lunes, 14 de noviembre de 2016

ROSARIO BLÉFARI [19.540]


Rosario Bléfari

Rosario Bléfari. Nació en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina el 24 de diciembre de 1965. Es una cantante, actriz, y escritora argentina. Es considerada un emblema del rock independiente desde la década del 90, cuando lideraba el grupo de rock alternativo y pop experimental, Suárez, hasta nuestros días como artista solista. También es conocida por su labor actoral, destacándose su participación en la película Silvia Prieto de Martín Rejtman.

Lideró por diez años la banda rock Suárez con la que grabó cuatro discos de estudio. El debut se produjo en diciembre de 1989 en el Bar Bolivia del barrio de San Telmo. De la primera etapa (1988/1989) sólo existe un registro en video realizado por Erika Escoda de la canción "Para amarte" (nunca editada en ningún álbum del grupo). Durante principios de los noventa (1990-1991) se consolida la propuesta y luego de la edición de algunos temas en compilados durante 1992 (Ruido Cassette) y 1993 (CD Ruido), en 1994 editan su primer trabajo. En 2001 durante el verano dan sus últimos conciertos y a finales del mismo Rosario comienza su etapa solista, en la cual lleva editados cuatro álbumes y un EP. Actualmente lidera su nueva banda Sué Mon Mont con la cuál recientemente editó el primer disco.

Cine, teatro, letras

Ha participado en 11 filmes, dos telefilms, y varias obras de teatro y perfomances con algunos directores como Martin Rejtman, Raúl de la Torre, María Luisa Bemberg, Gustavo Mosquera, Mariano Galperin, Albertina Carri y otros. También ha editado un libro de poemas y dos obras de teatro, además de numerosos artículos y ensayos en revistas y diarios.

Literatura

Poemas

Poemas en prosa (2002)
La Música Equivocada (2009 - Editorial Mansalva)

Obras de teatro

Somos nuestros genes (2005)
Somos nuestro cerebro (2003) - Editado por Eudeba




NOGAL

Yo tuve un nogal amigo que era un elefante
sus hojas eran ojos que vibraban con el viento
y el estuche verde de sus nueces teñía las manos
su corteza se desprendía en anillos
era mi hermano gris
generoso y suave

era fácil treparlo
abrazarlo
acariciarlo
llegar muy alto
esconderse entre sus brazos
mis ojos latiendo entre sus ojos
sintiendo el perfume de las cercanas cerezas maduras

debería haber llorado sobre las marcas
cuando la soga de la hamaca fue retirada
porque ya era la despedida

ahora él sigue en el mismo lugar
tal vez más gruesos sus brazos más finos
tal vez haya sobrepasado el tejado
y sigan cerca los frutales vecinos 
y cuando yo ya no esté en este mundo
él seguirá creciendo y reconstruyéndose
y no seré más la que lo abandonó para seguir su camino 
sino parte de todo lo que él deja atrás

en el transcurrir de su larga vida enraizada.




ESCRIBÍS DORMIDO

Todos mis pensamientos duermen a tu lado
y copian la forma de la letra de tu cuerpo tan liviano
Así es como se van volviendo palabras que cambian
a medida que cambia la posición de tus brazos y tus piernas
me desespero porque no entiendo lo que dicen
en la oscuridad el reloj que te sacaste sobre la mesa de luz
el libro que siempre estás leyendo
no te molestes
no me des ningún regalo
me alcanza saber que te dormías sobre las letras
y no te despedías hasta que yo no lo hiciera.




SERENITO 

Entro en su baño y me pongo su perfume
y en secreto apoyo mi cabeza en su almohada desnuda
para dejarla impregnada de mí y que no pueda preferir no hacerlo

la lapicera estalla en el bolsillo y mancha todo el interior

siempre dando vueltas por el barrio
pelo corto y zapatillas gastadas
chupando caramelos que duran menos de media hora

hay hechizos, gualichos, trampas de todo tipo
para encadenar, para atrapar y domesticar
anunciándose en los postes

marcame ubicame avisame
cuáles van a ser tus siguientes pasos
y mostrame la carpeta que bajaste de allá arriba
y regalame la campera que trajiste desde tu casa
y pedime que te de lo que te iba a dar de todos modos:
atención, atención y más atención.




