miércoles, 8 de octubre de 2014

NELSON ROURA [13.596] Poeta de Paraguay


NELSON ROURA 

Fue uno de poetas de la generación 60  que desaparecieron en plena juventud. Había nacido en Asunción, Paraguay  en 1945 y falleció en la misma ciudad en 1969.

En vida publicó un solo libro de poemas (1965) y dejó a su muerte numerosos textos poéticos inéditos. El conjunto de ellos constituye la presente compilación, que se publica bajo el titulo de NENÚFAR DEL SILENCIO.

Nelson Roura fue uno de los fundadores de la revista PÉNDULO y formó parte del equipo de colaboradores de CRITERIO.

Coincidente con las posiciones radicales sustentadas por su generación en la década del 60, fue, al mismo tiempo un que poeta de refinada sensibilidad, un intelectual comprometido con su pueblo.


“Y olvida el silencio
Que respira en el silencio”



I

HIMNOS Y CANCIONES


HIMNO

EL CORAZÓN y la piedra,
el amor y la cadena.
¡Oh si pudieras, amor,
cantar himnos triunfales!
El himno triunfal
Con óseos elementos
y nácares extraños, mezclando
todo lo absoluto, quisiera hacer
de la cárdena roca
brotar óleo
y mirra, depurada mirra.
¡Me dueles, amor!
Y tú, bajel sangrante,
va, va, por las olas desnudado, va!
¿Oh, mar de los suplicios,
sangras?
¡No sangres más!
Con óseas cuchillas, desangran
desangran el corazón.
¡Un clavel tatuado,
en tu rodilla derecha,
también sangra, sangra!
¡Cuánto esperé, cuánto!
El malecón estrecho
respiraba el agua
amarga; y las grietas llenas
siempre, de lágrimas.
¡Porque más allá de todo entendimiento
y cerca del crepúsculo, cerca,
un himno triunfal
he de levantar!
Verde y de seda, turbio y tranquilo,
el vientre de las ovejas,
inundado por las hierbas, verde
y tranquilo...
¡No será su canto
el que los degollados
cantaban a voz en cuello!
Cercaré los espinos
con rosas; y exprimiré las serpientes
diente por diente; y ojo por ojo
caminará la belleza con sus pasos de gacela
y sus delicados cuernos de azabache.
Ya no habrá paz.
¡Todo será guerra!
Y este himno triunfal
estallará en cada corazón
como ola sanguinaria.
¡Cómo dueles, amor!
El viento, corsario de mis penas,
me acerca el murmullo salvaje, imaginario
de las olas en la playa.
Y clavo mi arpón
en el vientre de todas las verdades.
Y lloro por ti, mi dulce
amor.



AMOR Y FUEGO

LA VIOLENCIA destruirá la máscara y pondrá
en el corazón la máscara de dolor.
La gota del dolor,
La violencia, oh madre, más madre
que la amante noche,
nebulosa luz
de oculto santuario, ramo
de oraciones rojas y de flores
a cualquier precio
vendidas.
Tras las cortinas rojas,
la violencia:
su pelo rojo, con el rayo
de sol brillante y opaco
ante el mudo resplandor.
Cien soles, soles,
y cien lunas
debajo de la tierra.
Flamígeros, Etna, Vulcano, tempestuosos,
tempestuosos, me decís:
aquí estamos... Y con gran dolor,
de luz dolor,
tu presencia sentimos, subyugante,
submarina, nacida subterránea,
tu presencia,
en el cálido guijarro y en el
temblor de una tierra estremecida.
¿Fruto de un parto rojo?
¿Tu presencia,
rara, incandescente, quieta y rugiente,
salada y murmurante, nos oprime el corazón?
¿Y afinas, violencia, un violín negro, de reflejos
claros y lavas cuchillos de sangre
en tu blanco dolor?
¿Preparas la tragedia, oh violencia,
Clitemnestra universal?
Gimo y me escuchas,
la rama de laurel se agita,
la rama de laurel se agita,
la llama asciende, muere, cantar, amar,..
Sólo yo, quedo yo solo,
y el universal silencio,
inmóvil ante la
tumba, se agita y
muere, también muere,
por debajo del aire helado.
¡Espiga, hazte
fruto, declina el silencio!
Ama el canto.
Violencia, canta tú también.
Canta, flor, canta, flor y en tu lugar
la tarde verá un lirio,
volará quieto, como el día.



