martes, 12 de mayo de 2015

ANDRÉS DE LA ORDEN [15.922]


Andrés de la Orden

Andrés de la Orden (pseudónimo), como bien indica su apellido, es de Cabo de Palos, de una de las familias secularmente oriundas de esa bella población cartagenera, aunque nació en Sevilla en 1967 por accidente funcionarial. Es licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales.

Ha vivido en Cartagena, en Newquay (Conrwall, Inglaterra), en Schenectady (Estado de Nueva York, USA, donde cursó estudios), y ya de vuelta en España y por motivos laborales en Madrid, en Benidorm, en San Javier, en Ibiza (los mejores años de su vida), en Cartagena de nuevo y por fin en Murcia, donde ha parado por el momento.

Ha editado (a nivel particular) dos libros, “Horror and Hope” (2006) y “Ex” (2009).  Noctem. Murcia; Ed. Raspabook, 2016,  es su tercer poemario. 

Ha publicado en varias revistas literarias y recitado en varios eventos, individual y colectivamente, en Murcia y otras ciudades de su Región, y como buen alquimista se encuentra tras el verdadero Metal (Heavy Metal, esto es) y bucea los mares en su permanente búsqueda.




Noctem. Murcia; Ed. Raspabook, 2016.



Dice Katy Parra en el prólogo de este libro que la editorial Raspabook publicó a principios de este año:

“Exponerse a los versos de Andrés de la Orden es enfrentarse a la verdad más demoledora, a palabras como puños que buscan tu mandíbula con la franqueza letal que tiene su poesía. Sus versos no han nacido con ánimo de ser amables. Han nacido para agitar la conciencia con su grito certero y remover las entrañas.

Todo esto lo hicimos nosotros, el estío escupe promesas/ y septiembre da nombre a las lápidas.

Bucear en su poesía es sumergirse en nuestra propia ruindad, para reconocernos verdugos y cómplices del caos, enemigos íntimos de nosotros mismos, pero también aliados de la mar, su mar, tan presente y todopoderosa a lo largo de su obra.

Noctem nos habla de la noche interior, y no sólo de la noche que alimenta al poeta; nos habla de una noche tuya y mía, nuestra, urgente, inmisericorde, terriblemente hermosa y desoladora: la noche eterna del poeta, incapaz de cerrar los ojos, de mirar para otro lado, incapaz de ponerse a salvo del dolor que le rodea. Andrés de la Orden lo vive en primera persona, lo hace suyo, y lo escribe sin medias tintas, sin retórica; arroja las palabras al papel sin escrúpulos, empujadas por la angustia y la desesperanza, otras por la resignación de saberse humano y mortal, limitado, condicionado por un mundo que en demasiadas ocasiones es poco amable.

qué Dios permite que la bondad se sienta tan inferior,/ que siempre se cuenten por victorias los zarpazos de los tristes humanos,/ qué he hecho mal

Sin un dios al que culpar de nuestra desdicha el hombre está completamente solo, indefenso ante su breve eternidad.

Creo que estoy solo en medio de esta letanía negra.”



Y aquí tienen algunos poemas del libro.


NO PUEDE SER

No puede ser.
Los ricos les mean a los pobres y luego les dicen que huelen mal.
Los niños de papá se visten con las marcas que cosen los niños chinos.
Dicen que la industria farmacéutica decide lo que se ha de curar.
Dicen que miles de muertos son muchos menos si resulta que son negros.
Veo que se han instalado caimanes en los tronos de palacio,
veo a tanto gilipollas hablando de su diferencia y su bandera,
los parados no estarán tan jodidos cuando beben cerveza en los bares,
los depresivos son un montón de antisistémicos que han dado la espalda
a la felicidad.
No puede ser, no.
Hay islamistas decapitando mujeres guerreras, y mientras
los tapices de kundalini yoga no dan abasto al blancor de Occidente.
En Melilla juegan al golf mientras los humanos se ensartan en la valla.
En Murcia multo con cien euros al que vende cedés para comer.
Estas sendas ubérrimas son hoy las de los buitres y los huesos.
Algo tiene que pasar, algo, pero aún
los caños de las almas manan, caudalosas, las aguas
podridas
del Leteo.



