jueves, 8 de enero de 2015

ORLANDO ORDÓÑEZ SANTOS [14.437] Poeta de Perú


ORLANDO ORDÓÑEZ SANTOS

Natural de La Florida-Muqui, Jauja, Junín, (Perú) ; Curso estúdios en la Gran Unidad Escolar San José (Jauja), San Ramón (Tarma) Universidad Nacional de Educació U.N.E. La Cantuta, donde se graduó de Profesor y autor de las siguientes plaquetas:Arte Poetica (Año XV Nro. 208)  Junco Heraldico (Año X Nro. 64)  Nauta de  Papel (Año VII Nro. 57)




PRECISAR CAMINOS

Al bordear a solas
el camino donde siempre
perdía un paso la razón
del retorno
vuelvo ahora a buscarla
ya sin esperar recompensa
a esta tristeza de no hallar
ni una huella
de aquella sin razón
de haber perdido
a lo que más necesitaba.

Esta es la razón, por qué
los caminos se han convertido
sin querer en dolorosas muecas
deambulantes
donde no existe descanso 
ni pascana donde aligerar algo
esta carga pesada de montañas 
y universos
que los llevo sobre los hombros
porque se negaron a rodar o arrastrarse
siendo sus caprichos esféricos: precisos caminos.




ANUNCIO

Dentro la diáfana soledad
del otoño, quieta, inverosímil
está cautivo el péndulo de los años
esperando el retorno entre lluvias
del llamado desde el campanario
que callado, medita.

Bajo el último despojo mustio
junto a la acequia desbarrancada
queda aún, simplificada ahora
los desvelados heraldos de dura madera
de los quinguales agazapados con sus secretos
que jamás retoñará.




AGUAS APAGADAS

Para el comando terrestre, gladiadores natos
del puquial: Julián, Felipe y Rau.

Ya no está el jardinero
quien con su atropellada bienvenida
entre geranios te abrazaba con aroma
a tierra nativa, tierra crucificada
entre los cánticos del trigo y el temporal.

Tampoco está el campanero
aquel de semblante de mole entristecido
surcado con incomparable sonrisa de niño
que sólo con la palabra bisílaba lograba
el universo poner a tus pies, todo emperador.

Y al celebrar este cumpleaños
cuánta falta hace quién vestido de luces
entre la multitud delirante de la bufada del minotauro
con su saludo de la lejana Germania, implacable
con cada verónica demostraba su rígida disciplina.

Cómo va desgranándose la razón selecta
de quiénes aprendí entretener tibia la sombra
y aunque maltrechos, a veces sin ración
con qué triturar los embates de la sequía
los militantes que bebían fuerte y apagadas aguas
seguirán bregando,
y con ellos, me voy.



LOS RESORTES TENSADOS

Alza la mirada sobre el cúmulo
de nubes y recién sabrás lo poco
que queda para definir la tonalidad verde
de árboles, por ser arrasados tantos y tantos.

No es temerario
levantar la voz
presagiando fatal,
fatal el respiro.

Cuatreros digitando desde la selva
atrofiada de cemento no hay cuando
detengan su voraz codicia de riquezas
calcinando al oxígeno y lograr más pólvora.

Horrenda escena,
espectral, cercana
tras la puerta
del hijo por nacer.

No afiles afanoso la sierra dentada
de tus  ambiciones insaciables para sostener
tu imperio, recuerdan dónde  desembocan
toda la vastedad en dominio y explotación.



MUQUIYAUYO

Fue ayer cuando dentro
el fragor de tus faenas comunales
pudieron encumbrarse junto
a la altura privilegiada donde
retumba el guapido labriego.

Tus fuerzas colectivas no reconocieron
descansos, menos preferencias o dádivas
bastó tu coraje maternal de la mujer muquiyauyina
para sembrar en las escarpadas laderas
de la indolencia: grandeza de ayllu fraternal.

Importa ahora desenterrar el canto
encendido y laborioso del puquial.
Estas son mis manos, no aguardan
pasiones algunas; continuar la brega
y frente a los obstáculos…¡Venceremos!



PIEDRAS DE AUSENCIA

Piedra preciosa eres
así te tengo incrustado
en el clavicordio melodioso
que enjuga con las notas
todo desconsuelo vagabundo.

Ágata arrancada
a la sinfonía pétrea
de los sueños, finura
en su silencio, igual
la felpa florecida.

Sin par engastado
de pedernales tu cuerpo
doblegando toda belleza
así como el acero paralizado
ante la arremetida del agua.

Rubí, esquirla, gajo
de extraño lucero,
resplandeciente, inmóvil
dentro la inmensidad
de los ojos del tiempo.

Carbón de piedra
emparentado a la diamantina,
exuberancia con su colorido
dentro de todo lo cavado
durante los años de ausencia.




