lunes, 8 de septiembre de 2014

SHACHAR MARIO MORDECHAI [13.228] Poeta de Israel



Shachar Mario Mordechai 

(Israel, 1975) 
Nació en Haifa y creció en Kiryat Bialik, un pequeño suburbio al norte de la ciudad; vive en Tel Aviv. Su segundo nombre es el de su abuelo paterno, que era italiano. Tiene una licenciatura en Comunicaciones y Ciencias Políticas de la Universidad de Haifa, y una maestría en este último por la misma universidad. 

LIBROS 

En hebreo 

Mario’s Love for Rosa [Ahavat Mario l’Rosa] Sifryat Poalim, Tel Aviv 2001
History of the Future [Toldot ha atid], Even Hoshen, Raanana 2010
Who’s on Our Side [Mi be-inyan shelanu], Am Oved, Tel Aviv 2013





Historia del porvenir 

Ya terminaron esos sufrimientos.
     No más llanto.
     En un antiguo álbum ves el rostro de un niño judío quince minutos antes de morir.
     Tus ojos están secos.
     Calientas la tetera,
     tomas té, comes una manzana. 
     Vivirás. 
     
     «Sentencia de vida», Adam Zagajewski, 
     traducido del polaco por Renata Gorczynska 
     
     
     Otra vez la promesa de una nueva era.
     Ya está aquí, ovillada como un feto. A punto de nacer.
     Se dice que es un nuevo mundo. Pero he aquí la historia de su porvenir:
     
     Alguna vez, dentro de cierto tiempo,
     pedirán documentos y papeles.
     Será un recepcionista de una oficina gubernamental
     o un revisor aeroportuario, pero
     en cada nueva era o algún lugar del mundo
     un gendarme podrá exigir papeles.
     
     Esto quiere decir: Un pasaporte será falso en algún lugar del mundo.
     
     Y un buen día un ejército tomará una ciudad llamada
     Praga, Bagdad
     o Nueva York. Cualquier nombre es posible.
     Pasarán muchas cosas al amparo nocturno.
     Llamadas a la puerta.
     Arrestos arbitrarios.
     Un padre al que lo arrancan de los brazos del hijo,
     su desaparición.
     
     Muchas cosas ocurren a plena luz del día.
     Saqueos
     violaciones
     matanzas.
     En mercados de plaza y los bursátiles
     continuará el comercio como siempre. Al igual
     que el pogromo.
     
     Muy pronto se les unirá la mafia:
     rociando eslóganes contra una minoría
     por la razón que sea. Habrá una petición
     para prohibir la entrada al continente, al país
     o a la tienda de abarrotes.
     En la puerta un cachorro esperará a su amo.
     Alguien olvidará libros y fotos,
     una cobija antigua, una magnífica dicha de tercera.
     Y una persona amada.
     Pero no olvidará llevarse abrigo.
     Con bolsillos. En tanto que se vaya a buena hora,
     intacto. Y con dinero.
     Muchos huirán a pie.
     Unos lo harán en trenes.
     
     No hay fugitivos sin perseguidores.
     Ni tampoco refugio sin tormenta.
     El mundo es la culata de un revólver,
     la noche son patrullas centelleantes.
     
     Una persona al menos —¿tal vez tú?— perderá
     el rumbo, rezará para que esto termine. Ahí está, míralo,
     parapetándose en la oscuridad;
     botes que van río abajo
     y coches en el puente
     lo interceptan
     por fracción de segundos.
     Da un salto.
     O se detiene. Pero consigue desaparecer
     como lo que se ve por la ventana.
     
     ¿Tu ventana, quizá?
     
     
     Versión de Hernán Bravo Varela, 
     a partir de la versión del hebreo al inglés de Vivian Eden




A Mediterranean Pantoum

The sea pulled me down to its bottom
A flock of seagulls rose above me
You were reading a book on the beach
In silent expectation of the sunset.

Clouds filled the land
The sea pulled me down to its bottom
The sky filled with fish
You were reading a book on the beach.

The hero was dying amongst your pages
Clouds filled the land
Coffee dove to the bottom of your mug
The sky filled with fish.

A flock of seagulls rose above me
The hero was dying amongst your pages
In silent expectation of the sunset
Coffee dove to the bottom of your mug.






Listen to This Conversation I Overheard at the Market

Can you believe how cute this guy is? In the morning
he brings me in bed freshly squeezed
and coffee and yogurt with like, fruit
like when we eat muesli
except that he makes it himself

And for lunch if he has time he makes me
chicken liver in wine, to die for

And even in the evening, he’s so into it, he makes me
halvah pie, can you believe it? Or a salad
so tasty with Bulgarian
and olives.

I’m telling you – if not for him, I would die
of hunger.






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