II

MARES, DESVANECÉOS

TRISTE

GONDOLERO, la fortuna en perlas
del amor crece al borde
de la laguna al borde,
crece y van los ríos
a dar en la mar que es el morir,
como si fuera viento tu canto,
viento tu canto,
el río tu canto, viento.



OH LIBERTAD venida ya
de la profundidad del mar
a morar en la laguna.
Triste despedida a los que navegan,
mirar en el espejo veneciano del mar
tu rostro, marina, contemplar
el paisaje tremelante de barcas,
sus velas tan blancas.
Oh mercaderos de la noche plácida
no robéis la plata del cordero
y el oro de los mares
y ónix de las tumbas.
Sed fieles a la brisa,
oh barcas, oh remeros de ojos de vidrio,
oh barqueros del sol de fuego,
llevad vuestro canto a la playa
donde moran las aves
y entonces buscad la libertad
en los suspiros.
¡Oh viento, oh rosas de la libertad!
Oh viento, oh oro,
sed como ensueños en el fuego,
de haber sublimes llamas.
Libres fatuos fuegos
transitan entre el mar y la aldea
bajo la lluvia de marzo
viviendo en dulce calma,
¡Lleguen e iluminen!




NACENS

ASPIRÉ EL VIENTO del vacío
y rugió ese viento al margen
de tu amor: ay, caléndulas de plata,
como cantáis vacío y grisaduras rotas
al borde de ese amor desesperado,
al borde de esa luz.

Marineros de esas aguas cansadas,
blancos perros viejos,
mares, desvanecéos
como si heridas celestiales
cantaran navajas relucientes, achicorias,
achicorias, alhelíes,
todo un mar desnudo

y una condenación ataviada de rata de proa,
en un festival,
fiesta de disfraces,
nunca igual, verde, alta,
hija de una venganza deslumbradoramente
manifiesta a Dios.

Ricos, pobres, volvedme a mi mundo!,
gritas, tú,
hay libertad! Champaña de plata
para la libertad!

Cascabeles, sonad despacio,
música perfumada
para mi amor.
Como ancla vieja cantando
y herrumbrada
en medio del coro
de tritones, pólipos y medusas,
trinicorontes, najas blancas
y cupidos azules.
Singing in the sea.

Oh mercenaria de pelo castaño,
arrodíllate frente al horizonte
y ofréndale
el mirto puro de tus oraciones
tranquilamente pacidas por
una oveja amarilla, ignorante del mar.

Marina ella también?

Como tú misma, esbelta doncella,
doncella de San Marino,
marina vieja...
Vamos a Arabia, amiga mía,
allí donde se tuestan
los soles
en la arena.




III

FLOR PENSATIVA


FLOR

EL LOTO PÁLIDO de tus mejillas humilla
a la rosa blanca amor amor.
La bella tarde cruel
besa al lirio del poniente
y se obscurece tu mirada.
Me quemo y me quemo,
pero en tu altar no comienza
la flor pensativa.




CLAVEL

CLAVEL de ti,
tus rosas, agreste campo en que el
pequeño
saurio corría,
agreste campo;
aleluya de la mañana
y
gracias
a la tarde.
Tus rosas tempranas y claveles de mediodía.





IV

SEÑORA, MI CISNE

AMOR

AMOR, TUS PALMERAS blancas,
blancas son como la arena,
cuando canta el cisne.

De rosas era la Alhambra, señora
y aguas había
que susurraban amores.

Aguas que flores blancas llevaban,
flores en su seno
de cristal.

Ay, amores rendidos al estío,
como prímulas primorosas
del coro alado.

Zarcillos de mi amor, tintinead.
Yo te veo abajo, nieve,
sobre la estepa, flor pensativa.

De nieve era la Alhambra, señora,
y a un lado, los montes azules,
reclinados en su silencio
contra un cielo de plata.

Ay, de alhambra era la Alhambra,
señora, mi cisne.





