domingo, 8 de marzo de 2015

FRANS GRIS [15.155] Poeta de Chile


Fredy Raúl Guzmán Olguin
Seudónimo: Frans Gris

Poeta y artista plástico. Santiago de Chile
E-mail: fransgris@gmail.com

Cursos de especialización para poetas: U. Ciencias de la Educación,  C. C. España, C. C. Chileno-Francés de Cultura, Santiago de Chile

Aficiones relacionadas con las artes literarias: Lectura y estudio de idiomas latinos y su literatura.
Estudio, traducción al español moderno y colección de obras poéticas de los siglos IX al XI, llamadas  “Jarchas”.
Estudio de obras de poesía japonesa del siglo XVIII, denominadas “Haikus”

Frans Gris aparece de pronto para publicar en 1988 un artículo, en inglés, en una revista editada por la comunidad femenina norteamericana residente en Santiago de Chile. Luego se editan, bajo el sello de la "Editorial Fértil Provincia", cuentos reunidos a los de otros autores en la antología " Cuentos de cinco estaciones ", bajo su nombre real de Fredy R. Guzmán.

Se hace una autoedición de poemas acopiados en el taller literario de la poetisa Teresa Calderón, en los 92 y 93, publicándose en esa  "Nueve A Ventura" sus primeros poemas.

El Círculo de Escritores de La Cisterna, lo acoge, luego la Unión de Escritores Americanos, junto a otros poetas y poetisas inician El Grupo Poético y Literario Doce de la Cruz del Sur, que da paso al Grupo Literario Letra Fuerte, del que es presidente.

En el intertanto se publican sus poemas en diferentes revistas del país y del exterior. Convoca y organiza encuentros literarios en la zona sur de Santiago y en Melipilla. La televisión le permite, en un canal local de donde vive, crear y dirigir el programa de alternativa cultural “La Metáfora, café”, en donde artistas de todas la manifestaciones tienen durante casi año y medio, una tribuna y una vitrina en donde mostrar sus facetas y sus ansiedades. Hurga en la radio como invitado en varios programas de diferente corte, mientras que ayuda a crear talleres literarios en diferentes ciudades de las regiones al sur de Santiago.

En sus escritos se refleja una vaga inconsciencia del mundo real y así lo muestra: "en el inicio, la Tierra", una serie de poemas y relatos sobre la mágica realidad interna de la Nación Mapuche, que penetra su verso al interior de la universalidad mitológica del Hombre de la Tierra.


Poemas de Frans Gris
 



Duermes

Duermes 

A esta hora 
                        en que escribo:
…la noche es  una placidez de terciopelo, 
y la luna
           un alfanje suspendido
                                            de la oscura noche… 

Y busco palabras para decirte
                                          la inmensidad
y sus horas 
                lentas 
                             en la espera 
                                              por ti.

Escribo:
                 Es muy difícil entender
…pero, no creo en el azar.
                           Mas, cómo llamar a esta fuerza
 que nos ha reunido?

Duermes
                 ...por allí  el vestido negro,
los aretes,
                        mi camisa…
(Duermes)
                      … para mí
             la espera:
 un largo túnel de silencio  blanco,
                                                                    relámpagos 
                  y ardientes hielos
bajo mi piel en fuego.




Hoy me he sentado a la sombra de tu Luz
para descubrir mi rumbo en el vuelo de los pájaros
(oración)

Puedo leer en el tiempo de los árboles
mi propia historia
(que es la historia de los que marchan en búsqueda del sol y de algunas aguas
de arenas
                      de luciérnagas
                                                de olas y de largas canciones entre rocas
y golpes de estrellas sembradas por las grandes lunes de este siglo nuevo)

Hay en el fluir del agua memorias
                                                              nostalgias
épocas de caminar a impulso de los vientos siderales
(y voy al impulso de los dulces hálitos nacidos de tu boca
y escarbo bajo la cubierta de mi pecho para saber los signos de los fuegos
           inscritos en los pliegues de tus ingles y en el valle de tus senos
Mis viejos brazos van por el camino de luz del cielo
y en él tus ojos son mi ruta hacia la cúpula de tu vientre)