PUTAS

Oh, but you who philosophize disgrace and criticize all fears
Bury the rag deep in your face
For now’s the time for your tears.

(“The Lonesome Death of Hattie Carroll”, Bob Dylan)

El negocio parece bastante sencillo.
Les cobras a esas pobres chicas dos euros por quince minutos de cama.
Si se exceden en el servicio, la sanción es de cinco euros.
Ellas se quedan con el resto y con todo el asco, tú simplemente
eres un jodido empresario y has alquilado un piso en el Barrio del Carmen.

En tu libreta de anotaciones hay más de veinte nombres de mujeres,
más de veinte tumbas abiertas a las pollas de la gentuza más despreciable,
vas anotando sus oprobios diarios, sus enlaces de novia negra en tus malditas páginas,
y a fin de cuentas luego lo podrás negar todo porque te dirán que tienes derecho
a mentir.

Yo no entiendo una parte de todo esto.
No acabo de comprender cómo te acuestas por la noche y no revientas.
Hoy hay algo extraño en tu serenidad mientras te aferras contra lo evidente,
tu tranquilidad de bigardo que sabe dónde están y quiénes son sus hijos,
tu seguridad en que nadie se irá de la lengua o perderá
algo más que la vida que ya se les fue, algo más que sus noches de parásitos sociales
y de hombres que merecen ser colgados por los mismísimos cojones.

No lo puedo concebir.
Esa calaña que se ha repartido siete veces hoy a Hafiza,
esa sinfonía de condones moribundos que les cobras y consigues de la Cruz Roja,
ese agarrar los pechos y apretar las ingles en el último estertor,
quién es más cabrón, tú o quienes te pagan la farlopa,
no me entra en la cabeza que se esté violando a las gentes que no tienen otro camino,
que en las Rondas de Murcia la publicidad imperante sea la de los prostíbulos,
que nunca hagamos nada y nos riamos cuando hablamos de las putas,
lo veo diariamente y creo que los alacranes son bondadosos,
que la escoria que somos tiene tantas capas como las cebollas secas
que ya no lloran de tanto haberlo hecho.

Será que me estoy haciendo viejo.
Será que el dolor tiene forma de mujer y voz de seda rasgada, será
que el abandono tiene documentos de identidad extranjeros
y carne macerada al bendito sol de España,
será que somos unos hijos de puta bien occidentalizados.
Tiene que ser eso, sí, y es horrible
que no exista Dios para meternos por el culo un bate de béisbol por toda la merecida
eternidad.


MAR

Dorme, dorme meu menino
dorme no mar dos sargaços
que mais vale o mar a pino
que as serpentes nos meus braços.

(Mário Cesariny/Moonspell)

Quiero hablar de la mar,
quiero decir que puede que esa nostalgia sea nuestra única verdad,
que de lunes a viernes tengo migrañas de tierra,
zarpazos de dominios públicos, ahorcaduras de reloj penitente,
yo sólo quiero hablar de la mar, de su completud, de su impertérrito
presenciar las estantiguas de estos sexos paranoides
con los que nos nombramos.

Sí, el sábado a la tarde cae la mar como una maza de agua ácida,
nos damos cuenta de que hemos enumerado los pecados del prójimo,
nos dividimos en los restaurantes esnobs por la estirpe del bolsillo,
mas el sábado a la noche la mar se adorna de tules y reparte las hostias
por igual.
Yo quiero hablar de la mar, yo quiero recordar que la tela que vestimos
no nos esconde, que una sonrisa es peligrosa como un ramo de mierda,
que tras las persianas están apostados los cuerpos inútiles de los fieles a Dios,
que el Mal tiene el coño depilado y va al gimnasio a moldear su abdomen de machote,
que el consuelo del vino llegó demasiado tarde.

Los faros están vomitando haces incapaces contra el tiempo,
nadie saca los clavos a los maderos a los que nos clavamos
las almas llevan su contabilidad paralela y muñen su gran estafa,
sólo quiero decir que a la mar habremos de rendir nuestras cuentas,
que las togas ahogadas no conocen del principio de oportunidad.
Decidme al menos si aún tenéis miedo,
si sabéis ya quién es vuestro más fiel enemigo,
yo quiero hablar de la mar y recordar que la mentira es nuestra primera derivada,
ensalzar el galipote que tizna por igual al sabio cobarde
y al imbécil del poeta.