QUERIDA

Franjas de estados. Torta, pastel, capas de tierra, eras geológicas.
Así, querida amiga, voy.
Un instante y llueve con gotas espaciadas
un hombre ya abrió su paraguas negro y sonríe.
El barrendero saluda a alguien a la distancia
y detrás mío un teléfono anuncia la llegada de un mensaje para otra persona,
con el mismo sonido que me llegan a mí.
Todavía me duele cuando giro el cuello.
La tensión de los últimos días fue como un acto suicida.
Franjas, decía de estados,
porque aún a costa de traicionar a alguien
tengo que decir que no estoy muy contenta que digamos
por no decir que me cuesta sonreír.
En extremo vulnerable me pongo severa,
trato mal a los demás, me irritan,
los culpo de mis penas, me fastidian sus sugerencias,
o simplemente siento que me distraen.

Leí por casualidad sobre la curva de crecimiento de la sensación,
no hay variación si la excitación no aumenta en grado suficiente
pero si la causa excitante es demasiado pronunciada,
la sensación deja de aumentar, por saturación.

Me pregunto si nuestros caminos que son tan diferentes
pero durante tanto tiempo fueron paralelos
se volverán a acercar, a cruzar o si jamás se separaron.




Nogal

Yo tuve un nogal amigo que era un elefante
sus hojas eran ojos que vibraban con el viento
y el estuche verde de sus nueces teñía las manos
su corteza se desprendía en anillos
era mi hermano gris
generoso y suave

era fácil treparlo
abrazarlo
acariciarlo
llegar muy alto
esconderse entre sus brazos
mis ojos latiendo entre sus ojos
sintiendo el perfume de las cercanas cerezas maduras

debería haber llorado sobre las marcas
cuando la soga de la hamaca fue retirada
porque ya era la despedida

ahora él sigue en el mismo lugar
tal vez más gruesos sus brazos más finos
tal vez haya sobrepasado el tejado
y sigan cerca los frutales vecinos 
y cuando yo ya no esté en este mundo
él seguirá creciendo y reconstruyéndose
y no seré más la que lo abandonó para seguir su camino 
sino parte de todo lo que él deja atrás

en el transcurrir de su larga vida enraizada.





A la altura

Una brisa suave esta mañana de agosto
mueve las únicas hojas que le quedaron al árbol de la esquina
y aunque el aire todavía es frío 
la transparencia y la luminosidad anuncian días mejores

vendrá otra vez la arena a juntarse en la puerta
cuando el viento empiece a soplar 
y en el surco abierto quedó la semilla equivocada

por mi altura emocional no puedo renegar
sigo empezando en todos lados
curso materias arriba de un tren que recorre la orilla

apenas la noche es temprana 
aparece la inquieta sensatez de cualquier cosa
porque siempre necesita de una guía impecable

el granizó tiró la primera piedra





No se me puede decir nada 
-3-

Esta noche las sombras se funden en la sombra mayor
lo inmenso nos resguarda
-mencionó un cielo examinador, qué bien-
un hombre silencioso nos conduce velozmente
y yo pongo en suspenso mi vida para probar que está a mi lado
su sabor es distinto y no me acostumbro
palpo la electricidad recorriendo sus vasos
reclina la cabeza hacia atrás
como una entrega

no te puedo llevar
no te van a dejar entrar 
esta es una escena que sostengo sola 
escudero
agradezco en el frío que no hayas venido
sería demasiado para estos corazones que palpitan y avanzan
con las riendas muy cortas y anteojeras

lo que es natural para otros no lo es para vos
por eso te siento así
como la memoria de una boca que reverbera
en la ciudad de la tenue luz 
de las caras iluminadas por las sombras más cálidas
la ciudad del frío en la nariz
del cielo imprevisible
de los malos recuerdos alejándose en el tiempo
de las bebidas calientes en la calle y el humo ascendiendo
de los gorros tejidos y las manos con guantes sosteniendo las tazas
olor a leña ardiendo
a carbón en el otro barrio

la ciudad de las botas altas
de los pájaros negros durmiendo como sustitutos de hojas 
en las ramas de los árboles

