lunes, 19 de enero de 2015

SU TUNG-P´O [14.517] Poeta de China


SU TUNG-P´O (SU SHI)

Poeta, escritor, calígrafo, pintor y político chino (Llamado también Su Shi o Su She o Su Dongpo; Meishan, Sichuan, 1036-Changzhou, 1101). Alto cargo del confucianismo, fue junto a Mi Fu una de las principales figuras del humanismo chino. Como pintor se acercó al budismo zen y, como poeta, tuvo inspiración taoísta. Pertenece a la dinastía Sung y está considerado por su traductor al inglés -Kenneth Rexroth- como uno de los mayores poetas chinos. Autor de la wenrenhua (principios de la pintura de letrado), hizo de la pintura la expresión libre de la interioridad del artista, liberándola de la extrema figuración formal. Sus caligrafías conservadas destacan por la libre expresión de una acendrada sentimentalidad.




CUANTO MÁS FLOJO ES EL VINO

Cuanto más flojo es el vino, más fácil
Resulta beber dos copas. Cuanto
Más fina es la tela, más fácil resulta
Llevarla doble. Fealdad y belleza
Son opuestos, pero, cuando estás bebido,
Una vale tanto como la otra. Con
Los años las esposas feas y las concubinas
Quisquillosas cada vez se parecen 
Más. Si quieres cumplir tus fines, vive 
En el anonimato. Sigue el consejo
De tu sentido común. Aléjate de la Cámara
Imperial de Audiencias, del Salón
Florido Oriental, del polvo de los tiempos
Y del viento del Paso Septentrional.
Cien años son mucho tiempo, pero al final
Llegan a transcurrir. Entretanto, no
Es un mayor logro ser un cadáver rico o pobre. 
Para conservar los cadáveres de los
Muertos ilustres, se les colocan en la boca
Joyas de jade o perla. De nada les
Sirven, pero, al cabo de mil años, caen en
Manos de los ladrones de sus tumbas.
En cambio, la literatura lleva aparejada su
Propia recompensa. Por fortuna, 
Los necios no le prestan gran atención.
La posibilidad de un chanchullo
Los hace enrojecer de alegría. Los
Hombres buenos son sus propios
Enemigos. El vino es el mejor premio
Al mérito. En todo el mundo,
El bien y el mal, la alegría y la pena
Tan sólo son aspectos del Vacío. 



LUNA, FLORES, HOMBRE

Alzo la copa e invito a la
Luna a bajar del cielo.
Espero que me acepte. Alzo
La copa y pido a las ramas,
Cargadas de flores, que beban
Conmigo. Les deseo larga
Vida y prometo no cortarlas
Jamás. En compañía de la
Luna y las flores, me embriago
Y ninguno de nosotros
Se preocupa de nada. ¿Cuántos
Comprenderán nuestro
gozo? Tengo el vino, la luna y las
Flores. ¿Acaso necesito
Otros compañeros para beber?



FIN DE AÑO

Anochecer. Las nubes se dispersan
Y esfuman. El cielo está puro y frío. El
Río del Cielo gira en la Bóveda
De jade. Si esta noche no disfruto de la
Vida al máximo, el mes que viene,
El año que viene, ¿quién sabe dónde estaré?




ÚLTIMO DÍA DEL AÑO

El año que está a punto de concluir 
Es como una serpiente que se 
Arrastra por un campo. Apenas la has 
Visto y ya casi ha desaparecido. 
Se ha marchado y con ella el peligro. 
Peor sería sí se pudiera agarrarla 
de la cola. ¿Para qué intentarlo, 
si Con ello nada se gana? Los niños 
Están despiertos, no pueden dormir. 
Pasan toda la noche riendo y 
Charlando. Los gallos no cantan para 
Anunciar el amanecer. La guardia 
No toca los tambores. Todo el mundo 
Permanece en vela, mientras 
la Llama de las lámparas decae, y sale 
A contemplar cómo se apagan y 
Se ponen las estrellas. Espero que 
El año próximo sea mejor que 
Este. Pero sé que habrá exactamente 
Los mismos errores e infortunios. 
Tal vez yo haya obtenido mayores logros 
Al final del próximo año. Así será. 
Soy joven aún y estoy lleno de ilusiones.




