domingo, 21 de junio de 2015

MAEVE RATÓN [16.312]



Maeve Ratón Fresno

Nació en Zamora el 13 de noviembre de 1979. Estudió Magisterio por la especialidad de Infantil en la Escuela Universitaria de Zamora. Tras obtener el título por la Universidad de Salamanca dedicó un año de su vida a la hostería en el País Vasco. Posteriormente retornó a Zamora donde se ha decantado por montar un negocio de plantillas de calzado. «Me pareció una idea interesante y ahí sigo», testimonia. Es madre de un niño y  un nuevo poemario que lleva por título «Arritmias». La obra está prologada por Alberto Sevillano. En su hacer creativo figura ya otro poemario «Al son de edades», publicado en el año 2008, y que da nombre a un blog que tiene. 

Ha publicado los poemarios «Al son de edades», (Editorial Celya, 2008) y  «Arritmias», 2012.



AL SON DE EDADES

NUEVO SUEÑO CON VISTAS AL INVIERNO

El poeta está siempre de paso entre la iluminación y la ceguera. Anda sobre vislumbres. Por eso en un poema la dicha puede ser convocada por el sudor de unas fresas, la sombra ser una melodía, y la soledad, hija del frío de las bañeras. Maeve Ratón nos abre puertas a lugares donde hemos estado en un futuro que vivimos ya de otra manera, dejando un beso extraño en nuestro cuello como aquella araña loca del poema de Rimbaud: «Te mantengo alerta / para que no olvides como sueno».

Es la atención del corazón y los sentidos, de una inteligencia que todo lo acoge, la raíz de esta palabra hecha con los mismos materiales de la vida, poemas autobiográficos («son experiencias mis andamios / en la Torre de Perder»), como recortes de un diario íntimo que explora los espacios del alma sin declarar apenas hechos o situaciones, pero donde resuena lo que ocurre, el fluir de un yo: «Hay algo que me emociona más / que el arte, la literatura o la vida». Pone Maeve su atención en los objetos de fuera para tentar sus densidades interiores, sentir sus formas, tomarlas, y entregarlas como un don a los demás: «Si se presenta el invierno, / con cortinas cerraré las bocas de las ventanas, / bajaré el volumen de mi sombra / y me acercaré con suavidad a mis anclajes».

Y entre estas densidades, la del tiempo; densidad que la palabra quiere asir aun a sabiendas de que su sustancia es tan inasible como la del amor, la del aire o la del agua: «Inerte es el tiempo / e inerte el momento. / Los sucesos / se reducen a la calma / entre el humo y mi sed». Es éste el mismo tiempo que acaba por transformarse en metáfora inestable del cuerpo: «Me duele la barriga / y me escapo en sobremesa, / donde me mandan, / alquitrán sin terciopelo / y vagones de metal»; la verificación asombrada del propio cuerpo que trata de hacerse espacio y unidad en un paisaje calcinado, un paisaje que propicia el extravío: «zona exacta donde sin ti / me inscribo en sociedad, / me reivindico y me planto». Tiempo. O cuerpo. O dolor: «A las nueve de la mañana / el dolor se trasformó en esquela. / Cuatro minutos más tarde / el dolor me apolilló. / Cuatro minutos más tarde / cesaron las puertas de los baños».

Temor, temblor y fe en la palabra: he aquí el aliento y vestido de esta escritura; una escritura en acción sin otro anhelo que el de detener ese momento en que los sentidos son capaces de revelarnos que siempre hemos sido uno —desgarrados, perplejos, doloridos, incompletos— pero uno… en busca de aquello que lo comprenda y que lo sea con nosotros: «para luego volver, / regresar con mi presencia, / altiva, crecida, erguida, /de saberme todo en mundo alguno».

Poesía directa, breve, sencilla, profunda. No hay rebuscamientos, no hay adornos. La poeta no sabe si ha encontrado su voz esencial, su propia voz, pero no falta a la cita: «Me llamas, te aprendo y acudo».

Yo celebro al arquitecto de los sueños. Tengo el honor…

[Prólogo: Juan Manuel Rodríguez Tobal]



ME NOMBRASTE

Me llamas, te aprendo y acudo,
germinando en tu mirada de lejos,
culminando en sonrisa 
los aparejos de tu boca,
muriendo de temor por perderla,
por perderte entre unos miedos
que no se equivocan 
por decirte que allá voy, 
sin que yo te oiga,
porque ya dejaste de nombrarme.




PASADO

¿Qué es este azul 
que inyecta el miedo 
al entregarse al horizonte?
¿Es azul mentira 
como aquellas que al mirarlas duelen?
Parece azul del alma del mismo cielo,
parece cielo éste y ningún otro.
¿Es el mismo de ayer?
Azul ya casi luz.
¿Azul infancia?