SÁBANA

But it was long ago and it was far away, oh God it seems so very far
And if life is just a highway, then the soul is just a car
And objects in the rear view mirror may appear closer than they are
(“Objects in the Rear View Mirror May Appear Closer than They Are”,

Jim Steinman/Meat Loaf)

Otra vez ha ocurrido.
La impoluta sábana blanca que tapa el asfalto
del estrecho carril de La Albatalía,
la piel aún caliente sobre el firme que fue su última mortaja,
las gentes prontas al disfrute del nuevo réquiem mórbido,
por qué, por qué, por qué no cubrimos la muerte del negro
de los ojos de las viudas,
por qué luchar contra el alba si al final vendrán los documentos oficiales,
el atestado con las medidas exactas de las huellas de arrastre
y la precisa situación de la vida que pasó de sangre
a coágulo, por qué relatar los tremendos desperfectos
de los ciclomotores que exhiben sus roturas a las luces de emergencia,
quién has sido esta vez, quién te va a llorar esta noche,
qué sentido tiene todo esto, qué cura te arrojará agua bendita,
qué buen pastor escribe la fecha de degüello en el crotal
de sus ovejas.


JUSTOS

They escaped the weight of darkness
To forge a path into the marrow of the spirit
They chose to drown in a deeper vacancy
An emptiness that quells the null
A pool for the forgotten.

(“To Drown”, Agalloch)

No, no me impresionas.
No hay butrones en tus  en tus muros, inquebrantable
servidor de las normas que te impusieron,
tu lacrimal cerrado y tu voz autoritaria,
tu perfección mientras sucede la vida a tu lado,
no me jodas, bien ya nos conocemos,
las monedas de tus manos se enrobinan con tu sangre,
las bebidas espirituosas hacen dormir al carcelero
pero no abren la mazmorra donde te pudres
mintiendo al tiempo, obviando el final.

Sí, eres un tío cojonudo.
Razonas tus actos y sazonas tus fallos.
No follaste hasta los veintipico y complaciste a Dios.
Tuviste hijos, compraste hacienda y forjaste apellidos.
Qué quedará de ti cuando seas traspasado a merma.
Qué mares muertos yacen en tus playas de la nada.
En qué mercado se subastan las sonrisas que perdiste,
quién te va a compensar la puñalada trapera
del olvido.


AHMED

They had sex in Pennsylvania
A Brazilian grew a tree
A doctor in Manhattan
Saved a dying man for free
It’s a miracle
Another miracle
By the grace of God Almighty
And pressures of marketplace
The human race has civilized itself
It’s a miracle.
(“It’s a Miracle”, Roger Waters)


Esta noche
hacía frío en Granada.
El regente de una bodega
cocina las tapas de las cervezas de los chicos.
Es sirio,
es ateo,
es hijo de musulmanes,
vive su familia a cuarenta kilómetros de la línea,
de la cambiante línea,
de hoy, 25-XII-2014, con el Estado Islámico,
hablamos de black metal,
le apasionan los Gorgoroth,
él es un animal, así se define,
sabe todo de Lou Reed y de Pink Floyd,
puede vivir aquí o en medio de la tierra,
en otro lugar también sería feliz,
ha comprobado que no somos más que carne.

Dios ha nacido hoy, me dice,
en la Calle Elvira Dios ha nacido hoy,
le da monedas de euro a pobres muy pobres,
él es de extrema izquierda, dice,
yo no puedo simular que podría amarle,
Dios ha nacido mientras prepara sándwiches para los estudiantes,
Dios ha nacido mientras habla con El Líbano para expatriar a los suyos,
les van a cortar la cabeza, me dice,
él no cree en Dios, pero Dios ha nacido,
al menos para mí Dios se llama Ahmed,
es ateo,
lleva trece años debajo del frío Mulhacén,
lleva trece años demostrando que Dios no existe,
lleva trece años invadiendo las tripas de quien osa
mirarle a la cara y quejarse,
es feliz, está vivo, los pijos se hacinan en Sierra Nevada,
su familia no tiene agua en Siria,
les van a cortar la cabeza, me dice,
tienen que marcharse, y me habla de Roger Waters,
Dios no existe, Ahmed, Dios no existe,
existe el hombre, y hay mierda en las aceras, hay lefa
en las caras de las últimas vírgenes, y sabe a desdén,
el hombre es Dios, Ahmed, el hombre es Dios,
tú comandas el Valhalla a la espátula que fríe las tapas,
tú y tus freidoras y tus parrillas y el indecente hostión en el morro
de quien demuestra que dos hermanos nunca son hijos
de la misma madre.