PRIMAVERA

Las flores de peral resaltan 
Blancas como leche sobre un fondo 
De sauces verdeazulinos. El 
Aire arrastra la pelusa de los sauces. 
Nubes de flores de peral vuelan 
Por la ciudad. Los pétalos caídos en 
El balcón parecen nieve. 
¿Cuántos festivales de la primavera 
Llegaremos a ver en esta vida?




NOCHE DE PRIMAVERA

Los minutos de una noche de primavera,
Con un perfume de las flores tan puro y unas
Sombras de la luna tan intensas,
Valen más que diez mil monedas de oro. En
El pabellón suenan voces y flautas
Altas y alegres. En el jardín una hamaca
Se mece en la noche negra y profunda.





UN PASEO POR EL CAMPO

El viento primaveral levanta fino polvo 
del Camino. Todo el mundo está fuera, 
Disfrutando de las hojas renacidas. Los 
Paseantes beben en las fondas a lo 
Largo del camino. Las ruedas de los carros 
Hollan la joven hierba. La ciudad 
Entera se ha trasladado a los suburbios. 
Los niños corretean por doquier 
Y gritan hacia el cielo. Cantos y redobles 
De tambor asustan a las colinas y 
Hacen temblar las hojas en los árboles. 
Las cestas de la merienda y las 
Jarras desparramadas por los campos 
Ahuyentan a cuervos y milanos 
Reales. ¿Quién es ese hombre ante el que 
Se ha congregado una multitud? 
Dice que es un monje taoísta y vende 
Amuletos a los transeúntes. Grita, 
Agita las manos, hace visajes con los 
Ojos. «Si criáis gusanos de seda, 
Obtendréis capullos como jarras. Si 
Criáis ganado, las ovejas crecerán 
Como alces.» Nadie le cree, en realidad.
Lo que le compran es el espíritu
De la primavera. En cuanto tenga dinero
Suficiente, irá a ponerse ciego de
Vino y se desplomará borracho, vencido
Por la magia de sus propios amuletos.

Rexroth K. Cien poemas chinos. Trad. de Carlos Manzano. Lumen. Barcelona, 2001.





LA LUNA EN MEDIO DEL OTOÑO

Por la tarde las nubes se dispersan, desaparecen, 
el cielo es cada vez más puro y frío. 
Silenciosamente la Vía Láctea gira en la bóveda de jade.
Si hoy, en esta noche, no nos regocijamos ampliamente,
el mes próximo, el año próximo, ¿estaremos aquí para mirar?




UN DESEO PARA MI HIJO

Todos queremos un hijo inteligente;
sin embargo, la inteligencia me ha hecho perder 
la vida.
Ahora quiero un niño ignorante y estúpido: 
Sin tormentas será ministro.

(Traducción de María Teresa León
y Rafael Alberti)




Nevada

Nevó en Valle del Sur -una vista sin par.
Hinqué la espuela -nadie en la senda- breñas, broza
-Me adelanté a la madrugada- crucé el primero
El puente almagro -vi techumbres desfondadas,
Labriegos arruinados, su hambre desoída.
Lo que sentí lo sabe el cuervo crepuscular:
Hasta la punta vuela del árbol descarnado,
Se posa y una lluvia desata de carámbanos.




Tinta derramada

Nubes -tinta que borra a medias las colinas.
Lluvia blanca -el granizo rebota en la cubierta.
Un ventarrón terrestre barre con todo y se va.
Al pie de la torre el agua se ha vuelto cielo.




