lunes, 22 de abril de 2013

EUSEBIO BLASCO SOLER [9.658] Poeta de Aragón




EUSEBIO BLASCO SOLER
Eusebio Blasco Soler (Zaragoza, 1844 - Madrid, 1903), escritor español.

De familia aristocrática, hermano del también dramaturgo Ricardo Blasco, su padre era un conocido arquitecto y el siguió idéntica vocación, pero no llegó a concluir la carrera porque se consagró a la literatura. Comenzó su carrera periodística en Zaragoza, en el semanario satírico La Fritada (1862), y allí estrenó, en el coliseo del Coso, su primera obra teatral: Vidas ajenas. A los diecinueve años marchó a Madrid para trabajar como periodista en los más influyentes periódicos y revistas de la época. Colaboró en Gil Blas y en La Discusión. Fue amigo del tenor Julián Gayarre y de Gustavo Adolfo Bécquer, al que conoció en 1866 cuando éste era censor de novelas. A causa de los disturbios revolucionarios de ese año, en los que estuvo implicado, tuvo que marcharse al año siguiente a París, pero en 1868 ya está de nuevo en Madrid implicado con La Gloriosa en la calle y en Gobernación. Y en 1869 se encuentra como corresponsal en la inauguración del canal de Suez. Blasco fue secretario del ministro de Gobernación, Nicolás María Rivero, y en 1872 se casó con Mariana Paniagua, mientras cultivaba las amistades de personajes como Juan Prim, Ruiz Zorrilla, Emilio Castelar o Arrieta. Reconvertido a la monarquía y al fin asentado en la ideología conservadora de Cánovas, fue director general de Correos con la Restauración y pasó después 13 años en París, donde visitaba a la reina Isabel II, hasta 1894 en que regresó a Madrid, donde impartió numerosas conferencias en el Ateneo. Se presentó en 1899 al congreso como socialista católico sin obtener escaño. En París fue redactor de Le Figaro y dejó testimonio de esos años en libros como París íntimo: impresiones, biografías instantáneas, retratos y siluetas (1894). Allí tuvo durante algún tiempo como secretario particular al escritor Manuel Bueno, quien fue además amigo suyo. Fundó en 1899 la importante revista Vida Nueva. Poco antes de fallecer, en 1903, pidió que en sus manos pusieran una imagen de la Virgen del Pilar. Murió con ella. Pero no descansa en Torrero, como quería.

Labor

Fue un fecundo escritor: 27 volúmenes abarca la edición de sus Obras completas (Madrid: 1903-1906). Publicó colecciones de artículos, como Los curas en camisa (1866), pero fue sobre todo un destacado comediógrafo (se le deben no menos de setenta y cuatro comedias), novelista (Los dulces de la boda, 1872; Busilis: relación contemporánea, 1881) y poeta (Arpegios, 1866; Epigramas, 1881). A pesar de residir la mayor parte de su vida fuera de Aragón, mantuvo siempre una actitud decididamente aragonesista, siendo autor de unos mordaces y cómicos Cuentos aragoneses (1905, y segunda serie, de la que aparecieron dos volúmenes, uno en 1905 y otro, con ligeras variantes, en 1906). Su vida fue muy novelesca, y sobre ella escribió el libro Memorias íntimas. Muy curioso, fue mordaz en muchas ocasiones y siempre ingenioso. Frecuentó y conoció la bohemia, el éxito y el fracaso, y fue un escritor torrencial que dejó abundante obra dispersa. Dejó versos, artículos de costumbres y crítica literaria, polémicas políticas. Cultivó el teatro breve por horas y practicó con frecuencia la parodia teatral, en la que se le deben obras como El joven Telémaco (primera pieza estrenada en España del género bufo, parodia de la novela de Fenelón y escrita en seis días en 1866, uno de sus grandes éxitos) o Los novios de Teruel; también hizo comedias costumbristas como El pañuelo blanco. Otras obras suyas son El baile de la condesa, La mosca blanca, No lo hagas y no la temas, Padres e hijos, La corte del rey Reuma, La mujer de Ulises, Un joven audaz, El vecino de enfrente, Levantar muertos, Ni tanto ni tan poco, La procesión, por dentro, La suegra del diablo, La señora del cuarto bajo, El oro y el moro...

Obras

Obras completas, Madrid, 1905-1906, 27 vols.

Viajes y biografías

Recuerdos, notas íntimas de Francia y España. Madrid: Librería Fernando Fé, 1894

Artículos

Los curas en camisa (1866).

Narrativa

Los dulces de la boda, 1872
Busilis: relación contemporánea, 1881
Cuentos aragoneses (1905)

Poesía

Arpegios, 1866.
Soledades, 1876.
Poesías festivas, 1880.
Epigramas, 1881.

Teatro

El joven Telémaco, 1866, parodia bufa.
Pablo y Virginia, 1867, parodia bufa.
La corte del rey Reuma, 1886, parodia bufa.
Los dulces de la boda, 1871.
El baile de la condesa, 1872.
La procesión por dentro, 1873.
La rosa amarilla, 1877.
Moros en la costa, 1879.
La posada de Lucas, 1882.
Un joven andaluz, 1874, juguete cómico.
Juan de León, 1895, drama.






A QUIEN SE YO

Me engañaste, y “¡No has sido tú el primero!”
dijieron mis amigos,
un tiempo de tus pérfidos engaños
victimas o testigos.

No sé quién fue el primero más el último
sé que será un gusano.
Buscará el corazón de tu cadáver,
y ha de buscarlo en vano.





CAER PARA SUFRIR EL DESENGAÑO

Caer, para sufrir el desengaño;
soñar, para llorar cuando despierto;
buscar la dicha cual remoto puerto,
que nunca abordo, por destino extraño.