QUELOIDES



Raining blood

From a lacerated sky
Creating my structure
Bleeding its horror
Now I shall reign in blood.

(“Raining Blood”, Slayer)


Han servido las mesas
con esos manteles que acarician
los muslos que, internos, han de catar
la lengua.
La costa nos tiene por testigo.
Las mareas que saben ser recíprocas, cómplices,
ansiadas.
Han pasado tantos años.
Ha sido tu vuelta última razón.
No hemos triunfado, no.
La musa habla el lenguaje de los muertos.
No nos han anhelado las orillas.
Las hemos tomado como se cabalga al dolor.
Hemos alzado la copa contra la isla donde esperaban
los ahogados.
Todo tuvo nombres y todo los perdió.
Los pies desnudos también conocen las llagas,
las incisiones de cada nueva mañana
contra el vestidor, las suturas en la dermis
trófica
de los tangas que cantan con Bob Dylan
la última nana de su recorrido
por la desolación.
Fue hace ya más de treinta años.
No somos, no, distintos
de las olas.
No sabremos, siquiera, la dirección que anclar
al remite de las cartas que otrora
recibimos.
Postales del Cabo desde los buzones oxidados.
Nunca hubo respuesta, la telegrafía
calló como hacen las espumas
sobre las lapas desencantadas.
Fue hace más de treinta años.
Y hoy la munición intenta
disparar las salvas fantasmas de aquel
viejo
agosto.



REFUGIADOS

What do we need where do we go
When we get where we don’t know
Why should we doubt the virgin white of fallen snow
When faith’s our shelter from the cold…
Quicksand Jesus I’m so far away without you.

(“Quicksand Jesus”, Skid Row)


Dicen que no sé de lo que hablo.
Hay miles de refugiados tras unas alambradas.
Les pegan con porras y usan gases contra ellos.
Dicen que no todos tienen cabida en este mundo nuestro.
Dicen que colapsarán el estado del bienestar.
Dicen que las olas de la mar tienen ya
demasiados nombres
que callar.
Dicen que no lo sé.
Yo sé que no tengo que temer por mi vida a la alborada.
Yo no creo en la ley que obliga al hombre a esperar la muerte.
Sé que estamos repartiendo los números de la vergüenza.
Sé que los países se pelean por unos cientos de bocas.
Sé que dicen los políticos que no soportará el sistema,
no podremos tumbarnos en el sillón y ver las mejores
series televisivas
sin el incordio de la conciencia y sus alaridos en los ventanales,
van a atender en Urgencias a otros de extraños colores de piel
sin cotizaciones previas que les hagan humanos dignos
y antes que a nosotros,
no podremos hacer viajes de lujo mientras ellos limpian
nuestras habitaciones de hotel,
no podremos cebarnos al sol de las playas sin estos molestos
pobres, esos
que nos venden ropajes o estatuas de animales
doloridos
sobre la arena.

No lo sé,
no lo entiendo,
dicen que hay cien personas que acumulan
tanta riqueza como la propia de muchos países,
mientras en mis tarjetas de crédito están las migajas
que me ha reservado esta estructura de la mentira,
mientras nos disputamos las sobras del festín
con nuestros hermanos exangües,
no lo sé,
yo creo que en mis calas deberíamos caber todos,
yo creo que Cristo está muriendo a la frontera
del territorio Schengen,
yo creo que tengo mierda debajo de los zapatos y del alma,
yo creo que me sobra tanto como a mis hermanos les niego,
dicen que no lo sé,
dicen que corren peligro mis hijos si abrimos
determinadas puertas,
dicen que podremos dormir tranquilos a pesar de los gritos
de los que sólo tienen el miedo para protegerles
de la bala
y de la noche,
yo sé que los puertos se hicieron para cobijar a los esperanzados,
yo sé que los faros se levantaron para avisar
a los sin rumbo,
yo temo que en las cumbres de gobernantes se hable
de inmigración controlada,
yo temo que mi bandera sea un hostión en la boca
sin dientes
de mi hermano,
dicen que no sé de lo que hablo,
debe ser verdad,
en la rifa de los muertos siempre gana el malnacido,
salvaremos acaso a los niños y a las niñas
de sus terribles futuros,
integrados en esta sociedad que hará de ellos
seres iguales en oportunidades,
destinados a ser vendedores ambulantes, buscadores
de chatarra, cuidadoras de ancianas o nuestras
exóticas
putas.