Noche en barco

Débil viento entre juncos y espadañas. ¿Llueve?
Abro la escotilla: la luna ha inundado al lago.
Marineros y pájaros acuáticos sueñan el mismo sueño.
Como un zorro sorprendido salta un gran pez.
Hombres y bestias: unos a otros se olvidan.
Ya es tarde. Yo juego a solas con mi sombra.
Olas negras contra los bordos: dibujos de gusanos.
Araña colgante -es la luna atrapada en un sauce.
Pasa la vida rápida -no la deja la pena.
Veo este instante que se desvanece.
Canta un gallo. Campanas y tambores en la orilla.
Un grito y otro y otro. Cien pájaros de pronto.



Begonias

Viento del este, suave.
Ray de luz que flota
Entre perfumes densos:
Salta por el balcón,
En persona, la luna.
Se adormecen las flores.
Larga contemplación:
A la luz de la vela
Su belleza es más roja.




Pensando en su mujer muerta

Diez años: cada día más lejos,
Cada día más borrosos, la muerta y el vivo.
No es uq equiera recordar: no puedo olvidar.
A miles de li su tumba sola.
Pensamientos de ella, hacia ella: sin ella.
Si volviésemos a encontrarnos,
no me reconocerías:
El pelo blanco, 
La cara del polvo mi cara.

Anoche soñé que regresaba a casa.
Te veía a través de la ventana de tu cuarto.
Te peinabas y me veías pero no hablabas.
Nos mirabamos, llorando.
Yo sé el lugar donde se rompe mi corazón:
La cima de cipreses bajo la luna.





El miraje Marino
[Refundición]

Hacia el este, nubes y mar: un vacío sobre otro vacío.
¿Y los inmortales van y vienen por esta vacuidad luminosa?
Aunque todas las formas nacen del oleaje de este mundo flotante,
En vano aguardo la aparición:
No hay puertas de cauri que se cierren sobre palacios de perla.
Lo sé: la visión es quimérica.
Pero mis ojos quieren ver esa invención de dioses.
Día frío, mar helado, aunque cielo y tierra reposan,
Concededme la gracia ¡y que despierten vuestros dragones!
No fue rechazada mi abrupta plegaria:
Torres sobre la orilla, colinas verdiazules en el alba de escarcha,
¡El miraje, la maravilla que pasmó a los viejos!

Ahora: sol tardío, un pájaro perdido en el espacio.
Todo es bambú, nadie es gente.
¿Dije que no ve a la gente?
Tampoco se ve a sí mismo:
Absorto, bambú se vuelve,
Un bambú que crece y crece.
Ido Chuang-tse, ¿quién otro tiene
Este poder de irse sin moverse?


Su Shi (1036 - 1101) (Chino: 蘇軾), nombre de cortesía Zizhan (子瞻) y Su Dongpo, como seudónimo. Nació en Mei Shan de la provincia de Sichuan. Fue uno de los grandes escritores chinos e importante pintor y calígrafo. Experimentó varios destierros que fueron cada vez más lejanos y duras condiciones ambientales. Pero durante su lucha contra la vida cruel, Su Shi asimiló la filosofía del confucianismo, el budismo y el taoísmo.

La habilidad de prosa de Su Shi fue firme y rebosante. Se encuentra entre los ocho literatos más famosos de las dinastías Tang y Song de China.

Escritor chino, también llamado "Su Dongpo", nacido en Meishan (la actual Sichuan) en 1037 y fallecido en 1101. Nació en el seno de una familia de origen humilde, pero dedicada a las Letras: su padre Su Xun y su hermano Su Che también fueron escritores, y los tres juntos fueron conocidos como “los tres Su”. Es el ejemplo del completo escritor chino, utilizado como modelo durante muchos años: calígrafo, pintor, creador de jardines, hombre de letras y político. Es el literato más conocido de la dinastía Song y uno de los mejores escritores chinos.

De su educación en los primeros años se ocupó principalmente su madre, cuyo fervor budista tuvo gran influencia tanto en él como en su hermano. A los dieciocho años se casó con Wang Fu. Poco después, se presentó a los exámenes oficiales y consiguió el título de doctor. Debido al fallecimiento de la madre, “los tres Su” debieron volver a casa para guardar un período de luto.

