lunes, 24 de febrero de 2014

ALBERTO CECEREU [11.062]


Alberto Cecereu 

(Valparaíso, Chile  1986). Publicó “Noticias sobre la Inmanencia” (Ed. Altazor, 2005) y su obra ha aparecido en medios y revistas de Estados Unidos, Argentina, Venezuela y Chile, aparte de haber sido traducida al inglés. 

En el 2003 fue becario del Taller de Poesía de la Fundación Pablo Neruda, Valparaíso. En 2006 es reconocido con la Beca a la Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, mismo año en el cual se le otorga el Premio Enrique Lihn del Concurso Nacional de Arte y Poesía Joven, Chile. Además de ganar una serie de certámenes, su poesía aparece en diversos países: Cuba, El Salvador, Argentina, Francia, España y Suecia. Además en Estados Unidos, donde algunos de sus poemas son traducidos al inglés. 

Es Licenciado en Historia y Licenciado en Educación.



Antropología

los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos
y comenzaron brutalmente
a robarse las reliquias de mis equipajes
encontraron un sinnúmero de artículos reservados
una radio soviética a cuatro pilas para escuchar el olvido
un diario norteamericano del imperio extinto
un manual de mitología griega para reparar el sueño
uno que otro utensilio asesino que sirva para conspirar contra el papa
y de paso se dieron cuenta
de métodos anticonceptivos
para seguir amando 

comenzaron estos sujetos
brutalmente
a aplicar un cuestionario de mil preguntas
me cortaron la barba milenaria
y como si fuese normal
me desnudaron delante de un caserío desconocido
en el cual comían las lentejas con miel de vaca

para esto les dije
me hubiese quedado en mi casa 
cuidando de la mujer rubia de metro ochenta
un poco exuberante media dinamarquesa 
esa que hace rico el chocolote caliente
así como una espuma

para esto les dije
hubiese venido desnudo a los valles calurosos 
como una gaviota
y en vez de viajar de noche
haber mirado desde el cielo como suceden las guerras
en lugares comunes 

los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos
y comenzaron brutalmente
a denominarme con frases no muy felices
e incluso aventuraron a particularizarme 
entre tantos que éramos
así como muchos 
en el grupo reunido de los perplejos
concluyeron a nombrarme condestable de los viajes
con título de gracia 
con aeroplanos 


2066

año 2066
por si se te ocurre algo me dijeron 
el par de duendes que morían en los bosques cristalizados
con la contaminación triunfante

en una de esas pensé
me compro el país entero con la venta de los pensamientos
tricolores que recojo en mis vueltas por la noche
en una de esas pensé
termino el martirio de los mitos 
ingreso a las farándulas mundiales y dejo mi hábito sagrado
para comenzar a divisar los horizontes de las cenicientas amotinadas
y quizás con suerte firmo un pacto de no agresión
con celebraciones diplomáticamente groseras

año 2066 me gritan
y me devuelvo para no ver más



Ascensión

chang tzú nunca soñó ser mariposa
sino que fueron dibujos en el agua
algunos de un vuelo rápido sobre el ojo la pupila
otro acaso una exploración de un trueno que nadie vio
una pregunta eterna: una imagen: la luz en éxtasis
un boceto de los ríos en el cielo: la confusión
y ahí estaba chang tzú
con sus alas de madera envueltas por la imaginación
del otoño: la opera de las hojas

chang tzú nunca soñó ser mariposa
sino que su espíritu de nuevo como arrebol
palideció entre los cimbreantes árboles de una caleta
y la armonía cantaba el orgasmo del paisaje
acaso la pintura imaginada en una noche
una pregunta eterna: una imagen: la sombra que atraviesa
la tempestad musical: la muerte de todos los pájaros
todo eso cuando chang tzú
se recostaba esperando la aclamación de una tarde
el ocaso del maestro celeste



Desilusiones

acá
he visto casi todo
menos los bosques de bambú
a pesar de estar en filas los cañaverales 
que llaman a contemplar esa búsqueda que esperaba 

no vi
las flores de loto
en las aguas tranquilas de estanques perezosos:
en el silencio aparecen sus siluetas pero no suceden

acá 
he visto casi todo
a pesar de ser nuevo en 
estas tierras de colinas profundas
y de atravesar el desierto con un candelabro de siete llamas

aquí 
no habrá nada si no descubro
el aliento de las operas chinas
que comienzan en el término de toda primavera
en el aparecer de las cuerdas cantoras

por eso reclamo en el alto de los árboles
el mensaje de la noche
y miro las batallas de los maestros luchadores
en el remanso de tabernas no permitidas

por eso acá
se me ofrece el matrimonio de los ermitaños 



La Concordia del Éxtasis

a Raúl Ruiz

los acordeones te lloran 
como una danza de lágrimas en secuencias 
así podríamos divisar la danza de los marineros encima de las montañas 
el canto del violín como un verso bíblico 
tu explicación de las imágenes: hay bondad en todo eso: descripción de un edén 
de sujetos terribles

seguramente aparece como sombra el azul 
para advertir el comienzo de un travelling eterno entre la belleza y la belleza 
como un ritual que habla sucesivamente de la regeneración de las ideas

tú mismo dejaste el tiempo de la publicidad 
como eras medievales 
para optar por el texturado de la estética del demonio 
inventar mil veces la urbanidad para construirla cuando todos la aniquilan

pueblerino del invento 
sacerdote insuperable monstruo 
reinante natural de los paladares 
nos trajiste el inmenso desierto del agua: alquímica aurora de la cotidianeidad 
visión torcida de los enfermos mentales: 
el que no puede morir porque no tiene lágrimas: invento de un recodo de Chile: 
lugar común que nadie conoce: todo los países del mundo en un solo cuadro:

el grito como si no se oyese 
por eso la lentitud es rapidez contigo 
lo fugaz parece una presencia divina de la virgen desconocida 
y como todo para ti no era sencillo 
creaste el brocal eterno de un mediodía de colores



Concordia entre el Hombre y su destino

Podría verse un suspiro en el comienzo del resplandor de un verano,
ya que así la música rondaría el espacio del hombre caído que asciende.

