viernes, 24 de agosto de 2012

7529.- ÉLICA RAMOS



ÉLICA RAMOS (Tazacorte, La Palma, 1970) Resultó ganadora en dos ocasiones de la Mención Especial en el Certamen de Poesía Juventud y Cultura de la Dirección General de Juventud de Canarias (1990-1992). En 2002 trabaja como antóloga y dramaturga del proyecto "Isla mujeres" para la compañía Delirium Teatro y el Instituto Canario de la Mujer, que luego se publicaría bajo el título Isla Mujeres. Poesía femenina desde Canarias: un poema. Autora de los siguientes poemarios: Conminar (1990), La imperpetuidad y Ama seca, ambas de 1992, Cuévano (1994), El hacedor de ludópatas (1999), Desde un estuario sin nombre (2003) y La palabra perdida. Liturgia lastrada o Nombramiento (2006).



Cabalgado el sueño

Conozco la estadística de los amantes
He decidido abrir las ventanas
Dejar que me penetren
Arena y lagartos
Que cenen las salamandras
De los insectos de mi cara
Y dejen         tras los cuadros
Blanco y negro
el rancio sabor que no me arranco




No quiero tomar nada
Sólo que me muerdan los peces






He confirmado mi presencia en tu lecho
Irrumpiendo nocturnos tus pliegues
Ensoñando tus entrañas
Amplia carne de esponja
Que absorbería de no derramarse

Y ya nada me estimula
Salvo el poder calcinador de tus manos

El poder calcinador de tus manos
Lo he visto erando mis muslos





El arroz se ha evaporado
Abandonó granada la huella
Por los picos de los pájaros
En los adoquines de la plaza

Tras las ceremonias      permanece
Solo          el rasgo de las miradas





La interperie es un lugar cálido
Donde los lagartos
Duermen el agua del próximo invierno






La barbarie es la ignorancia
 Igual el risco         como el sol
A rayos viene a descomponer la luz del agua





Sucédeme
Como un llanto veloz
Que perezca en el naufragio
De sus propios párpados





Quebradas las gaviotas
Sobre al agua párvula
De la primera marea
Se han retrasado los océanos

No llegan los peces
Detenidas las circulaciones
Ha perdido todo el vínculo

Los mares   no quieren nacernos





Hace tiempo que abandoné el recurso
De disfrazarme de verde entre las algas






El deseo es un objeto derramado

No atiende a la virtud
Gravita incesante sobre las manos
Pliega labios a la memoria
Perecimiento lento

Un renovar el ahogo

El deseo   corolario de toda dicha
Destrucción de los mundos
Donde el espíritu no se detiene

Un disfraz del fuego

Un hacedor de ludópatas.






Estos tejidos  malla
para atrapar libélulas
han escorado la nave
que guié hasta tu bahía





Mis pies      no quieren moverse
son disfrute de los insectos
los hongos y la tierra






La dicha es una tormenta de verano
repentina y náufraga al sol
oscura            como el abatimiento





Eres aldaba  de sutiles manos
tocas mi puerta
convulsionando la madera
agrietando sus vetas
rompiendo
pero no pasa
siempre en el umbral del desconcierto






Tengo un armario    repleto de trajes
no me sirven   es bueno saberlo
pero no me dejarán ser desnuda
confundirán mi piel con alabastro o llama
con hueso tallado
o con pulpa amarga
o pulpa dulce
no verán mi nombre
yo callo            a ratos
a ratos grito
y no se advierte




Mira                 el infinito
ahí donde desfragmentada
puedo establecer diálogo
con el no ser




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