miércoles, 27 de agosto de 2014

CHRISTIAN PERIBÁÑEZ [13.065] Poeta de Aragón




CHRISTIAN PERIBÁÑEZ

Zaragoza, 1979
Escritor y periodista
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra y la Johannes Gutenberg Universität de Mainz (Alemania), es redactor desde hace más de diez años en Heraldo de Aragón. Colabora con críticas literarias en el suplemento Artes & Letras y es columnista del magacín MVT 7D. Ha publicado los poemarios Ser de sangre (Prensas Universitarias, 1999), Cuando éramos reptil (Comuniter, 2009) y Atlas, primera vértebra (2014 - Olifante Ediciones de Poesía), además de aparecer en antologías y obras de autoría múltiple.



DE Cuando éramos reptil (Comuniter, 2009)



Mi soledad transversal
Más profunda que la vida
Planté un Raíz desnuda
mi presencia entre vosotros.
Soñaba con trascender,
escucharme sin escribir,
ser la chica en el puño del gorila.
¿Cómo confiar en tu magia
Cuando conozco tu repertorio
de abracadabras?
Mi despecho es retorcido,
la herida, superlativa.





Esta soledad es el precio de mi exilio,
de la elipsis infinita y la anemia en la memoria.
Crecen alfileres sobre mis pestañas
Y en cuanto cierre los ojos, me vaciaré.





Hoy, el perro se ha comido tus deberes.
Ayer bajaste por un tabaco.
Yo corrí a la puerta y volví a observar el mundo
a de una Través Mirilla:
PENSABA que si fuera del tamaño de una aguja
nada de lo suyo Podría hacerme daño.
Me recreo escuchando tu colección de portazos
y disfruto de Nuestra eutanasia como si fuera
un veneno exquisito y caro.
Tú, que fuiste nunca Capaz de CREAR nada,
engendras el dolor que me fecunda como una
explosión nuclear.





Te acuestas a la ventana o al filo de una copa
Porque en la calle hay voces que saben hacer
daño.
Prefieres su batallar contra Wondratschek y
Tribu reductora de palabras,
Aunque un día redujiste tu Vida a un símbolo
y te Aterro Tuviera Que esquinas.
Yo, en su orilla, sigo siento un boomerang tu sonrisa
Porque sólo "Jamás saldremos de este sótano"
y las fotos se arrugan sobre sí MISMAS
O se confunden con el color beige de la pared.





La vida está llena de cosas que tienen que
hacerse,
tristes deberes, quehaceres tristes, triste balón
a las nubes
tras un penalti inexistente.
Hay demasiado plomo en los cuerpos
y notas a pie de página, y blancos, tristes
blancos,
tras cada línea del cuaderno y tras cada triste
esquina que doblamos.
La vida tiene tristes cosas que hacerse,
y alguna cicatriz en la barbilla.




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