Penetro el silencio de la nieve tendida en la noche de agosto
Bajo una nueva libertad asumo la identidad del grano
(Soy una nueva paz bajo las vivencias de las horas frías y del humo
fluyendo de las regiones y de las distancias señaladas desde Andrómeda
Orión me guía y navego por los tiempos y por la memoria
umbrosa que en cada eón vuelve desde las heladas fronteras mi espacio)

No tengo dudas sobre el natural del frío de la primavera
Hay un alumbramiento de luciérnagas en los ojos verdes de los pastos
(Cada flor duerme y cada agua y cada sol yace bajo el estupendo silencio de la nieve
y sacudo los ojos para buscar la luz  más allá de tu piel de miel oscura
Y mi noche es un ala de tu pelo negro y un reflejo de tu pupila anochecida)


Un pájaro diminuto como un escarabajo bermejo
fija residencia en mis orejas y bajo mi pecho
(escucho mis treguas y mis sollozos registrados en cada poro de mi cuerpo
y mi boca es una pluma dibujando cada atributo de Tu Sustancia
y me has cubierto con las cálidas briznas de Tus Claridades)


Las cálidas manos del sol poniente doran mis ojos
y el árbol de mis venas busca por mis pies la tierra
(acercado ya el tiempo de las totales divergencias
                                                                                         de los sigilos
                                                                        de las definitivas lejanías
es el momento de disfrazarse de tierra
                                                                       de árbol
                                                                       de roca
                                                                    o de río
que navegan juntos a los hijos de la luna y de aquellos soles
nacidos en las confines de los tiempos)




“swan song”
(canción del cisne)

Volábamos los dos…libres… enamorados… fuera de la bandada blanca y negra, contra el cielo gris
extendidas las alas, lentos, en los ríos del aire invernal.
Un viento oscuro, duro, sobre la lejanía de los picachos cubiertos de hielo al este  del Fin del Mundo.
Volábamos libres.

Los cerros, de un violeta suave, escapan, allá abajo, hacia el oriente en un desfile inconcluso. Son lomos de monstruosos reptiles, o largos trazos de milenarios cataclismos rompiendo el verde del amanecer.
Volábamos.
Abajo, en medio de los bosques, al pié del monte de fuego, los dedos de los árboles muertos y las alambradas. Entre pastales y juncos el translúcido hielo del lago.
(el sol cubre con un ligero oro nuevo, el plumaje blanco del cisne y su cuello, negro, es el brazo enguantado de una náyade en una brazada…
la última
¿cazadores… alambres… desechos?)


Canción del cisne:
Eras la espuma
 las estrías del rocío
 Luna
Sol de invierno. Un copo en la nieve de agosto.
Eras el fulgor de una estrella
Paz en medio de la noche
(brillo de mis ojos nevados
eras)

Fuiste lirio negro crucificado en las alambradas
y por la tarde te besó la Muerte
Un crespón de espuma tras la espuma
Lirio negro flotando en el río de la muerte
Una rosa roja en el residuo frío de la plata
Una rosa roja enredada en las alambradas
(mis ojos quietos mueren otra muerte)
Sentí tu cuerpo llenar de alas el viento de la tarde
en las alambradas una nueva bandera
la Última




Luces del Puerto

                                                                      (cada vez
                                            cada intento
cada anocher o amanecida
el Puerto
                                                                          me esquiva como a un mal viento
como un mísero andante de bolsa vacía y ojos llenos
Desde el horizonte oeste miro a Valparaíso
 como un embrujo de diamantes
rutas por venir
y largos trazos en el borde de la noche)


Espejos
               bares
                          cafés de voces turbias

Sacerdotes del hastío y del sueño fácil

Por los lugares hay goterones de lunas o de falsas estrellas
Desmenuzados gritos de luciérnagas
rolando por el borde de los muelles
y por allí camino con mi largo sabor a vino
y a noche
                  a mujeres tristes
                                                  a miradas pútridas
y a pies llagados por intenciones de suicidas
Camino con horribles gritos en el borde del bolsillo
y por sobre arcoíris derramados en la acera

Hay hoteles grises y cargo en los bolsillos tiempos ya olvidados
Anoto en enormes libros de escribano
o en fotografías pintadas con agua de mar
                                                                                      minúsculos silencios


Alguna luz se mece en el viejo fondo submarino
y en ella busco a gritos
nombres idos de muchachas naufragadas en las riberas del otoño
y los ato con cadenas  a cualquier tarde de lluvia
Son mis báculos de peregrino trasnochado
que baja desde oriente
                                             para ahogarse en las largas tardes del oeste