CANTO PARA MI AMOR

I

ERES PURA y preciosa
como la sonrisa de un ave,
como un trino bordado en oro,
como la risa improvisada
de las fuentes,
de los arroyos,
de los ángeles,
eres pura y preciosa
como la ley de Dios,
la que dice:
"Ven, amada gacela,
a este bosque de amapolas
sangrientas, de rubíes y perlas
transnochando bajo el sol".

My lady,
cristiana paloma,
heredera del reino
blanco: yo te doy
el reino rojo,
acéptalo, purísima
cristiana mía de ojos de altar perfumado,
con ese incienso floral,
que la tarde, vil,
atesora.
Acéptalo y no derrames más
lágrimas en gotas:
tensión,
entre el oro y la plata,
caverna convexa
que no esconde
más que amor.
Tu vida es un poema secreto,
my lady,
tu vida es un secreto
poema,
mi luna, mi sol.
Y tu cabellera esconde
trigales preciosos
bajo ese negro mirar.

Adónde vas, asnillo,
llevando sobre tu dorso
a mi amor,
ese precioso poema
que dejó su canción
para seguir la ruta del sol.
Oh navegante, detén a los astros
y oye a las sirenas cantar:
lascivas son, ebrias son
y te aman en su son.
Son, son, son, son
canta para mi amor.
Sonda de las aguas,
que es la luz de las estrellas,
canta también para mi amor.



II

Mi amor de algodón,
quiero cantarte
como el viento te canta en el pelo:
Aleluyas, quiero cantarte,
aleluyas,
paloma de ojos grandes.
En el heno de mi voz, acuéstate,
el agua de tu boca quiero beber.
Dulce pequeña mía,
menta y ambrosía,
ya, ven.
Deja el aire impuro
Deja tu amor
invernal. Acuéstate
en el dulce viento
en la morada que es presencia
de amor.




V

CRÍMENES DE TERCIOPELO

ANACREÓNTICA

MENSAJEROS DE las tumbas,
venid!
y encontrad la sangre
y la flor en el hondo pozo.

Soldados de la batalla
que la árida tierra
mezcló con tubérculos,
marchad ante vuestros
generales, trapo, sangre y barro.




VI

RAMAS DE ZAFIR

DIVINO DOLOR

BOGAN DOS NUBES blancas
como gemelos borregos alados,
En ellos, estás tú.
Tú, tú ligera y amada,
hija de una flor sin simiente,
flor tú misma
de pétalos de aire.



DESASIDO, NÁUFRAGO, navegante sin rumbo,
transeúnte de camino laberíntico,
tu sola luz mis pasos guía.
Eres puerto y eres faro,
hoguera y llama,
donde la ciega mariposa quema sus alas.



DULCE LOCURA ROJA

MI ALMA atormentada
por los coros infernales
ve alejarse al ave,
ve alejarse al ave,
de las mañanas el ave,
cantadora ve alejarse.



ESBOZO MATINAL

ES ESTA la mañana!
un ropaje descolorido que se
apodera
del mundo; y danza sobre el filo
de un sable, entre
el fuego y la nada,
entre la dormida lágrima
y una sonrisa.



VII

ÁNFORA DE LA SOLEDAD

TRANSCURRE EL TIEMPO lentamente
y las horas, los minutos,
claveles son
de tu mano, hermana mía,
de tu boca
esmeralda,
de tus ojos abiertos
a la verdad lunar,
oh hermana, sin ensueños,
las horas tú me las das,
perlas en ofrenda,
y con ellas mi libro cubro,
línea por línea,
siguiendo el orden divino
de tu manto,
estremecido ligeramente
en el aire de la vida, en el vendaval
de la vida, en el bálsamo
de la vida, hermana mía.



SER

CUANDO uno cae,
cuando uno boga
hacia el silencio de Dios,
si el canto empieza,
si el amor ilumina,
si tú vives en mí,
triste deletea,
si tú, roja flor, eres de pétalos
y yo soy...
y yo soy; crátera, absórbeme ya.



PALABRAS

Un lenguaje
no advertido para cantar
a mis rojos hermanos del abismo,
pobres de Asís.
Heresiarca, Heresiarca,
teñido en verde,
me abrasa
un lenguaje hecho,
implacable, riguroso,
cruel y lógico,
como un coro de laúdes.
Estrellas fijas: oh ruinas
de un inmenso imperio!
Qué velos teje la luna
para ocultar su acedía!
De fuego corroído
y de olivos en ramos coronado,
llagas ungidas.
Con óleo que fluido en la piel
al calor estalla.



