejuela de Dios (1998). Ha sido galardonado con el Premio Björnson (Noruega, 2010). En el ano 2008 el rey de Noruega le nombró Caballero de Primer Grado dela Orden Real Noruega del Mérito, y el presidente austriaco le concedió en el ano 2002 la Medalla de Oro al Mérito de la República de Austria.



MUNDO EN BLANCO Y NEGRO

En la pantalla del televisor en color
dan una película para aquellos que vivieron
tiempos que más valdría olvidar
o no recordar a malas.

«Ponnos el color», pide mi hija de seis años.
«Es una película antigua», le explico.
«Entonces yo era pequeño como tú
y los colores aún no existían.
Los árboles, la hierba, la gente, los coches
eran blancos, negros o grises.
El color lo inventaron más tarde…»

Ese instante de horror hasta que comprende
que bromeo.
Ese instante de horror al pensar que en la infancia
me faltaban el verde, el azul, el rosa.
Y que, igual que en esa película,
hasta la sangre de los inocentes corría negra.

Pero basta salir a la ciudad y ver
a la gente con trajes grises, camisas blancas,
caras sin color, mirada negra,
el humo de las chimeneas gris como ceniza,
el negro de los periódicos, y en ellos
las partes en blanco…



EN LAS ESCALERAS DE LA FACULTAD 
DE DERECHO

hay dos policías jóvenes
y no intuyen que, en el momento en que paso
junto a ellos con el coche, montan guardia
en honor de una chica joven a la que en esas escaleras
mataron tal día como este, pero hace ya mucho,
cuando a ellos dos, en medio del estruendo
de los tanques bajo las ventanas,
los daban a luz sus madres, sin saber
que sus hijos montarían guardia un día
ante una placa conmemorativa hace tiempo arrancada,
en honor de esa chica que aún hoy, sin reconocerlo,
sangra en nosotros.

Milan Richter en El silencio de los árboles en Hyde Park (La poesía, señor hidalgo, 2007).
Traducción de Alejandro Hermida de Blas.




RAÍCES EN EL AIRE

En el aire, ahí están tus raíces,
ahí en el aire
Paul Celan

-¿Adónde va usted, señor ingeniero? ¿Al cementerio?

-Sí al cementerio voy, amigo mío, Mi madre está ahí,
también mi hermano, y la sobrina de la mujer,
la enterraron el año pasado, tenía diecisiete años,
leucemia, según dicen. ¿Y adónde va usted, amigo mío?
-A casa. Ahora oscurece temprano
Y donde me siento mejor es en casa
-¿Ya ha visitado las tumbas de los suyos?
-No tengo tumbas. Mi mujer me abandonó, hace ya tiempo,
Como usted sabrá mis hijos están vivos, pero lejos
en Canadá, sí en Canadá...no tengo tumbas...
-¿Y su madre, su padre, hermanos,
abuelos, dónde están enterrados?
-En el aire sobre Auschwitz, ahí,
en el aire están.



Sueño del exilio en Solentiname

                      a Ernesto Cardenal


Me ha llamado Hermann Schulz,
parece ser que Ernesto quiere dejar el cargo
y volver a su Solentiname.

Esa noche soñé
que con un pequeño grupo de turistas eslovacos
yo aterrizaba en el lago junto a la isla Mancarrón.
(Quizá nos llevó un hidroplano
o una hidra de los mitos indios.)

Como pronto salió a relucir,
mis paisanos eran incómodos activistas,
curas sin permiso, escritores subversivos
expulsados, privados de nacionalidad
y enviados al destierro tropical.
Sólo yo recibí ese castigo
como premio.

Ernesto nos aguardaba delante del local de reuniones,
en una mano un machete, en la otra una biblia.
Por lo visto ya le había informado de nosotros
el ministerio del interior,
el compañero Tomás Borge, entienden,
aún está ahí...

Y usted, Ernesto, ¿por qué renunció?

Un ministro debe hacer la vista muy gorda
para no ver muchas cosas
e incluso para ver lo que no hay,
y llega un momento en que ya no ve usted la mueca
en el rostro de la revolución, antaño sonriente,
ni cómo los compañeros se van volviendo señores
y los poemas instrumentos de propaganda.