AUTORRETRATRO

Mis ojos,
una cámara de momentos oportunos.
Mis manos,
obedientes de época barroca.
Mi mente,
una larga historia por entablar.
Mi alma,
una disposición de neutralidad.
Mis sueños,
guiones de guiños elocuentes.
Mis caricias, tus risas.
Mi indumentaria, nítida.
Mi canto, un silencio.
Mi amor, mis argumentos…
pocos. 




OFF

Inerte es el tiempo
e inerte el momento.
Los sucesos 
se reducen a la calma 
entre el humo y mi sed.
Se comba el espacio 
que latente me sitúa inerte 
frente a la tele
y moribunda en el sofá.
Apolillada mi mente,
atrofiados mis músculos,
embarrado el corazón
sin su sentir, 
por sentir la nada 
en tu lugar. 





LAPSUS 

Suena este aire a caridad de tiempo,
sin sentido del pasado,
proyecto manso del mañana, y cesa.
El tiempo arranca 
y da cuerda a la memoria tu boca,
con tu sonrisa demora de nuevo,
vuelve la melodía excusada.




EL CRUCE

Senderos y comerciantes,
barrenderos, civiles, excursionistas,
monopatines y mendigos.
Farolas y apoderados,
banqueros, arquetipos, decorados,
reálitis y maniquís.
Bifurcaciones y asfalto,
miedo, recogimiento, gente,
mucha gente, 
y miedo,
mucho miedo, 
pánico, temor,
terror y parálisis.   
Stop y tesón. 
Marismas y objetivo,
objetivo y la muerte. 




SI NO CREYERA

Si no creyera en el cielo,
mi religión sería mi conciencia. 
Si creyera en el infierno,
a veces lo confundiría con la vida. 




BEATVS…

Dichoso el que se abastece con plegarias
porque en la fe se sustenta.
Venturoso el animado y más allá
el recompensado porque en él
la esperanza de todos.
Fausto el arquitecto de los sueños,
luchador y enfermo por sus visiones,
solo, y
sus ojos.





IN MEMORIAM

Tiempo si regresas,
te nombraré utopía de la sazón 
del hombre del sueño vano si volvieras,
si volvieras te encandilaría
por aquella otra muerte
que no sucede en la memoria,
por aquella que no importa
porque es la ley hermosa
de la vida que envejece.
Tiempo si la devuelves,
las luces se verían 
de esta otra pena rota que no estorba,
de esta otra pena que yo misma quebraría 
en danza de la dicha al verla a ella.




INFINITO

Para los ángeles no hay besos,
pues existen en el aire mismo 
sin dueño ni voluntad del cielo.
Para los ángeles no hay tiempo:
el silencio es arancel
en las lindes del infierno.



JORNADA DE REFLEXIÓN

Acontecida la tarde, seria reflexión del día,
me encuentras afilada y con ojos vencidos
porque aún dudo si el día fue claro o ambiguo,
fue lento condenado. 
Es día del negocio y, bien caída la noche,
es vergüenza concedida, 
ajena desgracia de la conciencia 
del que no se siente hombre sino humano, 
empatía despuntada hacia mi raza que es de todos 
hacia el hambre que es de muchos 
hacia el sexo, tuyo y mío.
No es justo temor del que siente 
y del que observa si el día acaba como cualquier otro, 
como aquel que es muerte de memorias 
y sangre de carrerillas.
No sé si el día es él mismo o la noche surgió
de la hendidura de su ombligo y respira 
del cordón de su dolor, 
pero sé que no es justa la hacienda 
y sé que no es justo sudor por bien que mana 
de la misma tierra,
y sé que no es justo el tiempo,
ni la muerte concertada, 
ni el calor, ni las ventanas.
Es fe del alba o memoria selectiva pero aún 
siento escozor que irriga, ¡que aviva!,
porque tampoco son justas las mañanas,
ni justa la herida.