IMAGEN

ACECHÉ EN LA LLANURA un pato gigante
que devoraba con prisa locas ranas,
mascarones rojos y alfanjes ebrios.
Aceché el momento en que el indio
gritaba: "acá, sí, acá, las caléndulas giran"
gira tu amor ensangrentado
y bellas diademas le cubren el rostro,
naranjas y pomelos barritan el lenguaje obscuro.
Ay, ontos, daimon, de cara prismática,
sálvame del momento.



LOCA OFRENDA

TODO GIRA en torno a mí,
torbellino ahuecado.
Te amo y tú lo sabes!
y el silencio traza su órbita
en el corazón de tus ojos.
El silencio, pantera
al acecho de la gacela,
imprudente en su pequeña cabeza,
hermosa y divinamente traicionera,
bebiendo del agua salada,
sabiendo sin saber que de agua alba
mis lágrimas son.
¡Mis lágrimas, canto maldito!
El silencio es gacela
hermosa de pequeña cabeza.
Y en la órbita de sus ojos
saladas perlas..
¡Ay, beberlas! Saciar
el maldito silencio
y apurar el tósigo infame.
Gotas de sangre a mis nervios arranca!
Alba del renacer: una sangre vendí
por un blanco mirar.
Gané? Perdí?
Mágico despertar, a la puerta me llama
y dice: el rocío es temprano
y nuestras ansias
entre las hierbas
son el fruto.



VIII

CANÍBAL AFICIONADO


CALEIDOSCOPIO

EL SOL, cebado
por las ratas amarillentas de perfume,
ya podridos de ilusión,
gasta,
los espúreos centavos,
que guarda en el bolsillo
derecho del corazón.
El sol baja a Asunción
a tomar tereré,
y el patrón de la cervecería
le indica que debe meterse
en la botella.
Por qué?
Ya verá.
Explosión en el corazón.
Más abajo,
los cadáveres desnudos hasta el cuello
riendo sin motivo:
"Son ralea",
explica el duque y manda
detener el fusilamiento.
“¡Comenzad"!
Las perlas ruedan sobre
la nieve, montaña
abajo,
ay! casi aplastan a una
niña y las moscas se reúnen para
observar el curioso
fenómeno violeta.
Dios sacude
con sus carcajadas la nieve,
y la muerte trajina,
vieja por el hambre
con el dolor bajo el brazo,
maldiciendo haber nacido,
y chupando una pastilla para la tos.
Un mujik revienta pulgas
con el extremo de un látigo
sostenido por el terrateniente del Koljoch.
Los militares del Paraguay
se pasean por las plazas
primaverales
llevando cuadernos bajo el brazo
como si fueran a la escuela.
Bum! Bum!
-llegó la navidad.
Todos, vamos, en fila,
a cantar en portugués
tiempos de amor.
Beethoven se abraza
a una columna queriendo
explicar la luz.
¡Lluvia, canta!
Mao Tse Tung
se limpia con el pañuelo amarillo
la sangre que le ha producido
el choque.
En Siberia está mi amor!
es la nieve
jugando con el sol;
y una rosa en sus
cabellos blancos.
Floración
de nieves sumarias
junto al sol.
En Paraguay celebran
el curso del río
y el discurso.
¡Mariscal del Campo,
mastica las hierbas
y no pisotees las
florecillas!




PRISIÓN DE LOS SUEÑOS

LA LÁGRIMA está tuerta
y un corazón herido
lo sabe, lo sabe: cantad, cantad,
apetitosos gansos, rociad, apetitosos gansos
con vuestra sangre
la bandeja de plata.
Es hora de que las axilas del mar
nuevamente se inunden
con las olas: proponédlo al parlamento
llamado amor
y que el lord mayor en persona
escupa sobre el yate
maldiciéndolo.
Insanas horas,
coged vuestra esencia, más allá
de vosotras mismas.,
Pavos, patos, en fila,
al estofado.
Las lechugas:
al horno!
Los colibríes,
desplumádlos!
La sangre no la bebáis,
malos cocineros!
Dejad que hierva
bajo el sol.
Romped todas las vallas
y escapáos, caballos marrones,
y vosotros, dichosos macarrones,
dejáos comer por ese gordo señor
de hondas pupilas;
y vos, señor y perro
de vos mismo,
alteza
alae
alae
descended al hondo pozo
donde revientan vuestros hermanos,
carroña y lepra
de sus ojos sombríos.