Pero, a fin de cuentas, me queda un último consuelo,
pues dicen que no sé de lo que hablo.




NUNCA

El miedo, muñir
palabras, cerrar heridas, y no,
no gustaros.
Cómo segar el predio que no siembro, el miedo,
el abrazo de las púas, el Norte, el tacto helado
de la verdad.
Nunca fui un poeta, no tuve más enseña que mis tripas.
Proas erradas, estacios sin salida.
Os he buscado, besos sucios y las barras de los bares.
Rozad mi mano al menos.



FIESTA

Los barcos
mienten a sus quillas y omiten
sus naufragios.
Los congregados
a la bandera del vino y de los porros
siguen disimulando cuánto se han herido.
Un piano silencia las tonadas que ciñe
la noche contra las sillas
aún calientes.
No sé cómo he llegado aquí.
Hice tanto daño como risa obsequié,
pieles en fruición de púas,
la función de los mates fuera del tablero,
y no, al menos no fui perfecto.
Dios hace ya tiempo que sólo suda
y contempla.
Las vergas quizás han desenmascarado
la falaz adivinanza del amor y del tiempo.
No me basta con callar.
Gordio no pudo contra la espada
de ese Magno hijo de puta.
Quién nos dará cuerdas para atarnos,
quién creerá en los abrazos
a la huida en estampida
de los sexos.
Decidme si también sentís este mismo miedo,
esta certeza odiosa de playas traicionadas,
la liana débil, la mano al cielo, las arenas
movedizas.




HOSTAL CORONADO

Últimas sábanas de hostal en Barcelona,
desde el cuajo de esta sangre tan antigua,
tan última,
todo, atemporal, ha mantenido tu nombre.
El dolor causado ciñe sus cisnes contusos,
el mundo ha seguido desde sus temibles costas,
esas donde el trenet macera el vino
de Alella
que insiste con su cieno entre las bocas pútridas.
No he guardado rencor,
el precio del odio lo fija siempre la muerte.
Sé bien que hay cielos incontables.
Nadie merece ser un extraño allá
donde ha llorado.




MAGRES

Magres.
Quería pescar magres y olvidarme de la tierra.
Costeras y sartenes valdrían al sustento.
Sólo la borda sería la frontera
de ese mi dominio de faros
y marejadas.
Mas ellos vinieron con sus programas
de estudios.
Ellos me dijeron que yo era un tipo grande.
Que las escaleras estaban para subirlas.
Que qué cojones, era preciso aventar tan ciertos
apellidos.
Dónde, dónde están hoy los magres.
Quién ha sido finalmente la carnaza,
qué dura la verdad cuando se alzan los palangres
por encima de esas aguas que siempre
supieron
que hay anzuelos más aviesos en las lonjas
del orgullo.




VERITAS (1)

Me arramblo,
piel contra la pared, y ved
el tiempo
del odio, de las gavias
rasgadas, el momento
de tus mentiras.
Trae las últimas
normas, fóllate
a tus hermanos, di
que estamos solos.
Todo horror, toda
huida, todo
el daño
lo haremos
en silencio.




NUBES

Nubes.
Tan solamente el pasar
de las nubes.
Por qué.
Por qué no detenerse a contemplar,
sentir su simpleza,
su albura,
qué sombra se instala en los ojos
del que nunca
duerme.

Quién me segó
esa estúpida palabra,
quién tiene la felicidad en almoneda,
nubes, formas sin número,
gotas presas del viento,
ríos del antes y nombres empapados,
por qué sólo escribir cartas a la muerte,
qué es más que una nube, que el canto
de las guitarras sin cuerdas,
que la trampa del hoy, que la soldada
del agua
que no hemos merecido.




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