Cuando contaba veintiséis años, fue nombrado juez en Fengxiang. Por entonces fallecieron su mujer, todavía muy joven, y su padre. En 1068 decidió abandonar definitivamente Kaifeng e instalarse en la capital. Distinguido por Ouyang Xiu, llegó a ocupar puestos importantes. Años después cayó en desgracia debido a su oposición a las reformas del ministro Wang Anshi. Había dirigido al emperador una memoria en la que criticaba abiertamente la política de dicho ministro. Por ello, temeroso de que esta decisión no le supusiera buenas consecuencias, pidió el traslado a Hangzhou. Después fue transferido a Mizhou y a Zuzhou. A continuación fue encarcelado, acusado de deslealtad y destinado a un puesto de funcionario vigilado. Posteriormente volvió a Hangzhou.

En 1081 tomó como concubina a Zhao Yun, con quien tuvo un hijo poco después, al que dedicó algunos de sus poemas. En 1084 recibió la orden de trasladarse a Ruzhou, idea que no le agradó demasiado porque tenía una vida establecida ya en Hangzhou. Al año siguiente falleció el emperador Shenzong. Su sucesor era todavía muy joven y asumió la regencia su madre, favorable a Su Dongpo. Le nombró lector en la Academia Imperial Hanlin. En 1092 fue nombrado ministro de guerra en Kaifeng. Poco después falleció la emperatriz regente; el nuevo emperador ya no le era favorable, por lo que tuvo que exiliarse a Huizhou.

A lo largo de su vida, sufriría el exilio en doce ocasiones, la última de ellas en la hostil isla Hainan, a la edad de sesenta años (el diario de su viaje, poco conocido, contiene páginas muy bellas, como aquellas en las que, enfermo y aislado por las lluvias tropicales, imagina un universo a partir de las grietas del techo que contempla desde su cama). "Una vez al mes" es uno de los poemas que le llevan a la desgracia (1072).

Escritor prolijo y desenvuelto en todos los géneros, su definición de la creación literaria se ha convertido en un clásico: “una ola que nadie debe frenar y que se para cuando debe pararse”. En prosa revitalizó el movimiento guwen (es considerado, en compañía de su padre y su hermano, como uno de los “ocho grandes maestros de los Tnag y de los Song”, y se tiende hoy a considerarlo dentro del movimiento guwen en un lugar más importante que Ouyang Xiu).

Al lado de varios ensayos y disertaciones famosas, una de sus obras más célebres es Recordando en el acantilado rojo, meditaciones filosófico-poéticas sobre la vanidad de las ambiciones humanas, donde parece apuntarse un ataque cara a cara a la política represiva de los bárbaros. En su dominio de la poesía shi, dejó escritos unos dos mil quinientos textos. Esta desbordante producción decreció en épocas posteriores. Se le acusó de desacralizar este género por la utilización de imágenes carentes de nobleza (por ejemplo, él ve las nubes sobre la montaña como gorras rellenas de guata).

Su faceta más original se encuentra en el cultivo de los ci, a los que imprime una evolución decisiva; con él, este género se apropia de los temas más variados: de lo sublime a lo grotesco, pero sobre todo se intelectualiza y porta la carga de las aspiraciones más profundas del individuo. Por otro lado, Su Shi accede a los grandes géneros literarios. Recuérdese que en el caso anterior se le acusaba de vulgarizar los shi; en este caso, ennoblece los ci. Como contrapartida Su Shi se permite variadas libertades estilísticas y libera al género de sus pesados contrastes musicales. Sus detractores responderán a esto diciendo que no conoce la música, algo sorprendente para un poeta chino y para un genio universal.