Y me esperan las luces brumosas de ese Puerto
                                                                                                cada noche
para darme la malvenida
en algún lugar de malamuerte

(En mis sueños la doncella baila
La acecho como un fauno anciano
cubierto con un sombrero blanco y un paraguas.
Baila
 entre anémonas y lirios
 entre portales y estrellas
viejas melodías de Luisiana
Su nombre
 mascarón de proa o  velero extraviado entre brumas
Cae mi voz desde el cielo
hasta las miríadas de estrellas fijas que marcan el ritmo de los cerros

“Ella me espera
en un largo estado de viudez
(es la reina de Ítaca)
Entre plumas y cuadernos es una abismada margarita flotando desde tierra adentro
pero yo, sal de  mar no existo
Soy la nocturna niebla que yace de espaldas a los cerros
Desde allí a mi doncella de tierra adentro la acecho
Soy un viejo fauno en sus sueños de bronce  y viejos ritmos de tierra oscura”)


Por lo menos la verdad
mi viejo Puerto
(Otros puertos me han llenado de llanto
fueron  mortajas
 ahogándome me envuelven.
Otros puertos me dejaron
 en los párpados
un sabor a ausencia y a tumbas ocupadas
Fueron caverna o telaraña humeante y polvorienta
Ajena)

En cada atardecer me vi buscarte
 por las retorcidas callejuelas increpando portales
                                             quebradas y gatos callejeros
Te busqué
en vidrieras empañadas de algún bar
y escapé del paisaje cuando las luces de la amanecida
 se encontraron con los reflejos del atardecer

Casi muerto te encontré
Entre luces te presentí y acerqué mi boca a unos labios
para dejar jirones de mi alma

Deja
que le dé un último trago a esta botella que sabe a atardeceres de lluvia
vientos
               truenos y trenes zarpando hacia el norte

Ya no seguiré buscando el resto de la Vida
                                                              o de vida que los días me puedan regalar

Bajo el horizonte te he hallado
Valparaíso
                     derramándote en la noche
y en un poema
como un vibrar de luces bordeando la bahía
Tangos viejos
                            tacones desgastados
                                                                      soledad
                                                                                     Letreros

Un olvido colgando en cualquier esquina
Carcajadas de aguardiente
                                                       Mariposas
Escaleras bajando a gritos de los cerros
Viento norte y en un balcón una lluvia amarga
que resbala sobre rutas de fantasmas de faluchos en la bruma
Viudas
                                     farolas apagadas
interminables silencios de la ausencia
Un descorchar estrellas o aullidos de sirenas en la ribera


(en cada intento
me pierdo
y en cada anocher o amanecida
el Puerto
 me sopla en el corazón malos vientos
soy andante de bolsa vacía y ojos llenos
Bajo el horizonte
Valparaíso
 un embrujo de diamantes
luces
despedidas
rutas en el borde de la noche)
Frans Gris
invierno de 2005-agosto 2011
Santiago de Chile



María de la  Mar 


I

María de la Mar
                         espuma
                       luz de faro en un amanecer y brea 
marina y el velamen reventado en los estayes


II

 María de la Mar
                                arena y playa
                                mujeres en espera   y botes
perdidos en la altura y las farolas  vagando por las rocas


III

María de la Mar
                                voz y canto
                                poemas en las noches
 frío y viento y los botes encallando en las arenas turbias


IV

Maria de la Mar
                               mediterránea
                               voz y luz flotando
las grandes aves blancas en el cielo buscando tus ojos moros


V

María de la Mar 
                               tu nombre inscrito 
                                en la proa de mi barca
velera y pescadora y en mi vieja gorra canta María de la Mar




Remembranzas

Esa tarde
eras sólo una sombra entre las últimas gotas de la lluvia
perfectamente bordada con hilillos de niebla
y pequeños silencios

Casi detenida en las grafías
anotadas por los riachos en el borde oscuro de la acera
se perfiló tu silueta
entrando a gritos en mi boca para fijarse
con largas puntadas de besos
en mis labios huérfanos y fríos

Llovía esa tarde y tu silueta
bordada  en el silencio de la niebla
se perfiló contra mi boca
y mis manos huérfanas
se aferraron a tu nombre.



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