No puede usted ser ministro
y a un tiempo escribir versos
sobre los que están abajo del todo,
campesinos masacrados,
indios refugiados,
huérfanos que sólo conocen la miseria
y la muerte y cada tipo de fusil.
Un rato funciona, pero luego debe usted
preguntar a Dios si esa es su voluntad.

Y si éste calla,
significa que hay que irse.
Donde lo necesitan los huérfanos,
los desterrados y los fuera de juego.
Estar de su lado aunque le llamen
opositor, aunque hasta aquí
le envíen soplones.

Y, para probarnos,
ordenó a dos muchachas
que trajeran machetes.

Antes de mañana por la noche
limpiarán la maleza detrás de la iglesia. Allí se construirán
un refugio provisorio.
Y el lunes, si todo va bien,
comenzaremos el curso de escritura creativa.
Aquí fundaremos la primera escuela eslovaca
de poesía política
(o de exégetas de salmos)
de toda Centroamérica.

Confío en que todos sean cristianos.
O por lo menos judíos...

Si su voz no llega a Eslovaquia,
seguro que llega al cielo.
Y desde allí, ¿quién sabe?

Noviembre de 1989




Callando con Rilke

Duino se queda con sus ángeles, invisible,
el señor conde ha volado a Londres,
la audiencia no tiene lugar...

En cambio la baronesa... quiere recordar,
en la mesa está el libro de Marie von Thurn und Taxis,
una escritura bella y misteriosa
igual que esa época, esa época...
“En esta propiedad encontraron al huir
escondite y refugio los hijos del rey de Francia...”

Seguro que Rilke venía a tomar el té
cuando en Duino se aburría. Intuimos por qué.
Callamos a la par que su aliento invisible.

El señor barón rememora esos tiempos.
En los tres idiomas de Austria-Hungría.
“Los eslovacos eran magníficos súbditos.”
Y nos da, no obstante, su mano en retirada
para despedirse.

..............................................................

El encuentro de dos mundos puede ser
un encuentro en la tercera fase.

Traducción: Alejandro Hermida de Blas

Marie von Thurn und Taxis-Hohenlohe fue mecenas, amiga y consejera de Rilke.
El poeta se alojaba con frecuencia en sus castillos, incluido el de Duino, a orillas del Mar Adriático (no lejos de la actual frontera italo-eslovena y de la mansión de los antepasados del barón en Nova Goricia). Nota del autor




Ya no me arranco los pelos grises
de la barba. Ya me crecen en abundancia...

(La muerte nos borda.)
Sobre la corteza gris del cerebro,
sobre la piel gris,
sobre la barba
cae la fina ceniza
de los crematorios. (Después de tantos años
cae.) Cae la fina ceniza
de lo que no se ha conservado...

(La muerte nos borda. Nos borda
con fuerte hebra gris. Zurce
lo que es provisional.)

¿Y qué es eterno? ¿El gesto
de esa mano delgada que se hunde
en tus cabellos?
¿El polen que cae
en tierras negras,
en fieles ojos negros,
el polen que cae
del amor? (Después de tantos años
cae.) ¿El polen
de lo que va a conservarse...?

Ya no me arranco los cabellos negros
de desesperación. Ya me caen
(de amor).

(Traducido del eslovaco por Alejandro Hermida)




Smrt’ si nás vyšíva
Už si nevytr´ham sivé chlpy
z brady. Už mi bujnejú…
(Smrt’ si nás vyšíva.)
Na sivú kôru mozgovú,
na sivú plet’,
na bradu

 padá popolcˇek
z krematórií. (Po tol’ké roky
padá.) Padá popolcˇek
toho, cˇo neostalo…

(Smrt’ si nás vyšíva. Vyšíva
silny´ m sivy´ m vláknom. Zašíva,
cˇo je docˇasné.)

A cˇo je vecˇné? Posunok
útlej ruky, ktorá ti vchádza
do vlasov?

 Pel’ padajúci
do cˇiernych pôd,
do cˇiernych verny´ ch ocˇí,
pel’ padajúci
z lásky? (Po tol’ké veky
padá.) Pel’
toho, cˇo ostane…?

Už si nevytr´ham cˇierne vlasy
zo zúfalstva. Už mi padajú
(z lásky).





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