domingo, 20 de julio de 2014

BRENDA LÓPEZ SOLER [12.411]



BRENDA LÓPEZ SOLER

Nació en Granada, aunque residente en Málaga, Brenda López Soler, maestra, participante en numerosos recitales poéticos y con una intensa actividad literaria en internet, con varios poemarios inéditos en su haber.

-La carne en sombra, (XVI Premio Nacional de poesía Miguel de Cervantes de Armilla), Granada, 2012.






Nací con toda la desobediencia.
Nací antes. Antes de ser tan pequeña como para nacer.
Antes del frío, del frío Enero. Granada de noche.
Un membrillo, unos celindos, un caqui y una tapia.
Es la infancia de todas mis palabras.
Aprendí pronto lo que no me gustaba, frente aquellas
inquietantes y decorativas monjas, y en aquellos pasillos
universitarios con el brillo en los ojos.
En aquellos otros lugares y en aquellos cuerpos.
Adoré lo que siempre me gustó, adiviné lo que siempre buscaría.
Siguieron los días como olas y los sueños sin orilla.
Para seguir soñando búsquedas de un mar volcado,
sin vértigo de Sal.






Si al menos supieras

Si al menos supieras.
Dónde empieza el misterio.
De tu cuerpo perfecto.

Que mata.
Que arrastra.
Que empuja.
Que asalta.

Si al menos supiera yo.
Nada seguiría siendo razonable.




FONTANA PIAZZA NAVONA

Para ver cómo cae el agua.
Te miro.

Te desciende gota a gota.
Como lluvia.
Eres casi tan lento como yo.
Cuando te miro.

Y tan lejano.
Como las noches de los dioses.
Que se aman recreándose.
Sin que nadie sepa nada.
Del amor de las fieras sin alas ni tridentes.

Nada es divino.
En dos cuerpos que se buscan alejándose.

Sólo es agua.
Lenta.
Lenta.




FUENTE DE LAS TORTUGAS.

Cae el amor, desciende.
En este estremecimiento de la tierra.
En esta fuente que sólo yo veo.
De tu cuerpo.

Como todos los prejuicios.
Despacio.
Nada sabes de ti sin que te tengas en mí.
Como te tengo.
Cuando te dejo desnudo como eres.
A no ser la palabra que invento cada día.

Nada sabes entonces del agua.
Aunque lo seas.

Como si te acercara para alejarme.
Aún más.

Aún más.




FONTANA DI TREVI.

De todo tus ojos.
Y esta extraña forma de tenernos.

No sé si sabes que sé.
Que me traes, que me tienes.
Y me terminas.
En este erótico juego de catástrofes.
Como un creador de ritmos y frecuencias.
Para una y otra vez regresarme.

No sé si sabes que sé.
Que te olvido en otros cuerpos.
Y te traigo y te tengo.
Y te termino.
En esta incendiada fidelidad.
Que tengo por tus labios.
Para una y otra vez regresarte.

De todo tus ojos.
Y esta muerte tan de árboles.





Si supieras que eres mio

Si supieras que eres mio.
Como la lluvia.
Y todas las rosas.

Y que no te necesito.
Es la eternidad del agua.
De los pétalos en las aceras.
Ya estas dentro.
De la única forma que nos posee la belleza.
Y nos domina.




Mirarte

Mirarte.
Como quien mira la vida.
Bajo un techo de cristal.
Fuera de toda sospecha.       

Como una transparente protección.
Tu sonrisa desde lejos.


Y saber donde terminan las rosas.





Y esa dignidad del aire

Y esa dignidad del aire
que te envuelve.       

Me recuerda el vuelo de los pájaros.

La elegancia del agua.
El silencio de las piedras.
Las tardes malvas.

Y todas las rosas.

Como si te defendieras de mi.
Como si pudieras.





Detrás de la palabra

Detrás de la palabra.
Del gesto contenido.

De la orilla y las flores.
De todos los adverbios.

Del grito.
De todas las noches y el vino en los labios.

Solo tú.
Y todos los cristales.





Sofisticados gestos esperan

Sofisticados gestos esperan.
Traes la noche en las manos.
Para abrirla.

Pero no mires atrás.
No somos nada mas.
Que dos cuerpos que se encuentran.

Definitivos.
Necesariamente iguales.
En este desconocimiento.
De la carne sin memoria.

Y tan distintos.
Y tan adultos.

Tan sin origen.
Como el grito tenaz de los sentidos.





No es tan fácil

No es tan fácil.
Atraer la copa a mis labios.
Y que el vino se me quede.
Quieto y rojo.
Como sangre en la sonrisa.

No es tan fácil.
Verte beber.
Y no lamer despacio.
Roja la vida.

No.
No es tan fácil.





Cuando sientas por mi agua o lluvia

Cuando sientas por mi agua o lluvia.
Cuando sientas olas, árboles o pájaros.
Cuando entiendas, acaso, los puentes
que llevo en la memoria y el deseo.
La profunda herida oculta.
La eterna glicinia y los nenúfares.
Todos los arabescos
y la única puerta de la justicia.
Las rojas torres, el jazmín y todas las auroras.

Y te mires las manos y me mires.
No hará falta que me nombres.

No hará falta nada más.




No hay comentarios:

Publicar un comentario