PRISIÓN DE LOS SUEÑOS,
carroña llameante,
aluviar latir de una sangre
incógnita.
¡Morid de una vez, palomas mías!
¡Barro colorado,
extasíate en el azul,
como si tu noche fuera
una piedra!
Arrójala en la nieve
del abismo
y tu nariz anaranjada
tórnase amarilla
por amor al pasto lívido
de tus pelos.
¿Y esa sonrisa en tu rostro?
¿Es incienso tu sonrisa?
¿Ovejas blancas son tus dientes?
¿Ovejas negras las olas de tu cabello?
¿Caballos van a la mar?
Negros, blancos y rojos
por el profeta conducidos.
En sus lomos llevan gatos,
incógnitos herederos
del príncipe azul.
Maderas terciadas
torcidas, pulmonosas,
agitadas corolas flacas.
¡Rey sin reino, come!




NUMINESCENCIA

AHORA EL ROJO color
tiene canciones azules,
saladas y dulces
canciones azules de piedra.
pero, señores, la luna
me ilumina
y el sol es pasto
de mi loco mirar.
Avancen, ya, lentamente,
dulces guerras
de mi amor;
los sueños cobijan, pardos,
ensueños naranjas,
y la tripulación dignamente ha
zozobrado,
y la ilusión
esconde el casco bajo algas,
Rosáceos dedos de la aurora,
oculten a los asnos
recamados de oro
y naveguen rítmicamente
hacia el sol.
Ya oíste, majadera de pelos curvos, ritmos,
¡ven!
Esa camisa sangrienta
no explica tus males,
alma desvencijada,
carroña pura.
En una encrucijada
a diez mató.
¿Vale el tiempo lo que este
reloj llamado destino?
Relojero de mis penas,
condúceme en tu barca,
hacia esa ensenada,
sincronismo de mi alma y la suya.
Y ustedes, dejen a Keats
que explique al
ruiseñor.
Retretes de plata,
latas sin destino,
canta tu flácido
corazón; y esconde tu garganta impura
bajo el brazo
del aguacero final.
Ya cantaste, deja de hablar:
tu lengua es
la blasfemia, sacrílego don:
y ríen las palabras porque ríe
tu gaznate, prostituta rosácea,
deja de hablar,
Las cotorras, ahora,
se van al norte.
Mi camastro huele a serrín.
Dejen, miserables, que el perro
orine en paz, levantando
la pata velluda
contra las blancas paredes
del dulce manicomio.
La grasa te han lavado
como si fueras maniquí
y yo he quedado
tendido frente al pozo de
negros dientes;
¡ay, noche de mi luna y de mi duelo,
déjame morir!
Ninguna de mi sangre, manantial y rubí
de mi sangre,
mírame a los ojos,
déjame morir!
Astillas de acero
del vientre de dios,
plata infinita de sus ojos,
oro de la mañana,
¡ reuníos!
¡ reuníos!
en la plaza frente al palacio
hemos de matar al
rey. No lo queremos
vivo, no.
Condúzcanlo a la divina
realidad. Ajustícienlo.
Carniceros en fila ¡matad!
deshojad el oro de su
carne y usádlo como alfanjé
para separar
su cabeza de sus hombros: ¡hombres,
sed prestos!
Ya el rey muerto ha:
su sangre es custodiada
por 20 guardianes
de dientes de tiburón;
y 20 jardineros lloran
sobre los árboles pálidos
su amor, y la luna
parece custodiarlos.
Para relatar una historia
necesidad no hay
de mentar el tema;
basta con decir:
oro sé
y oro es,
basta con decir
plata sé
y plata es.




IX


ACCIÓN Y PASIÓN


AQUÍ

DISIMULA EL SUSPIRO con un canto
y contempla, en la distancia
el éxtasis en el vientre
de las nubes.