Se sabe que compuso canciones para tocar con cítara y con laúd y que él mismo cantaba sus obras. Algunos han dicho exageradamente que provocó la separación total entre el ci y la música. A pesar de estas críticas, Su Shi resulta un maestro por la diversidad de tonos que emplea, elegantes y eruditos. Original, sobre todo por esto último, recurre a palabras gramaticales y a citas que provienen de las distintas corrientes de pensamiento que le inspiran. Las vicisitudes que rodean su vida jugarán un papel importante en su actitud intelectual, marcada de modo creciente por el pensamiento budista, no sólo en su variante Chan (véase Zen), sino también por el amidismo (véase Amida).

A partir de su exilio en Hangzhou en 1079, llevó la vida de un religioso; practicó la meditación y el retiro en los monasterios, y esta nueva vida se deja ver cada vez más en la expresión y el tema de sus obras, bañadas de un optimismo radical: la afirmación budista de la brevedad e inconstancia de la vida se traducen, al contrario que en la mayoría de los poetas, no en angustia ante lo desconocido, sino en un dulce estoicismo y en la voluntad de encontrar después de este mundo la bondad, lograda solamente a través de la purificación espiritual (en este sentido, es el escritor chino que mejor se ha integrado en el budismo). Una de las claves de esta bondad es la práctica de todas las artes y la transformación poética de todas las cosas que están tras el buen hacer artístico; sus poemas descriptivos son tratados de una manera pictórica, aunque cargados de referencias religiosas y literarias. La naturaleza inmensa y eterna le sirve de contrapunto a la fragilidad de la existencia humana.

Sus poemas nos adentran en un mundo purificado y rico de calor humano (amor conyugal, amistad, amor fraternal). Utilizó su sentido del humor para fastidiar y reírse amablemente, sin olvidarse de hacerlo también de sí mismo. Este sentido del humor le permitía incorporar un chiste en el momento que menos se esperaba. Posiblemente sea acertado reconocer en él la influencia de Bay Juyi; sobre todo, en su experiencia vital, en su idealismo y en su sentido del humor.

Su Shi ejerció una fuerte influencia en Japón y en la tradición popular. Es allí donde abundan sus mejores y más antiguos comentarios a su obra poética.


Recreándome bañando a mi hijo

Todos quieren tener un hijo inteligente,
pero la inteligencia me ha arruinado la vida.
Así que quiero que mi hijo
sea tonto y estúpido:
Sin penas ni penalidades
llegará a ser ministro.

Su Shi, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de  Guojian Chen).



De regreso a Lingao, de noche

De noche, bebo en la Cuesta del Este.
Al despertar, otra vez me emborracho.
Vuelvo a casa a medianoche.
El criado ronca tronando.
Por más que llame,
nadie me abre.
Apoyado en mi bastón,
escucho el río que corre a su gusto.
¡Cómo siento no ser dueño de mí mismo!
¿Cuándo me libraré de los trajines mundanos?
Noche avanzada.
Ha cesado el viento.
Las olas se calman.
Quisiera salir en una barca
y pasar el resto de mi vida
sobre los ríos y el mar.

Su Shi, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de  Guojian Chen).



Un sueño en la noche del 20 de enero 
de 1075


Diez años ya.
La nebulosa inmensidad
separa cada día más
al vivo de la muerta.
No es que quiera recordar:
No puedo olvidar.
La solitaria tumba
queda a miles de leguas.
¿Con quién podré desahogarme
de mis profundas tristezas?
Si me encontraras en este momento,
no me reconocerías:
Rostro muy maltratado por los tiempos,
cabellera encanecida.

En un sueño regreso a mi pueblo.
Estás peinándote ante un espejo,
junto a la ventana.
Nos miramos en silencio,
los ojos llenos de lágrimas.
¡Desgarradoras angustias!
Nos reúnen todos los años,
en la colina de pinos,
bajo la luz de la luna.

Su Shi, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de  Guojian Chen).





A visit to the Temple of Auspicious Fortune, alone at Winter Solstice

Could warmth ever come again to the deep well bottom?
The cold, sighing rain has drenched all the withered roots.

Who besides me would likely visit the teacher —
when there are no flowers — be willing to come alone?