ARRITMIAS

Cuando corren tiempos duros, cuando las puertas se cierran para todos y no hay manera de encontrar una salida, siempre hay alguien o algo que nos ofrece
luz al final del túnel.
Eso es, precisamente, lo que hace Maeve a través de la poesía: desnudarse con palabras y silencios, hablar gritando desde todas las partes del cuerpo, mostrar una voz amiga que da conversación y cercanía.
Los poemas que aquí se presentan son una vía de acceso al interior del ser humano, a los sentimientos que anidan en cualquiera de nosotros. Maeve nos enseña el camino con esa habilidad suya para comunicar con los sentidos, para contagiar fuerza sin necesidad de hacer demasiado ruido.
Arritmias es un libro construido sobre el pesimismo, la tristeza y el dolor, sobre el silencio, el vacío y la soledad… pero también es un mensaje para la esperanza y el consuelo, para convencernos de que, a pesar de los pesares, siempre llegará la primavera.
Se trata, en definitiva, de un poemario que sigue el ritmo y los latidos del corazón, de unos versos que preguntan a la vida misma.
¿Y no es cierto, amigo lector, que es tiempo de seguir planteando interrogantes? Aquí los tienes.
Maeve nos guía en su viaje. Disfruta, pues, de la poesía.
[Prólogo: Alberto Sevillano]




A TRANCAS

No hay pisada en el descalzo.
Y los que limpian las calles,
sin saberlo.




AL ALBA

Flexiona la claridad su pie de apoyo,
se posa la luz en suelo de espejos.

Por un instante quise creer
que era mañana la muerte




MR. WEEKEND

Telediario de fin de semana
y el mundo no alcanza a arrancarme
de un solo tirón
los pétalos del cuello.

Caerá la noche –como es debidoen
el fondo siempre
he querido besarte.

Agarro el calzón del domingo
y él arrastra mis pies planos.

Buenas noches Mr. Weekend,
han sabido jugar contigo
los niños tristes del merendero.




LA CARENCIA

Si no te amara, o lo hiciera de lado,
o te amara incluso de frente
cuando las noches mansas
se restriegan contra la mañana
de alba siempre entregada,
si oyeras tu voz en mí,
si vieras tu mirada desde la mía
o alcanzaras a ver ajena tu caricia,
me pedirías el cordel del fondo de mi boca
y descenderías hasta su extremo,
para hacer de la carencia tu dolor. 



SOBRECARGA

El teléfono móvil al que llama,
está apagado o fuera de lugar
en este poema.




PECES MUERTOS

He dormido laureles de vidrio
en el estómago plomizo de la noche.

Panzas doradas
ora verdes, ora cansadas
mis ojos muertos.

He vencido la humedad.

El otro preso de la mirada
un sol vacuno despiezado
se refleja en los cuerpos:

ora negros, la luna mojó
la gran escama en la vertiente
de su vello.




NICHOS

Como una perra nerviosa
de aquí para allá
sus amos se queman
ladro
a la casa tan cerca
la muerte veraz
a la ventana indiscreta
vendo
dossier de mariposas
dos costillas
y tres vasijas
donde vomitar
porque ayer es hoy
uno por cabeza y establo.





QUISO LA VERDAD SENTARNOS

Quiso la verdad sentarnos, vuelto el tiempo a su favor,
de golpe en la misma silla. Y fuimos roca
sin saber ser rezo, y dejamos al tiempo en su quehacer
hasta hacer de arena el suelo.

Quiso la mentira aparecer, sutil, entre los huecos.





BAJARÉ

Hoy quiero bajar joven a las calles
y palpar con ojos nuevos
como el amor te huele a inocencia
y te sabe, niño, el pelo
a gas y a fuego virgen
entre mis manos inquietas.

Hoy bajaré joven
a buscarte en el viejo día.




INSPIRA

Mi respiración,
va en clave de sol.

Desde el re menor
al do, re , mi
respiración
asciende,
como la campana
de Gauss, desciende,
respiro, me muevo,
me asfixio.





EL CASTIGO

Dejadme al fondo de una iglesia,
con su pared fija en mi espalda
y sacudir al mundo con varas,
mas no cubráis del todo el castigo
vertiendo viento para hacerlo anillo,
que hay niños bajo la luna
y hombres y diosas escondidas
y mentones altos de valentía.

Fijarlos también a ellos, de pies y manos,
junto a las cruces de los clavos del olvido,
junto a la madre y su olor, junto conmigo.

Fijarlos todos, vosotros, aquellos
que desde vuestra morada contáis
miedos por cientos, mentira o silencio
al bordar de veto al corazón
que ya no entiende del alma.





DIOS Y YO

<<Que la inspiración llegue no depende de mí.
Lo único que yo puedo hacer es ocuparme de que me
encuentre trabajando.>>
 Pablo Picasso.


Creo en Dios
cuando creo poesía.

Creo en Dios
cuando soy consciente de mi plena felicidad.

Creo en Dios
cuando admiro el mundo desde lo alto, en la sierra.

Creo en Dios
cuando cree en mí, y yo no le corrijo. 




TIERRA

Hoy la vida muda,
guarda
el secreto de los caídos.




ASÓMATE

Asómate, que hoy los cobardes son verdes
y consuelan,
y sólo es gracia de abril
la primavera.







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