Sembrar el bien y cosechar el daño;
dejar lo fijo por seguir lo incierto;
ver siempre cerca y a mis pies abierto
el ancho abismo de amoroso engaño.

Batallar con mi suerte rencorosa,
ocultar del dolor la eterna herida,
sentir el aire y respirar la prosa

y ver mi triste juventud perdida.
Tal es, en suma, mi existencia hermosa.
¡Y a esto llaman vivir... y esto es la vida!





EXPLICANDO UNA TARDE ANATOMÍA

Explicando una tarde anatomía
un sabio profesor,
del corazón a sus alumnos daba
perfecta descripción.

Anonadado por sus propias penas
la cátedra olvidó ;
y a riesgo de que loco lo creyeran
con alterada voz:

_Dicen, señores _exclama pálido_
que nadie consiguió
vivir sin esa víscera precisa,
¡Error, extraño error!.

Hay un ser de mi ser, una hija mía,
que ayer me abandonó,
¡las hijas que abandonan a sus padres
no tienen corazón!.

Un estudiante que del aula obscura
se oculta en un rincón,
mientras los otros asombrados oyen
tan público dolor,
sonriendo a su amigo y compañero
le dijo a media voz:
_Piensa que a su hija el corazón le falta...
y es que lo tengo yo.






PETICIÓN

Dame, Señor, paciencia en mis apuros;
valor de perdonar a quien me ofenda;
salud igual, de mi trabajo prenda;
resignación para los tiempos duros.

Dame la fe que va con pies seguros
del bien sin gloria por la hermosa senda;
oído humilde que el consejo atienda,
hijos honrados con instintos puros.

Esto no más, Señor, es bien que pida,
que oro y honores frágiles no ansío,
y es desear envenenar la vida.

Séame dulce de la muerte el frío,
y viendo en torno a la familia unida,
dame muerte cristiana en lecho mío.







Un duro al año 

I

Monte arriba, cara al viento,
buscando reposo y calma,
íbame yo muy contento,
dándole descanso al alma,

y cuando al alto llegué,
y al dar la vuelta a la cima
un rebaño me encontré
que se me venía encima.

Avanzaban las ovejas
marchando al paso tranquilas,
y pasaban las parejas
al sonar de las esquilas:

y a los últimos reflejos
de los rayos vespertinos
las vi perderse a lo lejos
por los ásperos caminos.

Detrás de ellas, lentamente,
dando al aire una canción
y sacando indiferente
su mendrugo del zurrón,

venía un pastor, un niño,
un imberbe zagalejo,
que me inspiró ese cariño
que es tan súbito en un viejo.

-¡Hola! ¿eres el pastor?
-Sí señor, ¿qué se le ofrece?
-¿tienes padres? -no señor.
-¿cuantos años tienes? - Trece.

- ¿Y cuanto ganas, amigo?
- Un duro. - ¿al día? ¡anda maño!
- ¿Un duro al mes? - 
¡que no, digo!
- ¡Un duro al año!

II

Le dejé que se marchara
y en el monte me senté,
y avergonzado, la cara
en las manos oculté.

Pasaron por mi memoria
templos, palacios y reyes,
los aplausos y las glorias,
los discursos y las leyes,

los millones del banquero,
las fiestas del potentado,
réditos del usurero,
ladrones en despoblado,

fortunas mal heredadas
en el tapete perdidas,
cortesanas celebradas
de ricas galas prendidas,

los que de lujo se afanan,
tantas glorias, tanto daño...
y en tanto hay seres que 
ganan...
¡Un duro al año!

III

¡Un duro! ¡OH Dios! 
¡Cuantas veces
lo habré derrochado Yo,
en miles de pequeñeces
que mi gusto me perdió!

en comer y no tener ganas,
en caprichos, en favores,
en vanidades humanas,
en guantes, coches y flores,

en un rato de placer,
en un litro sin valor,
en apostar, en beber,
en humo, en un buen olor...

Y ese duro que se olvida
En cuanto correr se deja,
era un año de la vida
de aquel niño que se aleja...

Y vi que somos peores
todos los seres humanos.
unos, falsos soñadores;
otros, falsos puritanos

todos en el daño iguales;
ante las llagas sociales;
y hay seres que, en esa 
edad
que ignoran su propio 
engaño
deben a la humanidad...
¡Un duro al año!

IV

¡No! Mientras el frío enero,
en una espantosa noche,
mi prójimo, por dinero,
me lleve a mi casa en coche;

mientras de la mina obscura
saque el carbón tanta gente,
pasando tanta amargura
para que Yo me caliente;

mientras de la alegre fiesta
salga Yo, que siento y creo,
y al pobre que me moleste
le mande airado a paseo;

mientras derroche la moda,
y se gasten, grande o chico,
mil duros en una boda.
Mil en entierros del rico,

y hasta el sol desigual sea
que me sirvan de lacayos
ni creo en leyes humanas
ni en el que las bombas tira...
¡Palabras! Palabras vanas.
¡Mentira, todo mentira!

No hay a las penas consuelos;
¡sufrir y siempre sufrir!
¡El Cristo se fue a los cielos,
pero volverá a venir!

Y ha de subir a mil codos
mas alto el nuevo diluvio,
y en el moriremos todos;
y más altos que el Vesubio

Nos ha de ver impasible
ese niño, ese pastor,
ya convertido en terrible
ángel exterminador,

y entre torrentes de lava
gritara de su alto escaño:
-Yo soy aquel que ganaba
¡Un duro al año!

V

Así a mis solas decía,
Solo, en la cumbre del monte,
Mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,

en la sombra se ocultaban
lentamente las aldeas,
y allá lejos humeaban
las fabriles chimeneas,

entre el ruido y movimiento
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...

Y allá, perdido en la plana,
Cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!








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