(translated by William P. Coleman)





A visit to the temple of the God of Mercy, on a rainy day

The silkworms have grown old;
the wheat has become half yellow;
around the mountain the rain falls unhindered.

Farmers halt their plows;
women set aside their baskets;
in the high hall white robes clothe the immortals.

(translated by William P. Coleman)




Awaiting the new year

Soon we’ll feel the year running out
like a snake going into its hole.
Long, scaly, already half disappeared,
the last trace will go; who can stop it?
I might want to tie its tail,
but even trying hard I know I can’t.

Children want to stay awake;
Noisy, cheerful adults keep watch together.
The rooster will omit to crow at dawn
and the drummer too will respect the celebrations.
We’ll sit for a long time, until the lamp burns down to ash,
then rise to see the plow stars turned downward in the north.

Another year may be more than nature will give.
Worried, fearing I’ve wasted my time,
I’ll exert myself to the utmost tonight.
Young enough still, I prize that ability.

(translated by William P. Coleman)





Dreaming of My Deceased Wife on the Night of the 20th Day of the First Month

Ten years, both, living and dead, boundless —
even if we were able, it’s hardly possible to forget.

A thousand li away, she lies I can’t say where — but cold.
If we meet, we must not recognize
faces that are dusty, temples frosted over.

When night comes, not expecting it, in a deep dream I return home
where, at the little window, she arranges her dress and make-up.

We look at each other and do not speak — only, tears flow freely
because every year I expect my heart to break there,
and the bright night moon guards the thin pines.

(translated by William P. Coleman)





Impromptu Verse

Lonely, Tung P’o, a sick old man has
white hair that the wind blows — frosted, loose.

My son is fooled, happy at my rosy face;
I smile, knowing the red is wine.

(translated by William P. Coleman)





Impromptu Verse, again

With white hair that the wind’s blown — frosted, loose —
in this small pavilion, I lie on a rattan mat seeming sick.

The doctor says spring sleep is beautiful;
The Taoist softly rings the bell for 5th watch.

(translated by William P. Coleman)





lyrics to the tune of “Fairy Grotto”

She has ice flesh, jade bones:
pure of themselves, cool, with no perspiration.

When wind comes, her water palace fills with hidden fragrance
and the embroidered curtains flutter.

One bit of bright moon peeks at her —
at her who’s not yet sleeping,
leaning on her elbow, hairpin sideways and hair ruffled.

She arises, I take her white hand;
and we pass the courtyard doors without a sound.

At times a shooting star crosses the Milky Way.
Tentative, I ask, “How late has the night gotten?

Night is already at the third watch.
The moonlight pales;
The jade stars near the Dipper roll low.

I can count out hours until the west wind returns,
not to mention the years flowing by —
inside the darkness, stealing, exchanging .

(translated by William P. Coleman)






lyrics for the tune of “Immortal by the River”

I drank all evening at East Slope and woke again drunk,
coming back at maybe the third watch.

I can hear my houseboy’s snores already thundering
and so — with no response to my knocks —
lean on my staff and listen to the river.

Admitted, my body’s not a possession;
so, when can I forget being busy?

The night now deep, the wind quiet, the waves smooth,
a small boat drifting from shore,
to the river, the sea, I trust my remaining life.

(translated by William P. Coleman)





Mid-autumn moon

At sunset, the clouds gather far; it’s perfectly clear and cold.
The Milky Way is silent, and I turn away to the jade plate.

The goodness of this life — this night — cannot last.
Next year, when the moon is bright, where will I be to see it?

(translated by William P. Coleman)





Written on the north tower wall after snow

The yellow dusk produced a fine, fine rain,
but at night the calm, windless weather changed.

I felt it only like water droplets on my bed covers,
unaware of the snow heaped in the courtyard.

In the fifth watch, toward dawn, color returned to my study curtains,
and under a half moon, the sound of cold fell from the painted eaves.

I surveyed from the north tower and saw Horse Ears Mountain;
it was buried except for the two tips.

(translated by William P. Coleman)










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