Así sucederá, me dice en el eco del reflejo, el Arcángel Gabriel.
Qué tranquilidad
qué hermoso el segundo
Vivaz: carnívoro de amor: primavera de aliento: pétreo.

Todo por la primigenia derrota que es el triunfo del sagrado vínculo
de la libertad de los sirios misteriosos
que danzan en el escenario campanuláceo
de los sujetos y registro de las corrientes de luz

¿Cual es el asombro en medio de la música de las sábanas?
¿Qué debemos decir cuando todo parece perdido?
¿Gritamos el agotamiento?
¿Gemimos el tesoro de los secretos?

Ya que ahí estará el vino de hace treinta y un años
húmedo de espanto, salvaje de recuerdos
como fotografía del mejor momento de su vida
como un yacimiento hiemal de las faenas del hombre

Te quiero nombrar mensajero de la bazofia de tus errores
portador de los perfumes de las almohadas
pulpa de raíz carga
poeta de fábricas

No lo dudo que acullá se abrirán las puertas
y proclamemos el reposo, vivamos que no se vive: el despido: la grandeza de Dios.

***

Del libro inédito Los exaltados


El país limítrofe

En Chile sus habitantes no ahorran porque piensan que el fin del mundo está cerca. Por eso, cuando hay fin de semanas largos, los supermercados se repletan como si la gente buscara el oxígeno, y ves ahí, el desfile hacia el escape.

En este país donde los Santos parecen guardianes de los pecadores y los insensatos, abundan los volcanes que explotan, los extraterrestres que gobiernan, los terremotos siderales, las boletas ideológicamente falsas, los maremotos morados y los psiquiátricos dentro de escuelas y colegios.

Este el país que limita con todo, menos con la cordura, porque adoramos a los opresores y nos quedamos gimiendo en los rincones de las casas pidiendo la salvación de nuestro señor, corriendo la maratón a rodillas a algún templo sagrado de los tantos lugares que han asesinado la imaginación.

Es recurrente imaginar a Chile como el fin del mundo, asunto curioso, porque en verdad en esta tierra se origina todo: el basural más inmenso de ordenadores sobre ordenares con la coronación de los esquizofrénicos gritando encima de ellos, legitimando así, la dictadura de los pabellones de las casas de tortura. El origen es el dolor y el fin es el dolor. No constatas otra cosa que eso. Porque da lo mismo la belleza de los pantanos, la magnanimidad de sus cordilleras, la discreción del desierto, la orgía de las uvas, aunque sea este la copia feliz del Edén.


El fin del Estado

Parajes.
Escenario infinito de edificios sobre edificios que reemplazan las viviendas populares de las clases volátiles. Tan volátiles que terminan en el intento de la revuelta de los indignados.
Así es como nacieron los nuevos esclavos. Los que marcan la existencia todas las mañanas en el preámbulo de empresas e inmensas burocracias, olvidándose del amor de las palomas y los gatos. Solo hay fracaso moral, derrotas de los sueños, excremento de ideales.
Se perpetúan las fiestas narcóticas, esas que las personas se transforman en teledirigidos que bombardean ciudades olvidadas por la religión.
Todos parajes de Gobiernos dirigidos por empleados de las compañías de celulares: la inmensidad de la estupidez.



Estambul

a Ferrán Enrique Alfonso

Te espera Estambul
tus ojos esperan la ciudad de la unión entre el oriente y el occidente
ahí donde muere y renace y nace y remuere el sol
podrás encontrar a tu mujer de ojos de aceituna,
todos los miércoles a las seis de la tarde en el lobby del Hotel Aziyade
te esperará con vestidos verdes o azules escarlatas
y de seguro cuando llegues a tocarle su hombro, te sonreirá
ahí mi hombre, conocerás lo que es el vuelo, sí, el vuelo y volarás,
dejarás Estambul
y seguirás recorriendo el mar de los mares
ocho minutos de meses de semanas, descubriendo tus manos.

Te espera el otoño y su ópera de expectativas
cien mil pájaros y cien mil muertes de pájaros
para que de repente aparezca la estética de la basura
porque así es la basura,
como un torbellino de belleza tirada al olvido
y detendrás en esos detalles, para saber, con rapidez
cómo son los rastros de todos los hombres

Cien dólares te podrán servir para un banquete
o una mujer egipcia
uno o lo otro te dará un espectáculo de los colores
como un arrebol en la pupila de una loba
cuando hablo de loba, hablo de aquellas
que hacen nacer un universo entre sus piernas
acuérdate, que podrás perderte, fundirte en el fornicio como una droga,
como un alfabeto sánscrito que te descifra secretos al oído

Te espera el viento de Magallanes
como una gozosa llamarada a la aventura
a descubrir que no te conoces,
que en esa sola tarea está la vuelta al mundo
busca y busca la llave a agartha
ahí estará el templo de los que son más sol que el sol
más luna que la luna iluminados:
astros de los reflejos instantáneos

Busca a Atlas en un café de Estambul
y libérate: grita: crea: manifiéstate y crea al verano




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