ACCIÓN

ACUÉSTATE CONMIGO esta noche, gitana,
acariciaré tus cuernos claros,
candelera de tílicas almas,
albúmina y prédica
astrolabio nocturno, canción sin cadenas.

Hoy debo arreglar el jardín con podaderas
de sílice y porcelana,
y el paisaje azul se limpiará la boca
con servilleta amarilla.

Crótalo, la rana bebe en el estanque
y la reina se queja
de dispepsia crónica.
Los perros se orinan en las iglesias,
en las esquinas, donde el negro cura
confiesa, cabizbajo.

La guerra de las rosas va por parte más mala:
dardos, miradas de amor,
a los ojos se arrojan.
York y Lancaster se unen.

Amor de los amores,
fragancia sempiterna de licores
de tu alacena, viuda parisiense.
Arrójame tu bendición.

Una rupia vale tu destino,
mujer de tres ochavos.

Flor cadenciosa,
baña en el muelle tu cuerpo
de almendras.
Y el golfo de Omán será tu refugio,
perla de ostra despedida,
sin fragores de almíbares todavía.

Infierno sin cerrojos, fuego despedazado,
horno al par de la mar.





SOBRE LA CUERDA

ESTOY EBRIO DE champaña degollada
por aceitunas verdemar,
al pie de una colina lustrosa
en Grecia blanca de oraciones malas.

Oh vuelves, cantor, cantor,
a modular el son,
en mi alma vuelves
a modular el son.

Ríes, grácil, esbelta, ¿Darisia?
¿Apoyas tu mano lábil
sobre un piano exquisito
para hacer espirales de humo con tu voz?

Las velas pensativas murmuran canciones
arrepentidas
y sobre un trébol floreciente
un boj ceniciento
solloza
como guitarra esplendorosa...

Y al barquillo le cruzan latigazos en el rostro.
Bermejas, heridas bermejas, apacentad
el recuerdo
y saquen las campanas de su vientre
su aire lánguido.

Veo el vientre de las musas desde acá.
es seco y flácido, como uva
secada al sol...
Es armonioso el tardío
eco de los valles conducidos
hacia el poniente
por un sol cándido.

Y traigo en mis manos una paz que es la guerra.
Y alguien escribe:
"paciente oveja, sé pastor".




SAFARIS EN LOS CAMINOS polvorientos
de la noche, trae el viento
el lúgubre quejido de la espera.
Ay doliente prado
de flores resucitadas.
Otoñal paz
del ave alada,
como quiebra el sauce la canción lánguida
del clemente estío.
Oh basta, cancelad
el sueño
hasta el rojo sombrío
en tu pasión vespertina.
Inaugurad el cántaro
sombrío
y quebrad el ansia.
Dan ánforas
las muchachas
bellas al agua rompiente,
ánforas curvas hechas
para el canto,
vestidas de algodón
las muchachas
del viejo puerto.





PASIÓN

YO ASPIRÉ EL AROMA de las lilas desiertas
y se cuajaron de pasión las arenas
de un lívido desierto,
Cuathemoc, tañía el arpa, tras blanca esperanza.
Era mi corazón un ave de cristales encendidos.

Y tú me preguntabas, preguntabas acerca del destino.
Huyeron las novias del pasado hacia un mar sin costas.
de arenas espléndidas a inquirir al ave de los vientos
acerca de una paloma muerta.

Rex, rex, pax in cella tua,
como si la abeja destilara sólo espuma
y las espinas coronaran la calva sien.

Collares de dientes de tiburón,
amados, a la sombra de una esperanza,
te regalaré
en bandejas de sargazos.

Al son ríspido de tus dientes ásperos y sonoros,
bailará el can can
y mudará tu piel en ordalías lechosas

Los talismanes apenas existían para tu vida sincera,
leños y rajas se amontonaban en el patio,
oliendo a una humedad de bosque muerto.
Acuoso y bermejo, para libaciones nocturnas.

Integración y desintegración
volarán de aquí y de allá
en tus senos y al compás
de la flor de tu vientre...

Pero ¡ay!, un encendido fanal
te mostrará las piernas blancas, desnudas.







1 comentario:

  1. Grande pérdida para las letras latinoamericanas y mundiales su joven muerte. No lo conocía; gracias por dárnoslo a conocer...

    ResponderEliminar