VERDE TERRUÑO

Envuelto en banderas,
aún verdes las praderas
estarás siempre cantando,
combatiendo dentro las tormentas.

No existirá tregua alguna
ni descanso cuando
tras las plácidas lloviznas
anuncien siempre sosiegos.

Mientras desenfrenada la placidez
envuelve con calidez y mimos
a cada caminante que lleva
en sus atados, ternura de mundos.

Será día o noche
cuando soleadas las calles
se disfracen tumultuosas
sabiendo tu retorno de luna llena.

Otros tan lejanos, añorando
tal vez su decrépita distancia
podrán acabar brumoso y cano
porque duele tanto las ausencias.

Cansada la alborada
tratará de guardar entre sienes
que siempre será mejor el terruño
donde la luz primera se precipitó.




EL RODAR DE LA PIEDRA

No como cualquier día, hoy
a la orilla singular del vaivén
incesante de los años a insistente
aflicción devano adolorido las charcas
sorteadas en esta arisca ladera.

Con la candidez de piedra preciosa
mi madre espiga y granza luminosa
cuida mis pasos como el día aquel
cuando vencido por los maderos de la mesa
no pude alcanzar la bandeja de las hostias.

Ya arrancado el cerro verde olivo del terruño
la infinita pureza azul de su firmamento
aquella calle ancha fue burilando todo
abrupto o disparejo otero desde donde
la belleza se tornaría clorofila de existencia.

Y los arteros golpes de mudos carceleros
nunca tardaron en desatar su furia
ignoraban que la discriminación dialéctica
de todo cuanto existe había calado hasta el origen
y sustrato de negación infinita de la muerte y la vida.

Hoy, pese al maltrecho espigón y rada
donde recalaron todo desencanto, puedo
confesar que dentro  la banalidad e insignificancia
de una piedra tirada en el camino, hallé ternura
total y sabia, ajena al espanto de la indolencia.





NOCHE Y DÍA

Absurda mezcla de canto y lamento,
canto a tajo abierto de abandono,
lamento atardecido en plena altitud
ambos tenían dentro la ausente parodia
ocultar su verdadera voracidad suicida.

Convergencia crucial de desencanto
con asidua insistencia y porfía
derribando hasta la claridad del día
juntando las horas se van a meditar
la metáfora de la belleza esquiva.

Coalición de diastrofismo, aquella
dentro la esmeralda mirada de monarca
mientras bajo el desdén hipócrita
de los despojos, viva y agonizando todas
las reliquias empequeñecidas y baratas.

Dónde hallar el binomio de los ojos
o los pasos en coincidencia de obstáculos
del camino, por fin a fuerza mutua
puedan sentir el mismo aroma e intensidad
de todo cuanto pueda dar ambos seres.

Tú el día, yo la noche, he allí el axioma
nada más que veinticuatro horas navegando
dentro la luz y sombra, tú sin lástima
afilas el perfil de la luz para poder
acariciar a la noche cuando todos duermen.



ALAMEDA DE AIRAMPOS

Pajarillo de color
casi difuso
hasta tu nombre
se perdió en la enramada.

Los otoños
tienen la culpa
para que tu vuelo
sufriera de desvaríos.

Dónde estarán
aquellos trinos dulces
cuando abril tierno
esplendía entre maizales.

Las distancias entonces
no eran victoriosas;
las esperas lacerantes
cada vez encanecían más.

Todo había perdido
su quiebre de arcilla cocinada,
sólo piedras incoloras,
violentas acechaban  la senda.

Ahora en este siglo
retornado las blondas
candorosas de la alameda,
son otros los airampos que florecen.



2 comentarios:

  1. EL ARMERO DE LA PIEDRA, EN UN ESPACIO DESCONOCIDO, CUAL HAZ EN LAS TINIEBLAS, COMO GOTA DE AGUA TRASPASA RECINTOS, CANTANDO MELODÍAS ANDINAS, CÓNDOR LÍRICO POPULAR, VUELA VUELA MOLDEANDO LA PALABRA, DE EXTREMO A EXTREMO DEL ORBE. POETA: KAMSSEY YURAJ RUMI, LA VOZ DEL SILENCIO - LA LIBERTAD - PERÚ - LAMINA DEL SUR.

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    1. Cuando LA VOZ DEL SILENCIO, se deja escuchar, retumba la misma montaña como si estuviera declamando a compás de sus nevados y páramos lo que es la soledad a pesar que el HOMBRE apiñado en urbes sofocantes, tratan de sobrevivir. Vamos donde la tierra yerma aún nos espera, allá YURAJ RUMI, no aguarda, él si sabe vivir. MI ABRAZO CÓSMICO Y POÉTICO: Kamssey.

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