la ciudad de naranja, canela, vainilla y clavo de olor
de las panaderías ofreciendo exquisiteces
de las guirnaldas y los hombres altos y las mujeres fuertes
de las mejillas rojas 
del empedrado asomando bajo las burbujas gigantes 
en la plaza del mercado
donde me sirven el arenque en un pan

caminar y caminar y dejarse marear por tantos aromas 
que se mezclan en las fronteras de los barrios

la ciudad, era la ciudad de todos los tiempos
donde una bailarina y un cocinero se pueden enamorar
a orillas del canal
en medio de una reconstrucción constante 
y donde los pasos de los soldados 
son como un eco interminable

te quiero contemplando el canal de invierno 
imaginando cómo será en verano cuando ponen las mesas y las sillas


EXPECTATIVAS: LA POESÍA DE ROSARIO BLÉFARI

Fuente: Nexos

Rosario Bléfari (1965) es una poeta argentina. Su obra corresponde por completo a los tiempos modernos del fin del arte; ella es también una cantante y una actriz, una compositora de rock experimental y canción pop de después de Warhol y Duchamp.

Ingresó al orden del espectáculo con la banda Suárez (algo análogo a Santa Sabina, pero en Buenos Aires y para gente más allá de lo darketo y lo pówzer, con efectivos experimentos musicales y un dominio instrumental de músicos de conservatorio efectivo). La fuerza de sus canciones ya perfectamente concentrada y balanceada en los planteos de la escritura de Bléfari, poesía conceptual de un fuerte contenido lírico, sin aspavientos. Son letras de poesía pura, un poetizar entre Alejandra Pizarnik y Marosa di Giorgio, con la simpleza y la contundencia de Oliverio Girondo, en la novedad del habla de lo cotidiano inmediato, sin conceptualismos manifiestos.

Un relato manifiestamente metafísico, libre entre los pliegues del tiempo y el espacio, transmitido mediante un sistema musical de calidad excepcional en la melodía y las armonías, en el juego del instrumental eléctrico clásico: guitarras, bajo y batería. Rock poderoso y situado más allá del progresivo y el de tesis. Fuera de los esquemas de la época en que emerge, al final del milenio, en lengua castellana y con recursos muy ingleses y ya post-grunge. Lo que expresa la ópera prima de Suárez, Hora de no ver (1994), un álbum en el que la gente de alma talibana en el rock puede comenzar ya por la canción “Nuestro amigo asiático”, en la que lucen las guitarras en flujo libre del más allá del blues al acompañar la letra de Rosario Bléfari.

Después de la desaparición de Suárez como banda, Bléfari ha operado como solista, cada vez más dentro de la situación conceptual. Siempre en el borde experimental, siempre desde el ejercicio de su plena subjetividad estética; cada vez sus letras son más sintéticas y abstractas, multívocas. La música no sigue modelos externos, corresponde al planteamiento del verbo, no lo reproduce, lo potencia. Su poesía habla de lo esencial: amor y angustia existencial, vida urbana, los hábitos de lo cotidiano general. La vivencia de todo ello en femenino, desde la subjetividad de una mujer emancipada.

Relatos completos y despliegue de música del cuatro por cuatro transgredido. Rock argentino, rock hispanoamericano. Baladas funk. Y siempre la poesía sintética de Rosario Bléfari. Todo lo que deja escuchar y ver el video de “El Refugio”, donde es acompañada únicamente con la guitarra acústica de Fabio Suárez, y en “Viento helado”, tal como lo ejecutan en el video de la terraza. Libertad imaginativa para quienes piden la fuerza del grupo instrumental de la guitarra, la percusión y el contrabajo. La voz de ella, su modo de entregar sus versos. Música de lo íntimo, nada que ver con grandes estadios y mucho espectáculo. Lo auténtico. Lo que se gana de una vez.

Melancolía negra, tristeza existencialista, de acuerdo al relato jovial de Zaratustra después de Zaratustra. Una música que tiene por centro la vida ciudadana de Buenos Aires. Nuestra América. Cuando es tiempo de reconocer con fuerza que nuestro Norte es El Sur.



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